Él quería , hablarme , su rostro tenia miedo, sus ojos lloraban. No conseguía moverse.
Quería incorporarse, me garraba, cuando notaba que el dolor no se iba:
- ayúdame hermano, ayúdame- mientras su cuerpo que había impactado desde 5 pisos de altura, no le dejaba respirar bien. el sabia que se había hecho daño, sabia que no debieron haber rebasado la valla.
Para un juego entre amigos, iban a atreverse. Era 30 de octubre eran las 4 y media de la mañana. Y el pequeño quería irse con su hermano. Ahora quería que parase el dolor. Ahora se culpaba de no haber seguido explorando junto a su hermano mayor. Pero el dolor, el miedo el enfado a lo que dirían nuestros padres si se enteraban, no le permitía recordar, pensar en como se había caído desde tan alto, tan rápido y tan fuerte. Sólo me pedía que no le dejara, que le ayudara,
Y yo sabia que si había caído desde el 5º piso, el golpe le había roto por dentro huesos y músculos.
Habíamos entrado 3, ninguno lo hacia para atreverse a saltar desde un edificio en construcción, apenas plantas de piso y escalones de cemento, las cuatro primeras plantas. era la intención, divertirnos y atravesar y recorrer de noche una casa sin puertas, ni paredes ni ventanas, que tuvo hace un tiempo un guardia que disuadía de subirse a los pisos.
El estaba roto, el estaba aguantando, el quería que su hermano lo ayudase lo salvase, lo llevase a casa o a un medico, y le quitase tanto dolor y volver a casa sin las heridas que ahora tenia.
Un dolor que persiste, que me acompaña, que ninguno quiso, que no debió suceder. sentirme culpable, incapaz de ayudarle , indefenso delante de mi hermano que me decía:- ayúdame-.
El, 3 días después no despertó. Yo me siento culpable , inútil. El dolor que ya se le apagó, me amortaja en mi mismo y en las miradas que me miran, después de ori lo que pasó.
Perdí a mii hermano pequeño. No pude salvarle.
(Basado en hechos reales)