MARE. ABRAHAM FERREIRA KHALIL





Un cíclope de hábitos sombríos
engulló anoche
las mansiones profundas del delirio.
Fue la fugacidad
su límite inasible en aquel óculo,
tan avasalladora
que mi cuerpo, enfermo de vorágine, se desdibujó.
Y no entiendo si el asalto
culminó en mis arenas
o en aquella velada en que el mar, criatura del sollozo,
emergió a la vida
para sepultar su muerte.

El mar, sin duda, alberga en su intestino
pasadizos que asilo ofrecen a los desventurados.
Es poderosa luz y maquinaria
que ciertas noches
visita los palacios
con su avasalladora corpulencia;
dispuesta a engullir los espantos de la aurora.
Dispuesta a rebelarse cual testigo
delante de un atónito jurado.

¡No! No está en el mar la muerte
ni pintan sus espacios nueva vida.
El mar, tan típico alborozo,
es pirámide en cuyo estómago a veces he entonado
ascéticos cantares.
Fe de ello da su inhóspito oleaje,
y su coro de muertos sonámbulos
cautivo en los pasajes sumergidos.



© Abraham Ferreira Khalil

MARE. ABRAHAM FERREIRA KHALIL





Un cíclope de hábitos sombríos
engulló anoche
las mansiones profundas del delirio.
Fue la fugacidad
su límite inasible en aquel óculo,
tan avasalladora
que mi cuerpo, enfermo de vorágine, se desdibujó.
Y no entiendo si el asalto
culminó en mis arenas
o en aquella velada en que el mar, criatura del sollozo,
emergió a la vida
para sepultar su muerte.

El mar, sin duda, alberga en su intestino
pasadizos que asilo ofrecen a los desventurados.
Es poderosa luz y maquinaria
que ciertas noches
visita los palacios
con su avasalladora corpulencia;
dispuesta a engullir los espantos de la aurora.
Dispuesta a rebelarse cual testigo
delante de un atónito jurado.

¡No! No está en el mar la muerte
ni pintan sus espacios nueva vida.
El mar, tan típico alborozo,
es pirámide en cuyo estómago a veces he entonado
ascéticos cantares.
Fe de ello da su inhóspito oleaje,
y su coro de muertos sonámbulos
cautivo en los pasajes sumergidos.



© Abraham Ferreira Khalil

MARE. ABRAHAM FERREIRA KHALIL





Un cíclope de hábitos sombríos
engulló anoche
las mansiones profundas del delirio.
Fue la fugacidad
su límite inasible en aquel óculo,
tan avasalladora
que mi cuerpo, enfermo de vorágine, se desdibujó.
Y no entiendo si el asalto
culminó en mis arenas
o en aquella velada en que el mar, criatura del sollozo,
emergió a la vida
para sepultar su muerte.

El mar, sin duda, alberga en su intestino
pasadizos que asilo ofrecen a los desventurados.
Es poderosa luz y maquinaria
que ciertas noches
visita los palacios
con su avasalladora corpulencia;
dispuesta a engullir los espantos de la aurora.
Dispuesta a rebelarse cual testigo
delante de un atónito jurado.

¡No! No está en el mar la muerte
ni pintan sus espacios nueva vida.
El mar, tan típico alborozo,
es pirámide en cuyo estómago a veces he entonado
ascéticos cantares.
Fe de ello da su inhóspito oleaje,
y su coro de muertos sonámbulos
cautivo en los pasajes sumergidos.



© Abraham Ferreira Khalil

Valle de Lanz. Pilar Quirosa


    Pilar Quirosa-Cheyrouze (Tetuán, 1956)

    PILAR QUIROSA-CHEYROUZE. PRÓLOGO DE MANUEL GAHETE

    SUROESTE

    Alcánzame en la popa
    del navío
    mientras ruge el cips
    en el invierno del alma.

    Haz que despierte
    de esta escena eterna.

Delegada de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles en Almería. (AEAE).
Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada. Especialidad de Prehistoria e Historia Antigua.
Diplomada en Idiomas (Francés e Inglés) por la Escuela Oficial de Idiomas. Universidad de Granada.
Directora del departamento de Arte y Literatura del Instituto de Estudios Almerienses de la Excma. Diputación Provincial de Almería.
Miembro de la directiva de la Asociación Andaluza de Críticos Literarios (AACL).
Miembro adherido de la Sociedad General de Autores de España (SGAE).
Miembro del Ilustre Colegio de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias.
Socio de CEDRO (Centro de edición de Derechos Reprográficos).
Ha sido Presidenta del Ateneo de Almería. (Años 1999-2003).
Fue miembro fundador de SEHAL (Asociación de Estudios Históricos de Almería).
Realiza el articulismo periodístico en las páginas del diario IDEAL, desde el año 1997, con sección propia, “Puerta Purchena”.
Realiza la sección de crítica literaria del suplemento cultural “Papel Literario”, del diario Málaga-Costa del Sol.
Dirige la sección de crítica literaria en la revista socio-cultural “Foco Sur”.
Ha dirigido los cuadernos literarios “Papeles de Urs”, de ediciones Paralelo 37º.
Ha dirigido los cuadernos literarios “Almedina”, de la sección literaria de la Asociación Andaluza Colectivo D. Tebeos.
Ha dirigido la revista “Turismo y Cultura. Almería y sus espacios naturales”, de la Asociación Cultural Recreativa del Parque Natural del Cabo de Gata.
Coordina el Aula de Literatura de Roquetas de Mar desde el año 2004.
Coordina los Cuadernos Literarios de Roquetas de Mar.
  1. Es autora de los poemarios: “Orión” (1990), “Islas provisionales” (1991), “Arenal de silencios” (1992), “Avenida Madrid” (1993), “Pactos con Eleusis” (1994), “Por acuerdo tácito” (1996), “Estampas taurinas” (1997), “Deshabitadas estancias” (1997), “El Lenguaje de la Hidra” (1998). “Et signa erunt” (2008, “Estela Sur” (2010) y “Valle de Lanz” (2014).
  2. Es autora de las novelas: “Azul tristeza” (2006), “Tiempo de espigas” (2012) y “Séptima Cornisa” (2012) y del libro de relatos “El Faro de Nerea” (2009).
  3. Es autora de los libros de literatura infantil y juvenil: “la vida en un nenúfar” (1994), “En el Planetario” (1995), “Bajo el cielo de Grisén” (1996), “La ciudad blanca” (2000), “El búho Crispín” (2002), “Lagartija canija y otros relatos” (2005) y “El viaje de Edgar” (2013).
  4. Su obra ha sido incluida en numerosas antologías, tales como “Poesía almeriense actual”, edición de Francisco Domene García, “Tierras de la Alpujarra”, edición de Enrique Morón, “ Antología de 4 poetas almerienses”, de Ediciones Corona del Sur de Málaga bajo la dirección de Francisco Peralto, “Homenajes a García Lorca, Miguel Hernández y León Felipe”, de la Academia Iberoamericana de Poesía, “Poetas por la Paz”, del diario Málaga, “Poesía para el fin de un milenio”, dirigida por Miguel Ávila, “Antología de la Paz”, “Ecología y Literatura” y “Mujer y poesía”, ediciones de Ánfora Nova, “Guía de Escritoras y Artistas Andaluzas”, edición del Instituto Andaluz de la Mujer. Homenaje a José Hierro, del Instituto de Estudios Almerienses, Homenajes a Diego Granados y a Julio Alfredo Egea, así como la participación en la Antología “Cuentos del saliente”, ediciones dirigidas por el colectivo cultural Batarro.
  5. Cuentos de fantasía y terror de la Axarquía almeriense”, edición de Juan Grima para la editorial Arráez.
  6. Sendos trabajos sobre Palestina, dirigidos por Juan Kalvellido y Jesús Aguado, el último de ellos editado por la Diputación de Málaga.
  7. Ha dirigido las antologías dedicada a Andersen (D Tebeos), a José Asenjo Sedano en 2004 y el libro dedicado a Celia Viñas (Instituto de Estudios Almerienses, 2015).
  8. Ha colaborado, entre otros medios, en los suplementos culturales “La Isla”, del diario Europa Sur de Algeciras (Cádiz), “Artes y Letras”, del diario Ideal, y “Mosaico”, del diario Huelva Información.
  9. Es corresponsal de las revistas “Agora”, de Murcia y “Arboleda”, de Palma de Mallorca. Ha colaborado en revistas literarias, tales como “Hora de Poesía”, Batarro”, “Zurgai”, “Almunia”, “Alhucemas” o “Faherja”.
  10. Sus versos ha sido traducidos al francés y al italiano.
Ha dirigido la Antología “Cuentos del Cabo de Gata”, de ediciones Amoladeras.
I Premio de Periodismo Juvenil por la dirección de la revista “Almariya”, otorgado por el Excmo. Ayuntamiento de Almería. (Año 1975).
Finalista del Premio de Poesía “Ciudad de Almería”, otorgado por el Excmo. Ayuntamiento de Almería. (Año 1986).
Finalista del Premio de Narrativa “Molino de la Bella Quiteria”, concedido por el Excmo. Ayuntamiento de Munera (Albacete). (Año 1994).
Finalista del Premio de la Crítica de la Asociación Andaluza de Críticos Literarios por el poemario “El Lenguaje de la Hidra”. (Año 1998).
Placa Especial de Periodismo de la Casa de Almería en Barcelona al conjunto de artículos y reseñas críticas publicados en los medios de comunicación. (Año 2001).
Premio Meridiana, sección Educación y Cultura, otorgado por la Junta de Andalucía a través del Instituto de la Mujer. (Año 2003).
Premio Internacional de Poesía Victoria Kent obtenido en Algeciras.
Premio Trueno de Honor a la labor de difusión del Cómic en Prensa y Premio Colega, a la labor periodística. Premio al Mejor Libro Infantil y Juvenil (El viaje de Edgar) otorgado por el Gremio de Libreros de Almería en 2013.

    En la capilla. Abraham Ferreira Khalil



    EN LA CAPILLA, poema de © Abraham Ferreira Khalil


    A serious house on serious earth it is,In whose blent air all our compulsions meet,Are recognized, and robed as destinies.
    (Philip Larkin, Church going)


    Aquí jamás la muerte
    ha impuesto su amenaza,
    sino más bien atajos
    al júbilo. Palabras
    que ascienden como hiedras
    por las paredes blancas.

    Y aquí los pensamientos
    suelen doblar campanas.

    No hay sombra en la capilla.
    En su vientre proclaman
    todas las ansiedades
    la celeste añoranza
    de un coto cuyo límite
    asusta a la mirada.

    Y aquí los pensamientos
    suelen doblar campanas.

    Yo suelo interrogarme
    si esta aurora nostálgica,
    retiro de los muertos,
    custodia de mis alas,
    podrá besar mi templo
    de párpados con su alma.

    Aquí los pensamientos
    suelen doblar campanas.

    Todo, en fin, se ha postrado
    al sello de esta estancia
    que lo ignoto convoca
    desde alguna atalaya.
    La muerte es un incienso
    que el pensamiento exhala.

    En la capilla. Abraham Ferreira Khalil



    EN LA CAPILLA, poema de © Abraham Ferreira Khalil


    A serious house on serious earth it is,In whose blent air all our compulsions meet,Are recognized, and robed as destinies.
    (Philip Larkin, Church going)


    Aquí jamás la muerte
    ha impuesto su amenaza,
    sino más bien atajos
    al júbilo. Palabras
    que ascienden como hiedras
    por las paredes blancas.

    Y aquí los pensamientos
    suelen doblar campanas.

    No hay sombra en la capilla.
    En su vientre proclaman
    todas las ansiedades
    la celeste añoranza
    de un coto cuyo límite
    asusta a la mirada.

    Y aquí los pensamientos
    suelen doblar campanas.

    Yo suelo interrogarme
    si esta aurora nostálgica,
    retiro de los muertos,
    custodia de mis alas,
    podrá besar mi templo
    de párpados con su alma.

    Aquí los pensamientos
    suelen doblar campanas.

    Todo, en fin, se ha postrado
    al sello de esta estancia
    que lo ignoto convoca
    desde alguna atalaya.
    La muerte es un incienso
    que el pensamiento exhala.

    En la capilla. Abraham Ferreira Khalil



    EN LA CAPILLA, poema de © Abraham Ferreira Khalil


    A serious house on serious earth it is,In whose blent air all our compulsions meet,Are recognized, and robed as destinies.
    (Philip Larkin, Church going)


    Aquí jamás la muerte
    ha impuesto su amenaza,
    sino más bien atajos
    al júbilo. Palabras
    que ascienden como hiedras
    por las paredes blancas.

    Y aquí los pensamientos
    suelen doblar campanas.

    No hay sombra en la capilla.
    En su vientre proclaman
    todas las ansiedades
    la celeste añoranza
    de un coto cuyo límite
    asusta a la mirada.

    Y aquí los pensamientos
    suelen doblar campanas.

    Yo suelo interrogarme
    si esta aurora nostálgica,
    retiro de los muertos,
    custodia de mis alas,
    podrá besar mi templo
    de párpados con su alma.

    Aquí los pensamientos
    suelen doblar campanas.

    Todo, en fin, se ha postrado
    al sello de esta estancia
    que lo ignoto convoca
    desde alguna atalaya.
    La muerte es un incienso
    que el pensamiento exhala.

    LA CENIZA DEL GRANADO. KHALID KAKI.








          La pérdida en su sentido más amplio es en ocasiones la razón para el poeta, la fuerza que le lleva a crear su universo, el motivo capaz de transformarlo todo. La mirada es entonces traspasa lo corpóreo, la materia en sí misma y es el latido de la libertad el que sustenta toda búsqueda. Nada más preciado que la libertad, su aleteo interno derramado en grácil palabra, en lenguaje de rosas y aromas, en desierto de lunas para sentirse vivo. La pérdida se convierte así en canto que no cesa, y el poeta es solo el aire que lo lleva de un lado para otro, incansable. Pero también la poesía es búsqueda de una verdad, la del poeta y su verso trascendido, en este caso de Khalid Kaki (Kirkuk, Iraq, 1971) y en un poemario, “La ceniza del granado”, que, si bien vio la luz en el año 2011 en el sello editorial Alfalfa, mantiene aún su más pura esencia. Kaki pertenece a ese grupo de poetas árabes residentes en España que han hecho del exilio su razón de ser, voz denuncia contra las guerras, la injusticia, la soledad y toda clase de violencia del hombre contra el hombre. En Khalid Kaki, además, concurre su condición de traductor, músico y pintor, que complementan o agregan un valor añadido a su modo de entender el mundo y la poesía. Kaki bebe la mejor tradición de la literatura árabe en general y de la poesía árabe en particular, alejado del ornato y el artificio, sino que se abisma en la propia vida, en la experiencia vivida y sentida, del “ser” y “estar”. De ahí que el destierro, el exilio que vive el poeta desde hace años sea un lugar habitado por los recuerdos, por las pérdidas, por la muerte, las injusticias y la tiranía. Su voz es la voz de los otros, y en ella vive dolorido y solo. La soledad es su reino y desde ella un rumor de versos se eleva sobre la luz de las auroras y quieres ser aquel “Jardín” primero del ciprés y el granado:

    «En otro tiempo lejano /
     había / en el jardín de mi casa
    / una morera frondosa,
    / un ciprés,
    / y un granado pequeño prometedor.

    […] En un tiempo cercano,
    / en un lugar de este mundo,
    / construiré
    / una casa con jardín.
    / Plantaré
    / una morera,
    / un ciprés /
     y un granado».

     En la memoria convive la luz y la oscuridad, las visiones del poeta son el escape a la cotidianidad del destierro, en esa búsqueda por la libertad. El poeta a solas consigo mismo va creando otro mundo posible, y son sus versos como faros salvadores de naufragios, y por ello sus “Pequeños deseos”: «Un último deseo; / es poder fundir / en el molde / de una canción de amor / los tanques de todo este mundo»; el amor como receta a tanta desmesura y desvarío, una persecución inagotable hacia el éxtasis y la comunión de los amantes: «El placer de un amante / está en ver cómo / se elabora un beso mental, / mientras los labios / escriben en cursiva». Mas el poeta es hombre también, y siente en su ser, muy adentro, el dolor ajeno, y así lo expresa, en alusión a las madres de las víctimas de las guerras de Yugoslavia: «Ocultad a vuestros hijos. / El buldócer de la muerte asoma, / allanando los puentes con la carne fresca / y llenando los tinteros con la sangre». Kaki conoce bien las sombras del exilio, ese veneno inoculado en la sangre por los verdugos del mundo, sabe de la pesada carga de “Las maletas del exiliado”:

    «¡Qué pesadas las maletas del exiliado!
    / Llevan el martillo de la historia,
     / y el yunque del amargo presente.
     / Llevan guerras y derrotas,
    / golpes de estado,
    / solsticios de verano e invierno,
    / remolcadoras de arena y piedra
    / y una mano /
     ojeando y revolviendo
    / todo aquello que se pueda golpear,
    / cambiar, /
     o remolcar».



     Los versos de Kaki recorren la tierra entera, se abisman en la más oscura noche y escudriñan en el fondo del pozo de la verdad, en el recuerdo de otras muertes, la de García Lorca en el poema que da título a este libro:






    «Las olas lavan la arena,
     / sin borrar tus rimas tiernas
     / aunque te hayan cortado,
    / pezón de Granada, la morena».


     El grito nace de las entrañas de la tierra, de los desiertos, de los ríos que cruzan el paisaje iraquí de sus recuerdos y estalla en versos desnudos, libres, en palabras ardientes para rescatar al hombre, siempre, como única esperanza en el poema “Toma y dame”:

    «Borra de las llanuras
     / de mi patria
    / las huellas de las herraduras
     / de los caballos de guerra,
     / y rescata a mi barro
     / de las orugas y los tanques.
    / Llévate la sangre y los muertos
     / de mi telediario, /
    y dame los soles /
     de la previsión del tiempo.
    / Cámbiame / toda la pólvora que haya
    / por rímel / para los ojos / de todas las mujeres.
    / Llévate / el silbido de las balas
    / y dame el silencio del beso
    / en que se funde
    / Tígris con Éufrates».

     Es el rumor de la mejor poesía árabe actual en la voz personalísima y humana de Khalid Kaki.


    Título: La ceniza del granado
    Autor: Khalid Kaki
    Editorial: Alfalfa  (Madrid, 2011)