La fiesta grande: San Roque. Fernando Rebollo

Autor: Fernando Rebollo(----.red.retevision.es)
Fecha: 02/07/2000 12:35

LA FIESTA GRANDE: SAN ROQUE


Tam, tam, tam, suenan las campanas de la torre, algún difunto, parecen tristes las campanas, quizás alguien cansado se haya decidido a emprender la última cuesta, se decía así mismo Juan, sentado a la puerta de su casa; una vecina pregunta a otra ¿quién habrá muerto?, la otra está perpleja.
Tam, tam, tam, tam, tam, alguna misa de difuntos tal vez, aunque a estas horas quién demonios ha pensado en celebrar una misa, son las tres de la tarde, vaya una hora de recordarlo se dice Juan en el sopor veraniego que cae sobre el pueblo, y yo recién comido sin apenas fuerzas para mover un brazo cobijado bajo la sombra de la casa. Tam, tam, tam, tam, tam, los toques se aceleran, Juan muda la hipótesis, quizás alguna llamada del cura a la feligresa, alguna reunión para comuniones.

Tam, tam, tam, tam, tam, tam, tam, tam, cada vez más toques. Juan observa como un vecino sale a la calle y le pregunta que qué pasaba, a qué se deben esos toques, Juan con un gesto le manifiesta que no sabe nada, continúan los toques más y más toques, tam, tam, tam, tam, tolón, tolón, tolón, tolón, tim, tim, tim, tam, tam, todas las campanas de la torre suenan, más y más deprisa, las vecinas salen a la puerta hablan entre ellas, alguna catástrofe, algún incendio que arrasa la sierra se preguntan, a pesar de no verse nada de humo. Tam, tam, tam, tam, tam, tam, tim, tim, tolón, tim, tam, tolón, estos sonidos siguen despertando a la gente de la siesta, obligándolos a mirar por la ventana, a salir a la puerta de la calle, a preguntar al vecino, a que se generen más y más hipótesis según la imaginación de cada cual.

Tam, tam, tam, tim, tim, tim, tolón, tolón, tolón, tam, tam, tam, tim, tim, tolón, el cura estaba dormido en su casa, la gente le preguntan que qué pasaba, el cura no sabe nada, movilización general del pueblo que se encamina hacia la torre, mientras las campanas continúan tocando, tam, tam, tam, tim, tim, tim, tolón, tolón, tam, tam, la gente mira desde abajo y no ve nada, las campanas suenan pero sin estar impulsadas por nadie, misterio, misterio, un gran misterio se cierne sobre los congregados cerca de la torre.

Tam, tam, tam, tim, tim, tim, tolón, tolón, tam, tam, todo el pueblo observa desde abajo perplejo, el cura y el alcalde se encaminan hacia la torre tras deliberarlo con los vecinos. ¿Quién anda ahí, quién anda ahí? Dicen no muy convencidos, el cura deja entrever alguna señal de San Roque ante de las fiestas, el alcalde teme alguna diablura política, Dios mío se dice así mismo.

Tam, tam, tam, tim, tim, tim, tam, tam, tolón, tolón, mientras el cura vuelve a preguntar ¿Quién está ahí? No muy seguro y algo temeroso mientras sube poco a poco hasta las campanas, quién está ahí pregunta el alcalde con la garganta seca. Los vecinos tienen la vista fija en la torre, todos los ojos miran hacia allí, los chicos de los baños han vuelto precipitadamente de su incursión en el líquido elemento, algo pasa en el pueblo se dicen mientras aprietan el paso.

Una pareja de campesinos que dormía bajo la sombra de una aceitunero se despertó y miró toda la sierra en busca de señales de humo, de gentes o coches que se movían, nada encontraron en su exploración y se dirigieron hacia el pueblo. Quedan pocos peldaños hacia donde se encuentran las campanas, el alcalde se atrinchera en la espalda del cura. ¡Ay San Roque! San Roque a qué horas nos llamas mientras sube el último peldaño desde donde se divisan las campanas.


Tam, tam, tam, tam, tam, tam, Tim, tim, tim, tim, tim, tolón, tolón, tolón, tam, tam, tam.
En espera de más detalles del pueblo dejarán al cura, al alcalde y a la gente cerca de la torre, mientras los de fuera acuden al pueblo.


Tam, tam, tam, tam, tim, tim, tim, tim, tolón, tolón, tolón las campanas continúan. Subamos despacio el sendero que nos llevará al encuentro con el nacimiento del Nacimiento, el río que atraviesa nuestro pueblo un río corto en cauce pero largo en experiencias.


Hombres, mujeres, niños, mayores, bellas muchachas y nosotros los muchachos del pueblo caminábamos bajo el calor de agosto hacia la fuente donde el Nacimiento en esta época hace un último esfuerzo y nos da su agua. Día alegre de San Roque y tu tan bella, ¡ay Dios mío!, día 15, y tu 16, estoy enamorado, estoy perdido, toda el agua del mundo no puede apagar tanta pasión. Ante la visión de la fuente los primeros avanzan rápido y toman posiciones, se pertrechan con cubos o cualquier otro recipiente. Por sorpresa una nube de agua cristalina llega a mí y empapa mis ropas, mi pelo y todo mi cuerpo, la batalla ha comenzado, agua, agua que vuela por el aire cayendo sobre nuestros cuerpos, diluvia, diluvia en Agosto. Tío Juan se ceba con su mujer empapándola, tal vez regando las raíces de su felicidad agradeciéndole las dos flores casi mujeres que tiene en casa. Estas flores reciben agua y más agua de muchachos que han puesto el ojo en ellas, dicen que los amores queridos son reñidos y una mansalva de litros caen sobre el cuerpo de ellas ciñendo sus vestidos a un cuerpo que despierta.


Desde el lago los niños se apresuran a coger agua y lanzarla sobre otros niños, sobre sus abuelos, sobre sus padres, ríen felices en una batalla campal de besos de agua, de agua que humedece nuestros cuerpos el agua que nos da la vida, el Nacimiento nuestro ro que en estas fechas apenas corre hoy sonríe de nuevo por esta multitud que lo hace correr. Continuó durante horas el murmullo y los gritos de sorpresa del agua que cae, agua fresquita que va calando nuestros cuerpos.


El Nacimiento nos dará luego otras sorpresas, sus aguas correrán por entre las rocas cantarinas y alegres en otoño donde unas muchachas lavan la ropa en unas piedras lisas, pero eso es algo que os contaré más tarde. Vino a mí como el Nacimiento hacia el Andarax, pura, cristalina, alegre, como las aguas bajamos al mar de los besos, al arrullo de las palomas en la tarde y fui feliz bajo el aceitunero, en la balsa de Agosto donde nos dimos los primeros besos. Aquella uva que robábamos a hurtadillas después del baño, uva oscura como tus ojos de mora alpujarreña, de cristiana dulce, de enigmática reina. Las familias reunidas en la plaza beben y hablan alegres, los músicos comienzan a componerse, a afinar los instrumentos, la tarde va cayendo, el sol tiene ganas de dormir después de tanta algarabía de agua y tanto esfuerzo por secar las ropas de la batalla, la luna algo traviesa y alcahueta comienza a asomarse. Guirnaldas que decoran la plaza. Magnifica noche.  Y llegó la hora, tu con tu vestido nuevo recién estrenado como una reina, mira esta camisa es nueva me la he comprado (me la han comprado mas bien) para bailar contigo me digo a mí mismo. Otros estrenan unos zapatos, algún reloj, una chaqueta, una camisa, unos pantalones... para algunos matrimonios es el primer baile de casados por San Roque.  Fragante como una rosa y tan distante te encuentras. Las chicas bailan pegadas, un dos, un dos,.. Vuelta, se separan como las alas de las mariposas y ya puedo bailar contigo, ¿Quieres bailar? Te digo algo nervioso, y tu aceptas. Gracias San Roque. Qué me importa que tu padre me vigile si estoy contigo, un dos, un dos, me gusta tu risa, nuestras manos están juntas y nuestros cuerpos cerca muy cerca. Bellos ojos de mora alpujarreña y yo alpujarreño alegre.

Mi amigo le ha echado el ojo a una que está de visita en el pueblo y dicen que se han jurado amor eterno bañándose en la balsa ¿sabes? Te digo, y tú no dices nada, picaruela. Vuelve golondrina, vuelve a tu nido le dirá mas tarde. Tu abuelo sentado en un banco mueve la cabeza, le gusta la música, siente la música. Músicos que han llegado gracias a la colecta que todos Hemos hecho, en las que todos hemos puesto algo de nuestro trabajo.

Cuerpos que se mueven, ¡ay!, esas barriguitas, esas risas por como bailan los mayores, ¡que arte!, ¡ay que arte!, chunda, chunda, chunda, un, dos, un dos, vuelta. La plaza es un clamor, ¡viva San Roque! grita alguno con mas de medio litro que danza en sus adentros y la música que le hace vibrar ¡viva San Roque! ¡viva! secundan otros. Y sigo bailando contigo, un dos, un dos, vuelta..., estará así hasta que llegue el alba mientras la luna baña nuestros cuerpos, mientras los músicos alegran nuestras almas hasta que el gallo del amanecer nos recuerde que acabó la fiesta y volvamos de nuevo a nuestras casas. Siguen tocando, y siguen tocando la música. Un dos, un dos, un dos, vuelta.

Escrito por FERNANDO REBOLLO: "Pasos". Por las fiestas de Beires (Almería)