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La escalera o la poética del cómic. Isidoro Salvador





LA ESCALERA O LA POÉTICA DEL CÓMIC


             En esta ocasión dirigimos nuestra atención a un nuevo género, el cómic. “Cuadernos Metáfora”, publicación avalada por Isidoro Salvador, propietario de la librería del mismo nombre y narrador, comenzó su andadura a finales del año 2013. “La escalera” es el número 3 de “Cuadernos Metáfora”, y su autor el archiconocido ilustrador, músico e historietista Mauro Entrialgo (Vitoria-Gazteiz, 1965).  “La escalera” no es, aunque contiene todos los ingredientes del cómic, un cómic en sí mismo, sino toda una poética singular que nos acerca,  mediante un discurso narrativo ágil, coherente y luminoso, y unas viñetas de excelente fábrica, a un universo colmado de laberintos, de crudas realidades o de voraces sueños. Los personajes, de todo tipo, que habitan las páginas de este cuaderno no son sino el vivo reflejo de un mundo en el que “la escalera” –sus peldaños- representa la vida misma, tanto si se fracasa al bajarlos o se vence al subirlos, incluso, si se precipitan los cuerpos desde su altura y caen por el hueco de aquella, en señal de desaliento o desamparo. La vida se refleja, con sus luces y sombras, en cada uno de esos personajes, en sus acciones extremas u cotidianas, como si en ese juego de percepciones e ideas siempre amenazara la incertidumbre o el miedo a salvar la frontera, las murallas que el mismo ser humano construye cada día.


Llama la atención, por su sencillez y elegancia, su magistral manufactura en el trazo de las ilustraciones, donde el blanco y el negro se alternan de tal manera y proporcionalidad que la mirada del lector no llega a cansarse nunca. “La escalera” es una mirada al mundo interior del poeta-ilustrador, también al que fluye fuera, en otra realidad diferente y lejana, pero que vive y se reconoce en los personajes e historias de esta particular “escalera”, lugar para los sueños y fracasos, para mirar al frente o dejarse llevar por la nostalgia o la melancolía del tiempo que fue. Entrialgo maneja con brillantez la poética del cómic, y lo hace desde el conocimiento y la sinceridad, de ahí sus historietas cargadas de narcisismo o individualidad, de trampas y misterio, de magia, de intriga, de juegos de fantasía, de miedo, dudas, fracasos, dolor, amor, de crítica social u otros muchos elementos en cuestión. Mauro Entrialgo es un malabarista del dibujo o la ilustración, que desarrolla en el ámbito de las leyendas urbanas (la ciudad principio y fin en sí misma), y en su epicentro, tal vez sea el fracaso, la soledad  de los seres humanos en las grandes ciudades, semilla de marginalidad, o algo más que todo eso, quizá el abismo hacia la creación, la fantasía sin límites. 

La escalera o la poética del cómic. Isidoro Salvador





LA ESCALERA O LA POÉTICA DEL CÓMIC


             En esta ocasión dirigimos nuestra atención a un nuevo género, el cómic. “Cuadernos Metáfora”, publicación avalada por Isidoro Salvador, propietario de la librería del mismo nombre y narrador, comenzó su andadura a finales del año 2013. “La escalera” es el número 3 de “Cuadernos Metáfora”, y su autor el archiconocido ilustrador, músico e historietista Mauro Entrialgo (Vitoria-Gazteiz, 1965).  “La escalera” no es, aunque contiene todos los ingredientes del cómic, un cómic en sí mismo, sino toda una poética singular que nos acerca,  mediante un discurso narrativo ágil, coherente y luminoso, y unas viñetas de excelente fábrica, a un universo colmado de laberintos, de crudas realidades o de voraces sueños. Los personajes, de todo tipo, que habitan las páginas de este cuaderno no son sino el vivo reflejo de un mundo en el que “la escalera” –sus peldaños- representa la vida misma, tanto si se fracasa al bajarlos o se vence al subirlos, incluso, si se precipitan los cuerpos desde su altura y caen por el hueco de aquella, en señal de desaliento o desamparo. La vida se refleja, con sus luces y sombras, en cada uno de esos personajes, en sus acciones extremas u cotidianas, como si en ese juego de percepciones e ideas siempre amenazara la incertidumbre o el miedo a salvar la frontera, las murallas que el mismo ser humano construye cada día.


Llama la atención, por su sencillez y elegancia, su magistral manufactura en el trazo de las ilustraciones, donde el blanco y el negro se alternan de tal manera y proporcionalidad que la mirada del lector no llega a cansarse nunca. “La escalera” es una mirada al mundo interior del poeta-ilustrador, también al que fluye fuera, en otra realidad diferente y lejana, pero que vive y se reconoce en los personajes e historias de esta particular “escalera”, lugar para los sueños y fracasos, para mirar al frente o dejarse llevar por la nostalgia o la melancolía del tiempo que fue. Entrialgo maneja con brillantez la poética del cómic, y lo hace desde el conocimiento y la sinceridad, de ahí sus historietas cargadas de narcisismo o individualidad, de trampas y misterio, de magia, de intriga, de juegos de fantasía, de miedo, dudas, fracasos, dolor, amor, de crítica social u otros muchos elementos en cuestión. Mauro Entrialgo es un malabarista del dibujo o la ilustración, que desarrolla en el ámbito de las leyendas urbanas (la ciudad principio y fin en sí misma), y en su epicentro, tal vez sea el fracaso, la soledad  de los seres humanos en las grandes ciudades, semilla de marginalidad, o algo más que todo eso, quizá el abismo hacia la creación, la fantasía sin límites. 

La escalera o la poética del cómic. Isidoro Salvador





LA ESCALERA O LA POÉTICA DEL CÓMIC


             En esta ocasión dirigimos nuestra atención a un nuevo género, el cómic. “Cuadernos Metáfora”, publicación avalada por Isidoro Salvador, propietario de la librería del mismo nombre y narrador, comenzó su andadura a finales del año 2013. “La escalera” es el número 3 de “Cuadernos Metáfora”, y su autor el archiconocido ilustrador, músico e historietista Mauro Entrialgo (Vitoria-Gazteiz, 1965).  “La escalera” no es, aunque contiene todos los ingredientes del cómic, un cómic en sí mismo, sino toda una poética singular que nos acerca,  mediante un discurso narrativo ágil, coherente y luminoso, y unas viñetas de excelente fábrica, a un universo colmado de laberintos, de crudas realidades o de voraces sueños. Los personajes, de todo tipo, que habitan las páginas de este cuaderno no son sino el vivo reflejo de un mundo en el que “la escalera” –sus peldaños- representa la vida misma, tanto si se fracasa al bajarlos o se vence al subirlos, incluso, si se precipitan los cuerpos desde su altura y caen por el hueco de aquella, en señal de desaliento o desamparo. La vida se refleja, con sus luces y sombras, en cada uno de esos personajes, en sus acciones extremas u cotidianas, como si en ese juego de percepciones e ideas siempre amenazara la incertidumbre o el miedo a salvar la frontera, las murallas que el mismo ser humano construye cada día.


Llama la atención, por su sencillez y elegancia, su magistral manufactura en el trazo de las ilustraciones, donde el blanco y el negro se alternan de tal manera y proporcionalidad que la mirada del lector no llega a cansarse nunca. “La escalera” es una mirada al mundo interior del poeta-ilustrador, también al que fluye fuera, en otra realidad diferente y lejana, pero que vive y se reconoce en los personajes e historias de esta particular “escalera”, lugar para los sueños y fracasos, para mirar al frente o dejarse llevar por la nostalgia o la melancolía del tiempo que fue. Entrialgo maneja con brillantez la poética del cómic, y lo hace desde el conocimiento y la sinceridad, de ahí sus historietas cargadas de narcisismo o individualidad, de trampas y misterio, de magia, de intriga, de juegos de fantasía, de miedo, dudas, fracasos, dolor, amor, de crítica social u otros muchos elementos en cuestión. Mauro Entrialgo es un malabarista del dibujo o la ilustración, que desarrolla en el ámbito de las leyendas urbanas (la ciudad principio y fin en sí misma), y en su epicentro, tal vez sea el fracaso, la soledad  de los seres humanos en las grandes ciudades, semilla de marginalidad, o algo más que todo eso, quizá el abismo hacia la creación, la fantasía sin límites.