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Primavera en Bagdad. Antonio A. Alvárez "ALBER"

ANTONIO A. ALVAREZ " ALBER"
PRIMAVERA EN BAGDAD

A PECHINA
Hoy la luz es metralla
incrustada en el alma y la piel.
En esta primavera enlutada
cualquiera , de misiles inteligentes
con un coeficiente extremo de horror.
De sirenas sin mar.
De arroyos tiznados
por la savia de Occidente,
mientras el fuego prende
todo el cielo.
Hoy las cámaras
de nuestras ventanas
apagan las miradas
de un Bagdad
sin cuenta cuentos.
Ni ladrones en sus zocos,
sin niños,
ni mil y una flores de azahar
por las que enamorarse.
En sus calles se instalaron,
y ahora se confunden, los tiranos.
Empeñados en rescindir sus vínculos
y negocios del pasado.
Aniquilando el presente
de un pueblo hecho ceniza
sobre el que amasar
la fortuna de mañana.
Hoy desde otra tierra lejana
puedo sentir a duras penas,
entre la propaganda de la victoria,
los ecos del llanto
que claman solamente
por la paz y la justicia,
amplificados con nuestro
grito espontáneo:
¡ no a la guerra!
Como musa que llega inesperada
cuando otro mayo florece en su esplendor.
Nuestra villa vuelve a ser tan alabada
como antaño, por su pueblo y su candor.
Su riqueza fue de miel en las jarras,
y la boca del Califato llenó.
La llave de todas las Alpujarras .
Puerta de la seda que lo engalanó.
En primavera renace, rememora
su pasado de oropel y su poder.
Porque Pechina es tan sabia y señora
que ha ponderado ser y no pretender.
Su historia no es solo una perla mora,
y la Historia así la enseñó a aprender.

Primavera en Bagdad. Antonio A. Alvárez "ALBER"

ANTONIO A. ALVAREZ " ALBER"
PRIMAVERA EN BAGDAD

A PECHINA
Hoy la luz es metralla
incrustada en el alma y la piel.
En esta primavera enlutada
cualquiera , de misiles inteligentes
con un coeficiente extremo de horror.
De sirenas sin mar.
De arroyos tiznados
por la savia de Occidente,
mientras el fuego prende
todo el cielo.
Hoy las cámaras
de nuestras ventanas
apagan las miradas
de un Bagdad
sin cuenta cuentos.
Ni ladrones en sus zocos,
sin niños,
ni mil y una flores de azahar
por las que enamorarse.
En sus calles se instalaron,
y ahora se confunden, los tiranos.
Empeñados en rescindir sus vínculos
y negocios del pasado.
Aniquilando el presente
de un pueblo hecho ceniza
sobre el que amasar
la fortuna de mañana.
Hoy desde otra tierra lejana
puedo sentir a duras penas,
entre la propaganda de la victoria,
los ecos del llanto
que claman solamente
por la paz y la justicia,
amplificados con nuestro
grito espontáneo:
¡ no a la guerra!
Como musa que llega inesperada
cuando otro mayo florece en su esplendor.
Nuestra villa vuelve a ser tan alabada
como antaño, por su pueblo y su candor.
Su riqueza fue de miel en las jarras,
y la boca del Califato llenó.
La llave de todas las Alpujarras .
Puerta de la seda que lo engalanó.
En primavera renace, rememora
su pasado de oropel y su poder.
Porque Pechina es tan sabia y señora
que ha ponderado ser y no pretender.
Su historia no es solo una perla mora,
y la Historia así la enseñó a aprender.

Primavera en Bagdad. Antonio A. Alvárez "ALBER"

ANTONIO A. ALVAREZ " ALBER"
PRIMAVERA EN BAGDAD

A PECHINA
Hoy la luz es metralla
incrustada en el alma y la piel.
En esta primavera enlutada
cualquiera , de misiles inteligentes
con un coeficiente extremo de horror.
De sirenas sin mar.
De arroyos tiznados
por la savia de Occidente,
mientras el fuego prende
todo el cielo.
Hoy las cámaras
de nuestras ventanas
apagan las miradas
de un Bagdad
sin cuenta cuentos.
Ni ladrones en sus zocos,
sin niños,
ni mil y una flores de azahar
por las que enamorarse.
En sus calles se instalaron,
y ahora se confunden, los tiranos.
Empeñados en rescindir sus vínculos
y negocios del pasado.
Aniquilando el presente
de un pueblo hecho ceniza
sobre el que amasar
la fortuna de mañana.
Hoy desde otra tierra lejana
puedo sentir a duras penas,
entre la propaganda de la victoria,
los ecos del llanto
que claman solamente
por la paz y la justicia,
amplificados con nuestro
grito espontáneo:
¡ no a la guerra!
Como musa que llega inesperada
cuando otro mayo florece en su esplendor.
Nuestra villa vuelve a ser tan alabada
como antaño, por su pueblo y su candor.
Su riqueza fue de miel en las jarras,
y la boca del Califato llenó.
La llave de todas las Alpujarras .
Puerta de la seda que lo engalanó.
En primavera renace, rememora
su pasado de oropel y su poder.
Porque Pechina es tan sabia y señora
que ha ponderado ser y no pretender.
Su historia no es solo una perla mora,
y la Historia así la enseñó a aprender.

Primavera en Bagdad. Antonio A. Alvárez "ALBER"

ANTONIO A. ALVAREZ " ALBER"
PRIMAVERA EN BAGDAD

A PECHINA
Hoy la luz es metralla
incrustada en el alma y la piel.
En esta primavera enlutada
cualquiera , de misiles inteligentes
con un coeficiente extremo de horror.
De sirenas sin mar.
De arroyos tiznados
por la savia de Occidente,
mientras el fuego prende
todo el cielo.
Hoy las cámaras
de nuestras ventanas
apagan las miradas
de un Bagdad
sin cuenta cuentos.
Ni ladrones en sus zocos,
sin niños,
ni mil y una flores de azahar
por las que enamorarse.
En sus calles se instalaron,
y ahora se confunden, los tiranos.
Empeñados en rescindir sus vínculos
y negocios del pasado.
Aniquilando el presente
de un pueblo hecho ceniza
sobre el que amasar
la fortuna de mañana.
Hoy desde otra tierra lejana
puedo sentir a duras penas,
entre la propaganda de la victoria,
los ecos del llanto
que claman solamente
por la paz y la justicia,
amplificados con nuestro
grito espontáneo:
¡ no a la guerra!
Como musa que llega inesperada
cuando otro mayo florece en su esplendor.
Nuestra villa vuelve a ser tan alabada
como antaño, por su pueblo y su candor.
Su riqueza fue de miel en las jarras,
y la boca del Califato llenó.
La llave de todas las Alpujarras .
Puerta de la seda que lo engalanó.
En primavera renace, rememora
su pasado de oropel y su poder.
Porque Pechina es tan sabia y señora
que ha ponderado ser y no pretender.
Su historia no es solo una perla mora,
y la Historia así la enseñó a aprender.

Primavera en Bagdad. Antonio A. Alvárez "ALBER"

ANTONIO A. ALVAREZ " ALBER"
PRIMAVERA EN BAGDAD

A PECHINA
Hoy la luz es metralla
incrustada en el alma y la piel.
En esta primavera enlutada
cualquiera , de misiles inteligentes
con un coeficiente extremo de horror.
De sirenas sin mar.
De arroyos tiznados
por la savia de Occidente,
mientras el fuego prende
todo el cielo.
Hoy las cámaras
de nuestras ventanas
apagan las miradas
de un Bagdad
sin cuenta cuentos.
Ni ladrones en sus zocos,
sin niños,
ni mil y una flores de azahar
por las que enamorarse.
En sus calles se instalaron,
y ahora se confunden, los tiranos.
Empeñados en rescindir sus vínculos
y negocios del pasado.
Aniquilando el presente
de un pueblo hecho ceniza
sobre el que amasar
la fortuna de mañana.
Hoy desde otra tierra lejana
puedo sentir a duras penas,
entre la propaganda de la victoria,
los ecos del llanto
que claman solamente
por la paz y la justicia,
amplificados con nuestro
grito espontáneo:
¡ no a la guerra!
Como musa que llega inesperada
cuando otro mayo florece en su esplendor.
Nuestra villa vuelve a ser tan alabada
como antaño, por su pueblo y su candor.
Su riqueza fue de miel en las jarras,
y la boca del Califato llenó.
La llave de todas las Alpujarras .
Puerta de la seda que lo engalanó.
En primavera renace, rememora
su pasado de oropel y su poder.
Porque Pechina es tan sabia y señora
que ha ponderado ser y no pretender.
Su historia no es solo una perla mora,
y la Historia así la enseñó a aprender.

Primavera en Bagdad. Antonio A. Alvárez "ALBER"

ANTONIO A. ALVAREZ " ALBER"
PRIMAVERA EN BAGDAD

A PECHINA
Hoy la luz es metralla
incrustada en el alma y la piel.
En esta primavera enlutada
cualquiera , de misiles inteligentes
con un coeficiente extremo de horror.
De sirenas sin mar.
De arroyos tiznados
por la savia de Occidente,
mientras el fuego prende
todo el cielo.
Hoy las cámaras
de nuestras ventanas
apagan las miradas
de un Bagdad
sin cuenta cuentos.
Ni ladrones en sus zocos,
sin niños,
ni mil y una flores de azahar
por las que enamorarse.
En sus calles se instalaron,
y ahora se confunden, los tiranos.
Empeñados en rescindir sus vínculos
y negocios del pasado.
Aniquilando el presente
de un pueblo hecho ceniza
sobre el que amasar
la fortuna de mañana.
Hoy desde otra tierra lejana
puedo sentir a duras penas,
entre la propaganda de la victoria,
los ecos del llanto
que claman solamente
por la paz y la justicia,
amplificados con nuestro
grito espontáneo:
¡ no a la guerra!
Como musa que llega inesperada
cuando otro mayo florece en su esplendor.
Nuestra villa vuelve a ser tan alabada
como antaño, por su pueblo y su candor.
Su riqueza fue de miel en las jarras,
y la boca del Califato llenó.
La llave de todas las Alpujarras .
Puerta de la seda que lo engalanó.
En primavera renace, rememora
su pasado de oropel y su poder.
Porque Pechina es tan sabia y señora
que ha ponderado ser y no pretender.
Su historia no es solo una perla mora,
y la Historia así la enseñó a aprender.