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18.- tic, tac, tic, tac, ... Isabel Prada (73

 La  luz entraba sin permiso ,a través de las cortinas, inundaba la habitación  y se acurrucaba en las sábanas. Con un ojo totalmente cerrado y el otro apenas abierto, Ana se desperezaba cruzada en diagonal, esa era una de las ventajas de tener para ella sola una cama  enorme, una cama de matrimonio.

 A esas horas tan solo la cantinela estridente de su  despertador le hacía compañía.  Se dio una ducha rápida y oteo en el armario buscando algo que ponerse. Dos tostadas y un café le ayudarían hasta la hora de su almuerzo. Se echó unas gotas de perfume, pocas porque el frasco estaba ya en las últimas, del mismo modo que la cuenta corriente, del mismo modo que el mes de septiembre....

Cada día caminaba 10  minutos hasta la parada de autobús, ahí esperaba otros tantos y luego, por fin, subía al bus atiborrado, repleto de miradas enlegañadas . Ese día consiguió sentarse al lado de la ventana. Aunque su mirada quedó perpleja ante un grupo de madres con sus críos. Armaban mucha algarabía y resultaba difícil no prestarles atención.  Sobretodo, Ana se quedó ensimismada observando a uno de los niños. Un chavalín de unos 6 años, bañado el pelo  de colonia, colgando de una mochila enorme y comiéndose su donut de chocolate mañanero. Con  unos ojos enormes que resultaban desproporcionados para su pequeño rostro, la boca coronada de chocolate y migajas...Miraba a Ana insolentemente sin ninguna cortapisa  y con esa curiosidad asombrosa que caracteriza a los niños. Curiosidad envidiable.

 Bruscamente Ana apartó su mirada y redirigió sus ojos hacia lo que ocurría detrás de las ventanas del autobús :  el mundo se desperezaba , toda la maquinaria del día a día se ponía en marcha y ella empezó a pensar en la oficina, hizo recuento de las tareas que le esperaban..y se acordó de Susana y Eva. Ayer antes de salir de la oficina, el ambiente ya completamente distendido, le comentaron la doble noticia. Estaban las dos embarazadas. Desde que se enteró de la noticia, Ana había sentido una sensación extraña por lo novedosa y lo que más la inquietó fue la continua cantinela que le atormentaba los oídos: Tic-tac, tic-tac... Al oír la canción sentía una intensa angustia que iba aumentado al no entender el porqué de ese sonido... Había pasado muy mala noche y encima sin tener a nadie a quien desvelar para compartir el insomnio, sin unos hombros  sobre los que acurrucarse  tan solo con una cama  de matrimonio para ella sola, dónde sus  angustias se desperdigaban hasta no poder encontrarlas. Volvió a mirar al grupo de madres e instantáneamente el Tic-tac  se reanudó pero esta vez con más intensidad. Ana , al fin, le prestó atención, quería saber que significaba ese ruido monótono que desde ayer la martirizaba. Se observó por dentro, muy adentro, después emergió y siguió observando ese niños con sus madres.
 ¿Porqué no se había casado? Tenía ya 35 y oportunidades no le habían faltado-pensó. Tal vez no pensé que el tiempo fuera tan traicionero, que pasara tan rápido. Sí sin duda, no supo preveer los acontecimientos. Sin embargo,  resultaba curioso  que hasta ayer, tras la doble noticia de embarazo en la oficina, no se hubiera dado cuenta. Ella había diseñado con esmero su vida, en ella había incluido un trabajo bien remunerado, multitud de viajes , amigos, cines, teatros.....alguna que otra aventura...pero ¿se le había olvidado algo?.. Había creído que los niños eran para "dentro de unos años", quién quería ahora sumergirse en un mundo de pañales,  papillas y guarderías. Siempre quiso una vida más intensa, con más espacio para la aventura. Pero ahora, cavilaba Ana, ahora una vez visitados los cinco continentes, habiéndose hecho fotografías en La Plaza de San Marcos, en Venecia, las pirámides  de Egipto y un sinfín de países exóticos y lejanos. Sentía un vacío inmenso que ningún viaje por muy exótico que fuera podía llenar. Y después que?, se preguntaba Ana. Pasarán los años y me convertiré en una  una vieja artrósica y sola, sin hijos que me cuiden y me mimen. Y con la pena de no haber sabido lo que es acunar a un bebé, educarle durante su camino, porqué a quién le importan las noches de insomnio, los quebraderos de cabeza para que hagan los deberes, las hipotecas y demás. Todo eso se aguantaba sí la recompensa era parir y ayudar a crecer a tus propios hijos. Verles aprender el oficio más difícil : el de su propia vida.
Ana sintió una sacudida. El conductor  acababa de frenar bruscamente. Sus pensamientos se interrumpieron, también bruscamente..Era su parada. Descendió del bus, antes de dar una última mirada al niño colgado de su mochila. Se dirigió a la oficina y durante el camino  reanudó aquellos pensamientos. Eran ya las 8:55, y seguía con su monólogo caótico, tal vez, se decía , esa desazón desaparecería, sí seguro, había sido consecuencia de la depre post-vacacional, pasaría pronto. Todo pasa,,,Todo? -se preguntó. Tic-tac. Tic-tac


AUTORA: ISABEL PRADA
TITULO:    Tic-tac, tic-tac.....

18.- tic, tac, tic, tac, ... Isabel Prada (73

 
TIC, TAC, TIC, TAC, ..



La  luz entraba sin permiso, a través de las cortinas, inundaba la habitación  y se acurrucaba en las sábanas. Con un ojo totalmente cerrado y el otro apenas abierto, Ana se desperezaba cruzada en diagonal, esa era una de las ventajas de tener para ella sola una cama  enorme, una cama de matrimonio.

 A esas horas tan solo la cantinela estridente de su  despertador le hacía compañía.  Se dio una ducha rápida y oteo en el armario buscando algo que ponerse. Dos tostadas y un café le ayudarían hasta la hora de su almuerzo. Se echó unas gotas de perfume, pocas porque el frasco estaba ya en las últimas, del mismo modo que la cuenta corriente, del mismo modo que el mes de septiembre....

Cada día caminaba 10  minutos hasta la parada de autobús, ahí esperaba otros tantos y luego, por fin, subía al bus atiborrado, repleto de miradas enlegañadas . Ese día consiguió sentarse al lado de la ventana. Aunque su mirada quedó perpleja ante un grupo de madres con sus críos. Armaban mucha algarabía y resultaba difícil no prestarles atención.  Sobretodo, Ana se quedó ensimismada observando a uno de los niños. Un chavalín de unos 6 años, bañado el pelo  de colonia, colgando de una mochila enorme y comiéndose su donut de chocolate mañanero. Con  unos ojos enormes que resultaban desproporcionados para su pequeño rostro, la boca coronada de chocolate y migajas...Miraba a Ana insolentemente sin ninguna cortapisa  y con esa curiosidad asombrosa que caracteriza a los niños. Curiosidad envidiable.

 Bruscamente Ana apartó su mirada y redirigió sus ojos hacia lo que ocurría detrás de las ventanas del autobús:  el mundo se desperezaba , toda la maquinaria del día a día se ponía en marcha y ella empezó a pensar en la oficina, hizo recuento de las tareas que le esperaban..y se acordó de Susana y Eva. Ayer antes de salir de la oficina, el ambiente ya completamente distendido, le comentaron la doble noticia. Estaban las dos embarazadas. Desde que se enteró de la noticia, Ana había sentido una sensación extraña por lo novedosa y lo que más la inquietó fue la continua cantinela que le atormentaba los oídos: Tic-tac, tic-tac... Al oír la canción sentía una intensa angustia que iba aumentado al no entender el porqué de ese sonido... Había pasado muy mala noche y encima sin tener a nadie a quien desvelar para compartir el insomnio, sin unos hombros  sobre los que acurrucarse  tan solo con una cama  de matrimonio para ella sola, dónde sus  angustias se desperdigaban hasta no poder encontrarlas. Volvió a mirar al grupo de madres e instantáneamente el Tic-tac  se reanudó pero esta vez con más intensidad. Ana , al fin, le prestó atención, quería saber que significaba ese ruido monótono que desde ayer la martirizaba. Se observó por dentro, muy adentro, después emergió y siguió observando ese niños con sus madres.
 ¿Porqué no se había casado? Tenía ya 35 y oportunidades no le habían faltado-pensó. Tal vez no pensé que el tiempo fuera tan traicionero, que pasara tan rápido. Sí sin duda, no supo preveer los acontecimientos. Sin embargo,  resultaba curioso  que hasta ayer, tras la doble noticia de embarazo en la oficina, no se hubiera dado cuenta. Ella había diseñado con esmero su vida, en ella había incluido un trabajo bien remunerado, multitud de viajes , amigos, cines, teatros.....alguna que otra aventura...pero ¿se le había olvidado algo?.. Había creído que los niños eran para "dentro de unos años", quién quería ahora sumergirse en un mundo de pañales,  papillas y guarderías. Siempre quiso una vida más intensa, con más espacio para la aventura. Pero ahora, cavilaba Ana, ahora una vez visitados los cinco continentes, habiéndose hecho fotografías en La Plaza de San Marcos, en Venecia, las pirámides  de Egipto y un sinfín de países exóticos y lejanos. Sentía un vacío inmenso que ningún viaje por muy exótico que fuera podía llenar. Y después que?, se preguntaba Ana. Pasarán los años y me convertiré en una  una vieja artrósica y sola, sin hijos que me cuiden y me mimen. Y con la pena de no haber sabido lo que es acunar a un bebé, educarle durante su camino, porqué a quién le importan las noches de insomnio, los quebraderos de cabeza para que hagan los deberes, las hipotecas y demás. Todo eso se aguantaba sí la recompensa era parir y ayudar a crecer a tus propios hijos. Verles aprender el oficio más difícil : el de su propia vida.
Ana sintió una sacudida. El conductor  acababa de frenar bruscamente. Sus pensamientos se interrumpieron, también bruscamente..Era su parada. Descendió del bus, antes de dar una última mirada al niño colgado de su mochila. Se dirigió a la oficina y durante el camino  reanudó aquellos pensamientos. Eran ya las 8:55, y seguía con su monólogo caótico, tal vez, se decía , esa desazón desaparecería, sí seguro, había sido consecuencia de la depre post-vacacional, pasaría pronto. Todo pasa,,,Todo? -se preguntó. Tic-tac. Tic-tac


AUTORA: ISABEL PRADA
TITULO:    Tic-tac, tic-tac.....