4.- Enrique Urrea. Poema: "Olvido" (24-26)


Omnis definitio periculosa est .- Toda definición es peligrosa.
Desiderio Erasmo de Rotterdam

I
Olvido...
que no sólo son las palabras
las que difuminan y concretan las ideas,
palabras convictas del diccionario,
palabras que no salen de una boca humana
sino del regazo de un dios bromista,
palabras preñadas de salacidad
que irradian la lujuria del instante,
palabras rahezes de tabuco tabernario
que truecan intenciones y propósitos
transformando la parábola en asíntota

II

Olvido...
que un poema puede perfectamente
disfrazarse de olvido, de tiempo y de memoria,
ser signo de las noches pasadas en cautela
escribiendo hasta el alba, en adjetivo,
en predicado verbal copulativo
que aparece desnudo en la penumbra del contexto
y en la silueta que proyecta la linterna mágica
de lo que es cotidiano,
quizás... de lo que nunca sucede.

III

Olvido...
que solo está la paz en la ignorancia.
Y no sabría decirte
si el amor es quietud... es aventura...
No sabría decirte si tiene otros nombres:
penumbra..., laberinto...,
intensidad..., deseo..., ¡qué se yo!...
Mejor será olvidarlo todo.
Mejor será que lo sintamos ciertamente
en nuestras carnes
que se añoran y se desean.
En la festividad de Sta. Bárbara, patrona de Artillería y de Baza. S. Bernardo y S. Juan Damasceno. Anni Domini MCMXCIX. Luna nueva en acuario. Último día de la Feria del Libro en Almería 
AUTOR: ENRIQUE URREA PÉREZ. "olvido".(Poema tríptico) El Juglar del Bajo Andarax.

4.- Enrique Urrea. Poema: "Olvido" (24-26)


Omnis definitio periculosa est .-
 Toda definición es peligrosa.
Desiderio Erasmo de Rotterdam

I
Olvido...
que no sólo son las palabras
las que difuminan y concretan las ideas,
palabras convictas del diccionario,
palabras que no salen de una boca humana
sino del regazo de un dios bromista,
palabras preñadas de salacidad
que irradian la lujuria del instante,
palabras rahezes de tabuco tabernario
que truecan intenciones y propósitos
transformando la parábola en asíntota

II

Olvido...
que un poema puede perfectamente
disfrazarse de olvido, de tiempo y de memoria,
ser signo de las noches pasadas en cautela
escribiendo hasta el alba, en adjetivo,
en predicado verbal copulativo
que aparece desnudo en la penumbra del contexto
y en la silueta que proyecta la linterna mágica
de lo que es cotidiano,
quizás... de lo que nunca sucede.

III

Olvido...
que solo está la paz en la ignorancia.
Y no sabría decirte
si el amor es quietud... es aventura...
No sabría decirte si tiene otros nombres:
penumbra..., laberinto...,
intensidad..., deseo..., ¡qué se yo!...
Mejor será olvidarlo todo.
Mejor será que lo sintamos ciertamente
en nuestras carnes
que se añoran y se desean.

En la festividad de Sta. Bárbara, patrona de Artillería y de Baza. S. Bernardo y S. Juan Damasceno. Anni Domini MCMXCIX. Luna nueva en acuario. Último día de la Feria del Libro en Almería 
AUTOR: ENRIQUE URREA PÉREZ. "olvido".(Poema tríptico) El Juglar del Bajo Andarax.

4.- Enrique Urrea. Poema: "Olvido" (24-26)


Omnis definitio periculosa est .-
 Toda definición es peligrosa.
Desiderio Erasmo de Rotterdam

I
Olvido...
que no sólo son las palabras
las que difuminan y concretan las ideas,
palabras convictas del diccionario,
palabras que no salen de una boca humana
sino del regazo de un dios bromista,
palabras preñadas de salacidad
que irradian la lujuria del instante,
palabras rahezes de tabuco tabernario
que truecan intenciones y propósitos
transformando la parábola en asíntota

II

Olvido...
que un poema puede perfectamente
disfrazarse de olvido, de tiempo y de memoria,
ser signo de las noches pasadas en cautela
escribiendo hasta el alba, en adjetivo,
en predicado verbal copulativo
que aparece desnudo en la penumbra del contexto
y en la silueta que proyecta la linterna mágica
de lo que es cotidiano,
quizás... de lo que nunca sucede.

III

Olvido...
que solo está la paz en la ignorancia.
Y no sabría decirte
si el amor es quietud... es aventura...
No sabría decirte si tiene otros nombres:
penumbra..., laberinto...,
intensidad..., deseo..., ¡qué se yo!...
Mejor será olvidarlo todo.
Mejor será que lo sintamos ciertamente
en nuestras carnes
que se añoran y se desean.

En la festividad de Sta. Bárbara, patrona de Artillería y de Baza. S. Bernardo y S. Juan Damasceno. Anni Domini MCMXCIX. Luna nueva en acuario. Último día de la Feria del Libro en Almería 
AUTOR: ENRIQUE URREA PÉREZ. "olvido".(Poema tríptico) El Juglar del Bajo Andarax.

4.- Enrique Urrea. Poema: OLVIDO (24-26)



Omnis definitio periculosa est .-
 Toda definición es peligrosa.
Desiderio Erasmo de Rotterdam

I
Olvido...
que no sólo son las palabras
las que difuminan y concretan las ideas,
palabras convictas del diccionario,
palabras que no salen de una boca humana
sino del regazo de un dios bromista,
palabras preñadas de salacidad
que irradian la lujuria del instante,
palabras rahezes de tabuco tabernario
que truecan intenciones y propósitos
transformando la parábola en asíntota

II

Olvido...
que un poema puede perfectamente
disfrazarse de olvido, de tiempo y de memoria,
ser signo de las noches pasadas en cautela
escribiendo hasta el alba, en adjetivo,
en predicado verbal copulativo
que aparece desnudo en la penumbra del contexto
y en la silueta que proyecta la linterna mágica
de lo que es cotidiano,
quizás... de lo que nunca sucede.

III

Olvido...
que solo está la paz en la ignorancia.
Y no sabría decirte
si el amor es quietud... es aventura...
No sabría decirte si tiene otros nombres:
penumbra..., laberinto...,
intensidad..., deseo..., ¡qué se yo!...
Mejor será olvidarlo todo.
Mejor será que lo sintamos ciertamente
en nuestras carnes
que se añoran y se desean.

En la festividad de Sta. Bárbara, patrona de Artillería y de Baza. S. Bernardo y S. Juan Damasceno. Anni Domini MCMXCIX. Luna nueva en acuario. Último día de la Feria del Libro en Almería 
AUTOR: ENRIQUE URREA PÉREZ. "olvido".(Poema tríptico) El Juglar del Bajo Andarax.

3.- Las horas purpúreas II.- Ángel Simón Collado (14-23)

No sepas de otra senda que la de la taberna,
ni aspires a otra cosa que vino, amor y música.
Con la copa en la mano, con el odre a la espalda,
bebe, bebe, querido, y calla, calla siempre.
Omar Kheyyam: "Rubayat"
.................
Uno.-
 Poema considerablemente ampliado respecto a la redacción original que se limitaba a la primera, última estrofa (con una versión reducida) y coda final. Los añadidos apuntan a un más amplio desarrollo del comienzo clásico ("tempus est dolorem") que se extiende por consideraciones 'metafísicas' sobre el instante y el tiempo, el tiempo y la eternidad.
Atengámonos a unas circunstancias que se dieron en el verano del 98: unas veladas que surgieron por sí mismas en la casa cuyo patio de entrada compartía con el destinatario de la composición y promotor de las Horas Purpúreas. Se organizaban avanzada la tarde y fueron acompañadas de un tiempo apacible y tranquilo. Abríamos la puerta del salón para que participara en el don de aquellas horas esparcidas por el patio. Formábamos las botellas prescritas con sus correspondientes acompañamientos, siempre variando alguno de sus componentes, y siempre repitiendo otros, que yo me encargaba de comprar un poco al azar. Mi casa, la suya y el patio han cambiado de dueño y en homenaje a la Stoa, Academia o Peripatos que pudo ser y no ha sido, se amplifica el original y se dedica. ¿Qué añadir , si no es que se desarrollaban casi en silencio, en un mudo y delicioso banquete del cuerpo y del espíritu?.-

A ANGEL UTRERA, por todas las veladas compartidas.
A ANGEL UTRERA, que nos hizo participes de sus Horas purpúreas.

El tiempo es el dolor. Su fruto amargo:
la áspera corteza de la muerte.
El tiempo es el dolor. Así esta escrito.
Porque el mundo pasa y el hombre
mora en el olvido.-
Así lo escribe con indeleble trazo
el viento en las ruinas de los siglos.
Amigo, esta tarde
será la misma tarde; el vino el mismo vino;
será otra la mesa, otra la casa
y otros serán los comensales.
Amigo, cuando no estemos...
Sí. Llena las copas;
y dejemos que el ahora nos encuentre
gozando del pródigo jazmín,
del laurel alto,
del frágil, verdecido mandarino,
que tantos sinsabores procura su cuidado;
Regálate en la tarde
apacible y decorosa que nos mece
como sones llevados por los aires (allegro, adagio, allegro),
de un amado concierto de Albinoni.
Llena las copas. Apura,
en íntimo silencio recogido,
el don piadoso que se ofrece
del momento perfecto y fugitivo.
Apuremos sorbo a sorbo,
que aún nos queda luz por unas horas,
la fugaz proclamación que de lo eterno
se esparce por doquier
sin voz e indiferente.
Amigo, cuando no estemos
¿seremos en el instante vislumbrado?
Ausencias sin sentido,
regiones devastadas, el bosque yermo.
El tiempo erosiona los jardines
e inocula en el alma todo olvido.
Más, ¿no contiene el vino
la llave de una puerta, y el instante
la impronta de lo eterno?.
Cuando no estemos
¿valdrá para nosotros el Sí celeste
al eterno presente vislumbrado?
Busquemos la respuesta en nuestra copa.
Bebamos hasta quebrar la incertidumbre.
Y desde el centro de Su esfera, amigo Ángel,
hagamos florecer todas los flores.

Dos.
 Poema escrito "a posteriori" de los inicialmente incluidos en las Horas Purpúreas", y producto de una apuesta
nocturna. En ella se prescribía:
1.- Su forma estrófica: un soneto.-
2.- El primer verso: "Desperté. Y estaba en la taberna"
3.- Debía nombrarse a la madre.-


 La segunda impuesta por mí; las demás el destinatario y autor del desafío; las tres: improvisadas.- Si el lector pudiera tener presente el interlocutor entendería hacia donde apunta el contenido. Persona con una inteligencia que sobrepasa su alma por todas partes; un alma empequeñecida por absurdas obsesiones, aherrojada por sufrimientos imposibles. Y sin embargo, ciertas lecturas y querencias podrían haberlo liberado de sí mismo, liberación que él se encarga de evitar en un incesante dar vueltas en derredor de la picota que ha construido para su propio sufrimiento. No encuentra  la forma de dar el paso necesario para abandonar el cenagal de nuestras propias imbecilidades, el valor preciso para arrojar nuestra forma de ser por la borda, de alcanzar la indiferencia a todas las trivialidades que nos asalta y que tensamos hasta hacerlas parecer importantes y decisivas.- El líquido amniótico de los individuos lo constituye las propias necedades, que tratamos con el rigor, seriedad e insistencia que merece, en razón con la grandísima importancia en que las considera la idiotez ignorante en que estamos hundidos, la brutal inconsciencia en que nos movemos, la estolidez imperturbable en que vivimos.-


 Con lo cual, queriendo hablar de una circunstancia personal se habla de la condición existencial de todo hombre. El deseo de salir de nosotros, olvidarnos de toda preocupación del siglo pasa por la inverosímil dejación total de uno mismo, el increíble sacrificio de nuestro yo cotidiano, y posee una finalidad sin la cual se convierte todo esto en un mero ejercicio estoico para conseguir la ataraxia: finalidad que vamos a calificar, sin más, de mística, a fin de huir de toda pedantería que estaría en esta situación fuera de lugar. Se comprende así, qué es la taberna, qué el vino, quién el tabernero, cuál la enseñanza, el anegarse, la oblación, el olvido, etc...

 Compuse en principio, (aparte del primer verso 'obligado'), el terceto final, como eco del simbolismo sacrificial de la Misa superior a nuestras fuerzas.-
La dificultad estuvo en elaborar el relleno de este plato (ya que lograr un poema coherente con lo que se quiere decir y con el modo de decirlo, y ciñéndonos a una estrofa determinada, no es asunto baladí; lo que me costó para mí se queda).- Siendo el primer verso decasílabo, he mantenido esta cantidad silábica en los dos siguientes - el tercero debe leerse como tal- para dar la impresión de un comienzo más rotundo y precipitado, que se dulcifica y expande en encasílabos al final del primer cuarteto.-De todas formas, para los más puristas en cuestiones métricas, puede elegirse el siguiente comienzo:

Despertar, y encontrarse en la taberna
es ofrecer la copa sin tardanza,
y esperar ....

 Una última apostilla. Toda eso de despertar y verse uno en la taberna, no fue tan improvisado como se ha afirmado. En realidad fue sugerida durante la conversación que teníamos, en la que había salido a colación ciertos hechos antiguos no recuerdo si como reproche o como simple recuerdo anecdótico. Estando una vez de vinos por ahí el causante del desafío, otro amigo a quien dedico una composición de esta serie, y el que suscribe, nuestro héroe quedó herido en la refriega, digámoslo así, por lo que cual, para evitar males mayores, lo dejamos tiernamente dormido en la ya desaparecida taberna de la Ferroviaria (Almería capital), que ustedes no han conocido gracias a la Providencia divina. Juro que prometimos volver para recogerlo al finalizar la batalla que ese día entablábamos con nuestra salud. Y volvimos, pero he aquí que dicho acogedor establecimiento estaba cerrado, totalmente cerrado. ¿Qué fue de nuestro hombre? ¿Cómo, cuándo, de qué manera despertó?

Imaginando la sorpresa de la consciencia tan sorpresivamente restablecida, el reconocimiento atónito del lugar, las circunstancias, las personas que lo rodeaban, etc...; imaginando tal situación nos dio motivo para el inicio del soneto. Y ya esta bien de cháchara. Que les agrade.-

Desperté. Y estaba en la taberna.
Ofrecí mi copa sin tardanza.
Espere de ese gesto de esperanza
el dulce fruto de la vid fraterna.
El dulce fruto que en la cuba inverna,
sabio regazo, maternal crianza,
escancia mesonero: tu enseñanza
anegue el caos que mi razón gobierna.
¡Ah, si alcanzara el sumergirme entero
en sola tu embriaguez, y allí perdido
la paz de ser que en lo profundo espero...
yo, que no acierto en lo que tu has querido:
a darme en oblación, fiel mesonero,
en aras del silencio y del olvido.-
tres.

A M.F., CON EL DESEO ESPERANZADO DE QUE
PROPICIE EL MOMENTO DE SU REDENCION

En las tardes de calmas y delicias,
cuando quieras dar cima a la jornada
y busques la alegría de la taberna,
el trato cordial de los amigos,
los amables placeres de la vida,
no olvides jamás este consejo,
que, al menos, gratis te lo doy:
no lleves junto a tí y con vosotros
al hombre del dolor y la amargura;
dejara en tu alma el espesor del plomo
y en tu boca el triste y frío sabor de los metales.
Aléjalo de tí, no des asiento
a quien busca la ocasión de la venganza.
Escupirá su sufrimiento en vuestra mesa
y no se oirá más voz que la del cieno.
Desde el mar de su rabia y su tormento
en oleadas de odio incomparables,
no abr en su palabra nobleza ni descanso,
no abr sonrisa que no hiera
ni paz en otros ojos que soporte.
Este es su delirio:
exponer su rencor en impúdico desnudo,
exhibir las repugnantes llagas en espectáculo,
como un escarnio para el hombre,
como una infamia a vuestro tiempo;
conmover el mundo
con tanta desolación y desconsuelo,
o incendiarlo con el fuego de su incendio.-
Aléjalo de tí; pues ya os fué dicho:
no deis cabida a la serpiente,
guardaos de su veneno,
ni alimentes la hiel con esta esencia
que para gloria de tus tardes se te ofrece,
como un regalo precioso de los cielos.
Apártalo de tí,
hiel que buscara tu hiel,
cieno que buscara tu cieno
serpiente que buscara en ti a la serpiente
torbellino que buscara en tí el torbellino.
Apártalo, pues hombres como ése
nunca sabrá de vuestro trato con la copa
ni compartirá nunca con vosotros
la hora dichosa de la embriaguez gratísima.

LAS HORAS PURPUREAS. (II).- Tres dedicatorias.-
Ángel Simón Collado.

3.- LAS HORAS PURPÚREAS II

No sepas de otra senda que la de la taberna,
ni aspires a otra cosa que vino, amor y música.
Con la copa en la mano, con el odre a la espalda,
bebe, bebe, querido, y calla, calla siempre.
Omar Kheyyam: "Rubayat"
.................


Uno.-


 Poema considerablemente ampliado respecto a la redacción original que se limitaba a la primera, última estrofa (con una versión reducida) y coda final. Los añadidos apuntan a un más amplio desarrollo del comienzo clásico ("tempus est dolorem") que se extiende por consideraciones 'metafísicas' sobre el instante y el tiempo, el tiempo y la eternidad.
Atengámonos a unas circunstancias que se dieron en el verano del 98: unas veladas que surgieron por sí mismas en la casa cuyo patio de entrada compartía con el destinatario de la composición y promotor de las Horas Purpúreas. Se organizaban avanzada la tarde y fueron acompañadas de un tiempo apacible y tranquilo. Abríamos la puerta del salón para que participara en el don de aquellas horas esparcidas por el patio. Formábamos las botellas prescritas con sus correspondientes acompañamientos, siempre variando alguno de sus componentes, y siempre repitiendo otros, que yo me encargaba de comprar un poco al azar. Mi casa, la suya y el patio han cambiado de dueño y en homenaje a la Stoa, Academia o Peripatos que pudo ser y no ha sido, se amplifica el original y se dedica. ¿Qué añadir , si no es que se desarrollaban casi en silencio, en un mudo y delicioso banquete del cuerpo y del espíritu?.-

A ÁNGEL UTRERA, por todas las veladas compartidas.
A ÁNGEL UTRERA, que nos hizo participes de sus Horas purpúreas.

El tiempo es el dolor. Su fruto amargo:
la áspera corteza de la muerte.
El tiempo es el dolor. Así esta escrito.
Porque el mundo pasa y el hombre
mora en el olvido.-
Así lo escribe con indeleble trazo
el viento en las ruinas de los siglos.
Amigo, esta tarde
será la misma tarde; el vino el mismo vino;
será otra la mesa, otra la casa
y otros serán los comensales.
Amigo, cuando no estemos...
Sí. Llena las copas;
y dejemos que el ahora nos encuentre
gozando del pródigo jazmín,
del laurel alto,
del frágil, verdecido mandarino,
que tantos sinsabores procura su cuidado;
Regálate en la tarde
apacible y decorosa que nos mece
como sones llevados por los aires (allegro, adagio, allegro),
de un amado concierto de Albinoni.
Llena las copas. Apura,
en íntimo silencio recogido,
el don piadoso que se ofrece
del momento perfecto y fugitivo.
Apuremos sorbo a sorbo,
que aún nos queda luz por unas horas,
la fugaz proclamación que de lo eterno
se esparce por doquier
sin voz e indiferente.
Amigo, cuando no estemos
¿seremos en el instante vislumbrado?
Ausencias sin sentido,
regiones devastadas, el bosque yermo.
El tiempo erosiona los jardines
e inocula en el alma todo olvido.
Más, ¿no contiene el vino
la llave de una puerta, y el instante
la impronta de lo eterno?.
Cuando no estemos
¿valdrá para nosotros el Sí celeste
al eterno presente vislumbrado?
Busquemos la respuesta en nuestra copa.
Bebamos hasta quebrar la incertidumbre.
Y desde el centro de Su esfera, amigo Ángel,
hagamos florecer todas los flores.


Dos.

 Poema escrito "a posteriori" de los inicialmente incluidos en las Horas Purpúreas", y producto de una apuesta
nocturna. En ella se prescribía:

1.- Su forma estrófica: un soneto.-
2.- El primer verso: "Desperté. Y estaba en la taberna"
3.- Debía nombrarse a la madre.-


 La segunda impuesta por mí; las demás el destinatario y autor del desafío; las tres: improvisadas.- Si el lector pudiera tener presente el interlocutor entendería hacia donde apunta el contenido. Persona con una inteligencia que sobrepasa su alma por todas partes; un alma empequeñecida por absurdas obsesiones, aherrojada por sufrimientos imposibles. Y sin embargo, ciertas lecturas y querencias podrían haberlo liberado de sí mismo, liberación que él se encarga de evitar en un incesante dar vueltas en derredor de la picota que ha construido para su propio sufrimiento. No encuentra  la forma de dar el paso necesario para abandonar el cenagal de nuestras propias imbecilidades, el valor preciso para arrojar nuestra forma de ser por la borda, de alcanzar la indiferencia a todas las trivialidades que nos asalta y que tensamos hasta hacerlas parecer importantes y decisivas.- El líquido amniótico de los individuos lo constituye las propias necedades, que tratamos con el rigor, seriedad e insistencia que merece, en razón con la grandísima importancia en que las considera la idiotez ignorante en que estamos hundidos, la brutal inconsciencia en que nos movemos, la estolidez imperturbable en que vivimos.-


 Con lo cual, queriendo hablar de una circunstancia personal se habla de la condición existencial de todo hombre. El deseo de salir de nosotros, olvidarnos de toda preocupación del siglo pasa por la inverosímil dejación total de uno mismo, el increíble sacrificio de nuestro yo cotidiano, y posee una finalidad sin la cual se convierte todo esto en un mero ejercicio estoico para conseguir la ataraxia: finalidad que vamos a calificar, sin más, de mística, a fin de huir de toda pedantería que estaría en esta situación fuera de lugar. Se comprende así, qué es la taberna, qué el vino, quién el tabernero, cuál la enseñanza, el anegarse, la oblación, el olvido, etc...

 Compuse en principio, (aparte del primer verso 'obligado'), el terceto final, como eco del simbolismo sacrificial de la Misa superior a nuestras fuerzas.-
La dificultad estuvo en elaborar el relleno de este plato (ya que lograr un poema coherente con lo que se quiere decir y con el modo de decirlo, y ciñéndonos a una estrofa determinada, no es asunto baladí; lo que me costó para mí se queda).- Siendo el primer verso decasílabo, he mantenido esta cantidad silábica en los dos siguientes - el tercero debe leerse como tal- para dar la impresión de un comienzo más rotundo y precipitado, que se dulcifica y expande en encasílabos al final del primer cuarteto.-De todas formas, para los más puristas en cuestiones métricas, puede elegirse el siguiente comienzo:

Despertar, y encontrarse en la taberna
es ofrecer la copa sin tardanza,
y esperar ....

 Una última apostilla. Toda eso de despertar y verse uno en la taberna, no fue tan improvisado como se ha afirmado. En realidad fue sugerida durante la conversación que teníamos, en la que había salido a colación ciertos hechos antiguos no recuerdo si como reproche o como simple recuerdo anecdótico. Estando una vez de vinos por ahí el causante del desafío, otro amigo a quien dedico una composición de esta serie, y el que suscribe, nuestro héroe quedó herido en la refriega, digámoslo así, por lo que cual, para evitar males mayores, lo dejamos tiernamente dormido en la ya desaparecida taberna de la Ferroviaria (Almería capital), que ustedes no han conocido gracias a la Providencia divina. Juro que prometimos volver para recogerlo al finalizar la batalla que ese día entablábamos con nuestra salud. Y volvimos, pero he aquí que dicho acogedor establecimiento estaba cerrado, totalmente cerrado. ¿Qué fue de nuestro hombre? ¿Cómo, cuándo, de qué manera despertó?

Imaginando la sorpresa de la consciencia tan sorpresivamente restablecida, el reconocimiento atónito del lugar, las circunstancias, las personas que lo rodeaban, etc...; imaginando tal situación nos dio motivo para el inicio del soneto. Y ya esta bien de cháchara. 

Que les agrade.-

Desperté. Y estaba en la taberna.
Ofrecí mi copa sin tardanza.
Espere de ese gesto de esperanza
el dulce fruto de la vid fraterna.
El dulce fruto que en la cuba inverna,
sabio regazo, maternal crianza,
escancia mesonero: tu enseñanza
anegue el caos que mi razón gobierna.
¡Ah, si alcanzara el sumergirme entero
en sola tu embriaguez, y allí perdido
la paz de ser que en lo profundo espero...
yo, que no acierto en lo que tu has querido:
a darme en oblación, fiel mesonero,
en aras del silencio y del olvido.-
tres.

A M.F., CON EL DESEO ESPERANZADO DE QUE
PROPICIE EL MOMENTO DE SU REDENCIÓN

En las tardes de calmas y delicias,
cuando quieras dar cima a la jornada
y busques la alegría de la taberna,
el trato cordial de los amigos,
los amables placeres de la vida,
no olvides jamás este consejo,
que, al menos, gratis te lo doy:
no lleves junto a tí y con vosotros
al hombre del dolor y la amargura;
dejara en tu alma el espesor del plomo
y en tu boca el triste y frío sabor de los metales.
Aléjalo de tí, no des asiento
a quien busca la ocasión de la venganza.
Escupirá su sufrimiento en vuestra mesa
y no se oirá más voz que la del cieno.
Desde el mar de su rabia y su tormento
en oleadas de odio incomparables,
no habrá en su palabra nobleza ni descanso,
no habrá sonrisa que no hiera
ni paz en otros ojos que soporte.
Este es su delirio:
exponer su rencor en impúdico desnudo,
exhibir las repugnantes llagas en espectáculo,
como un escarnio para el hombre,
como una infamia a vuestro tiempo;
conmover el mundo
con tanta desolación y desconsuelo,
o incendiarlo con el fuego de su incendio.-
Aléjalo de tí; pues ya os fue dicho:
no deis cabida a la serpiente,
guardaos de su veneno,
ni alimentes la hiel con esta esencia
que para gloria de tus tardes se te ofrece,
como un regalo precioso de los cielos.
Apártalo de tí,
hiel que buscara tu hiel,
cieno que buscara tu cieno
serpiente que buscara en ti a la serpiente
torbellino que buscara en tí el torbellino.
Apártalo, pues hombres como ése
nunca sabrá de vuestro trato con la copa
ni compartirá nunca con vosotros
la hora dichosa de la embriaguez gratísima.

LAS HORAS PURPUREAS. (II).- Tres dedicatorias.-
Ángel Simón Collado.

3.- LAS HORAS PURPÚREAS II

No sepas de otra senda que la de la taberna,
ni aspires a otra cosa que vino, amor y música.
Con la copa en la mano, con el odre a la espalda,
bebe, bebe, querido, y calla, calla siempre.
Omar Kheyyam: "Rubayat"
.................


Uno.-


 Poema considerablemente ampliado respecto a la redacción original que se limitaba a la primera, última estrofa (con una versión reducida) y coda final. Los añadidos apuntan a un más amplio desarrollo del comienzo clásico ("tempus est dolorem") que se extiende por consideraciones 'metafísicas' sobre el instante y el tiempo, el tiempo y la eternidad.
Atengámonos a unas circunstancias que se dieron en el verano del 98: unas veladas que surgieron por sí mismas en la casa cuyo patio de entrada compartía con el destinatario de la composición y promotor de las Horas Purpúreas. Se organizaban avanzada la tarde y fueron acompañadas de un tiempo apacible y tranquilo. Abríamos la puerta del salón para que participara en el don de aquellas horas esparcidas por el patio. Formábamos las botellas prescritas con sus correspondientes acompañamientos, siempre variando alguno de sus componentes, y siempre repitiendo otros, que yo me encargaba de comprar un poco al azar. Mi casa, la suya y el patio han cambiado de dueño y en homenaje a la Stoa, Academia o Peripatos que pudo ser y no ha sido, se amplifica el original y se dedica. ¿Qué añadir , si no es que se desarrollaban casi en silencio, en un mudo y delicioso banquete del cuerpo y del espíritu?.-

A ÁNGEL UTRERA, por todas las veladas compartidas.
A ÁNGEL UTRERA, que nos hizo participes de sus Horas purpúreas.

El tiempo es el dolor. Su fruto amargo:
la áspera corteza de la muerte.
El tiempo es el dolor. Así esta escrito.
Porque el mundo pasa y el hombre
mora en el olvido.-
Así lo escribe con indeleble trazo
el viento en las ruinas de los siglos.
Amigo, esta tarde
será la misma tarde; el vino el mismo vino;
será otra la mesa, otra la casa
y otros serán los comensales.
Amigo, cuando no estemos...
Sí. Llena las copas;
y dejemos que el ahora nos encuentre
gozando del pródigo jazmín,
del laurel alto,
del frágil, verdecido mandarino,
que tantos sinsabores procura su cuidado;
Regálate en la tarde
apacible y decorosa que nos mece
como sones llevados por los aires (allegro, adagio, allegro),
de un amado concierto de Albinoni.
Llena las copas. Apura,
en íntimo silencio recogido,
el don piadoso que se ofrece
del momento perfecto y fugitivo.
Apuremos sorbo a sorbo,
que aún nos queda luz por unas horas,
la fugaz proclamación que de lo eterno
se esparce por doquier
sin voz e indiferente.
Amigo, cuando no estemos
¿seremos en el instante vislumbrado?
Ausencias sin sentido,
regiones devastadas, el bosque yermo.
El tiempo erosiona los jardines
e inocula en el alma todo olvido.
Más, ¿no contiene el vino
la llave de una puerta, y el instante
la impronta de lo eterno?.
Cuando no estemos
¿valdrá para nosotros el Sí celeste
al eterno presente vislumbrado?
Busquemos la respuesta en nuestra copa.
Bebamos hasta quebrar la incertidumbre.
Y desde el centro de Su esfera, amigo Ángel,
hagamos florecer todas los flores.


Dos.

 Poema escrito "a posteriori" de los inicialmente incluidos en las Horas Purpúreas", y producto de una apuesta
nocturna. En ella se prescribía:

1.- Su forma estrófica: un soneto.-
2.- El primer verso: "Desperté. Y estaba en la taberna"
3.- Debía nombrarse a la madre.-


 La segunda impuesta por mí; las demás el destinatario y autor del desafío; las tres: improvisadas.- Si el lector pudiera tener presente el interlocutor entendería hacia donde apunta el contenido. Persona con una inteligencia que sobrepasa su alma por todas partes; un alma empequeñecida por absurdas obsesiones, aherrojada por sufrimientos imposibles. Y sin embargo, ciertas lecturas y querencias podrían haberlo liberado de sí mismo, liberación que él se encarga de evitar en un incesante dar vueltas en derredor de la picota que ha construido para su propio sufrimiento. No encuentra  la forma de dar el paso necesario para abandonar el cenagal de nuestras propias imbecilidades, el valor preciso para arrojar nuestra forma de ser por la borda, de alcanzar la indiferencia a todas las trivialidades que nos asalta y que tensamos hasta hacerlas parecer importantes y decisivas.- El líquido amniótico de los individuos lo constituye las propias necedades, que tratamos con el rigor, seriedad e insistencia que merece, en razón con la grandísima importancia en que las considera la idiotez ignorante en que estamos hundidos, la brutal inconsciencia en que nos movemos, la estolidez imperturbable en que vivimos.-


 Con lo cual, queriendo hablar de una circunstancia personal se habla de la condición existencial de todo hombre. El deseo de salir de nosotros, olvidarnos de toda preocupación del siglo pasa por la inverosímil dejación total de uno mismo, el increíble sacrificio de nuestro yo cotidiano, y posee una finalidad sin la cual se convierte todo esto en un mero ejercicio estoico para conseguir la ataraxia: finalidad que vamos a calificar, sin más, de mística, a fin de huir de toda pedantería que estaría en esta situación fuera de lugar. Se comprende así, qué es la taberna, qué el vino, quién el tabernero, cuál la enseñanza, el anegarse, la oblación, el olvido, etc...

 Compuse en principio, (aparte del primer verso 'obligado'), el terceto final, como eco del simbolismo sacrificial de la Misa superior a nuestras fuerzas.-
La dificultad estuvo en elaborar el relleno de este plato (ya que lograr un poema coherente con lo que se quiere decir y con el modo de decirlo, y ciñéndonos a una estrofa determinada, no es asunto baladí; lo que me costó para mí se queda).- Siendo el primer verso decasílabo, he mantenido esta cantidad silábica en los dos siguientes - el tercero debe leerse como tal- para dar la impresión de un comienzo más rotundo y precipitado, que se dulcifica y expande en encasílabos al final del primer cuarteto.-De todas formas, para los más puristas en cuestiones métricas, puede elegirse el siguiente comienzo:

Despertar, y encontrarse en la taberna
es ofrecer la copa sin tardanza,
y esperar ....

 Una última apostilla. Toda eso de despertar y verse uno en la taberna, no fue tan improvisado como se ha afirmado. En realidad fue sugerida durante la conversación que teníamos, en la que había salido a colación ciertos hechos antiguos no recuerdo si como reproche o como simple recuerdo anecdótico. Estando una vez de vinos por ahí el causante del desafío, otro amigo a quien dedico una composición de esta serie, y el que suscribe, nuestro héroe quedó herido en la refriega, digámoslo así, por lo que cual, para evitar males mayores, lo dejamos tiernamente dormido en la ya desaparecida taberna de la Ferroviaria (Almería capital), que ustedes no han conocido gracias a la Providencia divina. Juro que prometimos volver para recogerlo al finalizar la batalla que ese día entablábamos con nuestra salud. Y volvimos, pero he aquí que dicho acogedor establecimiento estaba cerrado, totalmente cerrado. ¿Qué fue de nuestro hombre? ¿Cómo, cuándo, de qué manera despertó?

Imaginando la sorpresa de la consciencia tan sorpresivamente restablecida, el reconocimiento atónito del lugar, las circunstancias, las personas que lo rodeaban, etc...; imaginando tal situación nos dio motivo para el inicio del soneto. Y ya esta bien de cháchara. 

Que les agrade.-

Desperté. Y estaba en la taberna.
Ofrecí mi copa sin tardanza.
Espere de ese gesto de esperanza
el dulce fruto de la vid fraterna.
El dulce fruto que en la cuba inverna,
sabio regazo, maternal crianza,
escancia mesonero: tu enseñanza
anegue el caos que mi razón gobierna.
¡Ah, si alcanzara el sumergirme entero
en sola tu embriaguez, y allí perdido
la paz de ser que en lo profundo espero...
yo, que no acierto en lo que tu has querido:
a darme en oblación, fiel mesonero,
en aras del silencio y del olvido.-
tres.

A M.F., CON EL DESEO ESPERANZADO DE QUE
PROPICIE EL MOMENTO DE SU REDENCIÓN

En las tardes de calmas y delicias,
cuando quieras dar cima a la jornada
y busques la alegría de la taberna,
el trato cordial de los amigos,
los amables placeres de la vida,
no olvides jamás este consejo,
que, al menos, gratis te lo doy:
no lleves junto a tí y con vosotros
al hombre del dolor y la amargura;
dejara en tu alma el espesor del plomo
y en tu boca el triste y frío sabor de los metales.
Aléjalo de tí, no des asiento
a quien busca la ocasión de la venganza.
Escupirá su sufrimiento en vuestra mesa
y no se oirá más voz que la del cieno.
Desde el mar de su rabia y su tormento
en oleadas de odio incomparables,
no habrá en su palabra nobleza ni descanso,
no habrá sonrisa que no hiera
ni paz en otros ojos que soporte.
Este es su delirio:
exponer su rencor en impúdico desnudo,
exhibir las repugnantes llagas en espectáculo,
como un escarnio para el hombre,
como una infamia a vuestro tiempo;
conmover el mundo
con tanta desolación y desconsuelo,
o incendiarlo con el fuego de su incendio.-
Aléjalo de tí; pues ya os fue dicho:
no deis cabida a la serpiente,
guardaos de su veneno,
ni alimentes la hiel con esta esencia
que para gloria de tus tardes se te ofrece,
como un regalo precioso de los cielos.
Apártalo de tí,
hiel que buscara tu hiel,
cieno que buscara tu cieno
serpiente que buscara en ti a la serpiente
torbellino que buscara en tí el torbellino.
Apártalo, pues hombres como ése
nunca sabrá de vuestro trato con la copa
ni compartirá nunca con vosotros
la hora dichosa de la embriaguez gratísima.

LAS HORAS PURPUREAS. (II).- Tres dedicatorias.-
Ángel Simón Collado.

3.- LAS HORAS PURPÚREAS II




No sepas de otra senda que la de la taberna,
Las horas purpúreas II
ni aspires a otra cosa que vino, amor y música.
Con la copa en la mano, con el odre a la espalda,
bebe, bebe, querido, y calla, calla siempre.
Omar Kheyyam: "Rubayat"
.................


Uno.-


 Poema considerablemente ampliado respecto a la redacción original que se limitaba a la primera, última estrofa (con una versión reducida) y coda final. Los añadidos apuntan a un más amplio desarrollo del comienzo clásico ("tempus est dolorem") que se extiende por consideraciones 'metafísicas' sobre el instante y el tiempo, el tiempo y la eternidad.
Atengámonos a unas circunstancias que se dieron en el verano del 98: unas veladas que surgieron por sí mismas en la casa cuyo patio de entrada compartía con el destinatario de la composición y promotor de las Horas Purpúreas. Se organizaban avanzada la tarde y fueron acompañadas de un tiempo apacible y tranquilo. Abríamos la puerta del salón para que participara en el don de aquellas horas esparcidas por el patio. Formábamos las botellas prescritas con sus correspondientes acompañamientos, siempre variando alguno de sus componentes, y siempre repitiendo otros, que yo me encargaba de comprar un poco al azar. Mi casa, la suya y el patio han cambiado de dueño y en homenaje a la Stoa, Academia o Peripatos que pudo ser y no ha sido, se amplifica el original y se dedica. ¿Qué añadir , si no es que se desarrollaban casi en silencio, en un mudo y delicioso banquete del cuerpo y del espíritu?.-



A ÁNGEL UTRERA, por todas las veladas compartidas.
A ÁNGEL UTRERA, que nos hizo participes de sus Horas purpúreas.

Las horas purpúreasEl tiempo es el dolor. Su fruto amargo:
la áspera corteza de la muerte.
El tiempo es el dolor. Así esta escrito.
Porque el mundo pasa y el hombre
mora en el olvido.-
Así lo escribe con indeleble trazo
el viento en las ruinas de los siglos.
Amigo, esta tarde
será la misma tarde; el vino el mismo vino;
será otra la mesa, otra la casa
y otros serán los comensales.
Amigo, cuando no estemos...
Sí. Llena las copas;
y dejemos que el ahora nos encuentre
gozando del pródigo jazmín,
del laurel alto,
del frágil, verdecido mandarino,
que tantos sinsabores procura su cuidado;
Regálate en la tarde
apacible y decorosa que nos mece
como sones llevados por los aires (allegro, adagio, allegro),
de un amado concierto de Albinoni.
Llena las copas. Apura,
en íntimo silencio recogido,
el don piadoso que se ofrece
del momento perfecto y fugitivo.
Apuremos sorbo a sorbo,
que aún nos queda luz por unas horas,
la fugaz proclamación que de lo eterno
se esparce por doquier
sin voz e indiferente.
Amigo, cuando no estemos
¿seremos en el instante vislumbrado?
Ausencias sin sentido,
regiones devastadas, el bosque yermo.
El tiempo erosiona los jardines
e inocula en el alma todo olvido.
Más, ¿no contiene el vino
la llave de una puerta, y el instante
la impronta de lo eterno?.
Cuando no estemos
¿valdrá para nosotros el Sí celeste
al eterno presente vislumbrado?
Busquemos la respuesta en nuestra copa.
Bebamos hasta quebrar la incertidumbre.
Y desde el centro de Su esfera, amigo Ángel,
hagamos florecer todas los flores.


Dos.

 Poema escrito "a posteriori" de los inicialmente incluidos en las Horas Purpúreas", y producto de una apuesta
nocturna. En ella se prescribía:

1.- Su forma estrófica: un soneto.-
2.- El primer verso: "Desperté. Y estaba en la taberna"
3.- Debía nombrarse a la madre.-


 La segunda impuesta por mí; las demás el destinatario y autor del desafío; las tres: improvisadas.- Si el lector pudiera tener presente el interlocutor entendería hacia donde apunta el contenido. Persona con una inteligencia que sobrepasa su alma por todas partes; un alma empequeñecida por absurdas obsesiones, aherrojada por sufrimientos imposibles. Y sin embargo, ciertas lecturas y querencias podrían haberlo liberado de sí mismo, liberación que él se encarga de evitar en un incesante dar vueltas en derredor de la picota que ha construido para su propio sufrimiento. No encuentra  la forma de dar el paso necesario para abandonar el cenagal de nuestras propias imbecilidades, el valor preciso para arrojar nuestra forma de ser por la borda, de alcanzar la indiferencia a todas las trivialidades que nos asalta y que tensamos hasta hacerlas parecer importantes y decisivas.- El líquido amniótico de los individuos lo constituye las propias necedades, que tratamos con el rigor, seriedad e insistencia que merece, en razón con la grandísima importancia en que las considera la idiotez ignorante en que estamos hundidos, la brutal inconsciencia en que nos movemos, la estolidez imperturbable en que vivimos.-


 Con lo cual, queriendo hablar de una circunstancia personal se habla de la condición existencial de todo hombre. El deseo de salir de nosotros, olvidarnos de toda preocupación del siglo pasa por la inverosímil dejación total de uno mismo, el increíble sacrificio de nuestro yo cotidiano, y posee una finalidad sin la cual se convierte todo esto en un mero ejercicio estoico para conseguir la ataraxia: finalidad que vamos a calificar, sin más, de mística, a fin de huir de toda pedantería que estaría en esta situación fuera de lugar. Se comprende así, qué es la taberna, qué el vino, quién el tabernero, cuál la enseñanza, el anegarse, la oblación, el olvido, etc...

 Compuse en principio, (aparte del primer verso 'obligado'), el terceto final, como eco del simbolismo sacrificial de la Misa superior a nuestras fuerzas.-
La dificultad estuvo en elaborar el relleno de este plato (ya que lograr un poema coherente con lo que se quiere decir y con el modo de decirlo, y ciñéndonos a una estrofa determinada, no es asunto baladí; lo que me costó para mí se queda).- Siendo el primer verso decasílabo, he mantenido esta cantidad silábica en los dos siguientes - el tercero debe leerse como tal- para dar la impresión de un comienzo más rotundo y precipitado, que se dulcifica y expande en encasílabos al final del primer cuarteto.-De todas formas, para los más puristas en cuestiones métricas, puede elegirse el siguiente comienzo:

Despertar, y encontrarse en la taberna
es ofrecer la copa sin tardanza,
y esperar ....

 Una última apostilla. Toda eso de despertar y verse uno en la taberna, no fue tan improvisado como se ha afirmado. En realidad fue sugerida durante la conversación que teníamos, en la que había salido a colación ciertos hechos antiguos no recuerdo si como reproche o como simple recuerdo anecdótico. Estando una vez de vinos por ahí el causante del desafío, otro amigo a quien dedico una composición de esta serie, y el que suscribe, nuestro héroe quedó herido en la refriega, digámoslo así, por lo que cual, para evitar males mayores, lo dejamos tiernamente dormido en la ya desaparecida taberna de la Ferroviaria (Almería capital), que ustedes no han conocido gracias a la Providencia divina. Juro que prometimos volver para recogerlo al finalizar la batalla que ese día entablábamos con nuestra salud. Y volvimos, pero he aquí que dicho acogedor establecimiento estaba cerrado, totalmente cerrado. ¿Qué fue de nuestro hombre? ¿Cómo, cuándo, de qué manera despertó?

Imaginando la sorpresa de la consciencia tan sorpresivamente restablecida, el reconocimiento atónito del lugar, las circunstancias, las personas que lo rodeaban, etc...; imaginando tal situación nos dio motivo para el inicio del soneto. Y ya esta bien de cháchara. 

Que les agrade.-

Desperté. Y estaba en la taberna.
Ofrecí mi copa sin tardanza.
Espere de ese gesto de esperanza
el dulce fruto de la vid fraterna.
El dulce fruto que en la cuba inverna,
sabio regazo, maternal crianza,
escancia mesonero: tu enseñanza
anegue el caos que mi razón gobierna.
¡Ah, si alcanzara el sumergirme entero
en sola tu embriaguez, y allí perdido
la paz de ser que en lo profundo espero...
yo, que no acierto en lo que tu has querido:
a darme en oblación, fiel mesonero,
en aras del silencio y del olvido.-
tres.

A M.F., CON EL DESEO ESPERANZADO DE QUE
PROPICIE EL MOMENTO DE SU REDENCIÓN

En las tardes de calmas y delicias,
cuando quieras dar cima a la jornada
y busques la alegría de la taberna,
el trato cordial de los amigos,
los amables placeres de la vida,
no olvides jamás este consejo,
que, al menos, gratis te lo doy:
no lleves junto a tí y con vosotros
al hombre del dolor y la amargura;
dejara en tu alma el espesor del plomo
y en tu boca el triste y frío sabor de los metales.
Aléjalo de tí, no des asiento
a quien busca la ocasión de la venganza.
Escupirá su sufrimiento en vuestra mesa
y no se oirá más voz que la del cieno.
Desde el mar de su rabia y su tormento
en oleadas de odio incomparables,
no habrá en su palabra nobleza ni descanso,
no habrá sonrisa que no hiera
ni paz en otros ojos que soporte.
Este es su delirio:
exponer su rencor en impúdico desnudo,
exhibir las repugnantes llagas en espectáculo,
como un escarnio para el hombre,
como una infamia a vuestro tiempo;
conmover el mundo
con tanta desolación y desconsuelo,
o incendiarlo con el fuego de su incendio.-
Aléjalo de tí; pues ya os fue dicho:
no deis cabida a la serpiente,
guardaos de su veneno,
ni alimentes la hiel con esta esencia
que para gloria de tus tardes se te ofrece,
como un regalo precioso de los cielos.
Apártalo de tí,
hiel que buscara tu hiel,
cieno que buscara tu cieno
serpiente que buscara en ti a la serpiente
torbellino que buscara en tí el torbellino.
Apártalo, pues hombres como ése
nunca sabrá de vuestro trato con la copa
ni compartirá nunca con vosotros
la hora dichosa de la embriaguez gratísima.

LAS HORAS PURPUREAS. (II).- Tres dedicatorias.-
Ángel Simón Collado.

3.- Las horas purpúreas II.- Ángel Simón Collado (14-23)

LAS HORAS PURPÚREAS
ÁNGEL DE UTRERA. LAS HORAS PURPÚREAS


No sepas de otra senda que la de la taberna,
ni aspires a otra cosa que vino, amor y música.
Con la copa en la mano, con el odre a la espalda,
bebe, bebe, querido, y calla, calla siempre.
Omar Kheyyam: "Rubayat"
.................
Uno.-
 Poema considerablemente ampliado respecto a la redacción original que se limitaba a la primera, última estrofa (con una versión reducida) y coda final. Los añadidos apuntan a un más amplio desarrollo del comienzo clásico ("tempus est dolorem") que se extiende por consideraciones 'metafísicas' sobre el instante y el tiempo, el tiempo y la eternidad.
Atengámonos a unas circunstancias que se dieron en el verano del 98: unas veladas que surgieron por sí mismas en la casa cuyo patio de entrada compartía con el destinatario de la composición y promotor de las Horas Purpúreas. Se organizaban avanzada la tarde y fueron acompañadas de un tiempo apacible y tranquilo. Abríamos la puerta del salón para que participara en el don de aquellas horas esparcidas por el patio. Formábamos las botellas prescritas con sus correspondientes acompañamientos, siempre variando alguno de sus componentes, y siempre repitiendo otros, que yo me encargaba de comprar un poco al azar. Mi casa, la suya y el patio han cambiado de dueño y en homenaje a la Stoa, Academia o Peripatos que pudo ser y no ha sido, se amplifica el original y se dedica. ¿Qué añadir , si no es que se desarrollaban casi en silencio, en un mudo y delicioso banquete del cuerpo y del espíritu?.-

A ÁNGEL UTRERA, por todas las veladas compartidas.
A ÁNGEL UTRERA, que nos hizo participes de sus Horas purpúreas.

El tiempo es el dolor. Su fruto amargo:
la áspera corteza de la muerte.
El tiempo es el dolor. Así esta escrito.
Porque el mundo pasa y el hombre
mora en el olvido.-
Así lo escribe con indeleble trazo
el viento en las ruinas de los siglos.
Amigo, esta tarde
será la misma tarde; el vino el mismo vino;
será otra la mesa, otra la casa
y otros serán los comensales.
Amigo, cuando no estemos...
Sí. Llena las copas;
y dejemos que el ahora nos encuentre
gozando del pródigo jazmín,
del laurel alto,
del frágil, verdecido mandarino,
que tantos sinsabores procura su cuidado;
Regálate en la tarde
apacible y decorosa que nos mece
como sones llevados por los aires (allegro, adagio, allegro),
de un amado concierto de Albinoni.
Llena las copas. Apura,
en íntimo silencio recogido,
el don piadoso que se ofrece
del momento perfecto y fugitivo.
Apuremos sorbo a sorbo,
que aún nos queda luz por unas horas,
la fugaz proclamación que de lo eterno
se esparce por doquier
sin voz e indiferente.
Amigo, cuando no estemos
¿seremos en el instante vislumbrado?
Ausencias sin sentido,
regiones devastadas, el bosque yermo.
El tiempo erosiona los jardines
e inocula en el alma todo olvido.
Más, ¿no contiene el vino
la llave de una puerta, y el instante
la impronta de lo eterno?.
Cuando no estemos
¿valdrá para nosotros el Sí celeste
al eterno presente vislumbrado?
Busquemos la respuesta en nuestra copa.
Bebamos hasta quebrar la incertidumbre.
Y desde el centro de Su esfera, amigo Ángel,
hagamos florecer todas los flores.

Dos.
 Poema escrito "a posteriori" de los inicialmente incluidos en las Horas Purpúreas", y producto de una apuesta
nocturna. En ella se prescribía:
1.- Su forma estrófica: un soneto.-
2.- El primer verso: "Desperté. Y estaba en la taberna"
3.- Debía nombrarse a la madre.-

 La segunda impuesta por mí; las demás el destinatario y autor del desafío; las tres: improvisadas.- Si el lector pudiera tener presente el interlocutor entendería hacia donde apunta el contenido. Persona con una inteligencia que sobrepasa su alma por todas partes; un alma empequeñecida por absurdas obsesiones, aherrojada por sufrimientos imposibles. Y sin embargo, ciertas lecturas y querencias podrían haberlo liberado de sí mismo, liberación que él se encarga de evitar en un incesante dar vueltas en derredor de la picota que ha construido para su propio sufrimiento. No encuentra  la forma de dar el paso necesario para abandonar el cenagal de nuestras propias imbecilidades, el valor preciso para arrojar nuestra forma de ser por la borda, de alcanzar la indiferencia a todas las trivialidades que nos asalta y que tensamos hasta hacerlas parecer importantes y decisivas.- El líquido amniótico de los individuos lo constituye las propias necedades, que tratamos con el rigor, seriedad e insistencia que merece, en razón con la grandísima importancia en que las considera la idiotez ignorante en que estamos hundidos, la brutal inconsciencia en que nos movemos, la estolidez imperturbable en que vivimos.-

 Con lo cual, queriendo hablar de una circunstancia personal se habla de la condición existencial de todo hombre. El deseo de salir de nosotros, olvidarnos de toda preocupación del siglo pasa por la inverosímil dejación total de uno mismo, el increíble sacrificio de nuestro yo cotidiano, y posee una finalidad sin la cual se convierte todo esto en un mero ejercicio estoico para conseguir la ataraxia: finalidad que vamos a calificar, sin más, de mística, a fin de huir de toda pedantería que estaría en esta situación fuera de lugar. Se comprende así, qué es la taberna, qué el vino, quién el tabernero, cuál la enseñanza, el anegarse, la oblación, el olvido, etc...

 Compuse en principio, (aparte del primer verso 'obligado'), el terceto final, como eco del simbolismo sacrificial de la Misa superior a nuestras fuerzas.-
La dificultad estuvo en elaborar el relleno de este plato (ya que lograr un poema coherente con lo que se quiere decir y con el modo de decirlo, y ciñéndonos a una estrofa determinada, no es asunto baladí; lo que me costó para mí se queda).- Siendo el primer verso decasílabo, he mantenido esta cantidad silábica en los dos siguientes - el tercero debe leerse como tal- para dar la impresión de un comienzo más rotundo y precipitado, que se dulcifica y expande en encasílabos al final del primer cuarteto.-De todas formas, para los más puristas en cuestiones métricas, puede elegirse el siguiente comienzo:

Despertar, y encontrarse en la taberna
es ofrecer la copa sin tardanza,
y esperar ....

 Una última apostilla. Toda eso de despertar y verse uno en la taberna, no fue tan improvisado como se ha afirmado. En realidad fue sugerida durante la conversación que teníamos, en la que había salido a colación ciertos hechos antiguos no recuerdo si como reproche o como simple recuerdo anecdótico. Estando una vez de vinos por ahí el causante del desafío, otro amigo a quien dedico una composición de esta serie, y el que suscribe, nuestro héroe quedó herido en la refriega, digámoslo así, por lo que cual, para evitar males mayores, lo dejamos tiernamente dormido en la ya desaparecida taberna de la Ferroviaria (Almería capital), que ustedes no han conocido gracias a la Providencia divina. Juro que prometimos volver para recogerlo al finalizar la batalla que ese día entablábamos con nuestra salud. Y volvimos, pero he aquí que dicho acogedor establecimiento estaba cerrado, totalmente cerrado. ¿Qué fue de nuestro hombre? ¿Cómo, cuándo, de qué manera despertó?

Imaginando la sorpresa de la consciencia tan sorpresivamente restablecida, el reconocimiento atónito del lugar, las circunstancias, las personas que lo rodeaban, etc...; imaginando tal situación nos dio motivo para el inicio del soneto. Y ya esta bien de cháchara. Que les agrade.-

Desperté. Y estaba en la taberna.
Ofrecí mi copa sin tardanza.
Espere de ese gesto de esperanza
el dulce fruto de la vid fraterna.
El dulce fruto que en la cuba inverna,
sabio regazo, maternal crianza,
escancia mesonero: tu enseñanza
anegue el caos que mi razón gobierna.
¡Ah, si alcanzara el sumergirme entero
en sola tu embriaguez, y allí perdido
la paz de ser que en lo profundo espero...
yo, que no acierto en lo que tu has querido:
a darme en oblación, fiel mesonero,
en aras del silencio y del olvido.-
tres.

A M.F., CON EL DESEO ESPERANZADO DE QUE
PROPICIE EL MOMENTO DE SU REDENCIÓN

En las tardes de calmas y delicias,
cuando quieras dar cima a la jornada
y busques la alegría de la taberna,
el trato cordial de los amigos,
los amables placeres de la vida,
no olvides jamás este consejo,
que, al menos, gratis te lo doy:
no lleves junto a tí y con vosotros
al hombre del dolor y la amargura;
dejara en tu alma el espesor del plomo
y en tu boca el triste y frío sabor de los metales.
Aléjalo de tí, no des asiento
a quien busca la ocasión de la venganza.
Escupirá su sufrimiento en vuestra mesa
y no se oirá más voz que la del cieno.
Desde el mar de su rabia y su tormento
en oleadas de odio incomparables,
no abr en su palabra nobleza ni descanso,
no abr sonrisa que no hiera
ni paz en otros ojos que soporte.
Este es su delirio:
exponer su rencor en impúdico desnudo,
exhibir las repugnantes llagas en espectáculo,
como un escarnio para el hombre,
como una infamia a vuestro tiempo;
conmover el mundo
con tanta desolación y desconsuelo,
o incendiarlo con el fuego de su incendio.-
Aléjalo de tí; pues ya os fué dicho:
no deis cabida a la serpiente,
guardaos de su veneno,
ni alimentes la hiel con esta esencia
que para gloria de tus tardes se te ofrece,
como un regalo precioso de los cielos.
Apártalo de tí,
hiel que buscara tu hiel,
cieno que buscara tu cieno
serpiente que buscara en ti a la serpiente
torbellino que buscara en tí el torbellino.
Apártalo, pues hombres como ése
nunca sabrá de vuestro trato con la copa
ni compartirá nunca con vosotros
la hora dichosa de la embriaguez gratísima.

LAS HORAS PURPUREAS. (II).- Tres dedicatorias.-
Ángel Simón Collado.

2.- El agua en polvo, Juan J. Cienfuegos (8

Vva. de los Castillejos
Homenaje a Matías, ni castillejero ni portugués sino todo lo contrario: del mundo.

Cuando conocí a Elías Andrino, su razón ya había imaginado ciertas locuras. Era una de esas personas que apabullan aun más de lo que su presencia física, ingente, les concede, y eso que estaba algo metido en carnes. Sin embargo, iba diciendo, su peso era, sobre todo, especifico. La sombra del águila majestuosa cayendo enorme y lentamente podría ser una manera de figurarlo cuando se acercaba caminando, indefectiblemente, hacia la esquina del bar de Marco, habitual sede de su oráculo. Sin embargo, los adictos a aquel juego no le temían, y eso que dicen que esta clase de seres viven más por el miedo que en secreto se les profesa que por el respeto que en público se les reconoce, quizás precisamente para ocultar aquel temor.

Paseaba las calles colindantes de la Plaza, estrechos empedrados de geométrica simplicidad, en las soleadas mañanas primaverales. El humo de sus ininterrumpidos cigarrillos no lograba sobreponerse al natural aroma de esa época y lugar, porque están tan cerca las jaras que casi se dejan ver por estos días de primavera, allá, al final de la calle Monte, camino que desde antiguo lleva a la cercana Portugal. Con alguna dificultad se distinguen, brumosas por el incipiente calor, las encinas que asedian casi al pueblo y cuya fragancia áspera se mezcla con la más fresca del tomillo, la mejorana, o el aroma del poleo, pero todos respetando aquel lujo del campo pobre del Andévalo, su auténtica reina, la jara en flor.-

Aquél hombretón portugués era un paseante de la fantasía. Cuando yo supe que lo había conocido, es decir, cuando lo vi por primera vez con la memoria que ahora me lo recuerda, estaba en mitad de la calle, parado con toda su humanidad en el trance de componer unos misteriosos signos con sus manos, la mirada vagabundeando por un cielo de fantasmas, familiares sólo para él. Este rito era de ausencia. A ver si no. Mientras Elías aparecía por lo común muy hablador, a aquellas horas del final de la mañana, en cambio, se retiraba a su interior y a su cielo, sin que le importaran nada el auténtico y su meteorología de calores o de lluvias. Nadie sabía el significado de aquella cifra, clave extraña que dibujaba Andrino de vez en cuando con
sus manos, como si hablara con alguien de arriba. Dios no, por supuesto, sino con seres elevados tan sólo unos metros por encima de las cabezas. ¿Espectros infernales?. ¿La pajarería común?. ¿A quién le hablaba Elías?. La respuesta sólo la supe muchos años mas tarde y me la ofreció el azar.-

Sucedió que una de esas veces en que se mira sin ver. Estaban dando en la televisión la noticia diaria de la Bolsa de Valores. Al contemplar a los agentes corriendo de aquí para allá, vociferando y gesticulando en medio de tamaña turbamulta de gritos, súbitamente, a la manera de una visión o de un sueño, se me apareció la imponente figura del portugués, parado, estático, ensimismado y componiendo exactamente los mismos gestos de esos modernos agentes de Bolsa que yo estaba ahora viendo en mi televisor. Este secreto nunca se lo dije a nadie. Demasiados locos hemos tenido en el pueblo como para que, contra mi interés, vengan a añadir otro a la lista. Pero ya desde ese día, continuamente, he ido recordando y restaurando en mi magín la personalidad y el mundo de Elías.

Su voz era ronca, atronadora y retumbante. Sentado en el banco de la Plaza los habituales de Elías lo escuchábamos con devoción cuando, en un portugués de frontera lleno de dulces "misturas", nos iba desvelando sus inventos. Misterios que a nadie debíanse repetir, decía, por mor de que en su ignorancia alguno no fuera a recelar de él; que ya sabíamos de la afición popular a poner motes, o a perseguir. Tocado de un leve sombrerillo, siempre de chaqueta, con chalequillo aun en verano, moreno hasta la negritud, ahuecando la voz, con su eterno Bisonte cuando no tenía tabaco portugués, nos iba regalando su mundo pletórico de fantasías y maravillas. Unas veces eran los viajes, asunto este que salía mucho en nuestras conversaciones porque él era muy viajado, y ahora sin ir mas lejos, nos decía, acababa de llegar de Faro, (o de Mértola, o de Lisboa, o de ...).


Pero más me acuerdo de aquella intermitente lucidez suya que le  permitía el extraordinario lujo de acordarse de todo, portugués Funes borgiano. Esta paradójica simultaneidad de la memoria y la enajenación fue una sorpresa más de su esquiva personalidad, de tal manera que, de que supo que yo estudiaba Letras, no pasaron vacaciones sin que me preguntara si conocía yo algo de turco o tuviera algún diccionario, que él tenía interés en esa lengua, algún libro que otro para escribir con en ella y quería refrescar el conocimiento que antes tuviera.

Su cultura era, como muchas veces se dijo de muchos y pocas con fundamento, más que mediana. Además de los viajes y el mundo, se conoce que algunos libros leyó, los que en la casa de la Alameda mantuvo guardados, incluso después de irse para siempre Elías, su fiel Elvira, el ama de llaves que le sacrificó su mocedad y los primores de su mesa. Estoy seguro de haberle oído a Elías alguna vez que cursó estudios elementales en Huelva, en el antiguo colegio de la avenida de la Rábida, San Casiano por más señas, donde aseguraba haber escuchado recitar sus poesías al mismísimo Juan Ramón, cuando era un muchacho, pero ya
entonces raro, añadía socarronamente.

Hay luego una laguna de muchos años hasta los días aquellos de primavera en que nos parábamos a escucharle. Por detalles que no hace referir ahora, es seguro que vivió en Portugal todo ese tiempo, los años decisivos de su vida y de su historia. Allí el encanto del fado lo transmutó en el melancólico y ensoñado Elías que conocí y que me instruyó en el sagrado ministerio de sus inventos.

Uno de los preferidos suyos era el del cruce de especies animales. A veces el insólito matrimonio era el objetivo de una gran empresa que iba a crear enseguida. Ese era el caso del "patoperdiz", una rara avis que iba a dar de comer gratis a medio mundo. El sabor de la carne sería exquisito, nos contaba a la hora del almuerzo, de tal manera que nadie que lo probara distinguiría a la perdiz del pato, sino a los dos fundidos en algo nuevo y maravilloso. A las preguntas del escaso auditorio sobre cómo pensaba conseguir el ayuntamiento de las dos aves, nunca contestaba, una mirada con su punto de desdén y una
sonrisa desde la altura eran la respuesta invariable.

Otras veces parecía que su empeño era casar a enemigos irreconciliables. Por esta causa nació el "gatopájaro" y de este nuevo parto, lo recuerdo bien, no hubo cuestión sobre su origen. Siempre le recriminábamos su parquedad para describir los inventos, siendo así que tan sólo supimos del patoperdiz su habilidad natatoria gracias a sus patas membranosas. Naturalmente, para el gatopájaro contaba con el antecedente del mítico Pegaso, así que, sin más, le puso alas.

Pero, sin duda, el mejor invento de Elías Andrino fue el agua en polvo. Este producto resultaba carísimo, por eso aún no lo vendía la correspondiente empresa, decía el buen Elías como para excusarse de no ponérnoslo ahora mismo allí delante. Debió de darle mucho trabajo y cavilación, a juzgar por los efectos que obtenía. Todo nació de una conversación de viajes que en cierta ocasión giró por las entonces colonias portuguesas, concretamente Angola. El cuadro que nos pintaba era de negros en los angoleños cafetales, sofocados por un calor abrasador que se multiplicaba por la escasez de agua, epidemia eterna que padecen estos morenos, decía. Discurrió entonces Elías un proceso que desembocaba en la creación de su obra maestra.

Consistía la cosa en un concentrado de agua de extraordinaria densidad la cual en sucesivas fases iba  aumentando en sentido inversamente proporcional a su tamaño, hasta llegar a una bola (apenas como un puño, nos decía) de agua en polvo. Este era, por fin, el remedio que iba a terminar con la sed y el hambre del mundo, el agua en polvo, que Andrino vendía, para colmo, diciendo que nada era más fácil de hacer. Poca materia prima : agua líquida, y una prensa enorme para comprimirla hasta el infinito. Luego, la aviación se encargaría de lanzarla desde el cielo, y con la velocidad y el porrazo de la caída, aquel puñetazo de agua se convertía en un inmenso lago de agua fresca y transparente.

Este anuncio del agua se cumplió al menos con él, porque la negrura de su piel se refrescó para siempre en el paraíso del Guadiana, donde a bordo de esos barcos que hacen la travesía entre las dos orillas, las que un día fueron del tío Hugo y que plantó del oloroso algarrobo, se fue para siempre el portugués a la Sierra de la Luna para instruir al dios Endovelo en sus inventos.

ELIAS ANDRINO O LOS INVENTOS MAS HUMANOS
Juan J. Cienfuegos.