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CRÓNICA DE UNA NOVELA


“El Renacer de la Rebelión Ilustrada (Don Pablo de Olavide y el Ingeniero Izquierdo)” 
de Enrique Myro

Antonio Ortiz, La Voz de Todas Partes

ENRIQUE MYRO

EL RENACER DE LA REBELIÓN ILUSTRADA. DON PABLO DE OLAVIDE Y EL INGENIERO IZQUIERDO.



Tras la entrevista que le hicimos a Enrique Myro, Sevilla 1946, en su Casa Sinapia en La Aldea de Los Ríos, situada entre La Carolina y Guarromán, ver en DIARIOVOZ. REVISTA DE LITERATURA y después de, siguiendo las directrices que nos dio el autor, haber vuelto a leer su novela “El Renacer de la Rebelión Ilustrada (Don Pablo de Olavide y el Ingeniero Izquierdo)”, creemos que es hora de hacer la reseña literaria de dicha obra.

De entrada, confieso que me ha parecido una novela bien elaborada, rica en diversas historias y, a pesar de su complejidad, equilibrada y fácil de leer; es decir, una buena novela, lo cual no es óbice para cuestionar algunos detalles de la obra.

El primero, a mi entender, es que estamos ante “una novela para el autor” no ante “una novela de autor”, que también lo es. Cuando digo esto me viene a la memoria “El Péndulo de Foucault”, de Umberto Eco, porque al igual que al italiano en dicha obra, a Enrique Myro le notamos en muchos pasajes de su novela que está escribiendo, en buena medida, para su disfrute personal.

Nos referimos, por ejemplo, a la cantidad de cuadros con los que viste las paredes de los restaurantes a los que van los personajes, e incluso los que cuelgan en la biblioteca del castillo de Canena, todos descritos con detalle. Bien es cierto que tienen relación con lo que está sucediendo y también con los lugares donde transcurre la trama, pero quizás para algunos lectores puede resultar cansino, y eso sin mencionar a su admirado Zabaleta, de quien se ocupa con singularidad.

Pero antes de seguir con los digamos desaciertos, entremos de lleno en la obra.

Como nos decía el autor en la referida entrevista, la novela desarrolla siete historias entremezcladas, dos de las cuales tratan sobre hechos históricos.

La historia principal versa sobre Don Pablo de Olavide, donde en los nueve capítulos que la componen, el Ingeniero Izquierdo conversa oníricamente con el Superintendente Olavide y éste va desgranando su vida.

En dichos diálogos el autor nos hace entrar en la vida doméstica de hace 250 años desde una perspectiva actual. Tenemos que admitir que, con una narrativa excelente, Don Pablo le cuenta al ingeniero en un diálogo mezcla de expresiones del siglo XVIII y las actuales, cómo fue su vida en aquellos años, desde que salió de la cárcel en 1754 hasta que volvió a entrar en ella veinte años más tarde por motivos que el lector descubrirá en la novela.

De forma muy amena se nos narra cómo Don Pablo enamora a Doña Isabel de los Ríos, la viuda rica de Leganés, cómo viaja por Europa y en Lille Madame Practiquesuyer, amiga de Diderot, le enseña una prenda nueva, el albornoz, que luego él mejora para su mayor goce y disfrute. Además de otras circunstancias de su vida, y sobre todo cómo le nombran Asistente de Sevilla y Superintendente de Las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena. 


ENRIQUE MYRO
ENRIQUE MYRO 




El relato del viaje que hace desde Madrid a Sevilla para tomar posesión de sus cargos, pasando por la Peñuela, actualmente La Carolina, es muy interesante y entretenido, sin olvidar su estancia en Écija en el palacio de los Marqueses de Peñaflor.

A su vuelta a Las Nuevas Poblaciones asistimos al levantamiento del enclave de los Ríos, hoy la Aldea de los Ríos, durante el cual se inicia y se nos cuenta el desarrollo de un proyecto industrial, El Agua Airosa, que resultó espectacular y que nos retrata el carácter emprendedor de los ilustrados en aquella época.

La vida de don Pablo se desarrollaba entre Las Nuevas Poblaciones y Sevilla, y en una de sus estancias a la orilla del Guadalquivir, el prepotente de Don Pablo prepara una trampa a las recalcitrantes autoridades sevillanas cuya narración resulta en verdad divertida, reflejando con nitidez meridiana el carácter de nuestro personaje.

Hay más datos interesantes de la vida del Superintendente Olavide, pero no quiero omitir mencionar sus amores diversos y libres, mucho más libres si los comparamos con los actuales, lo que él mismo le recrimina al Ingeniero Izquierdo.

Reflexionando acerca del porqué los capítulos sobre Olavide son tan entretenidos y tienen tanta fuerza, llegamos a la conclusión de que se debe a la atrevida técnica narrativa que utiliza el autor.

En primer lugar, el narrador es no omnisciente, es decir sólo cuenta lo que ve y oye, frialdad que el autor intenta mitigar con las descripciones del entorno. En segundo lugar, a dicha frialdad se contrapone la vivacidad lograda en los diálogos entre don Pablo y Fernando. Por último, se introduce la vehemencia de la narración en primera persona que hace Olavide de los diversos sucesos ocurridos en su vida.

El uso equilibrado de esa terna de técnicas narrativas, es donde creemos que estriba la alta calidad literaria alcanzada en estos textos y que modestamente instamos al lector para que se fije en ellas, pues seguro que disfrutará aún más con su lectura.

Las siguientes historias en importancia son las del ingeniero Izquierdo, su mujer Esperanza y su entorno familiar, sus dos hijos Nando y Giralda , y Manuela la canguro portuguesa.

En estas historias, literariamente hablando, la virtud principal recae en la naturalidad de los diálogos y la capacidad del autor para ambientar las escenas con un narrador que sólo puede contar lo que ve y lo que oye, y no lo que los personajes se supone que sienten y piensan. En ellas se nos hace ir desde los grabados deEscher que tiene Fernando en su despacho, a los imanes que están pegado en su nevera o a los striptease que le hace su mujer cuando llega del trabajo y se cambia de ropa.

El interés empieza por las repercusiones personales del accidente que tuvo el Ingeniero al caerse de una mula con la que acostumbraba a pasear por los alrededores de la Aldea de los Ríos. Por cierto, el tío Pirri, que le cuida la mula, y su mujer son unos personajes entrañables.

En cuanto a las relaciones profesionales tanto de Fernando como de Esperanza, en sus correspondientes entornos laborables, se cuentan con tanto rigor y credibilidad que inducen al lector a mantener el interés en sus circunstancias.

Pasemos ahora a referirnos a la historia de Carlet y Fernadina la chocolatera, una idea que el autor confiesa haber tomado prestada de Buero Vallejo, en su obra “Un Soñador para un Pueblo”, que supone una especie de ucronía fallida, llena de sexo sano e ilusionante. Pero no vamos a decir más para no desvelar el secreto ni romper el encanto del que el lector pueda disfrutar de su lectura.

Si hablamos de sexo, en esta novela lo hay de forma explícita e implícita, no podría faltar en una época en la que triunfan tantísimas sombras, pero, aunque haya escenas con una alta carga erótica propensas a lo cutre, debemos señalar que los versos de San Juan de La Cruz proporcionan un sentido místico a los encuentros amorosos de los protagonistas.

Algo también complementario que me ha gustado y mucho, son las descripciones de los paisajes que recorre el ingeniero Izquierdo, su camino hasta La Carolina o El Porrosillo, por ejemplo, sin olvidar sus idílicos atajos por las pistas forestales.

¡Ah!, y otra cosa son los sofisticados platos que degustan los protagonistas tanto en El Balneario de Canena, en La Isabela, en El Acebuchal e incluso las delicatesen de La Petite Maison, por no hablar del espectacular menú en la comida en el Castillo.

Volviendo de nuevo a las historias que componen esta novela, en una de ellas se narran los amores ilícitos, complementarios y novedosos de algunos personajes secundarios, todo ello al hilo de la tesis que defiende don Pablo en el sentido de que en el siglo XVIII las personas gozaron de mayores libertades en el tema amoroso. Algunas de estas escenas de amor complementarios como es el caso de Juan y Enara están muy logradas.

Ya sólo nos quedan dos historias que comentar, una de ellas es en la que se narra la vida del pueblo de Quesada. El ardid literario empleado por el autor es realmente brillante, pero obviamente no lo vamos a descubrir. Recientemente he leído “Manhattan Transfer” la novela de John Dos Passos, y salvando las distancias entre el escritor norteamericano y Enrique Myro, como antes lo hicimos con Umberto Eco, tengo que admitir que nos lo ha recordado. Los pueblos tienen su propia vida que no la constituyen la de cada uno de sus habitantes, sino la de todos en su conjunto, y el escritor sevillano la narra de forma excelente.

Por último, nos queda la historia protagonizada por Isabelo de Olavide, un personaje nacido como con fórceps pero que poco a poco va tomando consistencia hasta convertirse en el contrapunto perfecto del Ingeniero Izquierdo. Es un personaje extremadamente desgraciado pero que merecía ser feliz, como lo describe Esperanza. ¿Lo será?

Ésa y otras historias quedan pendientes de resolver en esta interesante, amena y bien escrita novela, lo cual, quieras que no, deja un cierto desencanto en el lector. Mas no se frustren, Myro promete una segunda parte de la novela en la cual promete desentrañar los misterios pendientes de esclarecer en las historias que componen esta obra.

Y a todo esto, se preguntarán los lectores ¿dónde comprar la novela? Pues en su librería habitual o directamente en la página web de la editorial:



EDITORIAL MALUMA

EN SEVILLA HAY UNA TORRE. LA NUEVA NOVELA DE ENRIQUE MYRO, publicada por Editorial Amarante

Antonio Ortiz, 

La Voz de Todas Partes, 

noviembre, 2019.


Lo que son las cosas, treinta años sin pararme en La Aldea de los Ríos y ésta es la segunda que lo hago en año y poco.
Plaza
LA ALDEA DE LOS RÍOS

Aparco otra vez en la plaza, buscando la casa del escritor.

Tras llamar las mismas dos veces, el mismo hombre corpulento con la misma chepa y su no pequeña cabeza, con el pelo más canoso, eso sí, y la barriga menos horonda, también es verdad, al fin me abre la puerta.

- Perdone, pero sigo cada día más sordo. En realidad, no le he oído, pero como la otra vez he abierto porque sabía que iba a venir y le estaba esperando.

- Gracias don Enrique, soy Antonio Martín de La Voz de Todas Partes.

- Ya le dije la vez anterior, que le dejaré entrar si me suspende el don.

- Sin problemas.

Contesto.

 Se aparta y me cede el paso a la vivienda.

Volvemos a cruzar el zaguán y el distribuidor que nos conduce al salón, donde en una esquina a la izquierda sigue estando su despacho.

- Siéntese por favor.

Me indica la misma silla de madera con asiento de anea frente a su mesa.

- Bueno, usted dirá. Perdone, pero me parece recordar que no le importa que fume.

- Por favor, se lo agradezco, yo también peco de lo mismo.

Ambos encendemos sendos cigarrillos y amablemente me acerca un cenicero.

- Como le comenté en nuestra conversación telefónica de ayer, vengo a que me hable de su última novela “En Sevilla hay una Torre”

EN SEVILLA HAY UNA TORRE
EN SEVILLA HAY UNA TORRE. ENRIQUE MYRO

- Por mí encantado, adelante.

- ¿Le importa que grabe la conversación?

- En lo absoluto.

- Gracias.

Manipulo el móvil y lo pongo sobre la mesa.

- Lo primero que me gustaría decirle es que a los que nos gustó su biografía novelada de don Pablo de Olavide, El Renacer de la Rebelión Ilustrada, nos ha dejado con un palmo de narices.

- Perdone, pero no le entiendo.

- Muy sencillo, todos, al menos yo, esperábamos la continuación de las andanzas de Fernando y Esperanza, de Isabelo y Manuela, etc., y sobre todo seguir con los avatares de don Pablo por tierras andaluzas.

- Gracias por esperarla, pero no se preocupe que esa segunda parte ya está prácticamente lista para entrar en imprenta y creo que verá la luz en primavera.

 - Encantado con la noticia, y ahora por favor hablemos de su nueva novela, En Sevilla hay una Torre, ¿es otra novela de carácter histórico?

 - No, en este caso rotundamente no, lo cual no quiere decir que no se cuenten historias o leyendas sevillanas que tan interesantes son.

- Porque, usted es académico de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras.

ENRIQUE MYRO
ENRIQUE MYRO
- Sí señor y estoy muy orgulloso de ello. Para mí cuando leí el discurso de ingreso como Académico, le aseguro que fue como si hubiera salido por la Puerta del Príncipe de la Maestranza un Domingo de Resurrección, o haber sido Rey Mago en la cabalgata de Sevilla.


- Ahora entendemos el sevillanismo que se respira en su nueva novela. Pero por favor, ¿cuéntenos cómo surgió la idea de cambiar el tercio olavidiano y escribir ésta?

- Pues mire se lo puedo contar de una forma que parece un tópico literario, pero le puedo asegurar que es verdad.

- Adelante, le aseguro que le creeremos.

- Verá, en la segunda parte de la biografía novelada de don Pablo, la que está a punto de entrar en imprenta, he desarrollado con más intensidad la vida de don Pablo en Sevilla cuando fue Asistente de la ciudad, pero no me iba a traer a Fernando Izquierdo desde Cazorla, así que se me ocurrió inventar un personaje sevillano para que de alguna manera me echara una mano.

- Otro ingeniero por más señas.

- Así es. Pero resulta que al salir del hotel donde se quedó cuando volvió a Sevilla para dar una conferencia, encontró por azar a su antiguo amor, una profesora de la Universidad, y la explosión de felicidad de la pareja me obligó a escribir su novela.

- A ver si le entiendo. ¿Me está diciendo que usted no tenía intención de escribirla pero que los personajes inventados por usted le forzaron a hacerlo?

- Así es. La verdad es que ese reencuentro fue algo tan maravilloso que no me pude resistir a contarlo, pues, aunque no se lo crea los ingenieros también tenemos nuestro corazoncito.
- No, si no le digo que no.

- Lo que ocurre es que, además ese amor recuperado por la pareja se van a vivirlo a la sombra de una Torre con setecientos años que hay en Sevilla, el icono al amor sevillano.

- ¿Nos puede dar más detalles?

- La verdad es que no. Solo decirle que esa Torre cuando la construyó el infante don Fadrique, cobijó unos amores desgraciados que nuestra pareja, el ingeniero y la profesora, hoy los recuperan tanto espiritual como físicamente con toda intensidad.

- Bueno, y además de esos amores recuperados que efectivamente suelen ser los más intensos, habrá algo más en su novela.

- Sí claro, está Sevilla. La Sevilla profunda donde no van los turistas, la Sevilla de los armaos de la Macarena, la de las torres mudéjares, la de los paseos por Triana, la de la Escuela de Cristo, la del Parque de María Luisa, la de la Ronda de Capuchinos, y otros sitios tan entrañables, como por ejemplo desayunar calentitos de patatas en la Plaza de San Román oyendo las puyas que se lanzan los béticos y los palanganas.

- Gracias, ¿le gustaría añadir algún a cosa más?

- Mencionar un último riel por el que discurre la novela. La denuncia antisistema que lleva a cabo un grupo internacional de profesoras al que pertenece la nuestra, y que la pone en una complicada situación.

- Para terminar, por favor, háblenos de la Editorial Amarante.

- Pues muy bien, me la recomendó un amigo. De inmediato llegamos a un acuerdo para la edición y en dos meses y medio ya ha salido de la imprenta. Sin embargo, el problema de estas editoriales modestas es que la promoción de las novelas suele ser muy corta, no ocurre como en las grandes que antes de salir una obra a los escaparates, han machacado al posible lector con reseñas en todos los periódicos, y entrevistas con el autor en todas las emisoras de radio y televisión.

- La verdad es que a nosotros la noticia de la publicación nos ha llegado rápidamente.

- Sí, pero ahí se para la cosa.

- ¿Y entonces?

- Bueno, pues somos los autores los que poco a poco a través del boca a oreja en las redes sociales, emails, etc., los que tenemos que mover la cosa. Por mi parte, con un par de compañeros hemos hecho un booktrailer muy atractivo de la novela, y vamos a lanzarlo por toda la web.

- Por mi parte le puedo decir que me ha gustado mucho su obra y que cuente con nuestro grupo para su difusión.

- Un millón de gracias, no sabe lo que se lo agradezco.


Me acompaña hasta la puerta y cuando la cierra, como la otra vez me quedo un rato disfrutando de la aldeana belleza urbanística de La Aldea de los Ríos que Don Pablo de Olavide levantó hace 250 años, aunque En Sevilla hay una Torre, la nueva novela de Enrique Myro, no tenga nada que ver con aquel acontecimiento,

Esta obra la puede comprar en su librería habitual o directamente en la página web de la Editorial Amarante.


CRÓNICA DE UNA NOVELA


“El Renacer de la Rebelión Ilustrada (Don Pablo de Olavide y el Ingeniero Izquierdo)” 
de Enrique Myro

Antonio Ortiz, La Voz de Todas Partes

ENRIQUE MYRO

EL RENACER DE LA REBELIÓN ILUSTRADA. DON PABLO DE OLAVIDE Y EL INGENIERO IZQUIERDO.



Tras la entrevista que le hicimos a Enrique Myro, Sevilla 1946, en su Casa Sinapia en La Aldea de Los Ríos, situada entre La Carolina y Guarromán, ver en DIARIOVOZ. REVISTA DE LITERATURA y después de, siguiendo las directrices que nos dio el autor, haber vuelto a leer su novela “El Renacer de la Rebelión Ilustrada (Don Pablo de Olavide y el Ingeniero Izquierdo)”, creemos que es hora de hacer la reseña literaria de dicha obra.

De entrada, confieso que me ha parecido una novela bien elaborada, rica en diversas historias y, a pesar de su complejidad, equilibrada y fácil de leer; es decir, una buena novela, lo cual no es óbice para cuestionar algunos detalles de la obra.

El primero, a mi entender, es que estamos ante “una novela para el autor” no ante “una novela de autor”, que también lo es. Cuando digo esto me viene a la memoria “El Péndulo de Foucault”, de Umberto Eco, porque al igual que al italiano en dicha obra, a Enrique Myro le notamos en muchos pasajes de su novela que está escribiendo, en buena medida, para su disfrute personal.

Nos referimos, por ejemplo, a la cantidad de cuadros con los que viste las paredes de los restaurantes a los que van los personajes, e incluso los que cuelgan en la biblioteca del castillo de Canena, todos descritos con detalle. Bien es cierto que tienen relación con lo que está sucediendo y también con los lugares donde transcurre la trama, pero quizás para algunos lectores puede resultar cansino, y eso sin mencionar a su admirado Zabaleta, de quien se ocupa con singularidad.

Pero antes de seguir con los digamos desaciertos, entremos de lleno en la obra.

Como nos decía el autor en la referida entrevista, la novela desarrolla siete historias entremezcladas, dos de las cuales tratan sobre hechos históricos.

La historia principal versa sobre Don Pablo de Olavide, donde en los nueve capítulos que la componen, el Ingeniero Izquierdo conversa oníricamente con el Superintendente Olavide y éste va desgranando su vida.

En dichos diálogos el autor nos hace entrar en la vida doméstica de hace 250 años desde una perspectiva actual. Tenemos que admitir que, con una narrativa excelente, Don Pablo le cuenta al ingeniero en un diálogo mezcla de expresiones del siglo XVIII y las actuales, cómo fue su vida en aquellos años, desde que salió de la cárcel en 1754 hasta que volvió a entrar en ella veinte años más tarde por motivos que el lector descubrirá en la novela.

De forma muy amena se nos narra cómo Don Pablo enamora a Doña Isabel de los Ríos, la viuda rica de Leganés, cómo viaja por Europa y en Lille Madame Practiquesuyer, amiga de Diderot, le enseña una prenda nueva, el albornoz, que luego él mejora para su mayor goce y disfrute. Además de otras circunstancias de su vida, y sobre todo cómo le nombran Asistente de Sevilla y Superintendente de Las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena. 


ENRIQUE MYRO
ENRIQUE MYRO 




El relato del viaje que hace desde Madrid a Sevilla para tomar posesión de sus cargos, pasando por la Peñuela, actualmente La Carolina, es muy interesante y entretenido, sin olvidar su estancia en Écija en el palacio de los Marqueses de Peñaflor.

A su vuelta a Las Nuevas Poblaciones asistimos al levantamiento del enclave de los Ríos, hoy la Aldea de los Ríos, durante el cual se inicia y se nos cuenta el desarrollo de un proyecto industrial, El Agua Airosa, que resultó espectacular y que nos retrata el carácter emprendedor de los ilustrados en aquella época.

La vida de don Pablo se desarrollaba entre Las Nuevas Poblaciones y Sevilla, y en una de sus estancias a la orilla del Guadalquivir, el prepotente de Don Pablo prepara una trampa a las recalcitrantes autoridades sevillanas cuya narración resulta en verdad divertida, reflejando con nitidez meridiana el carácter de nuestro personaje.

Hay más datos interesantes de la vida del Superintendente Olavide, pero no quiero omitir mencionar sus amores diversos y libres, mucho más libres si los comparamos con los actuales, lo que él mismo le recrimina al Ingeniero Izquierdo.

Reflexionando acerca del porqué los capítulos sobre Olavide son tan entretenidos y tienen tanta fuerza, llegamos a la conclusión de que se debe a la atrevida técnica narrativa que utiliza el autor.

En primer lugar, el narrador es no omnisciente, es decir sólo cuenta lo que ve y oye, frialdad que el autor intenta mitigar con las descripciones del entorno. En segundo lugar, a dicha frialdad se contrapone la vivacidad lograda en los diálogos entre don Pablo y Fernando. Por último, se introduce la vehemencia de la narración en primera persona que hace Olavide de los diversos sucesos ocurridos en su vida.

El uso equilibrado de esa terna de técnicas narrativas, es donde creemos que estriba la alta calidad literaria alcanzada en estos textos y que modestamente instamos al lector para que se fije en ellas, pues seguro que disfrutará aún más con su lectura.

Las siguientes historias en importancia son las del ingeniero Izquierdo, su mujer Esperanza y su entorno familiar, sus dos hijos Nando y Giralda , y Manuela la canguro portuguesa.

En estas historias, literariamente hablando, la virtud principal recae en la naturalidad de los diálogos y la capacidad del autor para ambientar las escenas con un narrador que sólo puede contar lo que ve y lo que oye, y no lo que los personajes se supone que sienten y piensan. En ellas se nos hace ir desde los grabados deEscher que tiene Fernando en su despacho, a los imanes que están pegado en su nevera o a los striptease que le hace su mujer cuando llega del trabajo y se cambia de ropa.

El interés empieza por las repercusiones personales del accidente que tuvo el Ingeniero al caerse de una mula con la que acostumbraba a pasear por los alrededores de la Aldea de los Ríos. Por cierto, el tío Pirri, que le cuida la mula, y su mujer son unos personajes entrañables.

En cuanto a las relaciones profesionales tanto de Fernando como de Esperanza, en sus correspondientes entornos laborables, se cuentan con tanto rigor y credibilidad que inducen al lector a mantener el interés en sus circunstancias.

Pasemos ahora a referirnos a la historia de Carlet y Fernadina la chocolatera, una idea que el autor confiesa haber tomado prestada de Buero Vallejo, en su obra “Un Soñador para un Pueblo”, que supone una especie de ucronía fallida, llena de sexo sano e ilusionante. Pero no vamos a decir más para no desvelar el secreto ni romper el encanto del que el lector pueda disfrutar de su lectura.

Si hablamos de sexo, en esta novela lo hay de forma explícita e implícita, no podría faltar en una época en la que triunfan tantísimas sombras, pero, aunque haya escenas con una alta carga erótica propensas a lo cutre, debemos señalar que los versos de San Juan de La Cruz proporcionan un sentido místico a los encuentros amorosos de los protagonistas.

Algo también complementario que me ha gustado y mucho, son las descripciones de los paisajes que recorre el ingeniero Izquierdo, su camino hasta La Carolina o El Porrosillo, por ejemplo, sin olvidar sus idílicos atajos por las pistas forestales.

¡Ah!, y otra cosa son los sofisticados platos que degustan los protagonistas tanto en El Balneario de Canena, en La Isabela, en El Acebuchal e incluso las delicatesen de La Petite Maison, por no hablar del espectacular menú en la comida en el Castillo.

Volviendo de nuevo a las historias que componen esta novela, en una de ellas se narran los amores ilícitos, complementarios y novedosos de algunos personajes secundarios, todo ello al hilo de la tesis que defiende don Pablo en el sentido de que en el siglo XVIII las personas gozaron de mayores libertades en el tema amoroso. Algunas de estas escenas de amor complementarios como es el caso de Juan y Enara están muy logradas.

Ya sólo nos quedan dos historias que comentar, una de ellas es en la que se narra la vida del pueblo de Quesada. El ardid literario empleado por el autor es realmente brillante, pero obviamente no lo vamos a descubrir. Recientemente he leído “Manhattan Transfer” la novela de John Dos Passos, y salvando las distancias entre el escritor norteamericano y Enrique Myro, como antes lo hicimos con Umberto Eco, tengo que admitir que nos lo ha recordado. Los pueblos tienen su propia vida que no la constituyen la de cada uno de sus habitantes, sino la de todos en su conjunto, y el escritor sevillano la narra de forma excelente.

Por último, nos queda la historia protagonizada por Isabelo de Olavide, un personaje nacido como con fórceps pero que poco a poco va tomando consistencia hasta convertirse en el contrapunto perfecto del Ingeniero Izquierdo. Es un personaje extremadamente desgraciado pero que merecía ser feliz, como lo describe Esperanza. ¿Lo será?

Ésa y otras historias quedan pendientes de resolver en esta interesante, amena y bien escrita novela, lo cual, quieras que no, deja un cierto desencanto en el lector. Mas no se frustren, Myro promete una segunda parte de la novela en la cual promete desentrañar los misterios pendientes de esclarecer en las historias que componen esta obra.

Y a todo esto, se preguntarán los lectores ¿dónde comprar la novela? Pues en su librería habitual o directamente en la página web de la editorial:



EDITORIAL MALUMA

CRÓNICA DE UNA NOVELA


“El Renacer de la Rebelión Ilustrada (Don Pablo de Olavide y el Ingeniero Izquierdo)” 
de Enrique Myro

Antonio Ortiz, La Voz de Todas Partes

ENRIQUE MYRO

EL RENACER DE LA REBELIÓN ILUSTRADA. DON PABLO DE OLAVIDE Y EL INGENIERO IZQUIERDO.



Tras la entrevista que le hicimos a Enrique Myro, Sevilla 1946, en su Casa Sinapia en La Aldea de Los Ríos, situada entre La Carolina y Guarromán, ver en DIARIOVOZ. REVISTA DE LITERATURA y después de, siguiendo las directrices que nos dio el autor, haber vuelto a leer su novela “El Renacer de la Rebelión Ilustrada (Don Pablo de Olavide y el Ingeniero Izquierdo)”, creemos que es hora de hacer la reseña literaria de dicha obra.

De entrada, confieso que me ha parecido una novela bien elaborada, rica en diversas historias y, a pesar de su complejidad, equilibrada y fácil de leer; es decir, una buena novela, lo cual no es óbice para cuestionar algunos detalles de la obra.

El primero, a mi entender, es que estamos ante “una novela para el autor” no ante “una novela de autor”, que también lo es. Cuando digo esto me viene a la memoria “El Péndulo de Foucault”, de Umberto Eco, porque al igual que al italiano en dicha obra, a Enrique Myro le notamos en muchos pasajes de su novela que está escribiendo, en buena medida, para su disfrute personal.

Nos referimos, por ejemplo, a la cantidad de cuadros con los que viste las paredes de los restaurantes a los que van los personajes, e incluso los que cuelgan en la biblioteca del castillo de Canena, todos descritos con detalle. Bien es cierto que tienen relación con lo que está sucediendo y también con los lugares donde transcurre la trama, pero quizás para algunos lectores puede resultar cansino, y eso sin mencionar a su admirado Zabaleta, de quien se ocupa con singularidad.

Pero antes de seguir con los digamos desaciertos, entremos de lleno en la obra.

Como nos decía el autor en la referida entrevista, la novela desarrolla siete historias entremezcladas, dos de las cuales tratan sobre hechos históricos.

La historia principal versa sobre Don Pablo de Olavide, donde en los nueve capítulos que la componen, el Ingeniero Izquierdo conversa oníricamente con el Superintendente Olavide y éste va desgranando su vida.

En dichos diálogos el autor nos hace entrar en la vida doméstica de hace 250 años desde una perspectiva actual. Tenemos que admitir que, con una narrativa excelente, Don Pablo le cuenta al ingeniero en un diálogo mezcla de expresiones del siglo XVIII y las actuales, cómo fue su vida en aquellos años, desde que salió de la cárcel en 1754 hasta que volvió a entrar en ella veinte años más tarde por motivos que el lector descubrirá en la novela.

De forma muy amena se nos narra cómo Don Pablo enamora a Doña Isabel de los Ríos, la viuda rica de Leganés, cómo viaja por Europa y en Lille Madame Practiquesuyer, amiga de Diderot, le enseña una prenda nueva, el albornoz, que luego él mejora para su mayor goce y disfrute. Además de otras circunstancias de su vida, y sobre todo cómo le nombran Asistente de Sevilla y Superintendente de Las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena. 


ENRIQUE MYRO
ENRIQUE MYRO 




El relato del viaje que hace desde Madrid a Sevilla para tomar posesión de sus cargos, pasando por la Peñuela, actualmente La Carolina, es muy interesante y entretenido, sin olvidar su estancia en Écija en el palacio de los Marqueses de Peñaflor.

A su vuelta a Las Nuevas Poblaciones asistimos al levantamiento del enclave de los Ríos, hoy la Aldea de los Ríos, durante el cual se inicia y se nos cuenta el desarrollo de un proyecto industrial, El Agua Airosa, que resultó espectacular y que nos retrata el carácter emprendedor de los ilustrados en aquella época.

La vida de don Pablo se desarrollaba entre Las Nuevas Poblaciones y Sevilla, y en una de sus estancias a la orilla del Guadalquivir, el prepotente de Don Pablo prepara una trampa a las recalcitrantes autoridades sevillanas cuya narración resulta en verdad divertida, reflejando con nitidez meridiana el carácter de nuestro personaje.

Hay más datos interesantes de la vida del Superintendente Olavide, pero no quiero omitir mencionar sus amores diversos y libres, mucho más libres si los comparamos con los actuales, lo que él mismo le recrimina al Ingeniero Izquierdo.

Reflexionando acerca del porqué los capítulos sobre Olavide son tan entretenidos y tienen tanta fuerza, llegamos a la conclusión de que se debe a la atrevida técnica narrativa que utiliza el autor.

En primer lugar, el narrador es no omnisciente, es decir sólo cuenta lo que ve y oye, frialdad que el autor intenta mitigar con las descripciones del entorno. En segundo lugar, a dicha frialdad se contrapone la vivacidad lograda en los diálogos entre don Pablo y Fernando. Por último, se introduce la vehemencia de la narración en primera persona que hace Olavide de los diversos sucesos ocurridos en su vida.

El uso equilibrado de esa terna de técnicas narrativas, es donde creemos que estriba la alta calidad literaria alcanzada en estos textos y que modestamente instamos al lector para que se fije en ellas, pues seguro que disfrutará aún más con su lectura.

Las siguientes historias en importancia son las del ingeniero Izquierdo, su mujer Esperanza y su entorno familiar, sus dos hijos Nando y Giralda , y Manuela la canguro portuguesa.

En estas historias, literariamente hablando, la virtud principal recae en la naturalidad de los diálogos y la capacidad del autor para ambientar las escenas con un narrador que sólo puede contar lo que ve y lo que oye, y no lo que los personajes se supone que sienten y piensan. En ellas se nos hace ir desde los grabados deEscher que tiene Fernando en su despacho, a los imanes que están pegado en su nevera o a los striptease que le hace su mujer cuando llega del trabajo y se cambia de ropa.

El interés empieza por las repercusiones personales del accidente que tuvo el Ingeniero al caerse de una mula con la que acostumbraba a pasear por los alrededores de la Aldea de los Ríos. Por cierto, el tío Pirri, que le cuida la mula, y su mujer son unos personajes entrañables.

En cuanto a las relaciones profesionales tanto de Fernando como de Esperanza, en sus correspondientes entornos laborables, se cuentan con tanto rigor y credibilidad que inducen al lector a mantener el interés en sus circunstancias.

Pasemos ahora a referirnos a la historia de Carlet y Fernadina la chocolatera, una idea que el autor confiesa haber tomado prestada de Buero Vallejo, en su obra “Un Soñador para un Pueblo”, que supone una especie de ucronía fallida, llena de sexo sano e ilusionante. Pero no vamos a decir más para no desvelar el secreto ni romper el encanto del que el lector pueda disfrutar de su lectura.

Si hablamos de sexo, en esta novela lo hay de forma explícita e implícita, no podría faltar en una época en la que triunfan tantísimas sombras, pero, aunque haya escenas con una alta carga erótica propensas a lo cutre, debemos señalar que los versos de San Juan de La Cruz proporcionan un sentido místico a los encuentros amorosos de los protagonistas.

Algo también complementario que me ha gustado y mucho, son las descripciones de los paisajes que recorre el ingeniero Izquierdo, su camino hasta La Carolina o El Porrosillo, por ejemplo, sin olvidar sus idílicos atajos por las pistas forestales.

¡Ah!, y otra cosa son los sofisticados platos que degustan los protagonistas tanto en El Balneario de Canena, en La Isabela, en El Acebuchal e incluso las delicatesen de La Petite Maison, por no hablar del espectacular menú en la comida en el Castillo.

Volviendo de nuevo a las historias que componen esta novela, en una de ellas se narran los amores ilícitos, complementarios y novedosos de algunos personajes secundarios, todo ello al hilo de la tesis que defiende don Pablo en el sentido de que en el siglo XVIII las personas gozaron de mayores libertades en el tema amoroso. Algunas de estas escenas de amor complementarios como es el caso de Juan y Enara están muy logradas.

Ya sólo nos quedan dos historias que comentar, una de ellas es en la que se narra la vida del pueblo de Quesada. El ardid literario empleado por el autor es realmente brillante, pero obviamente no lo vamos a descubrir. Recientemente he leído “Manhattan Transfer” la novela de John Dos Passos, y salvando las distancias entre el escritor norteamericano y Enrique Myro, como antes lo hicimos con Umberto Eco, tengo que admitir que nos lo ha recordado. Los pueblos tienen su propia vida que no la constituyen la de cada uno de sus habitantes, sino la de todos en su conjunto, y el escritor sevillano la narra de forma excelente.

Por último, nos queda la historia protagonizada por Isabelo de Olavide, un personaje nacido como con fórceps pero que poco a poco va tomando consistencia hasta convertirse en el contrapunto perfecto del Ingeniero Izquierdo. Es un personaje extremadamente desgraciado pero que merecía ser feliz, como lo describe Esperanza. ¿Lo será?

Ésa y otras historias quedan pendientes de resolver en esta interesante, amena y bien escrita novela, lo cual, quieras que no, deja un cierto desencanto en el lector. Mas no se frustren, Myro promete una segunda parte de la novela en la cual promete desentrañar los misterios pendientes de esclarecer en las historias que componen esta obra.

Y a todo esto, se preguntarán los lectores ¿dónde comprar la novela? Pues en su librería habitual o directamente en la página web de la editorial:



EDITORIAL MALUMA

Enrique Myro y Pablo de Olavide



La Voz de Todas Partes


La primera biografía novelada
 de don Pablo de Olavide, 

por Enrique Myro, 

publicada por Editorial MaLuma

Antonio Ortiz, La Voz de Todas Partes, junio 2018

He pasado multitud de veces por La Aldea de los Ríos, sobre todo antes cuando no estaba abierta la autovía N-IV, y la carretera nacional atravesaba todos los pueblos: Bailén, Guarromán, la Aldea de los Ríos, Carboneros, La Carolina, y así toda una lista hasta Madrid. Pero la verdad es que nunca me había parado en la Aldea, y hoy en casi 30 años, aparco por primera vez en su plaza en buscando la casa del escritor Enrique Myro.

ENRIQUE MYRO

Tras llamar dos veces, un hombre corpulento con chepa y una no pequeña cabeza, pelo muy cano y barriga oronda, al fin me abre la puerta.
- Perdone, estoy un poco sordo. En realidad, no le he oído, he abierto por qué intuía que iba a venir y le estaba esperando.
- Gracias Don Enrique, soy Antonio Martín de La Voz de Todas Partes.
- Le dejaré entrar si me suspende el don.
- Sin problemas.

ENRIQUE MYRO
ENRIQUE MYRO

Le contesto.
Se aparta y me cede el paso a la vivienda. Sin más preámbulos cruzamos el zaguán y un distribuidor que nos conduce al salón donde en una esquina a la izquierda está su despacho.
- Siéntese por favor.
Me indica una silla de madera con asiento de anea frente a su mesa.
- Bueno, usted dirá. Perdone, ¿le importa que fume?
- Por favor, se lo agradezco, yo también lo hago.

Ambos encendemos un cigarrillo y amablemente me acercó un cenicero.
- Como le comenté en nuestra conversación telefónica de ayer, me interesaría que me hablara de su reciente novela “El Renacer de la Rebelión Ilustrada, Don Pablo de Olavide y el Ingeniero Izquierdo”.
- Por mí encantado, adelante.
- ¿Le importa que grabe la conversación?
- En lo absoluto.
- Gracias.
Manipulo el móvil y lo pongo sobre la mesa.

ENRIQUE MYRO
EL RENACER DE LA REBELIÓN ILUSTRADA.
DON PABLO DE OLAVIDE Y EL INGENIERO IZQUIERDO


- Lo primero que me gustaría preguntarle es, ¿Por qué el Superintendente don Pablo de Olavide?
- Es muy sencillo, yo he vivido por motivos profesionales en muchas partes del mundo y en cada una de ellas he procurado estudiar la historia del entorno. Cuando hace veintitantos años llegué a las Nuevas Poblaciones, me encontré con el personaje de Don Pablo de Olavide, alguien increíble tanto desde un punto de vista humano e intelectual, aunque algo menos como político, y ahí empezó todo.
- Pero concréteme algo acerca de su obra, ¿es una novela histórica?
- Pues realmente no lo es. En mi novela se cuentan siete historias entremezcladas, de las cuales dos son realmente históricas. La primera historia, la más importante claro está, es acerca de Pablo de Olavide. En ella se novela la biografía de don Pablo, pero fundamentalmente desde un punto de vista humano, aunque es obvio que se tocan sus aspectos políticos. A través de un artilugio literario Don Pablo y el ingeniero Izquierdo nos cuentan los aspectos más domésticos y entrañables de la vida del Superintendente, sus amores y sus desamores, sus inquietudes y sus vicisitudes, fiel reflejo de su, digamos, impresionante personalidad y capacidad vital.
- ¿Y las otras historias?
-Pues mire, claro es que se cuenta la historia del ingeniero Izquierdo, en el fondo un pre triunfador que tuvo que enfrentarse con el poder establecido al igual que lo hizo Don Pablo.
- Por favor, explíqueme eso de pretriunfadores a los que ya he visto que le dedica la novela.
- El concepto de pretriunfador en realidad es el de perdedor, aquél que debe existir para que luego alguien con su idea sea el triunfador. A lo largo de la historia vemos que el que triunfa siempre es el segundo. Primero tiene que haber un fracasado, así le ocurrió a Don Pablo y no sabemos todavía si le ocurrirá lo mismo al ingeniero Izquierdo.
- Si no le importa, volvamos a las historias de su novela.
- Bueno, luego está la de Fernando Izquierdo, que se enfrenta con el poder comarcal establecido, y también la de Esperanza, su mujer, una ejecutiva de una importante cooperativa oleícola que se tiene que enfrentar con algo por desgracia muy frecuente en nuestro país, con la corrupción.
- Pero eso son historias actuales en contraposición de la biografía de Don Pablo que ocurrido hace 200 y pico de años.
- Efectivamente. Pero yo creo que ahí está el interés de esta novela, el mezclar los hechos ocurridos hace tanto tiempo con los que estamos viviendo hoy. En la comparativa que obviamente se plantea, veremos que hay cosas en las que hemos mejorado y otras que en las que no. Por ejemplo, Don Pablo le cuenta a Fernando que una de las cosas más grandiosas que la sociedad actual había conseguido era el control del sol. En sus tiempos, dice Don Pablo, el sol marcaba sus vidas. Cuando desaparecía en el ocaso sus vidas cambiaban, no podían viajar, no podía leer, casi no podían hacer nada, y eso que los ricos tenían sus artilugios que les permitieron disminuir dichos efectos. En cambio, vosotros, decía el Superintendente, le dais un pellizco a la pared y el sol aparece de nuevo.


- ¿Y con qué más historias nos vamos a encontrar?
- Pues mire hay una, la cuarta, a la cual le tengo especial cariño, es la que desarrollo en base a una idea recogida de la obra de Buero Vallejo, Un Soñador para un Pueblo. Resulta que Carlos III, al cual don Pablo no era muy afín, vivió una década realmente ilustrada que fue desde 1766 cuando expulsó a los jesuitas hasta 1776 cuando permitió que la inquisición encerrara en sus cárceles a nuestro biografiado.
- ¿Y cómo se explica ese cambio?
- Eso es lo que hago o intento hacer en la cuarta historia, pero para saber qué ocurrió si me lo permite, hay que leer la novela.
- ¿Que más nos puede referir de su obra?
- Hay otro tema interesante como es el de los amores complementarios o paralelos. Sobre ellos don Pablo nos dice que nuestra sociedad actual como consecuencia del rancio romanticismo, es mucho más restrictiva en relación con los amores personales de lo que era en la segunda mitad del XVIII. Es un asunto muy atractivo para mí, sobre el que me he permitido novelar en diferentes ejemplos. Es lo que podríamos decir que constituye la quinta historia.

ZABALETA

- Pero dígame una cosa, ¿por qué situada la novela en Quesada y no en La Carolina o en Guarromán o incluso en la propia Aldea de los Ríos, por miedo a caer en el autobiografísmo?
- No, que va, no soy tan presuntuoso. Espero que la mayoría de los lectores no sepan sobre mí más que mi nombre y las cuatro líneas de la solapa del libro. Pero me alegra que me haga la pregunta porque la sexta historia narra la vida de un pueblo, Quesada, pero que podía haber sido cualquier otro. En el fondo creo que la vida en la mayoría de los pueblos andaluces es igual y todas tienen su centro neurálgico en el bar. Por cierto, que en esta historia utilizo a un narrador sui generis, del que me encuentro muy satisfecho.
- ¿Nos puede decir algo más sobre ese tema?
- No creo que fuera oportuno, además perdería interés la novela.

- Lo que usted diga.

ZABALETA

- Además, déjeme decir que Quesada es el pueblo de Zabaleta uno de los grandes pintores del siglo xx español, y tenía deseos de novelar acerca de su vida y su estética.



Al entrar al salón vi que en el testero de la derecha había una excelente reproducción del Niño del Pollo y al sentarme me encontré con el Viejo de la Garrota, colgado tras el despacho del escritor, donde todos los próceres cuelgan su presuntuoso retrato.
- Por otra parte, geográficamente las historias que cuento se desarrollan en el marco andaluz que va desde Quesada hasta La Carolina pasando por Úbeda y Baeza en el eje horizontal, y desde Guarromán hasta El Porrosillo pasando por El Acebuchar, la Isabela y el increíble castillo de Canena en la vertical. Unos parajes espectaculares que he intentado describir lo mejor que he podido.


- Por mi parte puedo asegurar que lo conseguido.
- Gracias.
- Me parece que nos ha hablado de seis historias y creo recordar que dijo que eran siete.
- Efectivamente, en la séptima aparece el contrapunto histórico de don Pablo, un descendiente llamado Isabelo, que junto con el ingeniero forman un triángulo que nos permite apuntalar la historia de los tres. Creo que Isabelo es un personaje entrañable que va a cautivar a los lectores.
- Muy bien, ingeniero Myro, porque usted también es ingeniero como Fernando ¿no?
- Efectivamente, lo soy.
- ¿Le gustaría añadir algún a cosa más?
- Pues mire, sí, gracias. Verá, yo como lector reivindico que el narrador sea absolutamente honesto conmigo, que no me oculte nada, ni sepa algo que yo no sé. Es decir que entre las diferentes formas de narrar, la que no soporto es la que el narrador lo sabe todo, omnisciente, y la que prefiero es la del narrador no omnisciente, esto es, que no sabe nada más que lo ve y oye, como si fuera una cámara de cine. Esta técnica es la más difícil, porque para describir si un personaje, por ejemplo, está contento sólo podemos hacerlo por lo que dice o por las expresiones de su cara, o por los gestos que hace.
- Comprendo.
- He procurado narrar la mayor parte de la novela con esa técnica, me ha costado mucho trabajo, pero lo he disfrutado. Espero que los lectores también disfruten de los resultados.
- Por último, por favor hábleme de la Editorial MaLuma.
- Sólo le puedo decir que le envié mi manuscrito por indicación de una amiga y que desde el primer momento he recibido un trato rápido, exquisito y eficaz, y sin coste alguno para el autor, como si uno fuera un escritor de bestseller.
- Me alegro porque no suele ser lo habitual para los escritores noveles.
Me acompaña hasta la puerta y cuando la cierra, me quedo un rato disfrutando de la aldeana belleza urbanística de La Aldea de los Ríos que Don Pablo de Olavide diseñó hace 250 años, como se cuenta en la novela de Enrique Myro.
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Esta obra la puede comprar en su librería habitual directamente en la página web de la editorial MaLuma con envío gratis.