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LOS HIJOS DE LA CHANCA.

LOS HIJOS DE LA CHANCA: "EL NEGRILLO"
La chanca es un suburbio almeriense encaramado en pictórico desorden en suaves cerros milenarios que van a dormir al mar, mecidos por sus olas, besados por el sol. De lejos, parece un paisaje encantado, recortado de un cuento de hadas. Cientos de caras inmóviles, de bocas y ojos rectangulares, se contemplan silenciosas en el espejo de las tranquilas aguas azules del pueblo pesquero.
De cerca; ¡Qué distinta es de cerca!: chiquillos semidesnudos corretean por doquier; tocadiscos a todo volumen, entonando "quejíos" flamencos, ponen música de miseria a la algarabía de gritos de comadres sentadas en las puertas, al murmullo de compadres bebiendo en las tascas, a calles salteadas de latas y basuras.
Aquí , vive "El Negrillo"; apodado así por el intenso moreno de su piel curtida por el sol y la suciedad. Su cama es cualquier recoveco de una vieja callejuela; su techo, el limpio cielo estrellado; su único pariente, un huesudo perro abandonado de ojos ulcerados.
Día de Nochebuena. Las luces del alumbrado público disiparon la semi penumbra del atardecer. "El Negrillo" deambulaba por las solitarias calles de la ciudad, rebuscando entre basuras un mendrugo de pan para saciar el hambre. Su pequeño cuerpo era taladrado por el húmedo frío que penetraba implacable por los agujeros del harapiento ropaje. Al llegar a una esquina, sonidos de pasos le hicieron volver la cabeza; era un hombre con una gran cesta de "Navidad". Viendo la posibilidad de comer algo, corrió hacia él y, agudizando, aún más, su expresión lastimera, exclamó:
-¡Payico, dame algo!
Este pasó sin dignarse a mirarlo, acelerando el paso como si le persiguieran.
El niño, utilizando el lenguaje propio de su barrio, añadió con odio incontenido:
-¡No reventára de una panzá de comé!
El otro, haciendo caso omiso, continuó alejándose.
Al poco rato, un borracho se acercaba canturrenado con una botella de ginebra en las manos:
-Esta noche es Nochebuena
y mañana Navidad,
saca María la bota
que nos vamos a emborrachar.
"El Negrillo" llegó junto al mismo y volvió a decir:
-¡Payico, dame algo!
-¿Cómo no quieras un trabo?... ¡No, un trago no, eres muy pequeño!
-¡Tengo frío!
-¡Pues caliéntate corriendo!
-Oye, no séa agarrao y dame pa un bocadillo.
-Si te doy para un bocadillo, ¿conqué compro otra botella?
-¡Con la jumera que lléva, no te cabe má!
-¡Que te crees tú eso!
-¡Po lo méno, èchate un cigarro!
-¡Déjame en paz y lárgate!
"El Negrillo" salió corriendo y, a prudente distancia, comenzó a gritar:
-¡Coliiiirio!....¡Vinaaaagre!...¡Folloneeeeras!....;...
El borracho, olvidándose de él, continuó dando tumbos y entonando machaconamente:
-Esta noche es Nochebuena
y mañana Navidad,
saca María la bota
que nos vamos a emborrachar.
....
Cansado y hambriento, acercóse a una puerta, desde la que llegaban a sus oídos canciones y risas, pensando que obtendría el sobrante de la comida. Poniéndose de puntillas, pulsó el timbre. Un sonoro "Tinc-tanc" mezclóse con el jolgorio interior. Ruido de cerraduras y, al momento, la puerta quedó entreabierta hasta donde permitía la cadena de seguridad. A través del hueco, una voz preguntó con sequedad:
-¡Qué quieres?
-¡sólo un cacho de pan!
-¡Vuelve mañana; hoy, ya no queda nada!
La puerta se cerró bruscamente y la fiesta continuó.
"El Negrillo", caminando lentamente, fue perdiéndose en la noche, seguido del único inseparable que le había donado la vida: "el perro".
Los abuelos de la Chanca murieron de hambre.
Los padres de la Chanca murieron de hambre.
Los hijos de la  Chanca siguen muriéndose de hambre.
Y el cante popular repite eternamente esta canción:
Gitanito, gitanito;
gitanito, ¡ay hermano!;
gitanito, gitanito, 
los payicos t'an matao;
y tus cinco churumbeles, 
y tus cincos churumbeles
en la calle s'an quedao.

Los hijos de la Chanca. "El negrillo".  por José Luis Molina García 

Este cuento es una llamada al corazón dormido de los hombres, que ven una mano extendida, la miran, pero olvidan al no extender la suya que también podrían haber nacido "Negrillo"
 
  I Premio del concurso de cuentos "Gabriel Espinar Huercal Overa. 1981- Almería.
recogido del libro de su autor:
 
JOSÉ LUIS MOLINA GARCIA

ISBN-83.300.8844-X
Depósito legal AL-22.1.983
portada de Fernando Barrionuevo.
 

LOS HIJOS DE LA CHANCA.

LOS HIJOS DE LA CHANCA: "EL NEGRILLO"
La chanca es un suburbio almeriense encaramado en pictórico desorden en suaves cerros milenarios que van a dormir al mar, mecidos por sus olas, besados por el sol. De lejos, parece un paisaje encantado, recortado de un cuento de hadas. Cientos de caras inmóviles, de bocas y ojos rectangulares, se contemplan silenciosas en el espejo de las tranquilas aguas azules del pueblo pesquero.
De cerca; ¡Qué distinta es de cerca!: chiquillos semidesnudos corretean por doquier; tocadiscos a todo volumen, entonando "quejíos" flamencos, ponen música de miseria a la algarabía de gritos de comadres sentadas en las puertas, al murmullo de compadres bebiendo en las tascas, a calles salteadas de latas y basuras.
Aquí , vive "El Negrillo"; apodado así por el intenso moreno de su piel curtida por el sol y la suciedad. Su cama es cualquier recoveco de una vieja callejuela; su techo, el limpio cielo estrellado; su único pariente, un huesudo perro abandonado de ojos ulcerados.
Día de Nochebuena. Las luces del alumbrado público disiparon la semi penumbra del atardecer. "El Negrillo" deambulaba por las solitarias calles de la ciudad, rebuscando entre basuras un mendrugo de pan para saciar el hambre. Su pequeño cuerpo era taladrado por el húmedo frío que penetraba implacable por los agujeros del harapiento ropaje. Al llegar a una esquina, sonidos de pasos le hicieron volver la cabeza; era un hombre con una gran cesta de "Navidad". Viendo la posibilidad de comer algo, corrió hacia él y, agudizando, aún más, su expresión lastimera, exclamó:
-¡Payico, dame algo!
Este pasó sin dignarse a mirarlo, acelerando el paso como si le persiguieran.
El niño, utilizando el lenguaje propio de su barrio, añadió con odio incontenido:
-¡No reventára de una panzá de comé!
El otro, haciendo caso omiso, continuó alejándose.
Al poco rato, un borracho se acercaba canturrenado con una botella de ginebra en las manos:
-Esta noche es Nochebuena
y mañana Navidad,
saca María la bota
que nos vamos a emborrachar.
"El Negrillo" llegó junto al mismo y volvió a decir:
-¡Payico, dame algo!
-¿Cómo no quieras un trabo?... ¡No, un trago no, eres muy pequeño!
-¡Tengo frío!
-¡Pues caliéntate corriendo!
-Oye, no séa agarrao y dame pa un bocadillo.
-Si te doy para un bocadillo, ¿conqué compro otra botella?
-¡Con la jumera que lléva, no te cabe má!
-¡Que te crees tú eso!
-¡Po lo méno, èchate un cigarro!
-¡Déjame en paz y lárgate!
"El Negrillo" salió corriendo y, a prudente distancia, comenzó a gritar:
-¡Coliiiirio!....¡Vinaaaagre!...¡Folloneeeeras!....;...
El borracho, olvidándose de él, continuó dando tumbos y entonando machaconamente:
-Esta noche es Nochebuena
y mañana Navidad,
saca María la bota
que nos vamos a emborrachar.
....
Cansado y hambriento, acercóse a una puerta, desde la que llegaban a sus oídos canciones y risas, pensando que obtendría el sobrante de la comida. Poniéndose de puntillas, pulsó el timbre. Un sonoro "Tinc-tanc" mezclóse con el jolgorio interior. Ruido de cerraduras y, al momento, la puerta quedó entreabierta hasta donde permitía la cadena de seguridad. A través del hueco, una voz preguntó con sequedad:
-¡Qué quieres?
-¡sólo un cacho de pan!
-¡Vuelve mañana; hoy, ya no queda nada!
La puerta se cerró bruscamente y la fiesta continuó.
"El Negrillo", caminando lentamente, fue perdiéndose en la noche, seguido del único inseparable que le había donado la vida: "el perro".
Los abuelos de la Chanca murieron de hambre.
Los padres de la Chanca murieron de hambre.
Los hijos de la  Chanca siguen muriéndose de hambre.
Y el cante popular repite eternamente esta canción:
Gitanito, gitanito;
gitanito, ¡ay hermano!;
gitanito, gitanito, 
los payicos t'an matao;
y tus cinco churumbeles, 
y tus cincos churumbeles
en la calle s'an quedao.

Los hijos de la Chanca. "El negrillo".  por José Luis Molina García 

Este cuento es una llamada al corazón dormido de los hombres, que ven una mano extendida, la miran, pero olvidan al no extender la suya que también podrían haber nacido "Negrillo"
 
  I Premio del concurso de cuentos "Gabriel Espinar Huercal Overa. 1981- Almería.
recogido del libro de su autor:
 
JOSÉ LUIS MOLINA GARCIA

ISBN-83.300.8844-X
Depósito legal AL-22.1.983
portada de Fernando Barrionuevo.
 

LOS HIJOS DE LA CHANCA.

LOS HIJOS DE LA CHANCA: "EL NEGRILLO"
La chanca es un suburbio almeriense encaramado en pictórico desorden en suaves cerros milenarios que van a dormir al mar, mecidos por sus olas, besados por el sol. De lejos, parece un paisaje encantado, recortado de un cuento de hadas. Cientos de caras inmóviles, de bocas y ojos rectangulares, se contemplan silenciosas en el espejo de las tranquilas aguas azules del pueblo pesquero.
De cerca; ¡Qué distinta es de cerca!: chiquillos semidesnudos corretean por doquier; tocadiscos a todo volumen, entonando "quejíos" flamencos, ponen música de miseria a la algarabía de gritos de comadres sentadas en las puertas, al murmullo de compadres bebiendo en las tascas, a calles salteadas de latas y basuras.
Aquí , vive "El Negrillo"; apodado así por el intenso moreno de su piel curtida por el sol y la suciedad. Su cama es cualquier recoveco de una vieja callejuela; su techo, el limpio cielo estrellado; su único pariente, un huesudo perro abandonado de ojos ulcerados.
Día de Nochebuena. Las luces del alumbrado público disiparon la semi penumbra del atardecer. "El Negrillo" deambulaba por las solitarias calles de la ciudad, rebuscando entre basuras un mendrugo de pan para saciar el hambre. Su pequeño cuerpo era taladrado por el húmedo frío que penetraba implacable por los agujeros del harapiento ropaje. Al llegar a una esquina, sonidos de pasos le hicieron volver la cabeza; era un hombre con una gran cesta de "Navidad". Viendo la posibilidad de comer algo, corrió hacia él y, agudizando, aún más, su expresión lastimera, exclamó:
-¡Payico, dame algo!
Este pasó sin dignarse a mirarlo, acelerando el paso como si le persiguieran.
El niño, utilizando el lenguaje propio de su barrio, añadió con odio incontenido:
-¡No reventára de una panzá de comé!
El otro, haciendo caso omiso, continuó alejándose.
Al poco rato, un borracho se acercaba canturrenado con una botella de ginebra en las manos:
-Esta noche es Nochebuena
y mañana Navidad,
saca María la bota
que nos vamos a emborrachar.
"El Negrillo" llegó junto al mismo y volvió a decir:
-¡Payico, dame algo!
-¿Cómo no quieras un trabo?... ¡No, un trago no, eres muy pequeño!
-¡Tengo frío!
-¡Pues caliéntate corriendo!
-Oye, no séa agarrao y dame pa un bocadillo.
-Si te doy para un bocadillo, ¿conqué compro otra botella?
-¡Con la jumera que lléva, no te cabe má!
-¡Que te crees tú eso!
-¡Po lo méno, èchate un cigarro!
-¡Déjame en paz y lárgate!
"El Negrillo" salió corriendo y, a prudente distancia, comenzó a gritar:
-¡Coliiiirio!....¡Vinaaaagre!...¡Folloneeeeras!....;...
El borracho, olvidándose de él, continuó dando tumbos y entonando machaconamente:
-Esta noche es Nochebuena
y mañana Navidad,
saca María la bota
que nos vamos a emborrachar.
....
Cansado y hambriento, acercóse a una puerta, desde la que llegaban a sus oídos canciones y risas, pensando que obtendría el sobrante de la comida. Poniéndose de puntillas, pulsó el timbre. Un sonoro "Tinc-tanc" mezclóse con el jolgorio interior. Ruido de cerraduras y, al momento, la puerta quedó entreabierta hasta donde permitía la cadena de seguridad. A través del hueco, una voz preguntó con sequedad:
-¡Qué quieres?
-¡sólo un cacho de pan!
-¡Vuelve mañana; hoy, ya no queda nada!
La puerta se cerró bruscamente y la fiesta continuó.
"El Negrillo", caminando lentamente, fue perdiéndose en la noche, seguido del único inseparable que le había donado la vida: "el perro".
Los abuelos de la Chanca murieron de hambre.
Los padres de la Chanca murieron de hambre.
Los hijos de la  Chanca siguen muriéndose de hambre.
Y el cante popular repite eternamente esta canción:
Gitanito, gitanito;
gitanito, ¡ay hermano!;
gitanito, gitanito, 
los payicos t'an matao;
y tus cinco churumbeles, 
y tus cincos churumbeles
en la calle s'an quedao.

Los hijos de la Chanca. "El negrillo".  por José Luis Molina García 

Este cuento es una llamada al corazón dormido de los hombres, que ven una mano extendida, la miran, pero olvidan al no extender la suya que también podrían haber nacido "Negrillo"
 
  I Premio del concurso de cuentos "Gabriel Espinar Huercal Overa. 1981- Almería.
recogido del libro de su autor:
 
JOSÉ LUIS MOLINA GARCIA

ISBN-83.300.8844-X
Depósito legal AL-22.1.983
portada de Fernando Barrionuevo.
 

LOS HIJOS DE LA CHANCA.

LOS HIJOS DE LA CHANCA: "EL NEGRILLO"
La chanca es un suburbio almeriense encaramado en pictórico desorden en suaves cerros milenarios que van a dormir al mar, mecidos por sus olas, besados por el sol. De lejos, parece un paisaje encantado, recortado de un cuento de hadas. Cientos de caras inmóviles, de bocas y ojos rectangulares, se contemplan silenciosas en el espejo de las tranquilas aguas azules del pueblo pesquero.
De cerca; ¡Qué distinta es de cerca!: chiquillos semidesnudos corretean por doquier; tocadiscos a todo volumen, entonando "quejíos" flamencos, ponen música de miseria a la algarabía de gritos de comadres sentadas en las puertas, al murmullo de compadres bebiendo en las tascas, a calles salteadas de latas y basuras.
Aquí , vive "El Negrillo"; apodado así por el intenso moreno de su piel curtida por el sol y la suciedad. Su cama es cualquier recoveco de una vieja callejuela; su techo, el limpio cielo estrellado; su único pariente, un huesudo perro abandonado de ojos ulcerados.
Día de Nochebuena. Las luces del alumbrado público disiparon la semi penumbra del atardecer. "El Negrillo" deambulaba por las solitarias calles de la ciudad, rebuscando entre basuras un mendrugo de pan para saciar el hambre. Su pequeño cuerpo era taladrado por el húmedo frío que penetraba implacable por los agujeros del harapiento ropaje. Al llegar a una esquina, sonidos de pasos le hicieron volver la cabeza; era un hombre con una gran cesta de "Navidad". Viendo la posibilidad de comer algo, corrió hacia él y, agudizando, aún más, su expresión lastimera, exclamó:
-¡Payico, dame algo!
Este pasó sin dignarse a mirarlo, acelerando el paso como si le persiguieran.
El niño, utilizando el lenguaje propio de su barrio, añadió con odio incontenido:
-¡No reventára de una panzá de comé!
El otro, haciendo caso omiso, continuó alejándose.
Al poco rato, un borracho se acercaba canturrenado con una botella de ginebra en las manos:
-Esta noche es Nochebuena
y mañana Navidad,
saca María la bota
que nos vamos a emborrachar.
"El Negrillo" llegó junto al mismo y volvió a decir:
-¡Payico, dame algo!
-¿Cómo no quieras un trabo?... ¡No, un trago no, eres muy pequeño!
-¡Tengo frío!
-¡Pues caliéntate corriendo!
-Oye, no séa agarrao y dame pa un bocadillo.
-Si te doy para un bocadillo, ¿conqué compro otra botella?
-¡Con la jumera que lléva, no te cabe má!
-¡Que te crees tú eso!
-¡Po lo méno, èchate un cigarro!
-¡Déjame en paz y lárgate!
"El Negrillo" salió corriendo y, a prudente distancia, comenzó a gritar:
-¡Coliiiirio!....¡Vinaaaagre!...¡Folloneeeeras!....;...
El borracho, olvidándose de él, continuó dando tumbos y entonando machaconamente:
-Esta noche es Nochebuena
y mañana Navidad,
saca María la bota
que nos vamos a emborrachar.
....
Cansado y hambriento, acercóse a una puerta, desde la que llegaban a sus oídos canciones y risas, pensando que obtendría el sobrante de la comida. Poniéndose de puntillas, pulsó el timbre. Un sonoro "Tinc-tanc" mezclóse con el jolgorio interior. Ruido de cerraduras y, al momento, la puerta quedó entreabierta hasta donde permitía la cadena de seguridad. A través del hueco, una voz preguntó con sequedad:
-¡Qué quieres?
-¡sólo un cacho de pan!
-¡Vuelve mañana; hoy, ya no queda nada!
La puerta se cerró bruscamente y la fiesta continuó.
"El Negrillo", caminando lentamente, fue perdiéndose en la noche, seguido del único inseparable que le había donado la vida: "el perro".
Los abuelos de la Chanca murieron de hambre.
Los padres de la Chanca murieron de hambre.
Los hijos de la  Chanca siguen muriéndose de hambre.
Y el cante popular repite eternamente esta canción:
Gitanito, gitanito;
gitanito, ¡ay hermano!;
gitanito, gitanito, 
los payicos t'an matao;
y tus cinco churumbeles, 
y tus cincos churumbeles
en la calle s'an quedao.

Los hijos de la Chanca. "El negrillo".  por José Luis Molina García 

Este cuento es una llamada al corazón dormido de los hombres, que ven una mano extendida, la miran, pero olvidan al no extender la suya que también podrían haber nacido "Negrillo"
 
  I Premio del concurso de cuentos "Gabriel Espinar Huercal Overa. 1981- Almería.
recogido del libro de su autor:
 
JOSÉ LUIS MOLINA GARCIA

ISBN-83.300.8844-X
Depósito legal AL-22.1.983
portada de Fernando Barrionuevo.