Pocha está pocha.

POCHA ESTÁ POCHA Pochita era un nombre especial para mí. La gata de mi padrino lo tenía, pero Pocha resultó pocha, enferma. Toda su vida con tos y con sus patitas un poco paralizaditas. Sólo sus hermosos ojazos verdes, radiantes luceros que dicen te quiero nos hacen felices. Y ella quiere vivir, se esfuerza. Ya tiene nueve años. Pochita es blanca y negra con el pelo más brillante que jamás se haya podido conocer. Duerme con mamá y es una niña consentida. Nos llenó el corazón y el alma de felicidad. (Murió con catorce años). Adopta, no compres.