Pocha está pocha.



Pocha está pocha
POCHA ESTÁ POCHA


Pochita era un nombre especial para mí. 
La gata de mi padrino lo tenía, 
pero Pocha resultó pocha, enferma. 
Toda su vida con tos
y con sus patitas un poco paralizaditas. 
Sólo sus hermosos ojazos verdes, 
radiantes luceros que dicen te quiero
nos hacen felices. 
Y ella quiere vivir, se esfuerza. 
Ya tiene nueve años. 


Pochita es blanca y negra
con el pelo más brillante que jamás
se haya podido conocer.
Duerme con mamá y es una niña consentida.

Nos llenó el corazón y el alma de felicidad. 

(Murió con catorce años).  

Adopta, no compres.