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Rufo. Pablo Claro

"RUFO"

Hola, mi nombre es Rufo, y soy un perro de la calle. No sé cuantos años tengo porque no sé como preguntar mi edad, pero no importa, lo importante es que estoy vivo. Mucha gente se apiada de mí y me hecha un trozo de pan, lo que sobra de algún bocadillo o lo que sea. Otros pasan tan rápido que no sé si se darán cuenta que existo, o no quieren verme. Eso sí, todos pasan muy cerca.

Yo soy un perro que no necesita una casa, ni un coche, ni mucho dinero. Sólo necesito amor. ¡Ahí viene una señora con una bolsa en su mano derecha, voy a mover el rabo para ver si me da una caricia!.. Pasó de largo. Ahora se acerca un joven comiendo algo. Me acaba de tirar no sé que cosa. Lo miré como diciendo... “yo no quería eso”, pero ni se detuvo. ¿Cómo hace un perro para pedir amor?. 

Vengo de una familia numerosa. Mi mamá nos tuvo en una casa muy bonita y lo único que recuerdo de esa casa es que éramos como diez hermanos, hasta que nos separaron a todos. Una vez vi a uno de mis hermanos que lo llevaban a una plaza para hacer pis, pero él no quiso mirarme de la vergüenza; después me enteré que murió atropellado por un coche al querer ser libre. Ahí comprendí que la libertad a veces te cuesta la vida. Otro de mis hermanos es un perro policía. La rabia y la furia se le notan en sus dientes, sus pezuñas, su cuerpo, pero en sus ojos la tristeza de no haber sido querido o tratado con amor. De los demás sé poco y nada. 


Ahí viene otra persona, voy a levantar una pata para que sonría, ¡Ay!. ¡Casi me pisa!. La gente no se da cuenta cuando alguien necesita cariño, pero los perdono porque ellos tampoco se darán cuenta que también necesitan cariño. Se acercan dos hombres, me voy a hacer el muertito para alegrarles la mañana. ¡Me agarran y me llevan, que bueno!. ¡Al fin voy a encontrar un hogar donde reciba mimos, no importa de quien, me conformo con recibirlos!. Ahora estoy en un camión con otros perros. Observo miedo en sus miradas. Yo les explicaba que se acabó eso de andar por la calle, ahora vamos a compartir todos juntos un lugar donde podamos ser libres, como quiso serlo mi hermano. 


Llegamos y nos meten a todos en lugar cerrado. Seguro que nos van duchar porque algunos llevamos mal olor, ¡como odio las duchas!, pero todo sea por estar bien. Acaban de cerrar la puerta y está oscuro. Es la primera vez que tengo miedo. Que tonto, miedo al agua ¡ja!. No veo la hora que abran esa puerta para comenzar a correr libremente por algún parque, porque seguro debe haber alguno por aquí. 


Que olor tan raro estoy sintiendo, me está entrando un poco de sueño. ¡Que bueno, ya no voy a volver a dormir en la calle, ahora sí estoy protegido!. ¡Soy un perro con suerte y tengo que agradecerle a la vida!. Cada vez tengo más sueño, no aguanto más, voy a dormir. Jamás tuve esta paz, esta tranquilidad. En cuanto despierte todo va a ser diferente, todo va a cambiar en mi vida, para bien o para mal. Seguro que para mal no va a ser, pero no importa, lo importante... es que... estoy vivo.

Pablo Claro. (13/05/2013)

Rufo. Pablo Claro

"RUFO"

Hola, mi nombre es Rufo, y soy un perro de la calle. No sé cuantos años tengo porque no sé como preguntar mi edad, pero no importa, lo importante es que estoy vivo. Mucha gente se apiada de mí y me hecha un trozo de pan, lo que sobra de algún bocadillo o lo que sea. Otros pasan tan rápido que no sé si se darán cuenta que existo, o no quieren verme. Eso sí, todos pasan muy cerca.

Yo soy un perro que no necesita una casa, ni un coche, ni mucho dinero. Sólo necesito amor. ¡Ahí viene una señora con una bolsa en su mano derecha, voy a mover el rabo para ver si me da una caricia!.. Pasó de largo. Ahora se acerca un joven comiendo algo. Me acaba de tirar no sé que cosa. Lo miré como diciendo... “yo no quería eso”, pero ni se detuvo. ¿Cómo hace un perro para pedir amor?. 

Vengo de una familia numerosa. Mi mamá nos tuvo en una casa muy bonita y lo único que recuerdo de esa casa es que éramos como diez hermanos, hasta que nos separaron a todos. Una vez vi a uno de mis hermanos que lo llevaban a una plaza para hacer pis, pero él no quiso mirarme de la vergüenza; después me enteré que murió atropellado por un coche al querer ser libre. Ahí comprendí que la libertad a veces te cuesta la vida. Otro de mis hermanos es un perro policía. La rabia y la furia se le notan en sus dientes, sus pezuñas, su cuerpo, pero en sus ojos la tristeza de no haber sido querido o tratado con amor. De los demás sé poco y nada. 


Ahí viene otra persona, voy a levantar una pata para que sonría, ¡Ay!. ¡Casi me pisa!. La gente no se da cuenta cuando alguien necesita cariño, pero los perdono porque ellos tampoco se darán cuenta que también necesitan cariño. Se acercan dos hombres, me voy a hacer el muertito para alegrarles la mañana. ¡Me agarran y me llevan, que bueno!. ¡Al fin voy a encontrar un hogar donde reciba mimos, no importa de quien, me conformo con recibirlos!. Ahora estoy en un camión con otros perros. Observo miedo en sus miradas. Yo les explicaba que se acabó eso de andar por la calle, ahora vamos a compartir todos juntos un lugar donde podamos ser libres, como quiso serlo mi hermano. 


Llegamos y nos meten a todos en lugar cerrado. Seguro que nos van duchar porque algunos llevamos mal olor, ¡como odio las duchas!, pero todo sea por estar bien. Acaban de cerrar la puerta y está oscuro. Es la primera vez que tengo miedo. Que tonto, miedo al agua ¡ja!. No veo la hora que abran esa puerta para comenzar a correr libremente por algún parque, porque seguro debe haber alguno por aquí. 


Que olor tan raro estoy sintiendo, me está entrando un poco de sueño. ¡Que bueno, ya no voy a volver a dormir en la calle, ahora sí estoy protegido!. ¡Soy un perro con suerte y tengo que agradecerle a la vida!. Cada vez tengo más sueño, no aguanto más, voy a dormir. Jamás tuve esta paz, esta tranquilidad. En cuanto despierte todo va a ser diferente, todo va a cambiar en mi vida, para bien o para mal. Seguro que para mal no va a ser, pero no importa, lo importante... es que... estoy vivo.

Pablo Claro. (13/05/2013)

Rufo. Pablo Claro

"RUFO"

Hola, mi nombre es Rufo, y soy un perro de la calle. No sé cuantos años tengo porque no sé como preguntar mi edad, pero no importa, lo importante es que estoy vivo. Mucha gente se apiada de mí y me hecha un trozo de pan, lo que sobra de algún bocadillo o lo que sea. Otros pasan tan rápido que no sé si se darán cuenta que existo, o no quieren verme. Eso sí, todos pasan muy cerca.

Yo soy un perro que no necesita una casa, ni un coche, ni mucho dinero. Sólo necesito amor. ¡Ahí viene una señora con una bolsa en su mano derecha, voy a mover el rabo para ver si me da una caricia!.. Pasó de largo. Ahora se acerca un joven comiendo algo. Me acaba de tirar no sé que cosa. Lo miré como diciendo... “yo no quería eso”, pero ni se detuvo. ¿Cómo hace un perro para pedir amor?. 

Vengo de una familia numerosa. Mi mamá nos tuvo en una casa muy bonita y lo único que recuerdo de esa casa es que éramos como diez hermanos, hasta que nos separaron a todos. Una vez vi a uno de mis hermanos que lo llevaban a una plaza para hacer pis, pero él no quiso mirarme de la vergüenza; después me enteré que murió atropellado por un coche al querer ser libre. Ahí comprendí que la libertad a veces te cuesta la vida. Otro de mis hermanos es un perro policía. La rabia y la furia se le notan en sus dientes, sus pezuñas, su cuerpo, pero en sus ojos la tristeza de no haber sido querido o tratado con amor. De los demás sé poco y nada. 


Ahí viene otra persona, voy a levantar una pata para que sonría, ¡Ay!. ¡Casi me pisa!. La gente no se da cuenta cuando alguien necesita cariño, pero los perdono porque ellos tampoco se darán cuenta que también necesitan cariño. Se acercan dos hombres, me voy a hacer el muertito para alegrarles la mañana. ¡Me agarran y me llevan, que bueno!. ¡Al fin voy a encontrar un hogar donde reciba mimos, no importa de quien, me conformo con recibirlos!. Ahora estoy en un camión con otros perros. Observo miedo en sus miradas. Yo les explicaba que se acabó eso de andar por la calle, ahora vamos a compartir todos juntos un lugar donde podamos ser libres, como quiso serlo mi hermano. 


Llegamos y nos meten a todos en lugar cerrado. Seguro que nos van duchar porque algunos llevamos mal olor, ¡como odio las duchas!, pero todo sea por estar bien. Acaban de cerrar la puerta y está oscuro. Es la primera vez que tengo miedo. Que tonto, miedo al agua ¡ja!. No veo la hora que abran esa puerta para comenzar a correr libremente por algún parque, porque seguro debe haber alguno por aquí. 


Que olor tan raro estoy sintiendo, me está entrando un poco de sueño. ¡Que bueno, ya no voy a volver a dormir en la calle, ahora sí estoy protegido!. ¡Soy un perro con suerte y tengo que agradecerle a la vida!. Cada vez tengo más sueño, no aguanto más, voy a dormir. Jamás tuve esta paz, esta tranquilidad. En cuanto despierte todo va a ser diferente, todo va a cambiar en mi vida, para bien o para mal. Seguro que para mal no va a ser, pero no importa, lo importante... es que... estoy vivo.

Pablo Claro. (13/05/2013)

Rufo. Pablo Claro

"RUFO"

Hola, mi nombre es Rufo, y soy un perro de la calle. No sé cuantos años tengo porque no sé como preguntar mi edad, pero no importa, lo importante es que estoy vivo. Mucha gente se apiada de mí y me hecha un trozo de pan, lo que sobra de algún bocadillo o lo que sea. Otros pasan tan rápido que no sé si se darán cuenta que existo, o no quieren verme. Eso sí, todos pasan muy cerca.

Yo soy un perro que no necesita una casa, ni un coche, ni mucho dinero. Sólo necesito amor. ¡Ahí viene una señora con una bolsa en su mano derecha, voy a mover el rabo para ver si me da una caricia!.. Pasó de largo. Ahora se acerca un joven comiendo algo. Me acaba de tirar no sé que cosa. Lo miré como diciendo... “yo no quería eso”, pero ni se detuvo. ¿Cómo hace un perro para pedir amor?. 

Vengo de una familia numerosa. Mi mamá nos tuvo en una casa muy bonita y lo único que recuerdo de esa casa es que éramos como diez hermanos, hasta que nos separaron a todos. Una vez vi a uno de mis hermanos que lo llevaban a una plaza para hacer pis, pero él no quiso mirarme de la vergüenza; después me enteré que murió atropellado por un coche al querer ser libre. Ahí comprendí que la libertad a veces te cuesta la vida. Otro de mis hermanos es un perro policía. La rabia y la furia se le notan en sus dientes, sus pezuñas, su cuerpo, pero en sus ojos la tristeza de no haber sido querido o tratado con amor. De los demás sé poco y nada. 


Ahí viene otra persona, voy a levantar una pata para que sonría, ¡Ay!. ¡Casi me pisa!. La gente no se da cuenta cuando alguien necesita cariño, pero los perdono porque ellos tampoco se darán cuenta que también necesitan cariño. Se acercan dos hombres, me voy a hacer el muertito para alegrarles la mañana. ¡Me agarran y me llevan, que bueno!. ¡Al fin voy a encontrar un hogar donde reciba mimos, no importa de quien, me conformo con recibirlos!. Ahora estoy en un camión con otros perros. Observo miedo en sus miradas. Yo les explicaba que se acabó eso de andar por la calle, ahora vamos a compartir todos juntos un lugar donde podamos ser libres, como quiso serlo mi hermano. 


Llegamos y nos meten a todos en lugar cerrado. Seguro que nos van duchar porque algunos llevamos mal olor, ¡como odio las duchas!, pero todo sea por estar bien. Acaban de cerrar la puerta y está oscuro. Es la primera vez que tengo miedo. Que tonto, miedo al agua ¡ja!. No veo la hora que abran esa puerta para comenzar a correr libremente por algún parque, porque seguro debe haber alguno por aquí. 


Que olor tan raro estoy sintiendo, me está entrando un poco de sueño. ¡Que bueno, ya no voy a volver a dormir en la calle, ahora sí estoy protegido!. ¡Soy un perro con suerte y tengo que agradecerle a la vida!. Cada vez tengo más sueño, no aguanto más, voy a dormir. Jamás tuve esta paz, esta tranquilidad. En cuanto despierte todo va a ser diferente, todo va a cambiar en mi vida, para bien o para mal. Seguro que para mal no va a ser, pero no importa, lo importante... es que... estoy vivo.

Pablo Claro. (13/05/2013)

Rufo. Pablo Claro

RELATO DE PABLO CLARO

"RUFO"

Hola, mi nombre es Rufo, y soy un perro de la calle. No sé cuantos años tengo porque no sé como preguntar mi edad, pero no importa, lo importante es que estoy vivo. Mucha gente se apiada de mí y me hecha un trozo de pan, lo que sobra de algún bocadillo o lo que sea. Otros pasan tan rápido que no sé si se darán cuenta que existo, o no quieren verme. Eso sí, todos pasan muy cerca.

Yo soy un perro que no necesita una casa, ni un coche, ni mucho dinero. Sólo necesito amor. ¡Ahí viene una señora con una bolsa en su mano derecha, voy a mover el rabo para ver si me da una caricia!.. Pasó de largo. Ahora se acerca un joven comiendo algo. Me acaba de tirar no sé que cosa. Lo miré como diciendo... “yo no quería eso”, pero ni se detuvo. ¿Cómo hace un perro para pedir amor?. 

Vengo de una familia numerosa. Mi mamá nos tuvo en una casa muy bonita y lo único que recuerdo de esa casa es que éramos como diez hermanos, hasta que nos separaron a todos. Una vez vi a uno de mis hermanos que lo llevaban a una plaza para hacer pis, pero él no quiso mirarme de la vergüenza; después me enteré que murió atropellado por un coche al querer ser libre. Ahí comprendí que la libertad a veces te cuesta la vida. Otro de mis hermanos es un perro policía. La rabia y la furia se le notan en sus dientes, sus pezuñas, su cuerpo, pero en sus ojos la tristeza de no haber sido querido o tratado con amor. De los demás sé poco y nada. 


Ahí viene otra persona, voy a levantar una pata para que sonría, ¡Ay!. ¡Casi me pisa!. La gente no se da cuenta cuando alguien necesita cariño, pero los perdono porque ellos tampoco se darán cuenta que también necesitan cariño. Se acercan dos hombres, me voy a hacer el muertito para alegrarles la mañana. ¡Me agarran y me llevan, que bueno!. ¡Al fin voy a encontrar un hogar donde reciba mimos, no importa de quien, me conformo con recibirlos!. Ahora estoy en un camión con otros perros. Observo miedo en sus miradas. Yo les explicaba que se acabó eso de andar por la calle, ahora vamos a compartir todos juntos un lugar donde podamos ser libres, como quiso serlo mi hermano. 


Llegamos y nos meten a todos en lugar cerrado. Seguro que nos van duchar porque algunos llevamos mal olor, ¡como odio las duchas!, pero todo sea por estar bien. Acaban de cerrar la puerta y está oscuro. Es la primera vez que tengo miedo. Que tonto, miedo al agua ¡ja!. No veo la hora que abran esa puerta para comenzar a correr libremente por algún parque, porque seguro debe haber alguno por aquí. 


Que olor tan raro estoy sintiendo, me está entrando un poco de sueño. ¡Que bueno, ya no voy a volver a dormir en la calle, ahora sí estoy protegido!. ¡Soy un perro con suerte y tengo que agradecerle a la vida!. Cada vez tengo más sueño, no aguanto más, voy a dormir. Jamás tuve esta paz, esta tranquilidad. En cuanto despierte todo va a ser diferente, todo va a cambiar en mi vida, para bien o para mal. Seguro que para mal no va a ser, pero no importa, lo importante... es que... estoy vivo.
Pablo Claro.