Calla y calla...
Pasan las horas, los días;
las cosechas se recogen;
se transportan; cobran del trabajo.
Trabaja, le duele el alma, la vida.
Oye a la capataz la misma cantinela
cada semana; cada mes; pasan los días.
Se levanta, siente, piensa, ¡hoy sí!.
Se viste deprisa. Trabaja con energía.
Otra mañana con la misma rutina.
La canción ya no le emociona.
Con el mismo estribillo de cada día...
se siente humillado, olvidado.
Pasan todos. Ajenos están a su necesidad,
a las obligaciones que le unen a esta tierra.
Una semana, un mes, un año..
Y calla, y calla... mañana será el gran día.
Libro de poemas de Maribel Cerezuela, Aforismos, Palabras, Poesía, Imágenes, Entrevistas, Literatura, Arte, Libros, Revistas,
Calla y calla. Maribel Cerezuela
Calla y calla...
Pasan las horas, los días;
las cosechas se recogen;
se transportan; cobran del trabajo.
Trabaja, le duele el alma, la vida.
Oye a la capataz la misma cantinela
cada semana; cada mes; pasan los días.
Se levanta, siente, piensa, ¡hoy sí!.
Se viste deprisa. Trabaja con energía.
Otra mañana con la misma rutina.
La canción ya no le emociona.
Con el mismo estribillo de cada día...
se siente humillado, olvidado.
Pasan todos. Ajenos están a su necesidad,
a las obligaciones que le unen a esta tierra.
Una semana, un mes, un año..
Y calla, y calla... mañana será el gran día.
Pasan las horas, los días;
las cosechas se recogen;
se transportan; cobran del trabajo.
Trabaja, le duele el alma, la vida.
Oye a la capataz la misma cantinela
cada semana; cada mes; pasan los días.
Se levanta, siente, piensa, ¡hoy sí!.
Se viste deprisa. Trabaja con energía.
Otra mañana con la misma rutina.
La canción ya no le emociona.
Con el mismo estribillo de cada día...
se siente humillado, olvidado.
Pasan todos. Ajenos están a su necesidad,
a las obligaciones que le unen a esta tierra.
Una semana, un mes, un año..
Y calla, y calla... mañana será el gran día.
Calla y calla. Maribel Cerezuela
Calla y calla...
Pasan las horas, los días;
las cosechas se recogen;
se transportan; cobran del trabajo.
Trabaja, le duele el alma, la vida.
Oye a la capataz la misma cantinela
cada semana; cada mes; pasan los días.
Se levanta, siente, piensa, ¡hoy sí!.
Se viste deprisa. Trabaja con energía.
Otra mañana con la misma rutina.
La canción ya no le emociona.
Con el mismo estribillo de cada día...
se siente humillado, olvidado.
Pasan todos. Ajenos están a su necesidad,
a las obligaciones que le unen a esta tierra.
Una semana, un mes, un año..
Y calla, y calla... mañana será el gran día.
Pasan las horas, los días;
las cosechas se recogen;
se transportan; cobran del trabajo.
Trabaja, le duele el alma, la vida.
Oye a la capataz la misma cantinela
cada semana; cada mes; pasan los días.
Se levanta, siente, piensa, ¡hoy sí!.
Se viste deprisa. Trabaja con energía.
Otra mañana con la misma rutina.
La canción ya no le emociona.
Con el mismo estribillo de cada día...
se siente humillado, olvidado.
Pasan todos. Ajenos están a su necesidad,
a las obligaciones que le unen a esta tierra.
Una semana, un mes, un año..
Y calla, y calla... mañana será el gran día.
Rodrigo. Luis Antonio de Villena
Es enormemente bello y está seguro de su belleza,
de esa apolínea perfección morena de veinte años,surgida de no sé qué profundo estado de Brasil,
pero canónica, suave, delicada, perfecta...
Alguien le ha enseñado también al muchacho
que la belleza es un alto bien cotizable (aún no sabe
que fungible además, perecedero) y él usa esas
artes con el esplendor de un hieródulo joven
observado por la azulada clemencia de su dios.
La sonrisa se abre poco a poco, como la boca y la
recatada -sólo al inicio-lengua. El dulce cuerpo se va
aproximando al tuyo con todo el fulgor de su exactitud
y a medida que te abraza va siendo más caliente, más
tuyo, más ardoroso. Unos instantes quema como esmeralda.
Pero el mensaje es muy claro: no hemos hecho sino empezar.
Si quieres, si sabes, si te lo puedes firmemente permitir,
la preciosa orquídea selvática se abrirá más y más para ti
y todo será púrpura de volcán y nada estará vetado.
Si puedes, claro. Incluso haremos un viaje a París
y cuando entres conmigo en el salón o en el comedor,
cuando brillen los diamantes en mis lóbulos, cuando
me quite el abrigo de leopardo forrado en castor
y te bese (mi dulce dueño) y sepan todos que soy tuyo,
entonces dirán de verdad: el Arte es eso, señores. No más.
Rodrigo. Luis Antonio de Villena.-
______________________________________________________________
Dedicada a mi amigo Miguel Álvarez y su "Poético" estado anímico.
Revista EÑE. REVISTA PARA LEER. "LUJOS". nº 33. PRIMAVERA 2013
EDITORIAL LA FÁBRICA pág. 93
Luis Antonio de Villena, (Madrid, 1951) publicó su primer libro de poemas cuando tenía 19 años. Desde entonces su obra tanto poética como narrativa y ensayística ha sido galardonada con incontables premios, como el de la Crítica, el Azorín, el Sonrisa Vertical, o el Generación del 27. Además, es impulsor del prestigioso Premio Loewe de Poesía.VV.AA.
13 X 21 cmIdioma: Español
Ilustraciones de Ciuco Gutiérrez.
¿Qué es para ti el lujo y qué idea literaria te sugiere? Esa es la pregunta que la revista Eñe ha hecho a los escritores que han creado el número 33 de la revista. Un delicioso número dedicado a los lujos y a las fantasías personales que estos conllevan.
El número de primavera de la revista incluye relatos inéditos de Carlos Franz, Martín Casariego, Fernando Ampuero, Ismael Grasa, Pedro Sorela, Ana Colchero, Ernesto Pérez Zúñiga y Gabriela Alemán así como tres poemas de Luis Antonio de Villena.
La Biblioteca Particular ha correspondido en este número al Premio Cervantes Jorge Edwards y el Diario de Eñe a Vicente Verdú. Eñe 33 se completa con un ensayo de Héctor Abad Faciolince titulado Escribir en los tiempos de Twitter y está ilustrado por Ciuco Gutiérrez.
Antes te quejabas, ahora también. ¿Mañana?
Antes querías progreso,
decían que era bueno para ti.
Luchaste por abrirte paso entre montes,
abriste bocas de túnel,
presumías de barrenar la tierra,
hacia un mejor futuro para los dos.
Bebías cerveza y celebrabas
que la comunicación había llegado a tu puerta.
Antes talabas árboles sin pudor alguno,
construías chalet, pisos,
mausoleos con columnas jónicas.
Embargabas tierras de regadío,
para construir jardines con flores
y parques a granel en las ciudades,
no demasiados, cerca de un museo,
un campo de fútbol.. los mantenía callados.
Antes, sin complejos cogías el metro
y presumías de ello en TV y diarios.
Hoy, ahora, criticas el desorden,
el ruido, el caos, la prisa de la gente.
Te quejas de todo, de la indiferencia
del viajero, del niño, del anciano.
Te quejas del descontrol del tráfico
de un día ebrio de sol.
Te quejas del ruido infernal
de un día de pelota que llaman fútbol.
Te quejas del cine de barrio
del precio de la entrada y de las palomitas.
Te quejas de las colas del metro,
de los hospitales, de las salas de espera.
Te quejas de todo. Te quejas de antes y de ahora.
Te quejas hoy del precio y ayer de que no había.
Te quejas del olor humano y de la peluquería.
Ayer de que no había ninguna en tu barrio.
Hoy quieres bañarte en las cálidas aguas
de un Mediterráneo tranquilo de arenas cálidas.
Ayer te quejabas del viento, la arena
que entraba en tu casa en ese océano
que llaman Atlántico.
Antes te quejabas de la escasa vida social de tu barrio.
Hoy te quejas de gente, su ruido, sus fiestas
Hoy te quejas... y ¿mañana?
decían que era bueno para ti.
Luchaste por abrirte paso entre montes,
abriste bocas de túnel,
presumías de barrenar la tierra,
hacia un mejor futuro para los dos.
Bebías cerveza y celebrabas
que la comunicación había llegado a tu puerta.
Antes talabas árboles sin pudor alguno,
construías chalet, pisos,
mausoleos con columnas jónicas.
Embargabas tierras de regadío,
para construir jardines con flores
y parques a granel en las ciudades,
no demasiados, cerca de un museo,
un campo de fútbol.. los mantenía callados.
Antes, sin complejos cogías el metro
y presumías de ello en TV y diarios.
Hoy, ahora, criticas el desorden,
el ruido, el caos, la prisa de la gente.
Te quejas de todo, de la indiferencia
del viajero, del niño, del anciano.
Te quejas del descontrol del tráfico
de un día ebrio de sol.
Te quejas del ruido infernal
de un día de pelota que llaman fútbol.
Te quejas del cine de barrio
del precio de la entrada y de las palomitas.
Te quejas de las colas del metro,
de los hospitales, de las salas de espera.
Te quejas de todo. Te quejas de antes y de ahora.
Te quejas hoy del precio y ayer de que no había.
Te quejas del olor humano y de la peluquería.
Ayer de que no había ninguna en tu barrio.
Hoy quieres bañarte en las cálidas aguas
de un Mediterráneo tranquilo de arenas cálidas.
Ayer te quejabas del viento, la arena
que entraba en tu casa en ese océano
que llaman Atlántico.
Antes te quejabas de la escasa vida social de tu barrio.
Hoy te quejas de gente, su ruido, sus fiestas
Hoy te quejas... y ¿mañana?
Antes te quejabas, ahora también. ¿Mañana?
Antes querías progreso,
decían que era bueno para ti.
Luchaste por abrirte paso entre montes,
abriste bocas de túnel,
presumías de barrenar la tierra,
hacia un mejor futuro para los dos.
Bebías cerveza y celebrabas
que la comunicación había llegado a tu puerta.
Antes talabas árboles sin pudor alguno,
construías chalet, pisos,
mausoleos con columnas jónicas.
Embargabas tierras de regadío,
para construir jardines con flores
y parques a granel en las ciudades,
no demasiados, cerca de un museo,
un campo de fútbol.. los mantenía callados.
Antes, sin complejos cogías el metro
y presumías de ello en TV y diarios.
Hoy, ahora, criticas el desorden,
el ruido, el caos, la prisa de la gente.
Te quejas de todo, de la indiferencia
del viajero, del niño, del anciano.
Te quejas del descontrol del tráfico
de un día ebrio de sol.
Te quejas del ruido infernal
de un día de pelota que llaman fútbol.
Te quejas del cine de barrio
del precio de la entrada y de las palomitas.
Te quejas de las colas del metro,
de los hospitales, de las salas de espera.
Te quejas de todo. Te quejas de antes y de ahora.
Te quejas hoy del precio y ayer de que no había.
Te quejas del olor humano y de la peluquería.
Ayer de que no había ninguna en tu barrio.
Hoy quieres bañarte en las cálidas aguas
de un Mediterráneo tranquilo de arenas cálidas.
Ayer te quejabas del viento, la arena
que entraba en tu casa en ese océano
que llaman Atlántico.
Antes te quejabas de la escasa vida social de tu barrio.
Hoy te quejas de gente, su ruido, sus fiestas
Hoy te quejas... y ¿mañana?
decían que era bueno para ti.
Luchaste por abrirte paso entre montes,
abriste bocas de túnel,
presumías de barrenar la tierra,
hacia un mejor futuro para los dos.
Bebías cerveza y celebrabas
que la comunicación había llegado a tu puerta.
Antes talabas árboles sin pudor alguno,
construías chalet, pisos,
mausoleos con columnas jónicas.
Embargabas tierras de regadío,
para construir jardines con flores
y parques a granel en las ciudades,
no demasiados, cerca de un museo,
un campo de fútbol.. los mantenía callados.
Antes, sin complejos cogías el metro
y presumías de ello en TV y diarios.
Hoy, ahora, criticas el desorden,
el ruido, el caos, la prisa de la gente.
Te quejas de todo, de la indiferencia
del viajero, del niño, del anciano.
Te quejas del descontrol del tráfico
de un día ebrio de sol.
Te quejas del ruido infernal
de un día de pelota que llaman fútbol.
Te quejas del cine de barrio
del precio de la entrada y de las palomitas.
Te quejas de las colas del metro,
de los hospitales, de las salas de espera.
Te quejas de todo. Te quejas de antes y de ahora.
Te quejas hoy del precio y ayer de que no había.
Te quejas del olor humano y de la peluquería.
Ayer de que no había ninguna en tu barrio.
Hoy quieres bañarte en las cálidas aguas
de un Mediterráneo tranquilo de arenas cálidas.
Ayer te quejabas del viento, la arena
que entraba en tu casa en ese océano
que llaman Atlántico.
Antes te quejabas de la escasa vida social de tu barrio.
Hoy te quejas de gente, su ruido, sus fiestas
Hoy te quejas... y ¿mañana?
Antes te quejabas, ahora también. ¿Mañana?
decían que era bueno para ti.
Luchaste por abrirte paso entre montes,
abriste bocas de túnel,
presumías de barrenar la tierra,
hacia un mejor futuro para los dos.
Bebías cerveza y celebrabas
que la comunicación había llegado a tu puerta.
Antes talabas árboles sin pudor alguno,
construías chalet, pisos,
mausoleos con columnas jónicas.
Embargabas tierras de regadío,
para construir jardines con flores
y parques a granel en las ciudades,
no demasiados, cerca de un museo,
un campo de fútbol.. los mantenía callados.
Antes, sin complejos cogías el metro
y presumías de ello en TV y diarios.
Hoy, ahora, criticas el desorden,
el ruido, el caos, la prisa de la gente.
Te quejas de todo, de la indiferencia
del viajero, del niño, del anciano.
Te quejas del descontrol del tráfico
de un día ebrio de sol.
Te quejas del ruido infernal
de un día de pelota que llaman fútbol.
Te quejas del cine de barrio
del precio de la entrada y de las palomitas.
Te quejas de las colas del metro,
de los hospitales, de las salas de espera.
Te quejas de todo. Te quejas de antes y de ahora.
Te quejas hoy del precio y ayer de que no había.
Te quejas del olor humano y de la peluquería.
Ayer de que no había ninguna en tu barrio.
Hoy quieres bañarte en las cálidas aguas
de un Mediterráneo tranquilo de arenas cálidas.
Ayer te quejabas del viento, la arena
que entraba en tu casa en ese océano
que llaman Atlántico.
Antes te quejabas de la escasa vida social de tu barrio.
Hoy te quejas de gente, su ruido, sus fiestas
Hoy te quejas... y ¿mañana?
Antes te quejabas, ahora también. ¿Mañana?
Antes querías progreso,
decían que era bueno para ti.
Luchaste por abrirte paso entre montes,
abriste bocas de túnel,
presumías de barrenar la tierra,
hacia un mejor futuro para los dos.
Bebías cerveza y celebrabas
que la comunicación había llegado a tu puerta.
Antes talabas árboles sin pudor alguno,
construías chalet, pisos,
mausoleos con columnas jónicas.
Embargabas tierras de regadío,
para construir jardines con flores
y parques a granel en las ciudades,
no demasiados, cerca de un museo,
un campo de fútbol.. los mantenía callados.
Antes, sin complejos cogías el metro
y presumías de ello en TV y diarios.
Hoy, ahora, criticas el desorden,
el ruido, el caos, la prisa de la gente.
Te quejas de todo, de la indiferencia
del viajero, del niño, del anciano.
Te quejas del descontrol del tráfico
de un día ebrio de sol.
Te quejas del ruido infernal
de un día de pelota que llaman fútbol.
Te quejas del cine de barrio
del precio de la entrada y de las palomitas.
Te quejas de las colas del metro,
de los hospitales, de las salas de espera.
Te quejas de todo. Te quejas de antes y de ahora.
Te quejas hoy del precio y ayer de que no había.
Te quejas del olor humano y de la peluquería.
Ayer de que no había ninguna en tu barrio.
Hoy quieres bañarte en las cálidas aguas
de un Mediterráneo tranquilo de arenas cálidas.
Ayer te quejabas del viento, la arena
que entraba en tu casa en ese océano
que llaman Atlántico.
Antes te quejabas de la escasa vida social de tu barrio.
Hoy te quejas de gente, su ruido, sus fiestas
Hoy te quejas... y ¿mañana?
decían que era bueno para ti.
Luchaste por abrirte paso entre montes,
abriste bocas de túnel,
presumías de barrenar la tierra,
hacia un mejor futuro para los dos.
Bebías cerveza y celebrabas
que la comunicación había llegado a tu puerta.
Antes talabas árboles sin pudor alguno,
construías chalet, pisos,
mausoleos con columnas jónicas.
Embargabas tierras de regadío,
para construir jardines con flores
y parques a granel en las ciudades,
no demasiados, cerca de un museo,
un campo de fútbol.. los mantenía callados.
Antes, sin complejos cogías el metro
y presumías de ello en TV y diarios.
Hoy, ahora, criticas el desorden,
el ruido, el caos, la prisa de la gente.
Te quejas de todo, de la indiferencia
del viajero, del niño, del anciano.
Te quejas del descontrol del tráfico
de un día ebrio de sol.
Te quejas del ruido infernal
de un día de pelota que llaman fútbol.
Te quejas del cine de barrio
del precio de la entrada y de las palomitas.
Te quejas de las colas del metro,
de los hospitales, de las salas de espera.
Te quejas de todo. Te quejas de antes y de ahora.
Te quejas hoy del precio y ayer de que no había.
Te quejas del olor humano y de la peluquería.
Ayer de que no había ninguna en tu barrio.
Hoy quieres bañarte en las cálidas aguas
de un Mediterráneo tranquilo de arenas cálidas.
Ayer te quejabas del viento, la arena
que entraba en tu casa en ese océano
que llaman Atlántico.
Antes te quejabas de la escasa vida social de tu barrio.
Hoy te quejas de gente, su ruido, sus fiestas
Hoy te quejas... y ¿mañana?
Vomit. Antología de poesía joven norteamericana.
Hoy, como barco que llega a puerto, donde la gente ociosa y alegre aplaude con nuevas esperanzas en la mirada de cada marinero, ha llegado a Canjáyar este volumen de palabras que tienen autores nuevos desconocidos para mí, pero con una gran experiencia y trayectoria en su países de origen.
Gracias a la editorial EL GAVIERO EDICIONES por compartirla y hacer que llegue hasta nosotros esta antología de poesía joven norteamericana.
Como dice Luna Miguel en la contraportada: "Y abriréis el libro, y pasaréis las páginas, y os sorprenderá, lo sé, porque aquí no hay poesía. Ni belleza. Ni cursilería. Porque aquí el verso no está construido para complacernos. No hay piedad. No hay benevolencia... Lo que aquí hay es vida. Demasiada vida."
El índice que compone el libro está formado por:
DOROTHEA LASKY
NOAH CICERO
MATTHEW SAVOCA
TAO LIN
KENDRA GRANT MALONE
MEGAN BOYLE
ANA CARRETE
CASSANDRA TROYAN
BRITTANY WALLACE
RICHARD CHIEM
STEVE ROGGENBUCK
JAKE FOURNIER
KAY DIXON
DAVID FISHKIND
JORDAN CASTRO
comparto con muchísimo gusto. Merece la pena comprarlo. Felicidades
VOMIT
COLECCIÓN SALAMANDRIA #15
"Antología de poesía joven norteamericana"
EL GAVIERO EDICIONES
ISBN: 978-84-15048-16-9
Depósito Legal: AL-641-2013
Maqueta y diseño gráfico: Ana Santos y Pedro J. Miguel
primera edición: julio de 2013
Vomit. Antología de poesía joven norteamericana.
Hoy, como barco que llega a puerto, donde la gente ociosa y alegre aplaude con nuevas esperanzas en la mirada de cada marinero, ha llegado a Canjáyar este volumen de palabras que tienen autores nuevos desconocidos para mí, pero con una gran experiencia y trayectoria en su países de origen.
Gracias a la editorial EL GAVIERO EDICIONES por compartirla y hacer que llegue hasta nosotros esta antología de poesía joven norteamericana.
Como dice Luna Miguel en la contraportada: "Y abriréis el libro, y pasaréis las páginas, y os sorprenderá, lo sé, porque aquí no hay poesía. Ni belleza. Ni cursilería. Porque aquí el verso no está construido para complacernos. No hay piedad. No hay benevolencia... Lo que aquí hay es vida. Demasiada vida."
El índice que compone el libro está formado por:
DOROTHEA LASKY
NOAH CICERO
MATTHEW SAVOCA
TAO LIN
KENDRA GRANT MALONE
MEGAN BOYLE
ANA CARRETE
CASSANDRA TROYAN
BRITTANY WALLACE
RICHARD CHIEM
STEVE ROGGENBUCK
JAKE FOURNIER
KAY DIXON
DAVID FISHKIND
JORDAN CASTRO
comparto con muchísimo gusto. Merece la pena comprarlo. Felicidades
VOMIT
COLECCIÓN SALAMANDRIA #15
"Antología de poesía joven norteamericana"
EL GAVIERO EDICIONES
ISBN: 978-84-15048-16-9
Depósito Legal: AL-641-2013
Maqueta y diseño gráfico: Ana Santos y Pedro J. Miguel
primera edición: julio de 2013
Vomit. Antología de poesía joven norteamericana.
Hoy, como barco que llega a puerto, donde la gente ociosa y alegre aplaude con nuevas esperanzas en la mirada de cada marinero, ha llegado a Canjáyar este volumen de palabras que tienen autores nuevos desconocidos para mí, pero con una gran experiencia y trayectoria en su países de origen.
Gracias a la editorial EL GAVIERO EDICIONES por compartirla y hacer que llegue hasta nosotros esta antología de poesía joven norteamericana.
Como dice Luna Miguel en la contraportada: "Y abriréis el libro, y pasaréis las páginas, y os sorprenderá, lo sé, porque aquí no hay poesía. Ni belleza. Ni cursilería. Porque aquí el verso no está construido para complacernos. No hay piedad. No hay benevolencia... Lo que aquí hay es vida. Demasiada vida."
El índice que compone el libro está formado por:
DOROTHEA LASKY
NOAH CICERO
MATTHEW SAVOCA
TAO LIN
KENDRA GRANT MALONE
MEGAN BOYLE
ANA CARRETE
CASSANDRA TROYAN
BRITTANY WALLACE
RICHARD CHIEM
STEVE ROGGENBUCK
JAKE FOURNIER
KAY DIXON
DAVID FISHKIND
JORDAN CASTRO
comparto con muchísimo gusto. Merece la pena comprarlo. Felicidades
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EL GAVIERO EDICIONES
ISBN: 978-84-15048-16-9
Depósito Legal: AL-641-2013
Maqueta y diseño gráfico: Ana Santos y Pedro J. Miguel
primera edición: julio de 2013
Vomit. Antología de poesía joven norteamericana.
Hoy, como barco que llega a puerto, donde la gente ociosa y alegre aplaude con nuevas esperanzas en la mirada de cada marinero, ha llegado a Canjáyar este volumen de palabras que tienen autores nuevos desconocidos para mí, pero con una gran experiencia y trayectoria en su países de origen.
Gracias a la editorial EL GAVIERO EDICIONES por compartirla y hacer que llegue hasta nosotros esta antología de poesía joven norteamericana.
Como dice Luna Miguel en la contraportada: "Y abriréis el libro, y pasaréis las páginas, y os sorprenderá, lo sé, porque aquí no hay poesía. Ni belleza. Ni cursilería. Porque aquí el verso no está construido para complacernos. No hay piedad. No hay benevolencia... Lo que aquí hay es vida. Demasiada vida."
El índice que compone el libro está formado por:
DOROTHEA LASKY
NOAH CICERO
MATTHEW SAVOCA
TAO LIN
KENDRA GRANT MALONE
MEGAN BOYLE
ANA CARRETE
CASSANDRA TROYAN
BRITTANY WALLACE
RICHARD CHIEM
STEVE ROGGENBUCK
JAKE FOURNIER
KAY DIXON
DAVID FISHKIND
JORDAN CASTRO
comparto con muchísimo gusto. Merece la pena comprarlo. Felicidades
VOMIT
COLECCIÓN SALAMANDRIA #15
"Antología de poesía joven norteamericana"
EL GAVIERO EDICIONES
ISBN: 978-84-15048-16-9
Depósito Legal: AL-641-2013
Maqueta y diseño gráfico: Ana Santos y Pedro J. Miguel
primera edición: julio de 2013
Golpes al encanto.Ricardo Arratia.
Golpes al encanto
Como de silencio un golpe,
cristales y bocinas,
mal hilvanadas ventiscas,
tempestades borrachas;
molinos callados, heridos, rotos, fugaces.
Alboroto de tablas,
cuchillos blandiendo,
risotadas desencajadas.
... ¡Ah, la música!
Los violines y las abejas,
la tierra y el zurco callado
en revoltijo como campanas.
Esa embriaguez de peso
de beso, de seso,
de flor, laguna y cocina.
Callado y en vértigo
tu voz y tus ojos,
tu alegría gestada.
¡Ay, temblor de viento!
Para ti y tu noche,
espantando insomnio,
dormida en la burbuja de tu pelo:
sigue mi rutina golondrina,
mis bototos perdidos
mis suspensores enredados en las estrellas,
precipitado en un vacío de flores:
¡ah, sonrisa! ¡ah, ternura!
¡ah, semáforos y rutina!
Tu ínclito reposo
en el cristal de tus pupilas,
en el alborozo de tu madurez,
en el tiritar de tus miedos.
Ajena a cerros y árboles solos,
a juguetones riachuelos,
vuelves a mi musa
a mi hálito tibio de vieja poesía,
de arrojadas palabras,
de pétalos labios rozando.
Escucha de la madera el canto,
de la savia los efluvios;
la araña que teje en tu vientre:
¡ay, manos! dedos,
pechos rosados, mujer oculta
arrodillada, sostenida.
¡Ah, la profundidad del miedo!
La corona del miedo,
el disfraz de lo falso;
en mis manos
tu racimo de trigo.
¡Ah, pecado!
Me confundes,
te burlas tras la huerta,
arrugas tu rostro:
¡vete, ceño espanta pájaro!
Me iré deambulando calles,
callejones coleccionando,
bares abordando,
de puntapiés y silencio,
soplando hojas amarillas;
no tendrás mi amargo consentimiento,
mis espumas de mar y deseo,
no tendrás mi agonía
ni la burla del descrédito
y tu ego se irá por la ventana.
No puedo escapar a la lira,
a los cantos, a los grillos girando;
laúdes y susurros, volantines idos,
Pasado deshilachado y vivo:
mujer, agua,
voz, río,
calle, paso,
frío, noche.
Te vi fugaz,
desaparecida,
inmadura.
¡Ah, si te vi perdida!
Escapabas de ti
mientras sonaba poesía,
como gusano,
como tristeza,
como lago,
como luna,
como estruendo,
como trompeta.
Golpes al encanto.Ricardo Arratia.
Golpes al encanto
Como de silencio un golpe,
cristales y bocinas,
mal hilvanadas ventiscas,
tempestades borrachas;
molinos callados, heridos, rotos, fugaces.
Alboroto de tablas,
cuchillos blandiendo,
risotadas desencajadas.
... ¡Ah, la música!
Los violines y las abejas,
la tierra y el zurco callado
en revoltijo como campanas.
Esa embriaguez de peso
de beso, de seso,
de flor, laguna y cocina.
Callado y en vértigo
tu voz y tus ojos,
tu alegría gestada.
¡Ay, temblor de viento!
Para ti y tu noche,
espantando insomnio,
dormida en la burbuja de tu pelo:
sigue mi rutina golondrina,
mis bototos perdidos
mis suspensores enredados en las estrellas,
precipitado en un vacío de flores:
¡ah, sonrisa! ¡ah, ternura!
¡ah, semáforos y rutina!
Tu ínclito reposo
en el cristal de tus pupilas,
en el alborozo de tu madurez,
en el tiritar de tus miedos.
Ajena a cerros y árboles solos,
a juguetones riachuelos,
vuelves a mi musa
a mi hálito tibio de vieja poesía,
de arrojadas palabras,
de pétalos labios rozando.
Escucha de la madera el canto,
de la savia los efluvios;
la araña que teje en tu vientre:
¡ay, manos! dedos,
pechos rosados, mujer oculta
arrodillada, sostenida.
¡Ah, la profundidad del miedo!
La corona del miedo,
el disfraz de lo falso;
en mis manos
tu racimo de trigo.
¡Ah, pecado!
Me confundes,
te burlas tras la huerta,
arrugas tu rostro:
¡vete, ceño espanta pájaro!
Me iré deambulando calles,
callejones coleccionando,
bares abordando,
de puntapiés y silencio,
soplando hojas amarillas;
no tendrás mi amargo consentimiento,
mis espumas de mar y deseo,
no tendrás mi agonía
ni la burla del descrédito
y tu ego se irá por la ventana.
No puedo escapar a la lira,
a los cantos, a los grillos girando;
laúdes y susurros, volantines idos,
Pasado deshilachado y vivo:
mujer, agua,
voz, río,
calle, paso,
frío, noche.
Te vi fugaz,
desaparecida,
inmadura.
¡Ah, si te vi perdida!
Escapabas de ti
mientras sonaba poesía,
como gusano,
como tristeza,
como lago,
como luna,
como estruendo,
como trompeta.
Golpes al encanto.Ricardo Arratia.
Golpes al encanto
Como de silencio un golpe,
cristales y bocinas,
mal hilvanadas ventiscas,
tempestades borrachas;
molinos callados, heridos, rotos, fugaces.
Alboroto de tablas,
cuchillos blandiendo,
risotadas desencajadas.
... ¡Ah, la música!
Los violines y las abejas,
la tierra y el zurco callado
en revoltijo como campanas.
Esa embriaguez de peso
de beso, de seso,
de flor, laguna y cocina.
Callado y en vértigo
tu voz y tus ojos,
tu alegría gestada.
¡Ay, temblor de viento!
Para ti y tu noche,
espantando insomnio,
dormida en la burbuja de tu pelo:
sigue mi rutina golondrina,
mis bototos perdidos
mis suspensores enredados en las estrellas,
precipitado en un vacío de flores:
¡ah, sonrisa! ¡ah, ternura!
¡ah, semáforos y rutina!
Tu ínclito reposo
en el cristal de tus pupilas,
en el alborozo de tu madurez,
en el tiritar de tus miedos.
Ajena a cerros y árboles solos,
a juguetones riachuelos,
vuelves a mi musa
a mi hálito tibio de vieja poesía,
de arrojadas palabras,
de pétalos labios rozando.
Escucha de la madera el canto,
de la savia los efluvios;
la araña que teje en tu vientre:
¡ay, manos! dedos,
pechos rosados, mujer oculta
arrodillada, sostenida.
¡Ah, la profundidad del miedo!
La corona del miedo,
el disfraz de lo falso;
en mis manos
tu racimo de trigo.
¡Ah, pecado!
Me confundes,
te burlas tras la huerta,
arrugas tu rostro:
¡vete, ceño espanta pájaro!
Me iré deambulando calles,
callejones coleccionando,
bares abordando,
de puntapiés y silencio,
soplando hojas amarillas;
no tendrás mi amargo consentimiento,
mis espumas de mar y deseo,
no tendrás mi agonía
ni la burla del descrédito
y tu ego se irá por la ventana.
No puedo escapar a la lira,
a los cantos, a los grillos girando;
laúdes y susurros, volantines idos,
Pasado deshilachado y vivo:
mujer, agua,
voz, río,
calle, paso,
frío, noche.
Te vi fugaz,
desaparecida,
inmadura.
¡Ah, si te vi perdida!
Escapabas de ti
mientras sonaba poesía,
como gusano,
como tristeza,
como lago,
como luna,
como estruendo,
como trompeta.
Golpes al encanto.Ricardo Arratia.
Golpes al encanto
Como de silencio un golpe,
cristales y bocinas,
mal hilvanadas ventiscas,
tempestades borrachas;
molinos callados, heridos, rotos, fugaces.
Alboroto de tablas,
cuchillos blandiendo,
risotadas desencajadas.
... ¡Ah, la música!
Los violines y las abejas,
la tierra y el zurco callado
en revoltijo como campanas.
Esa embriaguez de peso
de beso, de seso,
de flor, laguna y cocina.
Callado y en vértigo
tu voz y tus ojos,
tu alegría gestada.
¡Ay, temblor de viento!
Para ti y tu noche,
espantando insomnio,
dormida en la burbuja de tu pelo:
sigue mi rutina golondrina,
mis bototos perdidos
mis suspensores enredados en las estrellas,
precipitado en un vacío de flores:
¡ah, sonrisa! ¡ah, ternura!
¡ah, semáforos y rutina!
Tu ínclito reposo
en el cristal de tus pupilas,
en el alborozo de tu madurez,
en el tiritar de tus miedos.
Ajena a cerros y árboles solos,
a juguetones riachuelos,
vuelves a mi musa
a mi hálito tibio de vieja poesía,
de arrojadas palabras,
de pétalos labios rozando.
Escucha de la madera el canto,
de la savia los efluvios;
la araña que teje en tu vientre:
¡ay, manos! dedos,
pechos rosados, mujer oculta
arrodillada, sostenida.
¡Ah, la profundidad del miedo!
La corona del miedo,
el disfraz de lo falso;
en mis manos
tu racimo de trigo.
¡Ah, pecado!
Me confundes,
te burlas tras la huerta,
arrugas tu rostro:
¡vete, ceño espanta pájaro!
Me iré deambulando calles,
callejones coleccionando,
bares abordando,
de puntapiés y silencio,
soplando hojas amarillas;
no tendrás mi amargo consentimiento,
mis espumas de mar y deseo,
no tendrás mi agonía
ni la burla del descrédito
y tu ego se irá por la ventana.
No puedo escapar a la lira,
a los cantos, a los grillos girando;
laúdes y susurros, volantines idos,
Pasado deshilachado y vivo:
mujer, agua,
voz, río,
calle, paso,
frío, noche.
Te vi fugaz,
desaparecida,
inmadura.
¡Ah, si te vi perdida!
Escapabas de ti
mientras sonaba poesía,
como gusano,
como tristeza,
como lago,
como luna,
como estruendo,
como trompeta.
Versiones de un mismo Gato.
ÁNGEL SIMÓN | MARIBEL CEREZUELA |
Las sibilas y los temidos brujos en su profesión aman a sus gatos por ser portadores de su ciencia de los misterios pasados, de los futuros inciertos, que sólo ellos parecen compartir. Miran, indiferente y distantes, con fríos ojos de Esfinge, el mundo de los hombres. Solitarios y en silencio habitan los hogares humanos y la noche profunda de las calles donde la Parca los respeta. Reconozco, asombrado e inquieto, el noble orgullo, la serenidad, el desapego divino de la especie; y los veo caminar, seductores, firmes en la sabiduría de su trato familiar con lo desconocido. | Las sibilas y los temidos brujos, en su profesión aman a sus gatos, por ser portadores de su ciencia, … misterios pasados, futuros inciertos, que sólo ellos parecen conocer. Les atrae lo desconocido, su capacidad de conocimiento, se mueven en silencio en noches donde la parca les respeta con orgullo reconocido como divinos entre humanos que parecen domesticados en la soledad de muchos en efigies esculpidos.. |
Versiones de un mismo Gato.
ÁNGEL SIMÓN | MARIBEL CEREZUELA |
Las sibilas y los temidos brujos en su profesión aman a sus gatos por ser portadores de su ciencia de los misterios pasados, de los futuros inciertos, que sólo ellos parecen compartir. Miran, indiferente y distantes, con fríos ojos de Esfinge, el mundo de los hombres. Solitarios y en silencio habitan los hogares humanos y la noche profunda de las calles donde la Parca los respeta. Reconozco, asombrado e inquieto, el noble orgullo, la serenidad, el desapego divino de la especie; y los veo caminar, seductores, firmes en la sabiduría de su trato familiar con lo desconocido. | Las sibilas y los temidos brujos, en su profesión aman a sus gatos, por ser portadores de su ciencia, … misterios pasados, futuros inciertos, que sólo ellos parecen conocer. Les atrae lo desconocido, su capacidad de conocimiento, se mueven en silencio en noches donde la parca les respeta con orgullo reconocido como divinos entre humanos que parecen domesticados en la soledad de muchos en efigies esculpidos.. |
Versiones de un mismo Gato.
ÁNGEL SIMÓN versión de mi poema | MARIBEL CEREZUELA, el original |
Las sibilas y los temidos brujos en su profesión aman a sus gatos por ser portadores de su ciencia de los misterios pasados, de los futuros inciertos, que sólo ellos parecen compartir. Miran, indiferente y distantes, con fríos ojos de Esfinge, el mundo de los hombres. Solitarios y en silencio habitan los hogares humanos y la noche profunda de las calles donde la Parca los respeta. Reconozco, asombrado e inquieto, el noble orgullo, la serenidad, el desapego divino de la especie; y los veo caminar, seductores, firmes en la sabiduría de su trato familiar con lo desconocido. | Las sibilas y los temidos brujos, en su profesión aman a sus gatos, por ser portadores de su ciencia, … misterios pasados, futuros inciertos, que sólo ellos parecen conocer. Les atrae lo desconocido, su capacidad de conocimiento, se mueven en silencio en noches donde la parca les respeta con orgullo reconocido como divinos entre humanos que parecen domesticados en la soledad de muchos en efigies esculpidos.. |
Versiones de un mismo Gato.
ÁNGEL SIMÓN | MARIBEL CEREZUELA |
Las sibilas y los temidos brujos en su profesión aman a sus gatos por ser portadores de su ciencia de los misterios pasados, de los futuros inciertos, que sólo ellos parecen compartir. Miran, indiferente y distantes, con fríos ojos de Esfinge, el mundo de los hombres. Solitarios y en silencio habitan los hogares humanos y la noche profunda de las calles donde la Parca los respeta. Reconozco, asombrado e inquieto, el noble orgullo, la serenidad, el desapego divino de la especie; y los veo caminar, seductores, firmes en la sabiduría de su trato familiar con lo desconocido. | Las sibilas y los temidos brujos, en su profesión aman a sus gatos, por ser portadores de su ciencia, … misterios pasados, futuros inciertos, que sólo ellos parecen conocer. Les atrae lo desconocido, su capacidad de conocimiento, se mueven en silencio en noches donde la parca les respeta con orgullo reconocido como divinos entre humanos que parecen domesticados en la soledad de muchos en efigies esculpidos.. |
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