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Argentina entre el sueño de oro y la pesadilla de cartón.

La deuda externa.


Décadas atrás La Argentina era -en el imaginario de los inmigrantes- el país de las “oportunidades ilimitadas”. Millares de individuos del viejo mundo y otras regiones del planeta llegaban con la idea de construir una nueva vida para ellos y su descendencia. Atrás quedaban las miserias de la guerra, las persecuciones raciales y las hambrunas generalizadas en esta nueva tierra en que los “sueños dorados” se hacían realidad.

Esto fue en gran medida posible, y muchos de los hijos de inmigrantes semianalfabetos se convirtieron en profesionales exitosos, gracias a un Estado que les garantizaba una educación sólida y gratuita hasta los niveles superiores. El trabajo era una realidad y el sacrificio valía la pena.

Cuando el mundo se desangraba en contiendas terribles, Argentina era un país serio y destacado en el concierto de las naciones.

Sin embargo ese “sueño dorado” poco a poco se fue diluyendo, fue mutando.


Así fue que Argentina, un país que teniendo los recursos humanos y naturales para hacer grandes cosas, no tuvo la fuerza suficiente para mantenerse de pie e imponer su voluntad. Hoy se puede observar que, en poco más de dos décadas, Argentina triplicó el número de pobres y otros países sudamericanos, que envidiaban a “ la Atenas del Plata”, la superaron en todos los contextos. Hoy los jóvenes hacen cola en las embajadas y consulados para regresar a la tierra de sus abuelos o emigrar a Estados Unidos mientras que la irracionalidad, la miopía, la corrupción y el clientelismo, prevalecen como banderas inalterables en su dirigencia política, totalmente ajena a los verdaderos problemas que aquejan a la República.

Y es así que ese viejo “sueño dorado” se fue convirtiendo en un sueño mucho más modesto, en un “sueño de cartón”. De ese cartón que día a día buscan entre la basura miles de argentinos, herederos de aquel “sueño dorado”. Ese cartón indispensable y necesario para poder apenas subsistir, en un país que los dejó sin trabajo, sin futuro, sin educación.... sin entender por qué.

Emir Reitano, historiador

para la REVISTA LA VOZ DE LA COMETA. TU VOZ EN INTERNET.  octubre 2004.

Argentina entre el sueño de oro y la pesadilla de cartón.

La deuda externa.


Décadas atrás La Argentina era -en el imaginario de los inmigrantes- el país de las “oportunidades ilimitadas”. Millares de individuos del viejo mundo y otras regiones del planeta llegaban con la idea de construir una nueva vida para ellos y su descendencia. Atrás quedaban las miserias de la guerra, las persecuciones raciales y las hambrunas generalizadas en esta nueva tierra en que los “sueños dorados” se hacían realidad.

Esto fue en gran medida posible, y muchos de los hijos de inmigrantes semianalfabetos se convirtieron en profesionales exitosos, gracias a un Estado que les garantizaba una educación sólida y gratuita hasta los niveles superiores. El trabajo era una realidad y el sacrificio valía la pena.

Cuando el mundo se desangraba en contiendas terribles, Argentina era un país serio y destacado en el concierto de las naciones.

Sin embargo ese “sueño dorado” poco a poco se fue diluyendo, fue mutando.


Así fue que Argentina, un país que teniendo los recursos humanos y naturales para hacer grandes cosas, no tuvo la fuerza suficiente para mantenerse de pie e imponer su voluntad. Hoy se puede observar que, en poco más de dos décadas, Argentina triplicó el número de pobres y otros países sudamericanos, que envidiaban a “ la Atenas del Plata”, la superaron en todos los contextos. Hoy los jóvenes hacen cola en las embajadas y consulados para regresar a la tierra de sus abuelos o emigrar a Estados Unidos mientras que la irracionalidad, la miopía, la corrupción y el clientelismo, prevalecen como banderas inalterables en su dirigencia política, totalmente ajena a los verdaderos problemas que aquejan a la República.

Y es así que ese viejo “sueño dorado” se fue convirtiendo en un sueño mucho más modesto, en un “sueño de cartón”. De ese cartón que día a día buscan entre la basura miles de argentinos, herederos de aquel “sueño dorado”. Ese cartón indispensable y necesario para poder apenas subsistir, en un país que los dejó sin trabajo, sin futuro, sin educación.... sin entender por qué.

Emir Reitano, historiador

para la REVISTA LA VOZ DE LA COMETA. TU VOZ EN INTERNET.  octubre 2004.

Argentina entre el sueño de oro y la pesadilla de cartón.

La deuda externa.


Décadas atrás La Argentina era -en el imaginario de los inmigrantes- el país de las “oportunidades ilimitadas”. Millares de individuos del viejo mundo y otras regiones del planeta llegaban con la idea de construir una nueva vida para ellos y su descendencia. Atrás quedaban las miserias de la guerra, las persecuciones raciales y las hambrunas generalizadas en esta nueva tierra en que los “sueños dorados” se hacían realidad.

Esto fue en gran medida posible, y muchos de los hijos de inmigrantes semianalfabetos se convirtieron en profesionales exitosos, gracias a un Estado que les garantizaba una educación sólida y gratuita hasta los niveles superiores. El trabajo era una realidad y el sacrificio valía la pena.

Cuando el mundo se desangraba en contiendas terribles, Argentina era un país serio y destacado en el concierto de las naciones.

Sin embargo ese “sueño dorado” poco a poco se fue diluyendo, fue mutando.


Así fue que Argentina, un país que teniendo los recursos humanos y naturales para hacer grandes cosas, no tuvo la fuerza suficiente para mantenerse de pie e imponer su voluntad. Hoy se puede observar que, en poco más de dos décadas, Argentina triplicó el número de pobres y otros países sudamericanos, que envidiaban a “ la Atenas del Plata”, la superaron en todos los contextos. Hoy los jóvenes hacen cola en las embajadas y consulados para regresar a la tierra de sus abuelos o emigrar a Estados Unidos mientras que la irracionalidad, la miopía, la corrupción y el clientelismo, prevalecen como banderas inalterables en su dirigencia política, totalmente ajena a los verdaderos problemas que aquejan a la República.

Y es así que ese viejo “sueño dorado” se fue convirtiendo en un sueño mucho más modesto, en un “sueño de cartón”. De ese cartón que día a día buscan entre la basura miles de argentinos, herederos de aquel “sueño dorado”. Ese cartón indispensable y necesario para poder apenas subsistir, en un país que los dejó sin trabajo, sin futuro, sin educación.... sin entender por qué.

Emir Reitano, historiador

para la REVISTA LA VOZ DE LA COMETA. TU VOZ EN INTERNET.  octubre 2004.

Argentina entre el sueño de oro y la pesadilla de cartón.

La deuda externa.


Décadas atrás La Argentina era -en el imaginario de los inmigrantes- el país de las “oportunidades ilimitadas”. Millares de individuos del viejo mundo y otras regiones del planeta llegaban con la idea de construir una nueva vida para ellos y su descendencia. Atrás quedaban las miserias de la guerra, las persecuciones raciales y las hambrunas generalizadas en esta nueva tierra en que los “sueños dorados” se hacían realidad.

Esto fue en gran medida posible, y muchos de los hijos de inmigrantes semianalfabetos se convirtieron en profesionales exitosos, gracias a un Estado que les garantizaba una educación sólida y gratuita hasta los niveles superiores. El trabajo era una realidad y el sacrificio valía la pena.

Cuando el mundo se desangraba en contiendas terribles, Argentina era un país serio y destacado en el concierto de las naciones.

Sin embargo ese “sueño dorado” poco a poco se fue diluyendo, fue mutando.


Así fue que Argentina, un país que teniendo los recursos humanos y naturales para hacer grandes cosas, no tuvo la fuerza suficiente para mantenerse de pie e imponer su voluntad. Hoy se puede observar que, en poco más de dos décadas, Argentina triplicó el número de pobres y otros países sudamericanos, que envidiaban a “ la Atenas del Plata”, la superaron en todos los contextos. Hoy los jóvenes hacen cola en las embajadas y consulados para regresar a la tierra de sus abuelos o emigrar a Estados Unidos mientras que la irracionalidad, la miopía, la corrupción y el clientelismo, prevalecen como banderas inalterables en su dirigencia política, totalmente ajena a los verdaderos problemas que aquejan a la República.

Y es así que ese viejo “sueño dorado” se fue convirtiendo en un sueño mucho más modesto, en un “sueño de cartón”. De ese cartón que día a día buscan entre la basura miles de argentinos, herederos de aquel “sueño dorado”. Ese cartón indispensable y necesario para poder apenas subsistir, en un país que los dejó sin trabajo, sin futuro, sin educación.... sin entender por qué.

Emir Reitano, historiador

para la REVISTA LA VOZ DE LA COMETA. TU VOZ EN INTERNET.  octubre 2004.