Entradas

Mostrando entradas de junio 4, 2013

Todo por la curtura. Seguimos trabajando

En el esfuerzo constante, en la dedicación permanente, en la profesionalidad absoluta, trabajamos y trabajamos sin descanso para que el lector tenga a punto cada cuatrimestre su ansiado número de esta revista de todos y para todos. No hay obstáculo que impida nuestro celo. Vean ustedes si no, la imagen que presentamos. En ella nuestro director, y algunos colaboradores se sumergen en las entrañas del pueblo para recoger allí su alma, su idiosincrasia, su lengua, su intrahistoria, historietas, dichos, anécdotas, refranes, …; en definitiva, su basto eppacio curturá, que mimamos casi tanto como las autoridades autonómicas en tales materias. No todo va a ser alzar el vuelo por las alturas del espíritu, que no hay quien entienda ni jota. Nada se escapa en esta zambullida en las fuentes primigenias del genio de la raza. Apuntamos, bebemos, investigamos, bebemos, recopilamos, bebemos, etc… etc... etc… Nuestro estudio de campo es agotador y peligroso; más, aunque se revolucione todos los índ

Todo por la curtura. Seguimos trabajando

En el esfuerzo constante, en la dedicación permanente, en la profesionalidad absoluta, trabajamos y trabajamos sin descanso para que el lector tenga a punto cada cuatrimestre su ansiado número de esta revista de todos y para todos. No hay obstáculo que impida nuestro celo. Vean ustedes si no, la imagen que presentamos. En ella nuestro director, y algunos colaboradores se sumergen en las entrañas del pueblo para recoger allí su alma, su idiosincrasia, su lengua, su intrahistoria, historietas, dichos, anécdotas, refranes, …; en definitiva, su basto eppacio curturá, que mimamos casi tanto como las autoridades autonómicas en tales materias. No todo va a ser alzar el vuelo por las alturas del espíritu, que no hay quien entienda ni jota. Nada se escapa en esta zambullida en las fuentes primigenias del genio de la raza. Apuntamos, bebemos, investigamos, bebemos, recopilamos, bebemos, etc… etc... etc… Nuestro estudio de campo es agotador y peligroso; más, aunque se revolucione todos los índ

Todo por la curtura. Seguimos trabajando

En el esfuerzo constante, en la dedicación permanente, en la profesionalidad absoluta, trabajamos y trabajamos sin descanso para que el lector tenga a punto cada cuatrimestre su ansiado número de esta revista de todos y para todos. No hay obstáculo que impida nuestro celo. Vean ustedes si no, la imagen que presentamos. En ella nuestro director, y algunos colaboradores se sumergen en las entrañas del pueblo para recoger allí su alma, su idiosincrasia, su lengua, su intrahistoria, historietas, dichos, anécdotas, refranes, …; en definitiva, su basto eppacio curturá, que mimamos casi tanto como las autoridades autonómicas en tales materias. No todo va a ser alzar el vuelo por las alturas del espíritu, que no hay quien entienda ni jota. Nada se escapa en esta zambullida en las fuentes primigenias del genio de la raza. Apuntamos, bebemos, investigamos, bebemos, recopilamos, bebemos, etc… etc... etc… Nuestro estudio de campo es agotador y peligroso; más, aunque se revolucione todos los índ

El primero. María Luisa Saldaña Lozano

Perdura en mi memoria como si hubiera sido ayer. Tenía nueve o diez años. Sí, ya se lo que vais a decir. A mi también me hubiera gustado que hubiera sido antes. Todo ocurrió en casa de mi abuela, en su cama. Yo estaba allí tumbada y no hacía mas que mirarlo con la incertidumbre de como transcurriría todo, hasta que me decidí a empezar y alargué los brazos para acercarlo hasta mí. Reconozco que al principio no me sentía muy convencida. No estaba resultando como yo me había imaginado y estuve a punto de parar. Pero decidí que no era justo dejarlo así. Al fin y al cabo... la primera vez siempre es la que más cuesta. Así que, seguí descubriéndolo con mis manos. Suavemente. Con calma pero con decisión. Después de unos cuantos minutos todo cambió y ya no podía escapar. Escuchaba a mi madre y a mi abuela hablando en la cocina, haciendo ruido con los cacharros, pero ya todo me daba igual. Ya nadie era capaz de distraerme. Solo podía pensar en lo que vendría a continuación, en que sería

El primero. María Luisa Saldaña Lozano

Perdura en mi memoria como si hubiera sido ayer. Tenía nueve o diez años. Sí, ya se lo que vais a decir. A mi también me hubiera gustado que hubiera sido antes. Todo ocurrió en casa de mi abuela, en su cama. Yo estaba allí tumbada y no hacía mas que mirarlo con la incertidumbre de como transcurriría todo, hasta que me decidí a empezar y alargué los brazos para acercarlo hasta mí. Reconozco que al principio no me sentía muy convencida. No estaba resultando como yo me había imaginado y estuve a punto de parar. Pero decidí que no era justo dejarlo así. Al fin y al cabo... la primera vez siempre es la que más cuesta. Así que, seguí descubriéndolo con mis manos. Suavemente. Con calma pero con decisión. Después de unos cuantos minutos todo cambió y ya no podía escapar. Escuchaba a mi madre y a mi abuela hablando en la cocina, haciendo ruido con los cacharros, pero ya todo me daba igual. Ya nadie era capaz de distraerme. Solo podía pensar en lo que vendría a continuación, en que sería

El primero. María Luisa Saldaña Lozano

Perdura en mi memoria como si hubiera sido ayer. Tenía nueve o diez años. Sí, ya se lo que vais a decir. A mi también me hubiera gustado que hubiera sido antes. Todo ocurrió en casa de mi abuela, en su cama. Yo estaba allí tumbada y no hacía mas que mirarlo con la incertidumbre de como transcurriría todo, hasta que me decidí a empezar y alargué los brazos para acercarlo hasta mí. Reconozco que al principio no me sentía muy convencida. No estaba resultando como yo me había imaginado y estuve a punto de parar. Pero decidí que no era justo dejarlo así. Al fin y al cabo... la primera vez siempre es la que más cuesta. Así que, seguí descubriéndolo con mis manos. Suavemente. Con calma pero con decisión. Después de unos cuantos minutos todo cambió y ya no podía escapar. Escuchaba a mi madre y a mi abuela hablando en la cocina, haciendo ruido con los cacharros, pero ya todo me daba igual. Ya nadie era capaz de distraerme. Solo podía pensar en lo que vendría a continuación, en que sería

Los toros. Una fiesta del pueblo

Imagen
No se trata aquí de defender sin más las corridas de toros sino de contar algo que es desconocido incluso por los propios aficionados. Y es que, como decía D. Enrique Tierno Galván : “ Ser indiferente ante un acontecimiento social de tal índole supone la total extrañeza respeto del subsuelo psicológico común . Al coso asiste la mayoría del pueblo, sin que falte ningún estrato social. La plaza de toros resulta el lugar físico, social y psicológico en que la totalidad del pueblo convive intensamente una misma situación psicológica en que las actitudes profundas son substancialmente análogas”. Y añade: ¿Con qué otro acontecimiento ocurre esto ? Se trata, por tanto, de acercarse a la Fiesta de los toros desde un punto de vista intelectual y descubrir que debajo late el alma de un pueblo . Decía Ortega y Gasset , quizás el más grande pensador de este siglo, que no se podía entender la historia de España desde 1650 en adelante sin el estudio de las corridas de toros. Afirma Ortega que: “la

Los toros. Una fiesta del pueblo. Juan José de Torres López

No se trata aquí de defender sin más las corridas de toros sino de contar algo que es desconocido incluso por los propios aficionados. Y es que, como decía D. Enrique Tierno Galván : “ Ser indiferente ante un acontecimiento social de tal índole supone la total extrañeza respeto del subsuelo psicológico común . Al coso asiste la mayoría del pueblo, sin que falte ningún estrato social. La plaza de toros resulta el lugar físico, social y psicológico en que la totalidad del pueblo convive intensamente una misma situación psicológica en que las actitudes profundas son substancialmente análogas”. Y añade: ¿Con qué otro acontecimiento ocurre esto ? Se trata, por tanto, de acercarse a la Fiesta de los toros desde un punto de vista intelectual y descubrir que debajo late el alma de un pueblo . Decía Ortega y Gasset , quizás el más grande pensador de este siglo, que no se podía entender la historia de España desde 1650 en adelante sin el estudio de las corridas de toros. Afirma Ortega que: “la