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Las noches que tengo para escribirte. RICARDO VILLEGAS

Este poema me lo envió su autor para publicar en Internet en el dominio lavozdelacometa.org Con el tiempo conseguimos publicarlo en papel en la recién creada revista Almeriense  
"Nueva Literatura Almería"

Pertenece a su obra: 
<<LAS NOCHES QUE TENGO PARA ESCRIBIRTE>> 

Se lo dedicó el autor "... al amor de su vida, todo pasión, sentimiento..." 

Pasado el tiempo, publicaría otras obras recopiladas en:  
OTOÑO A DISTANCIA, INVIERNO  POR CARTA Y VERANO.



Hay tres silencios de tenues, 
tristes misterios que son desiertos, 
que son los muertos de tus palabras
cuando hablan hacia mí.
Son tres callados,
sólo el primero de tu mirada
con labios secos de movimientos 
e insinuantes de palabras.
Risas parado el segundo
de alegría sonriente 
y tus mejillas, calientes,
sonrojadas por un mundo.
Y el tercero, qué, gran lapso,
cuando te acercas y besas.
Y quieto, con un colapso
me he quedado si ahora 
a mi tus silencios han llegado.
No me hables,
 sólo calla,
tres silencios quiero hoy,
y si te paras,
 no marchas,
pues si no vienes, 
yo voy 



A: bueno@a2000.es
Asunto: Otro día más


Fecha: jueves 9 de enero de 1997


De:  Mouse Multimedia .- Ricardo Villegas
   

Las noches que tengo para escribirte. RICARDO VILLEGAS

Este poema me lo envió su autor para publicar en Internet en el dominio lavozdelacometa.org Con el tiempo conseguimos publicarlo en papel en la recién creada revista Almeriense  "Nueva Literatura Almería"

Pertenece a su obra: <<LAS NOCHES QUE TENGO PARA ESCRIBIRTE>> 
Se lo dedicó el autor "... al amor de su vida, todo pasión, sentimiento..." 

Pasado el tiempo, publicaría otras obras recopiladas en:  OTOÑO A DISTANCIA, INVIERNO  POR CARTA Y VERANO.



Hay tres silencios de tenues, 
tristes misterios que son desiertos, 
que son los muertos de tus palabras
cuando hablan hacia mí.
Son tres callados,
sólo el primero de tu mirada
con labios secos de movimientos 
e insinuantes de palabras.
Risas parado el segundo
de alegría sonriente 
y tus mejillas, calientes,
sonrojadas por un mundo.
Y el tercero, qué, gran lapso,
cuando te acercas y besas.
Y quieto, con un colapso
me he quedado si ahora 
a mi tus silencios han llegado.
No me hables,
 sólo calla,
tres silencios quiero hoy,
y si te paras,
 no marchas,
pues si no vienes, 
yo voy 



A: bueno@a2000.es
Asunto: Otro día más


Fecha: jueves 9 de enero de 1997


De:  Mouse Multimedia .- Ricardo Villegas
   

Las noches que tengo para escribirte. RICARDO VILLEGAS

Este poema me lo envió su autor para publicar en Internet en el dominio lavozdelacometa.org Con el tiempo conseguimos publicarlo en papel en la recién creada revista Almeriense  "Nueva Literatura Almería"

Pertenece a su obra: <<LAS NOCHES QUE TENGO PARA ESCRIBIRTE>> 
Se lo dedicó el autor "... al amor de su vida, todo pasión, sentimiento..." 

Pasado el tiempo, publicaría otras obras recopiladas en:  OTOÑO A DISTANCIA, INVIERNO  POR CARTA Y VERANO.



Hay tres silencios de tenues, 
tristes misterios que son desiertos, 
que son los muertos de tus palabras
cuando hablan hacia mí.
Son tres callados,
sólo el primero de tu mirada
con labios secos de movimientos 
e insinuantes de palabras.
Risas parado el segundo
de alegría sonriente 
y tus mejillas, calientes,
sonrojadas por un mundo.
Y el tercero, qué, gran lapso,
cuando te acercas y besas.
Y quieto, con un colapso
me he quedado si ahora 
a mi tus silencios han llegado.
No me hables,
 sólo calla,
tres silencios quiero hoy,
y si te paras,
 no marchas,
pues si no vienes, 
yo voy 



A: bueno@a2000.es
Asunto: Otro día más


Fecha: jueves 9 de enero de 1997


De:  Mouse Multimedia .- Ricardo Villegas
   

32.-Ajedrez. Ricardo Villegas(127)

AJEDREZ

Empezamos la batalla

Simplemente con salir,
Atacamos las mañanas
Con huecos para el alfil.
Defendiste, siciliana,
Ese rey con un enroque,
Pero sabes que mi dama
Conoce que el año te toque;
Y se mueve por ese campo,
Custodiada por peones
Que la cubren ya de ataques
De esos caballos feroces.
Y las piezas se me mueven
Sin yo querer abarcarlas,
Pues batallas ya se vuelven
Guerras ensangrentadas
Cayó un peón el primero,
Mío, con tal desgracia,
Que al repeler ese golpe
Murió un caballo en tu estancia.
Y me hiciste sacar la torre
Que cerró una herida abierta,
Pues el alfil que tapaba
Huyó, al ver la reyerta.
(Y no es que no sea valiente,
es que te tiene temor,
ya que una es la siciliana,
y otro es el mate pastor.)
Con caballo y con la torre
Puede asustar a tu rey,
Pero después del derroche
Vino el tributo de ley,
Que por fin, rompió a mi dama,
Y aunque murió ya la tuya
No pudo ser más que llama
Que apagó, triste, una duda.
Y cerraste mi yo más fiero
En jaque mate de mí,
Y calaste lo que yo quiero
De agua color marfil.
- ¡Ay partida!, que acabaste
con el rey sin más sentir
que puede que enamoraste
mi oscuro corazón de ti.

Rircardo Villegas

32.-Ajedrez. Ricardo Villegas(127)

Ajedrez


AJEDREZ



Empezamos la batalla

Simplemente con salir,
Atacamos las mañanas
Con huecos para el alfil.
Defendiste, siciliana,
Ese rey con un enroque,
Pero sabes que mi dama
Conoce que el año te toque;
Y se mueve por ese campo,
Custodiada por peones
Que la cubren ya de ataques
De esos caballos feroces.
Y las piezas se me mueven
Sin yo querer abarcarlas,
Pues batallas ya se vuelven
Guerras ensangrentadas
Cayó un peón el primero,
Mío, con tal desgracia,
Que al repeler ese golpe
Murió un caballo en tu estancia.
Y me hiciste sacar la torre
Que cerró una herida abierta,
Pues el alfil que tapaba
Huyó, al ver la reyerta.
(Y no es que no sea valiente,
es que te tiene temor,
ya que una es la siciliana,
y otro es el mate pastor.)
Con caballo y con la torre
Puede asustar a tu rey,
Pero después del derroche
Vino el tributo de ley,
Que por fin, rompió a mi dama,
Y aunque murió ya la tuya
No pudo ser más que llama
Que apagó, triste, una duda.
Y cerraste mi yo más fiero
En jaque mate de mí,
Y calaste lo que yo quiero
De agua color marfil.
- ¡Ay partida!, que acabaste
con el rey sin más sentir
que puede que enamoraste
mi oscuro corazón de ti.


AUTOR: RICARDO VILLEGAS

32.-Ajedrez. Ricardo Villegas(127)

Empezamos la batalla
Simplemente con salir,
Atacamos las mañanas
Con huecos para el alfil.
Defendiste, siciliana,
Ese rey con un enroque,
Pero sabes que mi dama
Conoce que el año te toque;
Y se mueve por ese campo,
Custodiada por peones
Que la cubren ya de ataques
De esos caballos feroces.
Y las piezas se me mueven
Sin yo querer abarcarlas,
Pues batallas ya se vuelven
Guerras ensangrentadas
Cayó un peón el primero,
Mío, con tal desgracia,
Que al repeler ese golpe
Murió un caballo en tu estancia.
Y me hiciste sacar la torre
Que cerró una herida abierta,
Pues el alfil que tapaba
Huyó, al ver la reyerta.
(Y no es que no sea valiente,
es que te tiene temor,
ya que una es la siciliana,
y otro es el mate pastor.)
Con caballo y con la torre
Puede asustar a tu rey,
Pero después del derroche
Vino el tributo de ley,
Que por fin, rompió a mi dama,
Y aunque murió ya la tuya
No pudo ser más que llama
Que apagó, triste, una duda.
Y cerraste mi yo más fiero
En jaque mate de mí,
Y calaste lo que yo quiero
De agua color marfil.
- ¡Ay partida!, que acabaste
con el rey sin más sentir
que puede que enamoraste
mi oscuro corazón de ti.

32.-Ajedrez. Ricardo Villegas(127)

Empezamos la batalla
Simplemente con salir,
Atacamos las mañanas
Con huecos para el alfil.
Defendiste, siciliana,
Ese rey con un enroque,
Pero sabes que mi dama
Conoce que el año te toque;
Y se mueve por ese campo,
Custodiada por peones
Que la cubren ya de ataques
De esos caballos feroces.
Y las piezas se me mueven
Sin yo querer abarcarlas,
Pues batallas ya se vuelven
Guerras ensangrentadas
Cayó un peón el primero,
Mío, con tal desgracia,
Que al repeler ese golpe
Murió un caballo en tu estancia.
Y me hiciste sacar la torre
Que cerró una herida abierta,
Pues el alfil que tapaba
Huyó, al ver la reyerta.
(Y no es que no sea valiente,
es que te tiene temor,
ya que una es la siciliana,
y otro es el mate pastor.)
Con caballo y con la torre
Puede asustar a tu rey,
Pero después del derroche
Vino el tributo de ley,
Que por fin, rompió a mi dama,
Y aunque murió ya la tuya
No pudo ser más que llama
Que apagó, triste, una duda.
Y cerraste mi yo más fiero
En jaque mate de mí,
Y calaste lo que yo quiero
De agua color marfil.
- ¡Ay partida!, que acabaste
con el rey sin más sentir
que puede que enamoraste
mi oscuro corazón de ti.

32.-Ajedrez. Ricardo Villegas(127)

Empezamos la batalla
Simplemente con salir,
Atacamos las mañanas
Con huecos para el alfil.
Defendiste, siciliana,
Ese rey con un enroque,
Pero sabes que mi dama
Conoce que el año te toque;
Y se mueve por ese campo,
Custodiada por peones
Que la cubren ya de ataques
De esos caballos feroces.
Y las piezas se me mueven
Sin yo querer abarcarlas,
Pues batallas ya se vuelven
Guerras ensangrentadas
Cayó un peón el primero,
Mío, con tal desgracia,
Que al repeler ese golpe
Murió un caballo en tu estancia.
Y me hiciste sacar la torre
Que cerró una herida abierta,
Pues el alfil que tapaba
Huyó, al ver la reyerta.
(Y no es que no sea valiente,
es que te tiene temor,
ya que una es la siciliana,
y otro es el mate pastor.)
Con caballo y con la torre
Puede asustar a tu rey,
Pero después del derroche
Vino el tributo de ley,
Que por fin, rompió a mi dama,
Y aunque murió ya la tuya
No pudo ser más que llama
Que apagó, triste, una duda.
Y cerraste mi yo más fiero
En jaque mate de mí,
Y calaste lo que yo quiero
De agua color marfil.
- ¡Ay partida!, que acabaste
con el rey sin más sentir
que puede que enamoraste
mi oscuro corazón de ti.

Ricardo Villegas. Ayer improvisaba una poesía.



Ayer improvisaba una poesía,
conduciendo.
Improvisaba sobre los brillos,
sobre las miradas,
sobre lo poco que me queda de ser pelo moreno
y lo mucho que me falta para ser rosa.
Y sé lo que digo.


De noche,
dejando la luna a mi izquierda.
Dejando a la luna a mi derecha,
a la que sabe que es a ella,
dentro de su propia locura,
dentro de la brecha que me deja.

Y tras la luna a mis costados
partí la noche, llena de simbolismos,
y sin rima, desconsolado,
y orgulloso de mi mismo,
con una rosa destrozada en un bolsillo dejé a la luna
y me dejo con un pétalo como un castigo,
que era mis manos, mi alma, mis sueños, otra vez mi mismo.


La luna se escondió peldaño arriba
y yo, sin luna y sin pecado
marché a mi sitio, mis pesadillas y mis pedazos.

Cuando la vea será de noche, de nuevo,
y será luna, como seré sincero,
y se marchará como siempre
porque no hay luna que me valga ahora,
que me arrope, que me intente,
que me sienta, que me acontezca,
que simplemente me mire,
y que me no me vea como el pelo que no soy más,
que no soy menos,
que no tengo más tijeras que las que están rojas,
y la luna, por más teñida ,
sigue en el cielo.

Ricardo Villegas  21/12/96 (22h17)