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Esta otra fuerza.

 Emilio Barón Palma 

ESTA OTRA FUERZA
 
Aún sigue la partida. Más sin Reina.
Hace tiempo que juegas sin su ayuda.
La magia de los veinte lejos queda,
Aunque mantenga el Rey la compostura.
Y las bengalas de la inteligencia,
Repentinos alfiles, no deslumbran
Pasado el tiempo de la edad perfecta.
No valen con la joven que te gusta.
Te guste o no, entraste en los cuarenta.
Sin Reina y con caballos deslucidos,
Perdiendo uno tras otro tus peones.
Es hora de emplear esa otra fuerza
Que la edad - generosa- te ha traído.
Aún sigue la partida. Juegan torres.



EMILIO BARÓN PALMA



EMILIO BARÓN
LOS DÍAS (1978-1999 POESÍA).
DEPÓSITO LEGAL. AL-319-99
ISBN: 84-8240-230-7
PUBLICADO POR 

LA UNIVERSIDAD DE ALMERÍA.

Esta otra fuerza.

 Emilio Barón Palma 

ESTA OTRA FUERZA
 
Aún sigue la partida. Más sin Reina.
Hace tiempo que juegas sin su ayuda.
La magia de los veinte lejos queda,
Aunque mantenga el Rey la compostura.
Y las bengalas de la inteligencia,
Repentinos alfiles, no deslumbran
Pasado el tiempo de la edad perfecta.
No valen con la joven que te gusta.
Te guste o no, entraste en los cuarenta.
Sin Reina y con caballos deslucidos,
Perdiendo uno tras otro tus peones.
Es hora de emplear esa otra fuerza
Que la edad - generosa- te ha traído.
Aún sigue la partida. Juegan torres.



EMILIO BARÓN PALMA



EMILIO BARÓN
LOS DÍAS (1978-1999 POESÍA).
DEPÓSITO LEGAL. AL-319-99
ISBN: 84-8240-230-7
PUBLICADO POR 

LA UNIVERSIDAD DE ALMERÍA.

Esta otra fuerza.

 Emilio Barón Palma 

ESTA OTRA FUERZA
 
Aún sigue la partida. Más sin Reina.
Hace tiempo que juegas sin su ayuda.
La magia de los veinte lejos queda,
Aunque mantenga el Rey la compostura.
Y las bengalas de la inteligencia,
Repentinos alfiles, no deslumbran
Pasado el tiempo de la edad perfecta.
No valen con la joven que te gusta.
Te guste o no, entraste en los cuarenta.
Sin Reina y con caballos deslucidos,
Perdiendo uno tras otro tus peones.
Es hora de emplear esa otra fuerza
Que la edad - generosa- te ha traído.
Aún sigue la partida. Juegan torres.



EMILIO BARÓN PALMA



EMILIO BARÓN
LOS DÍAS (1978-1999 POESÍA).
DEPÓSITO LEGAL. AL-319-99
ISBN: 84-8240-230-7
PUBLICADO POR 

LA UNIVERSIDAD DE ALMERÍA.

Ciudad de Viento y Sol. Emilio Barón Palma


Mírala. Es la tierra que te vio crecer. Recatada y aparte. Al norte, campos verdes y montes de los Vélez, con el castillo aquel empinado entre riscos, fantasmal y soberbio. Las playas arenosas de Levante,  Rodalquilar, El Plomo, Aguamarga, Las Negras, ... En su mitad más honda, el río Almanzora, canteras de mármol, agua y frutales. La herida blanca luego, abierta al sol, de Sierra Nevada. Y las Alpujarras altas, que bajan para morir entre parrales y plásticos.


Mírala. En su centro, bien arriba, la Sierra, los Filabres, el valle rumoroso de la infancia, adelfas y retamas, almendros y olivos. Olula, Castro, Senés, Velefique... nombres árabes y romanos de sus pueblos. Bajando luego, campos y desiertos de Tabernas, naranjales del río - Andarax exhausto- con frutos dorados como en sueños. Y la ciudad por fin (ciudad de viento y sol, sustancia de tus días), entre el azul del mar y el ocre restallante y desnudo de las peñas.


Mírala. Como entonces, de niño; como luego, por dentro, viviendo en tierra ajena, más viva en el recuerdo. Y piénsala ahora, aquí junto al mar, en este rincón del Cabo, donde Torregarcía eleva su figura de piedra, antigua y solitaria, entre las dunas. Mientras contemplas esa ciudad desvanecerse.



EMILIO BARÓN PALMA
LOS DÍAS (1978-1999 POESÍA).
DEPÓSITO LEGAL. AL-319-99
ISBN: 84-8240-230-7
PUBLICADO POR LA UNIVERSIDAD DE ALMERÍA.
CIUDAD DE VIENTO Y SOL- ALMERÍA

Ciudad de Viento y Sol. Emilio Barón Palma


Mírala. Es la tierra que te vio crecer. Recatada y aparte. Al norte, campos verdes y montes de los Vélez, con el castillo aquel empinado entre riscos, fantasmal y soberbio. Las playas arenosas de Levante,  Rodalquilar, El Plomo, Aguamarga, Las Negras, ... En su mitad más honda, el río Almanzora, canteras de mármol, agua y frutales. La herida blanca luego, abierta al sol, de Sierra Nevada. Y las Alpujarras altas, que bajan para morir entre parrales y plásticos.


Mírala. En su centro, bien arriba, la Sierra, los Filabres, el valle rumoroso de la infancia, adelfas y retamas, almendros y olivos. Olula, Castro, Senés, Velefique... nombres árabes y romanos de sus pueblos. Bajando luego, campos y desiertos de Tabernas, naranjales del río - Andarax exhausto- con frutos dorados como en sueños. Y la ciudad por fin (ciudad de viento y sol, sustancia de tus días), entre el azul del mar y el ocre restallante y desnudo de las peñas.


Mírala. Como entonces, de niño; como luego, por dentro, viviendo en tierra ajena, más viva en el recuerdo. Y piénsala ahora, aquí junto al mar, en este rincón del Cabo, donde Torregarcía eleva su figura de piedra, antigua y solitaria, entre las dunas. Mientras contemplas esa ciudad desvanecerse.



EMILIO BARÓN PALMA
LOS DÍAS (1978-1999 POESÍA).
DEPÓSITO LEGAL. AL-319-99
ISBN: 84-8240-230-7
PUBLICADO POR LA UNIVERSIDAD DE ALMERÍA.
CIUDAD DE VIENTO Y SOL- ALMERÍA

Ciudad de Viento y Sol.

DIARIOVOZ. REVISTA DE LITERATURA

Mírala. Es la tierra que te vio crecer. Recatada y aparte. Al norte, campos verdes y montes de los Vélez, con el castillo aquel empinado entre riscos, fantasmal y soberbio. Las playas arenosas de Levante,  Rodalquilar, El Plomo, Aguamarga, Las Negras, ... En su mitad más honda, el río Almanzora, canteras de mármol, agua y frutales. La herida blanca luego, abierta al sol, de Sierra Nevada. Y las Alpujarras altas, que bajan para morir entre parrales y plásticos.


Mírala. En su centro, bien arriba, la Sierra, los Filabres, el valle rumoroso de la infancia, adelfas y retamas, almendros y olivos. Olula, Castro, Senés, Velefique... nombres árabes y romanos de sus pueblos. Bajando luego, campos y desiertos de Tabernas, naranjales del río - Andarax exhausto- con frutos dorados como en sueños. Y la ciudad por fin (ciudad de viento y sol, sustancia de tus días), entre el azul del mar y el ocre restallante y desnudo de las peñas.


Mírala. Como entonces, de niño; como luego, por dentro, viviendo en tierra ajena, más viva en el recuerdo. Y piénsala ahora, aquí junto al mar, en este rincón del Cabo, donde Torregarcía eleva su figura de piedra, antigua y solitaria, entre las dunas. Mientras contemplas esa ciudad desvanecerse.



EMILIO BARÓN PALMA
LOS DÍAS (1978-1999 POESÍA).
DEPÓSITO LEGAL. AL-319-99
ISBN: 84-8240-230-7
PUBLICADO POR LA UNIVERSIDAD DE ALMERÍA.
CIUDAD DE VIENTO Y SOL- ALMERÍA

Ciudad de Viento y Sol. Emilio Barón Palma


Mírala. Es la tierra que te vio crecer. Recatada y aparte. Al norte, campos verdes y montes de los Vélez, con el castillo aquel empinado entre riscos, fantasmal y soberbio. Las playas arenosas de Levante,  Rodalquilar, El Plomo, Aguamarga, Las Negras, ... En su mitad más honda, el río Almanzora, canteras de mármol, agua y frutales. La herida blanca luego, abierta al sol, de Sierra Nevada. Y las Alpujarras altas, que bajan para morir entre parrales y plásticos.


Mírala. En su centro, bien arriba, la Sierra, los Filabres, el valle rumoroso de la infancia, adelfas y retamas, almendros y olivos. Olula, Castro, Senés, Velefique... nombres árabes y romanos de sus pueblos. Bajando luego, campos y desiertos de Tabernas, naranjales del río - Andarax exhausto- con frutos dorados como en sueños. Y la ciudad por fin (ciudad de viento y sol, sustancia de tus días), entre el azul del mar y el ocre restallante y desnudo de las peñas.


Mírala. Como entonces, de niño; como luego, por dentro, viviendo en tierra ajena, más viva en el recuerdo. Y piénsala ahora, aquí junto al mar, en este rincón del Cabo, donde Torregarcía eleva su figura de piedra, antigua y solitaria, entre las dunas. Mientras contemplas esa ciudad desvanecerse.



EMILIO BARÓN PALMA
LOS DÍAS (1978-1999 POESÍA).
DEPÓSITO LEGAL. AL-319-99
ISBN: 84-8240-230-7
PUBLICADO POR LA UNIVERSIDAD DE ALMERÍA.
CIUDAD DE VIENTO Y SOL- ALMERÍA

El caso Vladimir. Emilio Barón

EMILIO BARÓN PALMA



PERO NO CREAN, LA COSA fue de a poquito, y aquella tarde no pasaron de comprobar mutuamente que les gustaba besarse. Con el tiempo, llegaron a instalarse en una especie de ceremonial erótico-amistoso que duraría varios meses y que se desarrollaba casi todas las tardes y casi invariablemente del siguiente modo: 

Ani llegaba, bueeeeeeenas, su carita morena y moruna colocando una sonrisa entre la puerta y su marco, adelante preciosa, respondía él como en las películas, y entre sonrisas y bromas hete aquí a Ani colocada en cuarto y aplicando sus labios en morrito sobre la boca en morrito de Vladimir, que, qué ricos aquellos besos, ¿eh?
 
-Como todos los besos ricos, señor escribidor, ni más ni menos. 

-Sin duda, sin duda. Bien; seguían así un buen rato interrumpiendo el contacto dermobucal para intercambiar explicaciones, frases banales de no vine antes porque, o he venido antes porque, en las que normalmente salían a relucir una, dos, tres, o hasta las cuatro hermanas de Ani asociadas a complejas rivalidades tribales de familia numerosa y estrictamente femenina, pues si el nombre de la madre surgió más de una vez tono agresivo y reclamando sueldos filiales, no ocurrió así nunca con el padre, que lo tenía, sin duda, pero que debía andar por esos mares de Dios.(29) 

Seguía luego con corrimiento hacia la izquierda de su camacuna por parte de Vladimir, y una invitación a recostarse en el espacio liberado (30) dirigida a Ani quien se reclinaba muy de a poquito en la almohada tras quitarse los zapatos. 

-Un 37. 
-¿Cómo dice usted? 
-Que sigue usted exagerando. Ani calzaba un 37. 
-Ah, ya, Marielle. De acuerdo, pero no interrumpa, por favor. Ani, pues, se recostaba cuan larga era junto a Vladimir, y éste comenzaba a desabotonarle la camisa por debajo del suéter acariciándola y repitiendo los contactos dérmico bucales, hasta acabar contemplando, desnudos, los jóvenes y aceitunados pechos de Ani. Venía después otro tipo de exploraciones, otras pausa, otras frases referidas a la relojería, al vecino tal, o a la mujer del vecino cual, aunque a veces, como esa tarde de primeros de octubre, una semana después del té y el café en la terraza, Ani le dijo: 
Dicen que tú te quisiste matar por ella. 
Levantó Vladimir su cabeza de un pecho algo ensalivado, y pudo oír así, de boca de Ani, una y hasta cinco distintas versiones del accidente que le había llevado a él, un bebé de veinticuatro años nacido en Toledo, asumir la identidad de un marinense poeta, o al revés, que para el caso era lo mismo. De la boca de Ani, pechos al aire, conoció la historia del marinense víctima del amor, y la del marinense arruinado, y la del marinense que tomaba drogas en bares de la costa, e incluso la del marinense fracasado en sus estudios, causas todas, y cada una de ellas, que lo habrían llevado a salir violentamente de este valle de lágrimas, sin siquiera sospechar que la ley del karma es inexorable y escogería su identidad para colgársela a un bebé de veinticuatro años llamado Vladimir y condenado a nacer poetalírico con dos libros publicados y sin saber cuándo café solo o té con leche. Lo que es el karma, lector, no tiene enmienda. 
-Así es. mintió Vladimir, sin precisar con cuál versión se casaba. Ani, claro, escogió la que a ella más le gustaba: 
-¿Y la sigues queriendo? 
Decididamente, pensó Vladimir, Ani era mucho, pero mucho más soñadora o fantástica que Dani. Y también tenía novio, pero éste no estaba en el servicio militar, ni la chica hablaba de él, y bueno, así es la vida ¿no?. 


(29) La figura del padre en esta narración no sale muy bien parada que digamos. El padre de Ani es su primera encarnación, y preludia, en cierto modo, la célebre escena del capítulo tercero, entre el protagonista y su hermana.  
(30) "Corrimiento hacia la izquierda", "espacio liberado".... vocabulario claramente político-militar, de orientación marxista o anarquista (para una interpretación ideológica de la novela), o de connotaciones libidinosas (para una interpretación psicoanalista)... ¡Animo, scholars!
 
del libro LIBRERIA MACONDO (EL CASO VLADIMIR) 
AUTOR: EMILIO BARON 
EDITORIAL: Qüásyeditorial narrativa 
Luis Montoto, 28, 2ª,7 
41018 Sevilla 
1ª edicción Abril de 1991 
ISBN: 84-87435-01-7 
 

El caso Vladimir. Emilio Barón

Emilio Barón Palma



PERO NO CREAN, LA COSA fue de a poquito, y aquella tarde no pasaron de comprobar mutuamente que les gustaba besarse. Con el tiempo, llegaron a instalarse en una especie de ceremonial erótico-amistoso que duraría varios meses y que se desarrollaba casi todas las tardes y casi invariablemente del siguiente modo: 


Ani llegaba, bueeeeeeenas, su carita morena y moruna colocando una sonrisa entre la puerta y su marco, adelante preciosa, respondía él como en las pelicular, y entre sonrisas y bromas hete aqui a Ani colocada en cuarto y aplicando sus labios en morrito sobre la boca en morrito de Vladimir, que, qué ricos aquellos besos, ¿eh?
 
-Como todos los besos ricos, señor escribidor, ni más ni menos. 

-Sin duda, sin duda. Bien; seguían así un buen rato interrumpiendo el contacto dermo bucal para intercambiar explicaciones, frases banales de no vine antes porque, o he venido antes porque, en las que normalmente salían a relucir una, dos, tres, o hasta las cuatro hermanas de Ani asociadas a complejas rivalidades tribales de familia numerosa y estrictamente femenina, pues si el nombre de la madre surgió más de una vez tono agresivo y reclamando sueldos filiales, no ocurrió así nunca con el padre, que lo tenía, sin duda, pero que debía andar por esos mares de Dios.(29) 

Seguía luego con corrimiento hacia la izquierda de su camacuna por parte de Vladimir, y una invitación a recostarse en el espacio liberado (30) dirigida a Ani quien se reclinaba muy de a poquito en la almohada tras quitarse los zapatos. 

-Un 37. 
-¿Cómo dice usted? 
-Que sigue usted exagerando. Ani calzaba un 37. 
-Ah, ya, Marielle. De acuerdo, pero no interrumpa, por favor. Ani, pues, se recostaba cuan larga era junto a Vladimir, y éste comenzaba a desabotonarle la camisa por debajo del suéter acariciándola y repitiendo los contactos dérmico bucales, hasta acabar contemplando, desnudos, los jóvenes y aceitunados pechos de Ani. Venía después otro tipo de exploraciones, otras pausa, otras frases referidas a la relojería, al vecino tal, o a la mujer del vecino cual, aunque a veces, como esa tarde de primeros de octubre, una semana después del té y el café en la terraza, Ani le dijo: 
Dicen que tú te quisiste matar por ella. 
Levantó Vladimir su cabeza de un pecho algo ensalivado, y pudo oír así, de boca de Ani, una y hasta cinco distintas versiones del accidente que le había llevado a él, un bebé de veinticuatro años nacido en Toledo, asumir la identidad de un marinense poeta, o al revés, que para el caso era lo mismo. De la boca de Ani, pechos al aire, conoció la historia del marinense víctima del amor, y la del marinense arruinado, y la del marinense que tomaba drogas en bares de la costa, e incluso la del marinense fracasado en sus estudios, causas todas, y cada una de ellas, que lo habrían llevado a salir violentamente de este valle de lágrimas, sin siquiera sospechar que la ley del karma es inexorable y escogería su identidad para colgársela a un bebé de veinticuatro años llamado Vladimir y condenado a nacer poeta lírico con dos libros publicados y sin saber cuándo café solo o té con leche. Lo que es el karma, lector, no tiene enmienda. 
-Así es. mintió Vladimir, sin precisar con cuál versión se casaba. Ani, claro, escogió la que a ella más le gustaba: 
-¿Y la sigues queriendo? 
Decididamente, pensó Vladimir, Ani era mucho, pero mucho más soñadora o fantástica que Dani. Y también tenía novio, pero éste no estaba en el servicio militar, ni la chica hablaba de él, y bueno, así es la vida ¿no?. 


(29) La figura del padre en esta narración no sale muy bien parada que digamos. El padre de Ani es su primera encarnación, y preludia, en cierto modo, la célebre escena del capítulo tercero, entre el protagonista y su hermana.  
(30) "Corrimiento hacia la izquierda", "espacio liberado".... vocabulario claramente político-militar, de orientación marxista o anarquista (para una interpretación ideológica de la novela), o de connotaciones libidinosas (para una interpretación psicoanalista)... ¡Animo, scholars!
 
del libro LIBRERIA MACONDO (EL CASO VLADIMIR) 
AUTOR: EMILIO BARON 
EDITORIAL: Qüásy editorial narrativa 
Luis Montoto, 28, 2ª,7 
41018 Sevilla 
1ª Edición Abril de 1991 
ISBN: 84-87435-01-7 
 

El caso Vladimir. Emilio Barón

LIBRERÍA MACONDO (EL CASO VLADIMIR)


PERO NO CREAN, LA COSA fue de a poquito, y aquella tarde no pasaron de comprobar mutuamente que les gustaba besarse. Con el tiempo, llegaron a instalarse en una especie de ceremonial erótico-amistoso que duraría varios meses y que se desarrollaba casi todas las tardes y casi invariablemente del siguiente modo: 

Ani llegaba, bueeeeeeenas, su carita morena y moruna colocando una sonrisa entre la puerta y su marco, adelante preciosa, respondía él como en las películas, y entre sonrisas y bromas hete aquí a Ani colocada en cuarto y aplicando sus labios en morrito sobre la boca en morrito de Vladimir, que, qué ricos aquellos besos, ¿eh?
 
-Como todos los besos ricos, señor escribidor, ni más ni menos. 

-Sin duda, sin duda. Bien; seguían así un buen rato interrumpiendo el contacto dermo bucal para intercambiar explicaciones, frases banales de no vine antes porque, o he venido antes porque, en las que normalmente salían a relucir una, dos, tres, o hasta las cuatro hermanas de Ani asociadas a complejas rivalidades tribales de familia numerosa y estrictamente femenina, pues si el nombre de la madre surgió más de una vez tono agresivo y reclamando sueldos filiales, no ocurrió así nunca con el padre, que lo tenía, sin duda, pero que debía andar por esos mares de Dios.(29) 

Seguía luego con corrimiento hacia la izquierda de su camacuna por parte de Vladimir, y una invitación a recostarse en el espacio liberado (30) dirigida a Ani quien se reclinaba muy de a poquito en la almohada tras quitarse los zapatos. 

-Un 37. 
-¿Cómo dice usted? 
-Que sigue usted exagerando. Ani calzaba un 37. 
-Ah, ya, Marielle. De acuerdo, pero no interrumpa, por favor. Ani, pues, se recostaba cuan larga era junto a Vladimir, y éste comenzaba a desabotonarle la camisa por debajo del suéter acariciándola y repitiendo los contactos dermicobucales, hasta acabar contemplando, desnudos, los jóvenes y aceitunados pechos de Ani. Venía después otro tipo de exploraciones, otras pausa, otras frases referidas a la relojería, al vecino tal, o a la mujer del vecino cual, aunque a veces, como esa tarde de primeros de octubre, una semana después del té y el café en la terraza, Ani le dijo: 
Dicen que tú te quisiste matar por ella. 
Levantó Vladimir su cabeza de un pecho algo ensalivado, y pudo oír así, de boca de Ani, una y hasta cinco distintas versiones del accidente que le había llevado a él, un bebé de veinticuatro años nacido en Toledo, asumir la identidad de un marinense poeta, o al revés, que para el caso era lo mismo. De la boca de Ani, pechos al aire, conoció la historia del marinense víctima del amor, y la del marinense arruinado, y la del marinense que tomaba drogas en bares de la costa, e incluso la del marinense fracasado en sus estudios, causas todas, y cada una de ellas, que lo habrían llevado a salir violentamente de este valle de lágrimas, sin siquiera sospechar que la ley del karma es inexorable y escogería su identidad para colgársela a un bebé de veinticuatro años llamado Vladimir y condenado a nacer poeta lírico con dos libros publicados y sin saber cuándo café solo o té con leche. Lo que es el karma, lector, no tiene enmienda. 
-Así es. mintió Vladimir, sin precisar con cuál versión se casaba. Ani, claro, escogió la que a ella más le gustaba: 
-¿Y la sigues queriendo? 
Decididamente, pensó Vladimir, Ani era mucho, pero mucho más soñadora o fantástica que Dani. Y también tenía novio, pero éste no estaba en el servicio militar, ni la chica hablaba de él, y bueno, así es la vida ¿no?. 


(29) La figura del padre en esta narración no sale muy bien parada que digamos. El padre de Ani es su primera encarnación, y preludia, en cierto modo, la célebre escena del capítulo tercero, entre el protagonista y su hermana.  
(30) "Corrimiento hacia la izquierda", "espacio liberado".... vocabulario claramente político-militar, de orientación marxista o anarquista (para una interpretación ideológica de la novela), o de connotaciones libidinosas (para una interpretación psicoanalista)... ¡Animo, scholars!
 
del libro:
LIBRERIA MACONDO (EL CASO VLADIMIR) 
AUTOR: EMILIO BARON 
EDITORIAL: Qüásyeditorial narrativa 
Luis Montoto, 28, 2ª,7 
41018 Sevilla 
1ª Edición Abril de 1991 
ISBN: 84-87435-01-7 
 

Emilio Barón. Sobre Luis Cernuda, poeta


Luis Cernuda poeta
Luis Cernuda poeta

Libro que versa sobre la vida y obra del poeta Luis Cernuda
Libro que versa sobre
la vida y obra del poeta Luis Cernuda

"Es cierto que fue hosco y difícil, susceptible, irritable y víctima de furores pueriles: vivía a la intemperie y casi indefenso. Era vulnerable y lo sabía.... Sus virtudes fueron poco comunes: sabía guardar los secretos; era leal y firme; no era chismoso ni adulador ni mentiroso; era recto. En materia de opiniones y gustos -morales, estéticos y sexuales- fue íntegro, entero. Tuvo fama de intransigente porque en el reino literario reina la duplicidad; en realidad fue incorruptible. .."

Retrato de su complejo carácter expresado por OCTAVIO PAZ, y que según el autor del libro, EMILIO BARÓN, es su mejor crítico.


Donde habite el olvido

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

LUIS CERNUDA, POETA

Ediciones Alfar
Sevilla, 2002

Emilio Barón. Sobre Luis Cernuda, poeta


Luis Cernuda poeta
Luis Cernuda poeta

Libro que versa sobre la vida y obra del poeta Luis Cernuda
Libro que versa sobre
la vida y obra del poeta Luis Cernuda

"Es cierto que fue hosco y difícil, susceptible, irritable y víctima de furores pueriles: vivía a la intemperie y casi indefenso. Era vulnerable y lo sabía.... Sus virtudes fueron poco comunes: sabía guardar los secretos; era leal y firme; no era chismoso ni adulador ni mentiroso; era recto. En materia de opiniones y gustos -morales, estéticos y sexuales- fue íntegro, entero. Tuvo fama de intransigente porque en el reino literario reina la duplicidad; en realidad fue incorruptible. .."

Retrato de su complejo carácter expresado por OCTAVIO PAZ, y que según el autor del libro, EMILIO BARÓN, es su mejor crítico.


Donde habite el olvido

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

LUIS CERNUDA, POETA

Ediciones Alfar
Sevilla, 2002

Emilio Barón. Sobre Luis Cernuda, poeta


Luis Cernuda poeta
Luis Cernuda poeta

Libro que versa sobre la vida y obra del poeta Luis Cernuda
Libro que versa sobre
la vida y obra del poeta Luis Cernuda

"Es cierto que fue hosco y difícil, susceptible, irritable y víctima de furores pueriles: vivía a la intemperie y casi indefenso. Era vulnerable y lo sabía.... Sus virtudes fueron poco comunes: sabía guardar los secretos; era leal y firme; no era chismoso ni adulador ni mentiroso; era recto. En materia de opiniones y gustos -morales, estéticos y sexuales- fue íntegro, entero. Tuvo fama de intransigente porque en el reino literario reina la duplicidad; en realidad fue incorruptible. .."

Retrato de su complejo carácter expresado por OCTAVIO PAZ, y que según el autor del libro, EMILIO BARÓN, es su mejor crítico.


Donde habite el olvido

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

LUIS CERNUDA, POETA

Ediciones Alfar
Sevilla, 2002

Ciudad de Viento y Sol. Emilio Barón Palma

MARIBEL CEREZUELA


Mírala. Es la tierra que te vio crecer. Recatada y aparte. Al norte, campos verdes y montes de los Vélez, con el castillo aquel empinado entre riscos, fantasmal y soberbio. Las playas arenosas de Levante, Rodalquilar, El Plomo, Aguamarga, Las Negras, ... En su mitad más honda, el río Almanzora, canteras de mármol, agua y frutales. La herida blanca luego, abierta al sol, de Sierra Nevada. Y las Alpujarras altas, que bajan para morir entre parrales y plásticos.



Mírala. En su centro, bien arriba, la Sierra, los Filabres, el valle rumoroso de la infancia, adelfas y retamas, almendros y olivos. Olula, Castro, Senés, Velefique... nombres árabes y romanos de sus pueblos. Bajando luego, campos y desiertos de Tabernas, naranjales del río - Andarax exhausto- con frutos dorados como en sueños. Y la ciudad por fin (ciudad de viento y sol, sustancia de tus días), entre el azul del mar y el ocre restallante y desnudo de las peñas.




Mírala. Como entonces, de niño; como luego, por dentro, viviendo en tierra ajena, más viva en el recuerdo. Y piénsala ahora, aquí junto al mar, en este rincón del Cabo, donde Torregarcía eleva su figura de piedra, antigua y solitaria, entre las dunas. Mientras contemplas esa ciudad desvanecerse.



EMILIO BARÓN PALMA LOS DÍAS (1978-1999 POESÍA).
DEPÓSITO LEGAL. AL-319-99
ISBN: 84-8240-230-7
PUBLICADO POR LA UNIVERSIDAD DE ALMERÍA.
CIUDAD DE VIENTO Y SOL- ALMERÍA

36.- Esta otra fuerza. Emilio Barón Palma (138

LOS DÍAS


Aún sigue la partida. Más sin Reina.
Hace tiempo que juegas sin su ayuda.
La magia de los veinte lejos queda,
Aunque mantenga el Rey la compostura.
Y las bengalas de la inteligencia,
Repentinos alfiles, no deslumbran
Pasado el tiempo de la edad perfecta.
No valen con la joven que te gusta.
Te guste o no, entraste en los cuarenta.
Sin Reina y con caballos deslucidos,
Perdiendo uno tras otro tus peones.
Es hora de emplear esa otra fuerza
Que la edad - generosa- te ha traído.
Aún sigue la partida. Juegan torres.


EMILIO BARÓN
LOS DÍAS (1978-1999 POESÍA).
DEPÓSITO LEGAL. AL-319-99
ISBN: 84-8240-230-7
PUBLICADO POR LA UNIVERSIDAD DE ALMERÍA.


Despereza. Maribel Cerezuela

Desde mi ventana en Beires, Almería

A Emilio Barón Palma




Cambias de postura
sabe tu cuerpo que la mañana
idéntica
te espera.

El engranaje encaja
pero hoy te llama la atención
la luz que se filtra
por la ventana.



Asomas despacio
 un poco la cabeza

Hay un cielo que te alarma
de negros nubarrones
que juegan
con el rayo
que te penetra.

Adormilado,
el último sueño
que aún baila por tu cabeza,
se despereza.

maribel cerezuela - Canjáyar enero 2013