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PRESENTACIÓN DEL LIBRO MAX. 23 KG. DE ANA LÓPEZ



Librería Bibabuk jueves 31 de mayo 2018 19,30
Por María Ángeles Lonardi


La literatura de Ana va de lo conocido a lo desconocido. Es capaz de recorrer lugares que no existen y de llevarnos a sitios insospechados. Y tiene además, una particularidad, convierte lo fantástico en cotidiano y descubre en lo cotidiano, la magia. Porque su literatura es vital, es aventura, es libertad, es viaje.
Un viaje hacia el otro lado del mundo o hacia ese sitio donde está tu lugar en el mundo. Un billete hacia tu nueva vida, hace de punto de partida y la maleta, tu equipaje: que sólo podrá ser máximo 23 kg. Y como un “mantra” maldito te coarta, te limita, te comprime, te ahoga…sin embargo, no renuncias a nada, ni a tu pasado. Lo quieres llevar todo. Lo único verdaderamente difícil, es saber qué merece la pena ser cargado, -como dice en la contraportada del libro-.

ANA LÓPEZ junto  MARÍA ÁNGELES LONARDI

PRESENTACIÓN DEL LIBRO MAX. 23 KG. DE ANA LÓPEZ



Este libro, muy pequeño, compacto, como un extracto, como un perfume caro, “comprende las historias de aquellos 23 kg que arrastré por Chile, Colombia y Uruguay para traerlos de vuelta a Sevilla”- nos dice la autora-.
Ana habla en este libro de historias y de viajes. Y viajar exige un aprendizaje. No todo el mundo se adapta, ni sabe organizarse.
A pesar de estar acostumbrados a viajar, algunos no sabemos hacerlo aun y al hacer ese “verdadero ejercicio de desapego”, vuelves a “tentarte” y vuelves a caer y a acumular cosas innecesarias; y al final, siempre tienes la sensación de que no haces bien las cosas; la sensación de que no te vas del todo, sobre todo, cuando repartes tus cosas entre familiares y amigos.
Y vuelves a desprenderte de cosas.
Quiero destacar la frase que toma el prólogo de Alfredo Zitarrosa:
No eches en la maleta lo que no vayas a usar. Son más largos los caminos pal que va cargao de más”. Y esto es una gran verdad!


En este libro están las historias de gente con la que Ana compartió el viaje, gente con la que se cruzó por el camino, la que desapareció, la que se encontró, se imaginó y la que ha tenido que buscar con sus fotos, dibujos y aportaciones, porque toda esa gente le aportó algo, porque la vida es un poco así. La vas armando de a trocitos, con lo que te dan, lo que haces, te enseñan, aprendes historias inconexas, piezas de un rompecabezas que un día se hacen mural, encajan a la perfección y luego vuelves a tu entorno a tu “normalidad” y la aerolínea te recuerda las normas: Máximo 23 KG.


Este libro es el relato de un periplo fantástico, un tanto evocador, y un poco loco, pero tan cercano que no te dejará indiferente.
Por ejemplo, nos descubre a Omar enamorado de una sirena. Luego, juega con la realidad y la fantasía para hablarnos del origen de un río que desemboca en un inmenso valle de varios kilómetros. Y el relato es como una leyenda, un cuento fantástico.


Después, muy hábilmente, es capaz de la mayor ternura cuando nos cuenta historias de zapatos, especialmente los zapatos rojos y te hace creer en fetiches expectativas para darte la puntilla en el final del relato.


La vida está llena de casualidades extrañas y de encuentros impensados, inusuales, raros con mariposas amarillas, las “Eacles imperialis” como las que abundan en Uruguay.


Y nos trae a la realidad, a la cruel realidad. Te mete el miedo en el cuerpo cuando nos habla de esa gente, que la sorprende, con la habilidad de distinguir los bombardeos o el ruido de las balas al caer.
Y nos deja bien claro que la muerte, hace mucho que dejó de ser algo personal para ser de todos, como lo es en Colombia. Y cómo es de difícil aceptar o entender que lo único que nos puede salvar, es reconstruir desde el inicio, desde el principio.


Luego nos provoca, con el sexo entre las manos y habla de una mujer que no está, que no puede verse, sino como una imagen que alcanza apenas a completar una fotografía…
También aparece una hermana, Alicia, que se refugia en una pared blanca para escapar de la locura.


Y Ana sigue de viaje. Le habla a su compañero de aventuras con mucha ternura…y se pone romántica la cosa…Y es capaz de contarnos una historia de café y tostadas, de la tristeza de no poder cambiar el destino, de la vida cotidiana, de estar en paro hace más de dos años y con casi 45 años, sin oportunidades, hilvanando una historia de esas en las que nunca pasa nada…pasa la vida y se consume en el tedio y la monotonía y de pronto, una entrevista: ¡cómo puede cambiarte la vida en un segundo!
Y en un segundo la vida puede esfumarse como la de las protagonistas de la película, en la que puedes armar la historia. Y te deja pensando…


Y te deja perplejo al rescatar una palabra, MAMIHLAPINATAPAI, de los nativos Yámanas de Tierra del Fuego. Es la palabra más concisa para describir “esa mirada” de deseo mutuo pero, es casi impronunciable!


Y en un intento de acercarnos al azul cielo aparece una mujer que habla del color de su tinte del pelo y ya no sabes qué pensar…

PRESENTACIÓN DEL LIBRO MAX. 23 KG. DE ANA LÓPEZ


Pero Ana sigue con los relatos, Ana sigue metiendo relatos en la maleta.
Y nos habla de la espera, frente al mar, de las raíces que se quedan en algún lugar, de ser mujer, tierra, fuego, elemento…


Y por si fuera poco, por si quedara sitio para algo más, nos deja un cuento que se titula “desromántico de tres actos”, como colofón. El Herrero y la Ninfa: son protagonistas de una bonita historia que nos trae el Viento del sur. Un viento que no puede irse, pero tampoco quedarse…como si no pudiera emprender el viaje…


Y recuerda, si quieres viajar, seguramente en la aerolínea te dirán que, de equipaje: Máximo23 Kg.

PRESENTACIÓN DEL LIBRO MAX. 23 KG. DE ANA LÓPEZ



Librería Bibabuk jueves 31 de mayo 2018 19,30
Por María Ángeles Lonardi


La literatura de Ana va de lo conocido a lo desconocido. Es capaz de recorrer lugares que no existen y de llevarnos a sitios insospechados. Y tiene además, una particularidad, convierte lo fantástico en cotidiano y descubre en lo cotidiano, la magia. Porque su literatura es vital, es aventura, es libertad, es viaje.
Un viaje hacia el otro lado del mundo o hacia ese sitio donde está tu lugar en el mundo. Un billete hacia tu nueva vida, hace de punto de partida y la maleta, tu equipaje: que sólo podrá ser máximo 23 kg. Y como un “mantra” maldito te coarta, te limita, te comprime, te ahoga…sin embargo, no renuncias a nada, ni a tu pasado. Lo quieres llevar todo. Lo único verdaderamente difícil, es saber qué merece la pena ser cargado, -como dice en la contraportada del libro-.





Este libro, muy pequeño, compacto, como un extracto, como un perfume caro, “comprende las historias de aquellos 23 kg que arrastré por Chile, Colombia y Uruguay para traerlos de vuelta a Sevilla”- nos dice la autora-.
Ana habla en este libro de historias y de viajes. Y viajar exige un aprendizaje. No todo el mundo se adapta, ni sabe organizarse.
A pesar de estar acostumbrados a viajar, algunos no sabemos hacerlo aun y al hacer ese “verdadero ejercicio de desapego”, vuelves a “tentarte” y vuelves a caer y a acumular cosas innecesarias; y al final, siempre tienes la sensación de que no haces bien las cosas; la sensación de que no te vas del todo, sobre todo, cuando repartes tus cosas entre familiares y amigos.
Y vuelves a desprenderte de cosas.
Quiero destacar la frase que toma el prólogo de Alfredo Zitarrosa:
No eches en la maleta lo que no vayas a usar. Son más largos los caminos pal que va cargao de más”. Y esto es una gran verdad!


En este libro están las historias de gente con la que Ana compartió el viaje, gente con la que se cruzó por el camino, la que desapareció, la que se encontró, se imaginó y la que ha tenido que buscar con sus fotos, dibujos y aportaciones, porque toda esa gente le aportó algo, porque la vida es un poco así. La vas armando de a trocitos, con lo que te dan, lo que haces, te enseñan, aprendes historias inconexas, piezas de un rompecabezas que un día se hacen mural, encajan a la perfección y luego vuelves a tu entorno a tu “normalidad” y la aerolínea te recuerda las normas: Máximo 23 KG.


Este libro es el relato de un periplo fantástico, un tanto evocador, y un poco loco, pero tan cercano que no te dejará indiferente.
Por ejemplo, nos descubre a Omar enamorado de una sirena. Luego, juega con la realidad y la fantasía para hablarnos del origen de un río que desemboca en un inmenso valle de varios kilómetros. Y el relato es como una leyenda, un cuento fantástico.


Después, muy hábilmente, es capaz de la mayor ternura cuando nos cuenta historias de zapatos, especialmente los zapatos rojos y te hace creer en fetiches expectativas para darte la puntilla en el final del relato.


La vida está llena de casualidades extrañas y de encuentros impensados, inusuales, raros con mariposas amarillas, las “Eacles imperialis” como las que abundan en Uruguay.


Y nos trae a la realidad, a la cruel realidad. Te mete el miedo en el cuerpo cuando nos habla de esa gente, que la sorprende, con la habilidad de distinguir los bombardeos o el ruido de las balas al caer.
Y nos deja bien claro que la muerte, hace mucho que dejó de ser algo personal para ser de todos, como lo es en Colombia. Y cómo es de difícil aceptar o entender que lo único que nos puede salvar, es reconstruir desde el inicio, desde el principio.


Luego nos provoca, con el sexo entre las manos y habla de una mujer que no está, que no puede verse, sino como una imagen que alcanza apenas a completar una fotografía…
También aparece una hermana, Alicia, que se refugia en una pared blanca para escapar de la locura.


Y Ana sigue de viaje. Le habla a su compañero de aventuras con mucha ternura…y se pone romántica la cosa…Y es capaz de contarnos una historia de café y tostadas, de la tristeza de no poder cambiar el destino, de la vida cotidiana, de estar en paro hace más de dos años y con casi 45 años, sin oportunidades, hilvanando una historia de esas en las que nunca pasa nada…pasa la vida y se consume en el tedio y la monotonía y de pronto, una entrevista: ¡cómo puede cambiarte la vida en un segundo!
Y en un segundo la vida puede esfumarse como la de las protagonistas de la película, en la que puedes armar la historia. Y te deja pensando…


Y te deja perplejo al rescatar una palabra, MAMIHLAPINATAPAI, de los nativos Yámanas de Tierra del Fuego. Es la palabra más concisa para describir “esa mirada” de deseo mutuo pero, es casi impronunciable!


Y en un intento de acercarnos al azul cielo aparece una mujer que habla del color de su tinte del pelo y ya no sabes qué pensar…



Pero Ana sigue con los relatos, Ana sigue metiendo relatos en la maleta.
Y nos habla de la espera, frente al mar, de las raíces que se quedan en algún lugar, de ser mujer, tierra, fuego, elemento…


Y por si fuera poco, por si quedara sitio para algo más, nos deja un cuento que se titula “desromántico de tres actos”, como colofón. El Herrero y la Ninfa: son protagonistas de una bonita historia que nos trae el Viento del sur. Un viento que no puede irse, pero tampoco quedarse…como si no pudiera emprender el viaje…


Y recuerda, si quieres viajar, seguramente en la aerolínea te dirán que, de equipaje: Máximo 23 Kg.

PRESENTACIÓN DEL LIBRO MAX. 23 KG. DE ANA LÓPEZ



Librería Bibabuk jueves 31 de mayo 2018 19,30
Por María Ángeles Lonardi


La literatura de Ana va de lo conocido a lo desconocido. Es capaz de recorrer lugares que no existen y de llevarnos a sitios insospechados. Y tiene además, una particularidad, convierte lo fantástico en cotidiano y descubre en lo cotidiano, la magia. Porque su literatura es vital, es aventura, es libertad, es viaje.
Un viaje hacia el otro lado del mundo o hacia ese sitio donde está tu lugar en el mundo. Un billete hacia tu nueva vida, hace de punto de partida y la maleta, tu equipaje: que sólo podrá ser máximo 23 kg. Y como un “mantra” maldito te coarta, te limita, te comprime, te ahoga…sin embargo, no renuncias a nada, ni a tu pasado. Lo quieres llevar todo. Lo único verdaderamente difícil, es saber qué merece la pena ser cargado, -como dice en la contraportada del libro-.

ANA LÓPEZ junto  MARÍA ÁNGELES LONARDI

PRESENTACIÓN DEL LIBRO MAX. 23 KG. DE ANA LÓPEZ



Este libro, muy pequeño, compacto, como un extracto, como un perfume caro, “comprende las historias de aquellos 23 kg que arrastré por Chile, Colombia y Uruguay para traerlos de vuelta a Sevilla”- nos dice la autora-.
Ana habla en este libro de historias y de viajes. Y viajar exige un aprendizaje. No todo el mundo se adapta, ni sabe organizarse.
A pesar de estar acostumbrados a viajar, algunos no sabemos hacerlo aun y al hacer ese “verdadero ejercicio de desapego”, vuelves a “tentarte” y vuelves a caer y a acumular cosas innecesarias; y al final, siempre tienes la sensación de que no haces bien las cosas; la sensación de que no te vas del todo, sobre todo, cuando repartes tus cosas entre familiares y amigos.
Y vuelves a desprenderte de cosas.
Quiero destacar la frase que toma el prólogo de Alfredo Zitarrosa:
No eches en la maleta lo que no vayas a usar. Son más largos los caminos pal que va cargao de más”. Y esto es una gran verdad!


En este libro están las historias de gente con la que Ana compartió el viaje, gente con la que se cruzó por el camino, la que desapareció, la que se encontró, se imaginó y la que ha tenido que buscar con sus fotos, dibujos y aportaciones, porque toda esa gente le aportó algo, porque la vida es un poco así. La vas armando de a trocitos, con lo que te dan, lo que haces, te enseñan, aprendes historias inconexas, piezas de un rompecabezas que un día se hacen mural, encajan a la perfección y luego vuelves a tu entorno a tu “normalidad” y la aerolínea te recuerda las normas: Máximo 23 KG.


Este libro es el relato de un periplo fantástico, un tanto evocador, y un poco loco, pero tan cercano que no te dejará indiferente.
Por ejemplo, nos descubre a Omar enamorado de una sirena. Luego, juega con la realidad y la fantasía para hablarnos del origen de un río que desemboca en un inmenso valle de varios kilómetros. Y el relato es como una leyenda, un cuento fantástico.


Después, muy hábilmente, es capaz de la mayor ternura cuando nos cuenta historias de zapatos, especialmente los zapatos rojos y te hace creer en fetiches expectativas para darte la puntilla en el final del relato.


La vida está llena de casualidades extrañas y de encuentros impensados, inusuales, raros con mariposas amarillas, las “Eacles imperialis” como las que abundan en Uruguay.


Y nos trae a la realidad, a la cruel realidad. Te mete el miedo en el cuerpo cuando nos habla de esa gente, que la sorprende, con la habilidad de distinguir los bombardeos o el ruido de las balas al caer.
Y nos deja bien claro que la muerte, hace mucho que dejó de ser algo personal para ser de todos, como lo es en Colombia. Y cómo es de difícil aceptar o entender que lo único que nos puede salvar, es reconstruir desde el inicio, desde el principio.


Luego nos provoca, con el sexo entre las manos y habla de una mujer que no está, que no puede verse, sino como una imagen que alcanza apenas a completar una fotografía…
También aparece una hermana, Alicia, que se refugia en una pared blanca para escapar de la locura.


Y Ana sigue de viaje. Le habla a su compañero de aventuras con mucha ternura…y se pone romántica la cosa…Y es capaz de contarnos una historia de café y tostadas, de la tristeza de no poder cambiar el destino, de la vida cotidiana, de estar en paro hace más de dos años y con casi 45 años, sin oportunidades, hilvanando una historia de esas en las que nunca pasa nada…pasa la vida y se consume en el tedio y la monotonía y de pronto, una entrevista: ¡cómo puede cambiarte la vida en un segundo!
Y en un segundo la vida puede esfumarse como la de las protagonistas de la película, en la que puedes armar la historia. Y te deja pensando…


Y te deja perplejo al rescatar una palabra, MAMIHLAPINATAPAI, de los nativos Yámanas de Tierra del Fuego. Es la palabra más concisa para describir “esa mirada” de deseo mutuo pero, es casi impronunciable!


Y en un intento de acercarnos al azul cielo aparece una mujer que habla del color de su tinte del pelo y ya no sabes qué pensar…

PRESENTACIÓN DEL LIBRO MAX. 23 KG. DE ANA LÓPEZ


Pero Ana sigue con los relatos, Ana sigue metiendo relatos en la maleta.
Y nos habla de la espera, frente al mar, de las raíces que se quedan en algún lugar, de ser mujer, tierra, fuego, elemento…


Y por si fuera poco, por si quedara sitio para algo más, nos deja un cuento que se titula “desromántico de tres actos”, como colofón. El Herrero y la Ninfa: son protagonistas de una bonita historia que nos trae el Viento del sur. Un viento que no puede irse, pero tampoco quedarse…como si no pudiera emprender el viaje…


Y recuerda, si quieres viajar, seguramente en la aerolínea te dirán que, de equipaje: Máximo23 Kg.

PRESENTACIÓN DEL LIBRO MAX. 23 KG. DE ANA LÓPEZ



Librería Bibabuk jueves 31 de mayo 2018 19,30
Por María Ángeles Lonardi


La literatura de Ana va de lo conocido a lo desconocido. Es capaz de recorrer lugares que no existen y de llevarnos a sitios insospechados. Y tiene además, una particularidad, convierte lo fantástico en cotidiano y descubre en lo cotidiano, la magia. Porque su literatura es vital, es aventura, es libertad, es viaje.
Un viaje hacia el otro lado del mundo o hacia ese sitio donde está tu lugar en el mundo. Un billete hacia tu nueva vida, hace de punto de partida y la maleta, tu equipaje: que sólo podrá ser máximo 23 kg. Y como un “mantra” maldito te coarta, te limita, te comprime, te ahoga…sin embargo, no renuncias a nada, ni a tu pasado. Lo quieres llevar todo. Lo único verdaderamente difícil, es saber qué merece la pena ser cargado, -como dice en la contraportada del libro-.

ANA LÓPEZ junto  MARÍA ÁNGELES LONARDI

PRESENTACIÓN DEL LIBRO MAX. 23 KG. DE ANA LÓPEZ



Este libro, muy pequeño, compacto, como un extracto, como un perfume caro, “comprende las historias de aquellos 23 kg que arrastré por Chile, Colombia y Uruguay para traerlos de vuelta a Sevilla”- nos dice la autora-.
Ana habla en este libro de historias y de viajes. Y viajar exige un aprendizaje. No todo el mundo se adapta, ni sabe organizarse.
A pesar de estar acostumbrados a viajar, algunos no sabemos hacerlo aun y al hacer ese “verdadero ejercicio de desapego”, vuelves a “tentarte” y vuelves a caer y a acumular cosas innecesarias; y al final, siempre tienes la sensación de que no haces bien las cosas; la sensación de que no te vas del todo, sobre todo, cuando repartes tus cosas entre familiares y amigos.
Y vuelves a desprenderte de cosas.
Quiero destacar la frase que toma el prólogo de Alfredo Zitarrosa:
No eches en la maleta lo que no vayas a usar. Son más largos los caminos pal que va cargao de más”. Y esto es una gran verdad!


En este libro están las historias de gente con la que Ana compartió el viaje, gente con la que se cruzó por el camino, la que desapareció, la que se encontró, se imaginó y la que ha tenido que buscar con sus fotos, dibujos y aportaciones, porque toda esa gente le aportó algo, porque la vida es un poco así. La vas armando de a trocitos, con lo que te dan, lo que haces, te enseñan, aprendes historias inconexas, piezas de un rompecabezas que un día se hacen mural, encajan a la perfección y luego vuelves a tu entorno a tu “normalidad” y la aerolínea te recuerda las normas: Máximo 23 KG.


Este libro es el relato de un periplo fantástico, un tanto evocador, y un poco loco, pero tan cercano que no te dejará indiferente.
Por ejemplo, nos descubre a Omar enamorado de una sirena. Luego, juega con la realidad y la fantasía para hablarnos del origen de un río que desemboca en un inmenso valle de varios kilómetros. Y el relato es como una leyenda, un cuento fantástico.


Después, muy hábilmente, es capaz de la mayor ternura cuando nos cuenta historias de zapatos, especialmente los zapatos rojos y te hace creer en fetiches expectativas para darte la puntilla en el final del relato.


La vida está llena de casualidades extrañas y de encuentros impensados, inusuales, raros con mariposas amarillas, las “Eacles imperialis” como las que abundan en Uruguay.


Y nos trae a la realidad, a la cruel realidad. Te mete el miedo en el cuerpo cuando nos habla de esa gente, que la sorprende, con la habilidad de distinguir los bombardeos o el ruido de las balas al caer.
Y nos deja bien claro que la muerte, hace mucho que dejó de ser algo personal para ser de todos, como lo es en Colombia. Y cómo es de difícil aceptar o entender que lo único que nos puede salvar, es reconstruir desde el inicio, desde el principio.


Luego nos provoca, con el sexo entre las manos y habla de una mujer que no está, que no puede verse, sino como una imagen que alcanza apenas a completar una fotografía…
También aparece una hermana, Alicia, que se refugia en una pared blanca para escapar de la locura.


Y Ana sigue de viaje. Le habla a su compañero de aventuras con mucha ternura…y se pone romántica la cosa…Y es capaz de contarnos una historia de café y tostadas, de la tristeza de no poder cambiar el destino, de la vida cotidiana, de estar en paro hace más de dos años y con casi 45 años, sin oportunidades, hilvanando una historia de esas en las que nunca pasa nada…pasa la vida y se consume en el tedio y la monotonía y de pronto, una entrevista: ¡cómo puede cambiarte la vida en un segundo!
Y en un segundo la vida puede esfumarse como la de las protagonistas de la película, en la que puedes armar la historia. Y te deja pensando…


Y te deja perplejo al rescatar una palabra, MAMIHLAPINATAPAI, de los nativos Yámanas de Tierra del Fuego. Es la palabra más concisa para describir “esa mirada” de deseo mutuo pero, es casi impronunciable!


Y en un intento de acercarnos al azul cielo aparece una mujer que habla del color de su tinte del pelo y ya no sabes qué pensar…

PRESENTACIÓN DEL LIBRO MAX. 23 KG. DE ANA LÓPEZ


Pero Ana sigue con los relatos, Ana sigue metiendo relatos en la maleta.
Y nos habla de la espera, frente al mar, de las raíces que se quedan en algún lugar, de ser mujer, tierra, fuego, elemento…


Y por si fuera poco, por si quedara sitio para algo más, nos deja un cuento que se titula “desromántico de tres actos”, como colofón. El Herrero y la Ninfa: son protagonistas de una bonita historia que nos trae el Viento del sur. Un viento que no puede irse, pero tampoco quedarse…como si no pudiera emprender el viaje…


Y recuerda, si quieres viajar, seguramente en la aerolínea te dirán que, de equipaje: Máximo23 Kg.