Golpes al encanto.Ricardo Arratia.

Golpes al encanto


 Como de silencio un golpe,
cristales y bocinas,
mal hilvanadas ventiscas,
tempestades borrachas;
molinos callados, heridos, rotos, fugaces.
Alboroto de tablas,
cuchillos blandiendo,
risotadas desencajadas.
... ¡Ah, la música!
Los violines y las abejas,
la tierra y el zurco callado
en revoltijo como campanas.
Esa embriaguez de peso
de beso, de seso,
de flor, laguna y cocina.
Callado y en vértigo
tu voz y tus ojos,
tu alegría gestada.
¡Ay, temblor de viento!
Para ti y tu noche,
espantando insomnio,
dormida en la burbuja de tu pelo:
sigue mi rutina golondrina,
mis bototos perdidos
mis suspensores enredados en las estrellas,
precipitado en un vacío de flores:
¡ah, sonrisa! ¡ah, ternura!
¡ah, semáforos y rutina!

Tu ínclito reposo
en el cristal de tus pupilas,
en el alborozo de tu madurez,
en el tiritar de tus miedos.
Ajena a cerros y árboles solos,
a juguetones riachuelos,
vuelves a mi musa
a mi hálito tibio de vieja poesía,
de arrojadas palabras,
de pétalos labios rozando.
Escucha de la madera el canto,
de la savia los efluvios;
la araña que teje en tu vientre:
¡ay, manos! dedos,
pechos rosados, mujer oculta
arrodillada, sostenida.
¡Ah, la profundidad del miedo!
La corona del miedo,
el disfraz de lo falso;
en mis manos
tu racimo de trigo.
¡Ah, pecado!
Me confundes,
te burlas tras la huerta,
arrugas tu rostro:
¡vete, ceño espanta pájaro!
Me iré deambulando calles,
callejones coleccionando,
bares abordando,
de puntapiés y silencio,
soplando hojas amarillas;
no tendrás mi amargo consentimiento,
mis espumas de mar y deseo,
no tendrás mi agonía
ni la burla del descrédito
y tu ego se irá por la ventana.

No puedo escapar a la lira,
a los cantos, a los grillos girando;
laúdes y susurros, volantines idos,
Pasado deshilachado y vivo:
mujer, agua,
voz, río,
calle, paso,
frío, noche.
Te vi fugaz,
desaparecida,
inmadura.
¡Ah, si te vi perdida!
Escapabas de ti
mientras sonaba poesía,
como gusano,
como tristeza,
como lago,
como luna,
como estruendo,
como trompeta.