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De los que nadie habla. Evelyn de Lezcano.

L a poesía germina en lo más hondo del ser humano, se interioriza la realidad y se transforma creando otra. Nada como la observación como método de conocimiento, de auscultación de paisaje y paisanaje para conformar un universo propio. El poeta, como parte de ese mundo, apuesta siempre por la mirada, esa mirada atenta y cuidadosa, abarcadora de la vida y sus silencios, como si todo dependiera de su luz, que vuela a los más recónditos lugares y regresa después de cada migración a vivir en sí misma la experiencia de los asombros. La poeta Evelyn de Lezcano (Las Palmas, Gran Canaria) nos propone un viaje hacia aquellos lugares que, de una u otra forma, son o han sido su particular refugio, bien para el encuentro o para la búsqueda. Esa búsqueda que todo poeta necesita para saberse vivo. En esta ocasión Evelyn de Lezcano quiere ser la voz de los silenciados, “De los que nadie habla”, título del poemario que hoy ocupa nuestra atención. ¿Por qué ese empeño en ser la voz de los que nadie habla?, y, ¿quiénes son esos de los que nadie habla?, ¿por qué este silencio?, ¿qué se esconde tras ese silencio? Estas y otras muchas preguntas podríamos hacernos respecto a este intrigante título del poemario. Ciertamente la poeta pretende que el asombro sea el lugar de encuentro, aunque para ello tenga que recorrer un camino complejo, en el cual la palabra fundamenta esa búsqueda hacia el abismo del sueño. Estructura la poeta el libro en cuatro partes disímiles entre sí, de forma que la primera contiene un solo poema, “Palpo voces en el interior del gran cofre”, la segunda, titulada “Sigue aquí la sombra del ángel gris”, añade a este un total de 9 poemas; la tercera, “Con la primera luz que nos prestaste, aquel día en”, hay que sumarle otros 7 poemas más, y, por último, la cuarta y más extensa, “Hay instantes en los que tus manos, entumecidas”, cierra con un total de 29 poemas. Esto nos da una idea general del contenido de este libro. Desde un punto de vista formal, la mayoría de los poemas combinan versos de arte menor y mayor, sin rima y libre. Sin embargo, lo más interesante de este volumen es, precisamente, la insistencia en lo desconocido para a partir de ahí construir una sinfonía de voces que solo intentan concluir la búsqueda tras el hallazgo de la palabra como necesidad imperiosa de esperanza ante un mundo que se desmorona. Ya desde el primer poema nos advierte la poeta del riesgo de la soledad, de las consecuencias de la misma, avisándonos de sus poderosos tentáculos, cuando escribe: «la pregunta que aprieta el aire / con los tentáculos de la soledad», para después invitarnos a descubrir quiénes son verdaderamente esos seres “de los que nadie habla”. En esa búsqueda se repite insistentemente “el ángel”, y habría que preguntarse: ¿el bueno o el malo?, entendiéndose así esa confluencia del eterno dilema del bien y del mal.
 De Lezcano nos propone un viaje a la palabra desnuda, esa que aflora de la verdad, de la verdad del poeta. Pero los seres de los que nadie habla están ahí, son parte de nuestras vidas diarias, aunque no podamos constatarlo materialmente, mas sí quien esto escribe, y que confiesa esa percepción del color y la espera: «Esperar / a los que aún no han llegado, a los que tampoco saben, / a los Ángeles granates de los que nadie habla». Referencias varias al entorno familiar en un juego de idas y venidas vinculadas a su propia historia, al universo infantil, a los recuerdos que se rebelan y surgen de la rutina de los días para transformarse en algo necesario. Los ángeles representan los silencios, esos que nos acompañan en este viaje terrenal o imaginario hacia otra luz, esa que la poeta busca incansable cada día en la palabra, y es eco del tiempo que se escapa. “De los que nadie habla” nos adentra en esa exploración permanente del ser humano en lo desconocido y misterioso. Evelyn de Lezcano bucea en la vida para encontrar la verdad –su verdad- y en este continuo sumergirse descubre la quietud del silencio como respuesta a la sordidez del mundo que le rodea, hasta descubrir un hilo de luz en lontananza, libre: «El ángel camina. / Ángel y fuego. / Fuego y crispación. / Crispación y olfato. / Ya no hay barrotes. / El Ángel está libre, / libre».
Título: De los que nadie habla
Autor/a: Evelyn de Lezcano

Edita: Huega & Fierro (Madrid, 2015)  

De los que nadie habla. Evelyn de Lezcano.

L a poesía germina en lo más hondo del ser humano, se interioriza la realidad y se transforma creando otra. Nada como la observación como método de conocimiento, de auscultación de paisaje y paisanaje para conformar un universo propio. El poeta, como parte de ese mundo, apuesta siempre por la mirada, esa mirada atenta y cuidadosa, abarcadora de la vida y sus silencios, como si todo dependiera de su luz, que vuela a los más recónditos lugares y regresa después de cada migración a vivir en sí misma la experiencia de los asombros. La poeta Evelyn de Lezcano (Las Palmas, Gran Canaria) nos propone un viaje hacia aquellos lugares que, de una u otra forma, son o han sido su particular refugio, bien para el encuentro o para la búsqueda. Esa búsqueda que todo poeta necesita para saberse vivo. En esta ocasión Evelyn de Lezcano quiere ser la voz de los silenciados, “De los que nadie habla”, título del poemario que hoy ocupa nuestra atención. ¿Por qué ese empeño en ser la voz de los que nadie habla?, y, ¿quiénes son esos de los que nadie habla?, ¿por qué este silencio?, ¿qué se esconde tras ese silencio? Estas y otras muchas preguntas podríamos hacernos respecto a este intrigante título del poemario. Ciertamente la poeta pretende que el asombro sea el lugar de encuentro, aunque para ello tenga que recorrer un camino complejo, en el cual la palabra fundamenta esa búsqueda hacia el abismo del sueño. Estructura la poeta el libro en cuatro partes disímiles entre sí, de forma que la primera contiene un solo poema, “Palpo voces en el interior del gran cofre”, la segunda, titulada “Sigue aquí la sombra del ángel gris”, añade a este un total de 9 poemas; la tercera, “Con la primera luz que nos prestaste, aquel día en”, hay que sumarle otros 7 poemas más, y, por último, la cuarta y más extensa, “Hay instantes en los que tus manos, entumecidas”, cierra con un total de 29 poemas. Esto nos da una idea general del contenido de este libro. Desde un punto de vista formal, la mayoría de los poemas combinan versos de arte menor y mayor, sin rima y libre. Sin embargo, lo más interesante de este volumen es, precisamente, la insistencia en lo desconocido para a partir de ahí construir una sinfonía de voces que solo intentan concluir la búsqueda tras el hallazgo de la palabra como necesidad imperiosa de esperanza ante un mundo que se desmorona. Ya desde el primer poema nos advierte la poeta del riesgo de la soledad, de las consecuencias de la misma, avisándonos de sus poderosos tentáculos, cuando escribe: «la pregunta que aprieta el aire / con los tentáculos de la soledad», para después invitarnos a descubrir quiénes son verdaderamente esos seres “de los que nadie habla”. En esa búsqueda se repite insistentemente “el ángel”, y habría que preguntarse: ¿el bueno o el malo?, entendiéndose así esa confluencia del eterno dilema del bien y del mal.
 De Lezcano nos propone un viaje a la palabra desnuda, esa que aflora de la verdad, de la verdad del poeta. Pero los seres de los que nadie habla están ahí, son parte de nuestras vidas diarias, aunque no podamos constatarlo materialmente, mas sí quien esto escribe, y que confiesa esa percepción del color y la espera: «Esperar / a los que aún no han llegado, a los que tampoco saben, / a los Ángeles granates de los que nadie habla». Referencias varias al entorno familiar en un juego de idas y venidas vinculadas a su propia historia, al universo infantil, a los recuerdos que se rebelan y surgen de la rutina de los días para transformarse en algo necesario. Los ángeles representan los silencios, esos que nos acompañan en este viaje terrenal o imaginario hacia otra luz, esa que la poeta busca incansable cada día en la palabra, y es eco del tiempo que se escapa. “De los que nadie habla” nos adentra en esa exploración permanente del ser humano en lo desconocido y misterioso. Evelyn de Lezcano bucea en la vida para encontrar la verdad –su verdad- y en este continuo sumergirse descubre la quietud del silencio como respuesta a la sordidez del mundo que le rodea, hasta descubrir un hilo de luz en lontananza, libre: «El ángel camina. / Ángel y fuego. / Fuego y crispación. / Crispación y olfato. / Ya no hay barrotes. / El Ángel está libre, / libre».
Título: De los que nadie habla
Autor/a: Evelyn de Lezcano

Edita: Huega & Fierro (Madrid, 2015)  

De los que nadie habla. Evelyn de Lezcano.

L a poesía germina en lo más hondo del ser humano, se interioriza la realidad y se transforma creando otra. Nada como la observación como método de conocimiento, de auscultación de paisaje y paisanaje para conformar un universo propio. El poeta, como parte de ese mundo, apuesta siempre por la mirada, esa mirada atenta y cuidadosa, abarcadora de la vida y sus silencios, como si todo dependiera de su luz, que vuela a los más recónditos lugares y regresa después de cada migración a vivir en sí misma la experiencia de los asombros. La poeta Evelyn de Lezcano (Las Palmas, Gran Canaria) nos propone un viaje hacia aquellos lugares que, de una u otra forma, son o han sido su particular refugio, bien para el encuentro o para la búsqueda. Esa búsqueda que todo poeta necesita para saberse vivo. En esta ocasión Evelyn de Lezcano quiere ser la voz de los silenciados, “De los que nadie habla”, título del poemario que hoy ocupa nuestra atención. ¿Por qué ese empeño en ser la voz de los que nadie habla?, y, ¿quiénes son esos de los que nadie habla?, ¿por qué este silencio?, ¿qué se esconde tras ese silencio? Estas y otras muchas preguntas podríamos hacernos respecto a este intrigante título del poemario. Ciertamente la poeta pretende que el asombro sea el lugar de encuentro, aunque para ello tenga que recorrer un camino complejo, en el cual la palabra fundamenta esa búsqueda hacia el abismo del sueño. Estructura la poeta el libro en cuatro partes disímiles entre sí, de forma que la primera contiene un solo poema, “Palpo voces en el interior del gran cofre”, la segunda, titulada “Sigue aquí la sombra del ángel gris”, añade a este un total de 9 poemas; la tercera, “Con la primera luz que nos prestaste, aquel día en”, hay que sumarle otros 7 poemas más, y, por último, la cuarta y más extensa, “Hay instantes en los que tus manos, entumecidas”, cierra con un total de 29 poemas. Esto nos da una idea general del contenido de este libro. Desde un punto de vista formal, la mayoría de los poemas combinan versos de arte menor y mayor, sin rima y libre. Sin embargo, lo más interesante de este volumen es, precisamente, la insistencia en lo desconocido para a partir de ahí construir una sinfonía de voces que solo intentan concluir la búsqueda tras el hallazgo de la palabra como necesidad imperiosa de esperanza ante un mundo que se desmorona. Ya desde el primer poema nos advierte la poeta del riesgo de la soledad, de las consecuencias de la misma, avisándonos de sus poderosos tentáculos, cuando escribe: «la pregunta que aprieta el aire / con los tentáculos de la soledad», para después invitarnos a descubrir quiénes son verdaderamente esos seres “de los que nadie habla”. En esa búsqueda se repite insistentemente “el ángel”, y habría que preguntarse: ¿el bueno o el malo?, entendiéndose así esa confluencia del eterno dilema del bien y del mal.
 De Lezcano nos propone un viaje a la palabra desnuda, esa que aflora de la verdad, de la verdad del poeta. Pero los seres de los que nadie habla están ahí, son parte de nuestras vidas diarias, aunque no podamos constatarlo materialmente, mas sí quien esto escribe, y que confiesa esa percepción del color y la espera: «Esperar / a los que aún no han llegado, a los que tampoco saben, / a los Ángeles granates de los que nadie habla». Referencias varias al entorno familiar en un juego de idas y venidas vinculadas a su propia historia, al universo infantil, a los recuerdos que se rebelan y surgen de la rutina de los días para transformarse en algo necesario. Los ángeles representan los silencios, esos que nos acompañan en este viaje terrenal o imaginario hacia otra luz, esa que la poeta busca incansable cada día en la palabra, y es eco del tiempo que se escapa. “De los que nadie habla” nos adentra en esa exploración permanente del ser humano en lo desconocido y misterioso. Evelyn de Lezcano bucea en la vida para encontrar la verdad –su verdad- y en este continuo sumergirse descubre la quietud del silencio como respuesta a la sordidez del mundo que le rodea, hasta descubrir un hilo de luz en lontananza, libre: «El ángel camina. / Ángel y fuego. / Fuego y crispación. / Crispación y olfato. / Ya no hay barrotes. / El Ángel está libre, / libre».
Título: De los que nadie habla
Autor/a: Evelyn de Lezcano

Edita: Huega & Fierro (Madrid, 2015)