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Samuel Villena. Entrevista. Maribel Cerezuela

   
Entrevista realizada al escritor Samuel Villena, que forma parte del trabajo de campo, "Entrevistas para una tesis", editadas por la revista literaria "La voz de la cometa. Tu voz en Internet", y formuladas por Maribel Cerezuela, como parte de un proyecto que verá la luz próximamente en su totalidad. Gracias Samuel por tu amabilidad y contestar a las preguntas formuladas.

 
Desde la lactancia ya era perezoso. No, no creáis que recuerdo mi estancia en el tan adorado vientre de mi madre, no. Lo digo simplemente porque nací casi a los diez meses de embarazo. 

 Esto sucedió el 2 de abril de 1982, día en que el ejército argentino desembarcó en las islas Malvinas dispuesto a recuperar su anhelado territorio. Por entonces yo ya era grandón. Claro que, llevando casi un mes de ventaja con respecto a los demás niños, ya podía ser más alto que ellos, ya.
 
     Acostumbrado a perderme por ciudades extrañas (ya que nos mudábamos cada tres o cuatro meses debido al trabajo de mi padre), aunque sin salir de España, en uno de mis despistes, siendo aún muy pequeño (¿dos? ¿tres años?), fui invadido por un virus que me proporcionó la conocidísima "fiebre botonosa del mediterráneo". ¿Dices que no la conoces? Pues preguntarle a tu perro, ya que es una enfermedad más o menos común en los canes, que rara vez se contagia a los humanos, a no ser que sean picados por una garrapata o algo así (que hipotéticamente fue lo que me pasó, aunque nunca se encontró picadura alguna). Después de once días luchando en el hospital entre la vida y la muerte (y no exagero), salí de allí con una de mis primeras experiencias guardada en la maleta de la vida y con renovada salud.
 
      A lo largo de estos viajes fui conociendo guarderías, colegios de preescolar, e incluso algún colegio que impartía la E.G.B. Digo alguno, porque a la temprana edad de 6 años dejé de viajar por España, y mi familia y yo nos instalamos definitivamente en nuestra casa en Fuenlabrada (Madrid). Pues bien, en todos estos colegios pasaba algo en común: me ganaba de forma involuntaria e inconsciente el aprecio y la amistad de las profesoras y profesores. Tanto es así, que incluso tiempo después de abandonar la ciudad en que ellos impartían clase, seguían escribiéndome cartas de amistad e, incluso, aún veo algún que otro verano a alguna de estas personas.

     Crecí un poco, cuando la vida más me sonreía (creo que nunca ha dejado de sonreírme), fui atropellado. No se asusten, no me quedaron secuelas (o eso afirman los médicos, pero no estoy seguro de ello), pero pasé otros once días en el hospital luchando entre la vida y la muerte con once puntos en el cráneo. En esta ocasión, salve la vida, en parte, gracias a mi madre, pero esta es una historia que contaré en otro momento.
     Crecí más y más (tanto que ahora tengo una altura de 1,92 metros, si es que mi doctora me midió bien la última vez, ya que tenía que dar saltitos para llegar hasta la barra...), a lo que iba, que crecí un poco más y conocí grandes personas. Profesores y alumnos (y alumnas) de diversos institutos a los que aprecio en sobremanera, aunque perdiera el contacto con algunos de ellos (y ellas). Todo este párrafo viene a explicar el momento en que empecé a escribir. Sí, suena muy poético y casi ficticio, pero es cierto: mi primer poema lo escribí en París. Os pongo en situación: Primero de bachillerato (tecnológico, por cierto), grandes compañeros (y compañeras), buenos profesores (por suerte) y un viaje de fin de curso. Curioso viaje de fin de curso, ya que se hizo en marzo.. El caso es que me enamoré. ¿De quién? Podría decirse que de toda la gente que me acompañaba, pero la pregunta oportuna no es "¿de quién?", si no "¿de qué?". Pues de que va a ser: de la magia de París, de su encanto, de sus parisinos (y parisinas), del Louvre y del D'Orsay, de Notre Dame, de Mickey y su DisneyLand, de su río Sena plagado de puentes, con gárgolas como custodios, cual trolls de cuentos, robándote una mirada a cambio de dejarte paso. De todo aquello. París. ¡Ah, París! Qué bien lo describe Anne Rice en sus crónicas vampíricas. Recomiendo esta ciudad a todo aquél que ame la poesía.
 
     Pues sí, así pasó, cuando volví de París, lo hice con cuatro o cinco intentos de poemas bajo el brazo, y digo intentos porque aún tenía (y tengo) mucho que aprender. La poesía se aprende día a día. Le enseñe estas poesías a José Luis, mi profesor de Lengua y Literatura de aquel año. Y su respuesta no pudo ser más instructiva: "Vas bien encaminado, pero tienes que aprender". Así que me recomendó varios autores e incluso me dictó un poema de Rainer María Rilke (poco más tarde comprobé que le fallaba un poco la memoria con respecto al mismo, pero la esencia la conservaba igualmente). Así que empecé a leer y leer y a escribir y escribir. Ese mismo año conocí a Claudio Rodríguez, el mismo año de su muerte, que acaeció en verano, y aprendí muchas cosas de él, cosas que ya contaré en otro ocasión..
           
     Y eso es todo, o al menos en lo que respecta a mi obra literaria, ya que después estudié segundo de bachillerato (tecnológico) tres veces consecutivas, lo suspendí (las tres veces), me matriculé en un ciclo formativo de telecomunicaciones, y aquí estoy, escribiendo una ¿breve? biografía desde el ordenador en el que trabajo. Para cualquier cosa, estoy abierto a sugerencias, preguntas, críticas e incluso insultos (no, insultos no). He aquí mi correo-e: samuel.villena@gmail.com. Abrazos y ¡hasta siempre!
 
1.- ¿Cuesta mucho ganarse el respeto de los organismos oficiales?

 
  Como diría Homer Simpson: "Nuuse". No he tratado con ellos...
2.-¿Crees que el lector- espectador,  tiene esa capacidad que tenía en la época, de por ejemplo, Valle Inclán?
 
Creo que el lector tiene la misma capacidad y más aún que antes. Ése no es el problema. El problema es la voluntad y la motivación. No sirve de nada que el instituto obliguen a leer "El Quijote" si no enseñan a leerlo. Es más, de esta manera, sólo se consigue asquear a los alumnos.

3.- ¿A qué distancia ves los premios nacionales e internacionales?
 
No aspiro a ningún premio. Sólo quiero que me lean.

4.- Las artes en general, con respecto a la sociedad, ¿Crees que deben de involucrarse en el día a día haciendo una historia común?
 
El arte está ahí para quien le guste. No hay que imponerla. Si lo hiciéramos, ya no sería arte.

5.- ¿Te gustaría trabajar en la enseñanza?.- Si la respuesta es SÍ, ¿qué edad tendrían tus alumnos preferentemente?
 
Sí, de cualquier edad. Ya he trabajado (como monitor) con niños desde 4 a 16 años, y me encanta.
6.- ¿Cómo ves los medios de comunicación actuales con respecto a la difusión de la cultura?
 
La cultura existe en los medios de comunicación, únicamente hay que buscarla. 

7.- ¿Internet representa un avance para el acercamiento del lector al autor o aleja y enriquece más las diferencias?
 
Gracias a internet he podido comunicarme con autores de cierta fama y/o prestigio, lo cual no era tan fácil anteriormente. Creo que todo depende de cómo lo veamos, interpretemos y usemos cada uno. Puede ser muy perjudicial o muy beneficioso.

8.- ¿Hay número de obras a conseguir o es la necesidad continúa de seguir trabajando a diario?
 
En mi caso, ni lo uno ni lo otro. Simplemente escribo porque me gusta. Y lo como cómo y cuándo quiero, ya que, afortunadao desgraciadamente, según como se mire, no es mi trabajo.

9.- ¿El tiempo para el autor es importante o necesita tomarse unas vacaciones mentales?
No podemos generalizar en estas cuestiones, para mí es importante tener una vida apacible y tranquila, aunque a veces setrabaja muy bien bajo presión. Depende siempre del momento y la situación personal de cada uno. 

 10.- ¿Crees que para ser famoso en toda España hay que salir en algún medio concreto, por ejemplo, en el programa "La Ventana" de la Cadena Ser?
No persigo la fama, ni sé si me gustaría. Creo que para ser famoso, simplemente hay que hacerse oír. Se puede lograr muchas cosas gritando al viento, aunque no lo parezca. A veces se consigue que cambie de dirección, aunque sea solo por
un momento.

Samuel Villena. Entrevistado por Maribel Cerezuela

   
Entrevista realizada al escritor Samuel Villena, por Maribel Cerezuela,  que forma parte del trabajo de campo, "Entrevistas para una tesis", editadas por la revista literaria "La voz de la cometa. Tu voz en Internet", como parte de un proyecto que verá la luz próximamente en su totalidad. Gracias Samuel por tu amabilidad y contestar a las preguntas formuladas.

 
Desde la lactancia ya era perezoso. No, no creáis que recuerdo mi estancia en el tan adorado vientre de mi madre, no. Lo digo simplemente porque nací casi a los diez meses de embarazo. 

 Esto sucedió el 2 de abril de 1982, día en que el ejército argentino desembarcó en las islas Malvinas dispuesto a recuperar su anhelado territorio. Por entonces yo ya era grandón. Claro que, llevando casi un mes de ventaja con respecto a los demás niños, ya podía ser más alto que ellos, ya.
 
     Acostumbrado a perderme por ciudades extrañas (ya que nos mudábamos cada tres o cuatro meses debido al trabajo de mi padre), aunque sin salir de España, en uno de mis despistes, siendo aún muy pequeño (¿dos? ¿tres años?), fui invadido por un virus que me proporcionó la conocidísima "fiebre botonosa del mediterráneo". ¿Dices que no la conoces? Pues preguntarle a tu perro, ya que es una enfermedad más o menos común en los canes, que rara vez se contagia a los humanos, a no ser que sean picados por una garrapata o algo así (que hipotéticamente fue lo que me pasó, aunque nunca se encontró picadura alguna). Después de once días luchando en el hospital entre la vida y la muerte (y no exagero), salí de allí con una de mis primeras experiencias guardada en la maleta de la vida y con renovada salud.
 
      A lo largo de estos viajes fui conociendo guarderías, colegios de preescolar, e incluso algún colegio que impartía la E.G.B. Digo alguno, porque a la temprana edad de 6 años dejé de viajar por España, y mi familia y yo nos instalamos definitivamente en nuestra casa en Fuenlabrada (Madrid). Pues bien, en todos estos colegios pasaba algo en común: me ganaba de forma involuntaria e inconsciente el aprecio y la amistad de las profesoras y profesores. Tanto es así, que incluso tiempo después de abandonar la ciudad en que ellos impartían clase, seguían escribiéndome cartas de amistad e, incluso, aún veo algún que otro verano a alguna de estas personas.

     Crecí un poco, cuando la vida más me sonreía (creo que nunca ha dejado de sonreírme), fui atropellado. No se asusten, no me quedaron secuelas (o eso afirman los médicos, pero no estoy seguro de ello), pero pasé otros once días en el hospital luchando entre la vida y la muerte con once puntos en el cráneo. En esta ocasión, salve la vida, en parte, gracias a mi madre, pero esta es una historia que contaré en otro momento.
     Crecí más y más (tanto que ahora tengo una altura de 1,92 metros, si es que mi doctora me midió bien la última vez, ya que tenía que dar saltitos para llegar hasta la barra...), a lo que iba, que crecí un poco más y conocí grandes personas. Profesores y alumnos (y alumnas) de diversos institutos a los que aprecio en sobremanera, aunque perdiera el contacto con algunos de ellos (y ellas). Todo este párrafo viene a explicar el momento en que empecé a escribir. Sí, suena muy poético y casi ficticio, pero es cierto: mi primer poema lo escribí en París. Os pongo en situación: Primero de bachillerato (tecnológico, por cierto), grandes compañeros (y compañeras), buenos profesores (por suerte) y un viaje de fin de curso. Curioso viaje de fin de curso, ya que se hizo en marzo.. El caso es que me enamoré. ¿De quién? Podría decirse que de toda la gente que me acompañaba, pero la pregunta oportuna no es "¿de quién?", si no "¿de qué?". Pues de que va a ser: de la magia de París, de su encanto, de sus parisinos (y parisinas), del Louvre y del D'Orsay, de Notre Dame, de Mickey y su DisneyLand, de su río Sena plagado de puentes, con gárgolas como custodios, cual trolls de cuentos, robándote una mirada a cambio de dejarte paso. De todo aquello. París. ¡Ah, París! Qué bien lo describe Anne Rice en sus crónicas vampíricas. Recomiendo esta ciudad a todo aquél que ame la poesía.
 
     Pues sí, así pasó, cuando volví de París, lo hice con cuatro o cinco intentos de poemas bajo el brazo, y digo intentos porque aún tenía (y tengo) mucho que aprender. La poesía se aprende día a día. Le enseñe estas poesías a José Luis, mi profesor de Lengua y Literatura de aquel año. Y su respuesta no pudo ser más instructiva: "Vas bien encaminado, pero tienes que aprender". Así que me recomendó varios autores e incluso me dictó un poema de Rainer María Rilke (poco más tarde comprobé que le fallaba un poco la memoria con respecto al mismo, pero la esencia la conservaba igualmente). Así que empecé a leer y leer y a escribir y escribir. Ese mismo año conocí a Claudio Rodríguez, el mismo año de su muerte, que acaeció en verano, y aprendí muchas cosas de él, cosas que ya contaré en otro ocasión..
           
     Y eso es todo, o al menos en lo que respecta a mi obra literaria, ya que después estudié segundo de bachillerato (tecnológico) tres veces consecutivas, lo suspendí (las tres veces), me matriculé en un ciclo formativo de telecomunicaciones, y aquí estoy, escribiendo una ¿breve? biografía desde el ordenador en el que trabajo. Para cualquier cosa, estoy abierto a sugerencias, preguntas, críticas e incluso insultos (no, insultos no). He aquí mi correo-e: samuel.villena@gmail.com. Abrazos y ¡hasta siempre!
 
1.- ¿Cuesta mucho ganarse el respeto de los organismos oficiales?

    Como diría Homer Simpson: "Nuuse". No he tratado con ellos... 
2.-¿Crees que el lector- espectador,  tiene esa capacidad que tenía en la época, de por ejemplo, Valle Inclán?
 
Creo que el lector tiene la misma capacidad y más aún que antes. Ése no es el problema. El problema es la voluntad y la motivación. No sirve de nada que el instituto obliguen a leer "El Quijote" si no enseñan a leerlo. Es más, de esta manera, sólo se consigue asquear a los alumnos.

3.- ¿A qué distancia ves los premios nacionales e internacionales?
 
No aspiro a ningún premio. Sólo quiero que me lean.

4.- Las artes en general, con respecto a la sociedad, ¿Crees que deben de involucrarse en el día a día haciendo una historia común?
 
El arte está ahí para quien le guste. No hay que imponerla. Si lo hiciéramos, ya no sería arte.

5.- ¿Te gustaría trabajar en la enseñanza?.- Si la respuesta es SÍ, ¿qué edad tendrían tus alumnos preferentemente?
 
Sí, de cualquier edad. Ya he trabajado (como monitor) con niños desde 4 a 16 años, y me encanta.
6.- ¿Cómo ves los medios de comunicación actuales con respecto a la difusión de la cultura?
 
La cultura existe en los medios de comunicación, únicamente hay que buscarla. 

7.- ¿Internet representa un avance para el acercamiento del lector al autor o aleja y enriquece más las diferencias?
 
Gracias a internet he podido comunicarme con autores de cierta fama y/o prestigio, lo cual no era tan fácil anteriormente. Creo que todo depende de cómo lo veamos, interpretemos y usemos cada uno. Puede ser muy perjudicial o muy beneficioso.

8.- ¿Hay número de obras a conseguir o es la necesidad continúa de seguir trabajando a diario?
 
En mi caso, ni lo uno ni lo otro. Simplemente escribo porque me gusta. Y lo como cómo y cuándo quiero, ya que, afortunadao desgraciadamente, según como se mire, no es mi trabajo.

9.- ¿El tiempo para el autor es importante o necesita tomarse unas vacaciones mentales?
No podemos generalizar en estas cuestiones, para mí es importante tener una vida apacible y tranquila, aunque a veces setrabaja muy bien bajo presión. Depende siempre del momento y la situación personal de cada uno. 

 10.- ¿Crees que para ser famoso en toda España hay que salir en algún medio concreto, por ejemplo, en el programa "La Ventana" de la Cadena Ser? 
No persigo la fama, ni sé si me gustaría. Creo que para ser famoso, simplemente hay que hacerse oír. Se puede lograr muchas cosas gritando al viento, aunque no lo parezca. A veces se consigue que cambie de dirección, aunque sea solo por un momento.

Maribel Cerezuela

Samuel Villena. Entrevistado por Maribel Cerezuela

   
Entrevista realizada al escritor Samuel Villena, por Maribel Cerezuela,  que forma parte del trabajo de campo, "Entrevistas para una tesis", editadas por la revista literaria "La voz de la cometa. Tu voz en Internet", como parte de un proyecto que verá la luz próximamente en su totalidad. Gracias Samuel por tu amabilidad y contestar a las preguntas formuladas.

 
Desde la lactancia ya era perezoso. No, no creáis que recuerdo mi estancia en el tan adorado vientre de mi madre, no. Lo digo simplemente porque nací casi a los diez meses de embarazo. 

 Esto sucedió el 2 de abril de 1982, día en que el ejército argentino desembarcó en las islas Malvinas dispuesto a recuperar su anhelado territorio. Por entonces yo ya era grandón. Claro que, llevando casi un mes de ventaja con respecto a los demás niños, ya podía ser más alto que ellos, ya.
 
     Acostumbrado a perderme por ciudades extrañas (ya que nos mudábamos cada tres o cuatro meses debido al trabajo de mi padre), aunque sin salir de España, en uno de mis despistes, siendo aún muy pequeño (¿dos? ¿tres años?), fui invadido por un virus que me proporcionó la conocidísima "fiebre botonosa del mediterráneo". ¿Dices que no la conoces? Pues preguntarle a tu perro, ya que es una enfermedad más o menos común en los canes, que rara vez se contagia a los humanos, a no ser que sean picados por una garrapata o algo así (que hipotéticamente fue lo que me pasó, aunque nunca se encontró picadura alguna). Después de once días luchando en el hospital entre la vida y la muerte (y no exagero), salí de allí con una de mis primeras experiencias guardada en la maleta de la vida y con renovada salud.
 
      A lo largo de estos viajes fui conociendo guarderías, colegios de preescolar, e incluso algún colegio que impartía la E.G.B. Digo alguno, porque a la temprana edad de 6 años dejé de viajar por España, y mi familia y yo nos instalamos definitivamente en nuestra casa en Fuenlabrada (Madrid). Pues bien, en todos estos colegios pasaba algo en común: me ganaba de forma involuntaria e inconsciente el aprecio y la amistad de las profesoras y profesores. Tanto es así, que incluso tiempo después de abandonar la ciudad en que ellos impartían clase, seguían escribiéndome cartas de amistad e, incluso, aún veo algún que otro verano a alguna de estas personas.

     Crecí un poco, cuando la vida más me sonreía (creo que nunca ha dejado de sonreírme), fui atropellado. No se asusten, no me quedaron secuelas (o eso afirman los médicos, pero no estoy seguro de ello), pero pasé otros once días en el hospital luchando entre la vida y la muerte con once puntos en el cráneo. En esta ocasión, salve la vida, en parte, gracias a mi madre, pero esta es una historia que contaré en otro momento.
     Crecí más y más (tanto que ahora tengo una altura de 1,92 metros, si es que mi doctora me midió bien la última vez, ya que tenía que dar saltitos para llegar hasta la barra...), a lo que iba, que crecí un poco más y conocí grandes personas. Profesores y alumnos (y alumnas) de diversos institutos a los que aprecio en sobremanera, aunque perdiera el contacto con algunos de ellos (y ellas). Todo este párrafo viene a explicar el momento en que empecé a escribir. Sí, suena muy poético y casi ficticio, pero es cierto: mi primer poema lo escribí en París. Os pongo en situación: Primero de bachillerato (tecnológico, por cierto), grandes compañeros (y compañeras), buenos profesores (por suerte) y un viaje de fin de curso. Curioso viaje de fin de curso, ya que se hizo en marzo.. El caso es que me enamoré. ¿De quién? Podría decirse que de toda la gente que me acompañaba, pero la pregunta oportuna no es "¿de quién?", si no "¿de qué?". Pues de que va a ser: de la magia de París, de su encanto, de sus parisinos (y parisinas), del Louvre y del D'Orsay, de Notre Dame, de Mickey y su DisneyLand, de su río Sena plagado de puentes, con gárgolas como custodios, cual trolls de cuentos, robándote una mirada a cambio de dejarte paso. De todo aquello. París. ¡Ah, París! Qué bien lo describe Anne Rice en sus crónicas vampíricas. Recomiendo esta ciudad a todo aquél que ame la poesía.
 
     Pues sí, así pasó, cuando volví de París, lo hice con cuatro o cinco intentos de poemas bajo el brazo, y digo intentos porque aún tenía (y tengo) mucho que aprender. La poesía se aprende día a día. Le enseñe estas poesías a José Luis, mi profesor de Lengua y Literatura de aquel año. Y su respuesta no pudo ser más instructiva: "Vas bien encaminado, pero tienes que aprender". Así que me recomendó varios autores e incluso me dictó un poema de Rainer María Rilke (poco más tarde comprobé que le fallaba un poco la memoria con respecto al mismo, pero la esencia la conservaba igualmente). Así que empecé a leer y leer y a escribir y escribir. Ese mismo año conocí a Claudio Rodríguez, el mismo año de su muerte, que acaeció en verano, y aprendí muchas cosas de él, cosas que ya contaré en otro ocasión..
           
     Y eso es todo, o al menos en lo que respecta a mi obra literaria, ya que después estudié segundo de bachillerato (tecnológico) tres veces consecutivas, lo suspendí (las tres veces), me matriculé en un ciclo formativo de telecomunicaciones, y aquí estoy, escribiendo una ¿breve? biografía desde el ordenador en el que trabajo. Para cualquier cosa, estoy abierto a sugerencias, preguntas, críticas e incluso insultos (no, insultos no). He aquí mi correo-e: samuel.villena@gmail.com. Abrazos y ¡hasta siempre!
 
1.- ¿Cuesta mucho ganarse el respeto de los organismos oficiales?

    Como diría Homer Simpson: "Nuuse". No he tratado con ellos... 
2.-¿Crees que el lector- espectador,  tiene esa capacidad que tenía en la época, de por ejemplo, Valle Inclán?
 
Creo que el lector tiene la misma capacidad y más aún que antes. Ése no es el problema. El problema es la voluntad y la motivación. No sirve de nada que el instituto obliguen a leer "El Quijote" si no enseñan a leerlo. Es más, de esta manera, sólo se consigue asquear a los alumnos.

3.- ¿A qué distancia ves los premios nacionales e internacionales?
 
No aspiro a ningún premio. Sólo quiero que me lean.

4.- Las artes en general, con respecto a la sociedad, ¿Crees que deben de involucrarse en el día a día haciendo una historia común?
 
El arte está ahí para quien le guste. No hay que imponerla. Si lo hiciéramos, ya no sería arte.

5.- ¿Te gustaría trabajar en la enseñanza?.- Si la respuesta es SÍ, ¿qué edad tendrían tus alumnos preferentemente?
 
Sí, de cualquier edad. Ya he trabajado (como monitor) con niños desde 4 a 16 años, y me encanta.
6.- ¿Cómo ves los medios de comunicación actuales con respecto a la difusión de la cultura?
 
La cultura existe en los medios de comunicación, únicamente hay que buscarla. 

7.- ¿Internet representa un avance para el acercamiento del lector al autor o aleja y enriquece más las diferencias?
 
Gracias a internet he podido comunicarme con autores de cierta fama y/o prestigio, lo cual no era tan fácil anteriormente. Creo que todo depende de cómo lo veamos, interpretemos y usemos cada uno. Puede ser muy perjudicial o muy beneficioso.

8.- ¿Hay número de obras a conseguir o es la necesidad continúa de seguir trabajando a diario?
 
En mi caso, ni lo uno ni lo otro. Simplemente escribo porque me gusta. Y lo como cómo y cuándo quiero, ya que, afortunadao desgraciadamente, según como se mire, no es mi trabajo.

9.- ¿El tiempo para el autor es importante o necesita tomarse unas vacaciones mentales?
No podemos generalizar en estas cuestiones, para mí es importante tener una vida apacible y tranquila, aunque a veces setrabaja muy bien bajo presión. Depende siempre del momento y la situación personal de cada uno. 

 10.- ¿Crees que para ser famoso en toda España hay que salir en algún medio concreto, por ejemplo, en el programa "La Ventana" de la Cadena Ser? 
No persigo la fama, ni sé si me gustaría. Creo que para ser famoso, simplemente hay que hacerse oír. Se puede lograr muchas cosas gritando al viento, aunque no lo parezca. A veces se consigue que cambie de dirección, aunque sea solo por un momento.

Maribel Cerezuela

Samuel Villena. Entrevista. Maribel Cerezuela

   
Entrevista realizada al escritor Samuel Villena, que forma parte del trabajo de campo, "Entrevistas para una tesis", editadas por la revista literaria "La voz de la cometa. Tu voz en Internet", y formuladas por Maribel Cerezuela, como parte de un proyecto que verá la luz próximamente en su totalidad. Gracias Samuel por tu amabilidad y contestar a las preguntas formuladas.

 
Desde la lactancia ya era perezoso. No, no creáis que recuerdo mi estancia en el tan adorado vientre de mi madre, no. Lo digo simplemente porque nací casi a los diez meses de embarazo. 

 Esto sucedió el 2 de abril de 1982, día en que el ejército argentino desembarcó en las islas Malvinas dispuesto a recuperar su anhelado territorio. Por entonces yo ya era grandón. Claro que, llevando casi un mes de ventaja con respecto a los demás niños, ya podía ser más alto que ellos, ya.
 
     Acostumbrado a perderme por ciudades extrañas (ya que nos mudábamos cada tres o cuatro meses debido al trabajo de mi padre), aunque sin salir de España, en uno de mis despistes, siendo aún muy pequeño (¿dos? ¿tres años?), fui invadido por un virus que me proporcionó la conocidísima "fiebre botonosa del mediterráneo". ¿Dices que no la conoces? Pues preguntarle a tu perro, ya que es una enfermedad más o menos común en los canes, que rara vez se contagia a los humanos, a no ser que sean picados por una garrapata o algo así (que hipotéticamente fue lo que me pasó, aunque nunca se encontró picadura alguna). Después de once días luchando en el hospital entre la vida y la muerte (y no exagero), salí de allí con una de mis primeras experiencias guardada en la maleta de la vida y con renovada salud.
 
      A lo largo de estos viajes fui conociendo guarderías, colegios de preescolar, e incluso algún colegio que impartía la E.G.B. Digo alguno, porque a la temprana edad de 6 años dejé de viajar por España, y mi familia y yo nos instalamos definitivamente en nuestra casa en Fuenlabrada (Madrid). Pues bien, en todos estos colegios pasaba algo en común: me ganaba de forma involuntaria e inconsciente el aprecio y la amistad de las profesoras y profesores. Tanto es así, que incluso tiempo después de abandonar la ciudad en que ellos impartían clase, seguían escribiéndome cartas de amistad e, incluso, aún veo algún que otro verano a alguna de estas personas.

     Crecí un poco, cuando la vida más me sonreía (creo que nunca ha dejado de sonreírme), fui atropellado. No se asusten, no me quedaron secuelas (o eso afirman los médicos, pero no estoy seguro de ello), pero pasé otros once días en el hospital luchando entre la vida y la muerte con once puntos en el cráneo. En esta ocasión, salve la vida, en parte, gracias a mi madre, pero esta es una historia que contaré en otro momento.
     Crecí más y más (tanto que ahora tengo una altura de 1,92 metros, si es que mi doctora me midió bien la última vez, ya que tenía que dar saltitos para llegar hasta la barra...), a lo que iba, que crecí un poco más y conocí grandes personas. Profesores y alumnos (y alumnas) de diversos institutos a los que aprecio en sobremanera, aunque perdiera el contacto con algunos de ellos (y ellas). Todo este párrafo viene a explicar el momento en que empecé a escribir. Sí, suena muy poético y casi ficticio, pero es cierto: mi primer poema lo escribí en París. Os pongo en situación: Primero de bachillerato (tecnológico, por cierto), grandes compañeros (y compañeras), buenos profesores (por suerte) y un viaje de fin de curso. Curioso viaje de fin de curso, ya que se hizo en marzo.. El caso es que me enamoré. ¿De quién? Podría decirse que de toda la gente que me acompañaba, pero la pregunta oportuna no es "¿de quién?", si no "¿de qué?". Pues de que va a ser: de la magia de París, de su encanto, de sus parisinos (y parisinas), del Louvre y del D'Orsay, de Notre Dame, de Mickey y su DisneyLand, de su río Sena plagado de puentes, con gárgolas como custodios, cual trolls de cuentos, robándote una mirada a cambio de dejarte paso. De todo aquello. París. ¡Ah, París! Qué bien lo describe Anne Rice en sus crónicas vampíricas. Recomiendo esta ciudad a todo aquél que ame la poesía.
 
     Pues sí, así pasó, cuando volví de París, lo hice con cuatro o cinco intentos de poemas bajo el brazo, y digo intentos porque aún tenía (y tengo) mucho que aprender. La poesía se aprende día a día. Le enseñe estas poesías a José Luis, mi profesor de Lengua y Literatura de aquel año. Y su respuesta no pudo ser más instructiva: "Vas bien encaminado, pero tienes que aprender". Así que me recomendó varios autores e incluso me dictó un poema de Rainer María Rilke (poco más tarde comprobé que le fallaba un poco la memoria con respecto al mismo, pero la esencia la conservaba igualmente). Así que empecé a leer y leer y a escribir y escribir. Ese mismo año conocí a Claudio Rodríguez, el mismo año de su muerte, que acaeció en verano, y aprendí muchas cosas de él, cosas que ya contaré en otro ocasión..
           
     Y eso es todo, o al menos en lo que respecta a mi obra literaria, ya que después estudié segundo de bachillerato (tecnológico) tres veces consecutivas, lo suspendí (las tres veces), me matriculé en un ciclo formativo de telecomunicaciones, y aquí estoy, escribiendo una ¿breve? biografía desde el ordenador en el que trabajo. Para cualquier cosa, estoy abierto a sugerencias, preguntas, críticas e incluso insultos (no, insultos no). He aquí mi correo-e: samuel.villena@gmail.com. Abrazos y ¡hasta siempre!
 
1.- ¿Cuesta mucho ganarse el respeto de los organismos oficiales?

 
  Como diría Homer Simpson: "Nuuse". No he tratado con ellos...
2.-¿Crees que el lector- espectador,  tiene esa capacidad que tenía en la época, de por ejemplo, Valle Inclán?
 
Creo que el lector tiene la misma capacidad y más aún que antes. Ése no es el problema. El problema es la voluntad y la motivación. No sirve de nada que el instituto obliguen a leer "El Quijote" si no enseñan a leerlo. Es más, de esta manera, sólo se consigue asquear a los alumnos.

3.- ¿A qué distancia ves los premios nacionales e internacionales?
 
No aspiro a ningún premio. Sólo quiero que me lean.

4.- Las artes en general, con respecto a la sociedad, ¿Crees que deben de involucrarse en el día a día haciendo una historia común?
 
El arte está ahí para quien le guste. No hay que imponerla. Si lo hiciéramos, ya no sería arte.

5.- ¿Te gustaría trabajar en la enseñanza?.- Si la respuesta es SÍ, ¿qué edad tendrían tus alumnos preferentemente?
 
Sí, de cualquier edad. Ya he trabajado (como monitor) con niños desde 4 a 16 años, y me encanta.
6.- ¿Cómo ves los medios de comunicación actuales con respecto a la difusión de la cultura?
 
La cultura existe en los medios de comunicación, únicamente hay que buscarla. 

7.- ¿Internet representa un avance para el acercamiento del lector al autor o aleja y enriquece más las diferencias?
 
Gracias a internet he podido comunicarme con autores de cierta fama y/o prestigio, lo cual no era tan fácil anteriormente. Creo que todo depende de cómo lo veamos, interpretemos y usemos cada uno. Puede ser muy perjudicial o muy beneficioso.

8.- ¿Hay número de obras a conseguir o es la necesidad continúa de seguir trabajando a diario?
 
En mi caso, ni lo uno ni lo otro. Simplemente escribo porque me gusta. Y lo como cómo y cuándo quiero, ya que, afortunadao desgraciadamente, según como se mire, no es mi trabajo.

9.- ¿El tiempo para el autor es importante o necesita tomarse unas vacaciones mentales?
No podemos generalizar en estas cuestiones, para mí es importante tener una vida apacible y tranquila, aunque a veces setrabaja muy bien bajo presión. Depende siempre del momento y la situación personal de cada uno. 

 10.- ¿Crees que para ser famoso en toda España hay que salir en algún medio concreto, por ejemplo, en el programa "La Ventana" de la Cadena Ser?
No persigo la fama, ni sé si me gustaría. Creo que para ser famoso, simplemente hay que hacerse oír. Se puede lograr muchas cosas gritando al viento, aunque no lo parezca. A veces se consigue que cambie de dirección, aunque sea solo por
un momento.