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Mostrando entradas de enero 13, 2015

12.- El pan nuestro de cada día. María Ángeles Lonardi

El pan nuestro de cada día   Dios dijo hace tiempo:                                   “te ganarás el pan con el sudor de tu frente” Y como un martillo golpetea esta sentencia                                  nuestro destino y amarga suerte. Como tormenta huracanada llegan con fuerza a mis oídos, ecos cargados de compromiso, de lucha, de esfuerzo y sacrificio donde hombres y mujeres se debaten bajo su sino. El labriego secándose el sudor. El hombre de la mar serpenteando en la orilla. El minero en su oscura inmensidad. El pastor trashumante sin regreso. Mujeres cosechando, amasando y riendo… Mientras aquí, se me abren las carnes cuando la gran ciudad supura abandono y barbarie. En cada esquina una mano se abre,       pidiendo y un puño se cierra… y de vez en cuando,                   un grito de lucha se pierde en el aire. El miedo come en nuestra mesa y oscuros designios se comparten. Cada vez cuesta más levantarse… Con los brazos quedos esperamos que nuestro cirio no se apague antes d

Antonio García Vargas. Obra

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EL FÉNIX Y LA TÓRTOLA de William Shakespeare Voz lírica en hexámetros dactílicos de Antonio García Vargas Quiero que el pájaro cante en su trino de notas agudas desde la altura del único árbol que existe en la Arabia, quiero que sea el heraldo y clarín que denote tristezas y que obedezcan su voz sin pensárselo plumas y alas. Pero también es preciso que tú, vocinglero comparsa, sucio y mendaz subalterno del vil y embozado demonio, hombre agorero que anuncias el punto final de la fiebre, no se te ocurra jamás acercarte en tropel a nosotros. Debes saber que por fin hay en estas reuniones un veto para las aves voraces que imponen grillete a las alas, con la excepción del solemne batir de las águilas todas. Hay que dictar rigores, guardar del mal estas exequias, que el sacerdote se vista el sayal y la blanca casulla como cantor sin igual de los fúnebres sones del alma. Sean los cisnes del campo agoreros heraldos de muerte para que el Réquien no olvide acudir a tan trágica cita. Quiero que t