Eran cuarenta y algo más.


Maribel Cerezuela  (1959)          



PUBLICACIONES HASTA LA FECHA.


Mi primer dominio en Internet: "chispita" en el grupo Goya; más tarde en madresol.net; "myck" en el servidor de Arrakis; "alma y el ajedrez" en Xoom; "alma" en Ctv ; "alpujarra" en europa.net; Amigos del Ajedrez en Melodysoft; Aldia.com  en arrakis; diariovoz en Terra; diariovoz en Yahoo.es; diariovoz en hotmail; diariovoz en sogecable, diariovoz en Auna; diariovoz en wodafone; Amigos que me han ayudado en internet: Aered. Andalucía en la red, entre otras cosas porque no sabía inglés y sin ellos no sé como  me las habría apañado. Nuevamente quiero dejar constancia de su ayuda y darles las gracias. Seguimos trabajando por y para ustedes.




La voz de la cometa
Linares digital
Diariovoz
El siglo de Almería
La voz de Almería
Nueva Literatura Almería
Entrecharcos
Transparencias
El tranco
Barril de tinta
Tumbaita
Tinta de Barril
Tartesia
Pasadizos secretos
Solar en construcción



____________________________

"ERAN CUARENTA Y ALGO MÁS"
DEPÓSITO LEGAL:  AL 1022-2013


_________________________
Maribel Cerezuela Bueno
___________________________

Dedicatoria


Algunos son especiales.
Ellos saben quienes son.

A mi familia por dejarme hacer.
___________________________



Índice
EL CUADRO Y EL CAMINO
ARRASTRANDO LAS PALABRAS
MI SOMBRA
EN EL ASFALTO
LOS GATOS
POR EL DÍA DE LOS ENAMORADOS
ALGUIEN ME INFORMA
DESPEREZA
IN MEMORIAM
UNA TARDE EN EL PUERTO
A UN BOJ SECO
SUBIENDO LA CUESTA
LA VIEJA
LE IGNORABAN
COMER SIN GANAS
LOS ZAPATOS
PUENTES IMAGINARIOS
UN TÉ CON HIERBABUENA
LA FÁBRICA
QUE SE VAYA YA
SIN ESFUERZO
DUDAS
SENTIRES
UNA ESTRELLA
EN LA ARENA
HE GRABADO EN MI MEMORIA
EMERGE DE MI TU SOMBRA
EN UN DÍA DE TORMENTA
ARCO IRIS DE AÑORANZA
VIENTO EN MOVIMIENTO
GOLPES SECOS
PROYECTOS
ANTES TE QUEJABAS, AHORA TAMBIÉN ¿MAÑANA?
MIRADA DE HOMBRE
TE ESCUCHO
EN EL PATIO DE LA ESCUELA
EL SOMBRERO
EL LECTOR DE MALDITOS
SI LLEGARA A LA JUBILACIÓN
UNA RECETA
UNA CERVEZA, POR FAVOR
TENGO EL SUEÑO DESNUDO



______________________________


(UNO)EL CUADRO Y EL CAMINO

Yo pinté los surcos de tu memoria,
en este cuadro que el cielo desafía,
trazando caminos que el paso guía,
entre lápices que tejo cada día.
En otros tiempos fueron pinceladas,
firmes trazos, segura la mirada,
mar y tierra que de madrugada,
mecía entre abrazos a las hadas.
Yo tracé con fuerza encadenada,
los sueños a esta alambrada,
como cincel en piedra tallada,
que luchó hasta ser liberada.
Ahora son sueños que grito al alba,
buscando el momento más cálido,
donde pintar el amor cuan camino
de la vida que nace en el cuadro.






- ONE-PICTURE AND PATH



I painted the grooves of your memory,
in this table that heaven defies,
tracing paths that guide step
between yew pencils every day.
In other times were brushstrokes
firm strokes, safely away,
land and sea at dawn
swung between hugging fairies.
I traced with chained force
dreams to this fence,
as carved stone chisel,
he fought to be released.
Now they are dreams that cry at dawn
looking for the hottest time
where love how road paint
of life that comes in the box.



(DOS) ARRASTRANDO LAS PALABRAS


Has pasado arrastrando las palabras.
Arañando el vocablo. Soñaste despierto.
Golpes de mar a contracorriente.
Timón en mano: ¡A poniente!
Silenciaste tu alma insurgente
con palabras apesadumbradas
como pensar que estás ausente.
Sedujiste el terror del abismo
que ponía freno a tu deseo.
Aprendiste a fundir tu espacio
sin tiempo; ni pasado ni presente.
Vives el futuro. Valiente






(DOS) slurred



You've been slurred.

Scratching the word. Daydreamed.

Hits counter sea.
Rudder hand: To the west!
Silenciaste your soul rebel
words you grieving
as thinking you are away.
Seduced terror of the abyss
that put the brakes on your desire.
You learned to melt your space
timeless; neither past nor present.

Vives future. brave




(TRES) MI SOMBRA


Paso a paso, mi sombra me acompaña,
unas veces se alarga,
otras se acorta.
Rodeo una farola, se agiganta,
choca contra la pared
que ya no es blanca.
¡Un momento!, algo pasa,
de la cabeza negra
sale una espada,
lucha, se retuerce,
forcejea, no se ablanda.
Otra vez se agranda,
se refleja, gigante en la pared
que ya no es blanca.
Me acerco a observarla
se burla de mí y se aparta
¿Con quién luchaba mi sombra
de esa forma tan aforada?
Sigo andando, paso a paso,
oigo otra pisada extraña.
En un cruce de caminos,
me paro intrigada.
Mi sombra se altera,
forcejea, ¡ah! me digo,
ya sé lo que le pasa.
La machaca, la atosiga,
la sombra extraña.



(THREE) MY SHADOW

Step by step, my shadow with me,
sometimes lengthens,
other shortens.
Rodeo a streetlight, is enlarged,
hits the wall
it is no longer white.
One moment, something happens,
blackhead
goes a sword,
struggle, twists,
flounders, is not softened.
Again enlarges,
reflected giant wall
it is no longer white.
I approach observe
teases me and away
Who was fighting my shadow
thus as metered?

I continue to walk, step by step
hear another strange ride.
At a crossroads
I stand intrigued.
My shadow is altered,
struggles, ah! I say,
I know what happens.
The crushes, the haunts,
the strange shadow.



(CUATRO) EN EL ASFALTO


Llegas al circuito, llueve despacio.
Nos abrazamos. No hace ningún frío.
Me hablas de tu viaje de noches cálidas
charlamos, sonreímos, estás alucinado.
Has encontrado, en esta época de crisis,
un nuevo patrocinador para tu pasión.
Los motores, a lo lejos, se dejan oír.
Sin tocarnos, me dices adiós con la mano.
Apresurado, seguro de tu éxito,
¡participar en este circuito cerrado!
No te asustan los retos, ni la lluvia.
La bandera se ha alzado.
Cientos de participantes se miran
sin mover los labios, tensos,
saben qué tienen que hacer..
Uno, dos, tres… tiembla el asfalto.
Dos vueltas faltan para la meta.
Un compañero amigo derrapa,
y cae sobre el mojado asfalto.
Grita el público. Grita. Hay pánico.
Te has quedado parado, inerte.
A tu lado rugen motores, pasan de largo.
No ves nada. Sin abrir la boca,
lloras, como la lluvia en el asfalto.
Despacio.




(CINCO) LOS GATOS


Las sibilas y los temidos brujos,
en su profesión aman a sus gatos,
por ser portadores de su ciencia, …
misterios pasados, futuros inciertos,
que sólo ellos parecen conocer.
Les atrae lo desconocido,
su capacidad de conocimiento,
se mueven en silencio en noches
donde la parca les respeta
con orgullo reconocido
como divinos entre humanos
que parecen domesticados
en la soledad de muchos
en efigies esculpidos..



(SEIS) POR EL DÍA DE LOS ENAMORADOS


“Te he visto un instante,
eras ese pétalo que vuela, …
ha sido fugaz, pero te he pensado,
… no volverá a pasar..
Cumplí los setenta por navidad,…
Te tenía como el mar y la arena.
Me traicionó tu musa,
te abrazó sin preguntar…
Muchos amigos te despedimos..
Ha sido un instante…
olí a pétalo que vuela.
Ábreme la puerta cuando llegue.
¿Quién me abrazará por carnaval? “




(SIETE) ALGUIEN ME INFORMA


Alguien me dijo un día:
“la demora no es para siempre”
Así quedó tan conforme
de su idiotez comunicada y aprendida.
Acaso no demasiado asumida
sabedora de infortunios presentes.
Hay un dicho refranero
idiotez del todo asumida
jamás la verdad del todo será creída
andando la vida a trozos
sumando esperanzas concebidas.
Deber inexcusable del todo
en método tan fuerte en derecho
por un acierto consumido y discreto
un veredicto tan secreto
también es fuente en derecho
arbitraje consumista de los eterno.



(OCHO) DESPEREZA

A Emilio Barón Palma 

Cambias de postura
sabe tu cuerpo que la mañana
idéntica
te espera.
El engranaje encaja
pero hoy te llama la atención
la luz que se filtra
por la ventana.
Asomas despacio
un poco la cabeza
Hay un cielo que te alarma
de negros nubarrones
que juegan
con el rayo
que te penetra.
Adormilado,
el último sueño
que aún baila por tu cabeza,
se despereza.


(NUEVE) IN MEMORIAM

A mi primo Rafael Cerezuela Yebra

Te pienso en fotografía en blanco y negro,
de los abuelos con el rostro de tu padre y el mío.
Actores de teatro visto en la plaza del pueblo
que luego representábamos en tu casa.
Jugar al escondite. Subir a la terraza de launa,
saltar entre los balates de la vecina
o colaborar en la matanza.
Tocabas notas musicales en una flauta mágica
Manuel de Falla para ponérmelo difícil, o
todo el repertorio de pasodoble español
que tu primo Rafael también acertaba.
Vacaciones de San Roque. Música de orquesta
viajes de discoteca a Almócita o Padules
Fumar por las veredas camino de la plaza,
sentados en el tranco, nos daban la madrugada.
Fuente del Nacimiento, agua a cubazos por el cuerpo
cansados, de vuelta a casa con la resaca.



(DIEZ) UNA TARDE EN EL PUERTO 

Hay pintura de manga por las ramblas del puerto
y un montón de pinceles rotos en cada esquina.
Rueda bajo los adoquines un aire de marina
como oleoso e intenso se anuncia el desconcierto.
La gente impaciente, espera el nombre del primero,
y tú, bajo esa mirada inquieta, te sientes caballero
observando los restos que en la pared han muerto
Llega la noche. Recogen aprisa el material clasificado,
restos de dibujos, bocetos, montones de parafina,
donde la prensa y la radio, anuncian como primero,
lo que de todos es conocida como la obra del lisiado



(ONCE) A UN BOJ SECO


Tristeza
Agachas la cabeza
entornas los ojos
¡Ay, tristeza!
Mustia palabra
ánimo fallido
es mi estado (de)
Inusual eres tú
¡Ay tristeza!!



(DOCE) SUBIENDO LA CUESTA



Subiendo la cuesta a pleno sol
el gato acecha agazapado
huidizo y desconfiado
ha visto pasar al perro
del vecino recién llegado
midiendo terreno pasa el rato
su huella está dejando
a cada gota de meada
a cada paso midiendo
lo que era su posada.
Es el nuevo elemento,
de un paisaje ya urbano
que pasea su rabo
por el pueblo amuermado.



(TRECE) LA VIEJA



La vieja anda encorvada
altiva la cabeza, fija la mirada.
Sabe de otra etapa en las Américas.
Ahora está feliz en la rutina diaria.
Los niños se burlan.
Ella con su garrote les amenaza airada
Corren raudos los chicos,
“la vieja”, “la vieja”, ¡que nos alcanza!
No se imaginaron la fuerza de su cuerpo,
el tesón de sus palabras.
Ha andado muchos caminos
vivido muchas penurias.
Ahora está orgullosa. Ha vuelto a casa.


(CATORCE) LE IGNORABAN


Ignoraban todo de él.
Su voz, sus facciones, semblante.
Aquellas zonas que la naturaleza le otorgó
y que le eran desconocidas totalmente.
Toqué con mis dedos la fría pantalla
y sentí su aliento… 


(QUINCE) COMER SIN GANAS



Tu madre te ha pedido
que abras la boca
y te comas todo
lo que te ha puesto en el plato.
Coges el cubierto, y
lo miras como si fuese la primera vez
que ves una cuchara.
Uno, dos, tres,
te enseñaron a cerrar la boca,
no hablar mientras masticas,
la carne descongelada.
Masticas con desgana
no tienes hambre
de “cadáveres” aliñados
con vino de la tierra
Huele ¿A qué huele?
Te dicen, te preguntan,
¿Estás enferma?
- No. Dices sin convencimiento..
Come, come, come…


(DIECISÉIS) LOS ZAPATOS 

La sandalia le ha hecho daño
a esa niña que nunca ha llevado zapatos.
Una marca le ha dejado,
del sufrimiento llamado social.

Playa de arena ocre,
inmenso mar bravo,
de la costa del atlántico.

Juegos inocentes
para nunca olvidar
y, parece que no ha pasado nada.

Me miro en el espejo,
sin reconocerme,
sin sentirme,
me hace daño...

Sin ningún esfuerzo,
de hacer sin dejar de hacer,
madejas en el tiempo.

Todo parece confuso,
sin fecha, sin membrete.

Sin ti que un día me dijiste ¡Te quiero!
Ilusión pasajera,
del para siempre, recuerdo.




(DIECISIETE) PUENTES IMAGINARIOS


Así que me conociste,
en un mundo de ensueño y fantasía
trazando palabras, firmes, poderosas
llena de costumbres, recuerdos...
poseídas de verdades absolutas
que llenaban mis oídos
de ese aroma que embriaga
para siempre la esperanza.

Firme. Segura.
En eterna consonancia con el hacer diario,
amabas los crepúsculos,
los ocasos de las estrellas de la noche.
Soñabas al alba el camino,
trazabas puentes imaginarios
de cuerpos hermosos inventados.
Construías casas portátiles,
confortablemente instaladas
con abrigos de palabras.
Suave fuego de chimenea ardiendo
en madeja que une la vida
manejada, desenredada, vigorosa.

Se caen las hojas
y no haré nada
por recuperarlas



(DIECIOCHO) UN TÉ CON HIERBABUENA



Un té con hierbabuena,
un aroma en el recuerdo,
y nada de gusto en el paladar.
Andares que investigaron
otros mundos de este universo,
pasos aprendidos
que nunca se olvidarán.
Pero no todo lo investigado (conocido)
derivó en placeres encontrados
aunque si, quedó para siempre,
una imagen, una voz sonora,
unos ojos que brillaban,
vivos, expresivos,
gritando: -¡basta ya!



(DIECINUEVE) LA FÁBRICA



Letras de canciones (con temas críticos)
la fábrica, el trabajo,..
la rueda hace tiempo
que dejó de girar.
Palabras y más palabras,
frases encontradas, nerviosas,
impregnaron nuestro recuerdo,
sólo eso que no es mucho,
y poco más.
Han pasado muchas lunas,
mareas bajas,
peces en los ríos,
sueños que despertaron
y todo sigue igual.
La hoja amarilla


cae del álamo de otoño,
la nuez del invierno,
el chasquido del agua en la roca,
el canto del jilguero,
parece que nada ha cambiado,
permanezco en paz...



(VEINTE) QUE SE VAYA YA


Que se vaya ya
ese aroma que no quiere quedarse
ese sentir que acongoja
ese dolor que atrapa
Grito......
ya basta....
me ahogo......
me asfixio.....
bien...
¡¡ Idiota!!... ¡¡idiota!!
¿No ves que es sólo un sentimiento?
¿No ves que siempre hay un despertar?
¿No ves que siempre se consigues nadar?
¡¡¡ Flota una vez más!!!



(VEINTIUNO) SIN ESFUERZO 

Sin ningún esfuerzo, de hacer
sin dejar de hacer madejas en el tiempo
todo parece confuso
sin fecha, sin membrete,
sin ti, que un día me dijiste: 'Te quiero'
Ilusión pasajera del para siempre recuerdo



(VEINTIDÓS) DUDAS


¿Porqué miedo a la realidad?
¿Porqué ese miedo que ahoga, que no deja respirar?.
Ese dolor que aprieta,
esa sensación de recorrer siempre el mismo camino y nunca llegar...
Vértigo a lo desconocido, a no poder ser, a...
Mi sombra siempre va conmigo, me hace caminar
Mi sombra aquí está, se ríe de mí, me hace llorar
Es tan débil mi sombra que con ella no quiero estar.


SER (bis)


¿Porqué ese dolor que te ahoga?
¿Porqué no puedo gozar?
¿Porqué el camino es movedizo
y no senderos en la mar?



(VEINTITRÉS) SENTIRES



LIBERTAD


cada vez que me siento yo.....
cada vez que me llega mi humanidad
cada vez que oigo ese rumor del viento
ese aroma tan especial


CERCANÍA


porqué siempre pedimos más
porqué, porqué, porqué
no nos dejamos en paz




APROXIMATIVO


dejamos correr la bilis
dejamos correr la pus
dejamos correr el tiempo.




(VEINTICUATRO) UNA ESTRELLA



Esto era una vez,
una estrella en el pétalo de una flor.
Cuando la noche llegaba,
la estrella brillaba,
como si de la luna se tratara.

El pequeño acercó su mano,
quiso cogerla.
Más cuando se iba acercando
la estrella dejaba su luz
y se cubría de un manto rosa.




(VEINTICINCO) EN LA ARENA


Ha venido hasta la playa
busca un sitio donde aparcar
la mirada de antaño, 
el recuerdo de lo que otrora
le apasionaba

La tiene, la ha visto.
Su mano contonea 
del hombro a la cintura
de la mujer quieta, callada.

Perfila su pecho,
dibuja su prominencia
Juega un rato. Sigue.

Siente en su ropa el agua,
del cielo gris que choca
contra la arena de la playa

Moja el agua.
Del espigón la piedra callada
a golpe de mar acompaña

La pone más dura, dibuja.
El agua borra toda huella
Aprieta. Toca. Palpa.
La lluvia moldea.

Ha pasado una hora
un año desde aquella en la arena

Mira su figura
satisfecho la abraza, la besa

Le dice muy quedo.. ¡guapa!
El año que viene 
de madera


(VEINTISÉIS) HE GRABADO EN MI MEMORIA

He grabado en mi memoria
los olores de las cosas
que he ido abandonando.

Perdí el tacto del óleo en la yema de los dedos.
Dejé el sonido de la nota rebelde.
Saqué de un cajón el bloc que hizo de diario.

Hoy soy consciente del olvido desconsiderado
el aprecio apático de un tiempo que no va hacia atrás



(VEINTISIETE) EMERGE DE MI TU SOMBRA

Emerge de mí tu sombra,
tu lengua en mi piel,
reptil azul sin pronunciar nombre.

Tumbado me hiciste prisionero
de rejas que no quiero ver.

Arde tu silueta en cada esquina,
recodo, atisbo, donde mi sangre, 
sin ti se convierte hielo.


Contigo ardo, busco
la huella de tu cuerpo en mi cuerpo

Estrella de la noche, te has ido.
Con mis manos te construyo
el camino de vuelta.

Te espero




(VEINTIOCHO) EN UN DÍA DE TORMENTA

En un día de tormenta, 
el azar te hizo presente
Dientes blancos, perfectos...
ojos para no dejar de mirar,
boca para besar. 

La lluvia en los cristales.
Tu cuerpo, sin prisas,
se aproxima a mi cuerpo.
Rompe el aire que nos separa,
me acaricia la mirada.

Tu boca es mi boca, 
tus brazos en mis brazos,
tus manos me envuelven,
al compás de mi ritmo cardiaco.

Déjame que vaya necesitando
que mi cuerpo reclame tu piel,
tu calor, tu olor, tu sabor,  
para formar un sólo cuerpo,
una sola persona.

Como un acordeón
me despliego a tus encantos.
Abro para ti, de par en par,
las piernas que sujetan la vida,
que vive en otras vidas.
La tierra que habité
la arranco con uñas y dientes,
con toda la lujuria de
los perfectos amantes.
Con el deseo desbocado
que sólo tú sabes calmar.
Anda, no te demores.
Cierra la ventana.




(VEINTINUEVE) ARCO IRIS DE AÑORANZA


Si mirar no se puede,
con tan exceso rayo de luz.
Hojas verdes de la hierba
flores del rosal, caramelo y miel.


Tierra húmeda de la noche
¿Qué hace ese excremento entre tus hojas?

Manto cubierto de flores
todas iguales…
las rosas.
Bien pudiera cantar amores
como bailan las mariposas.

Arco iris de añoranza,
palabras huecas que nunca sonaron,
granates de la tierra,
en el cálido otoño
blanco como la plata.





(TREINTA) VIENTO EN MOVIMIENTO

dedicada a Carlos Barrantes

Viento del Este que llama,
a mi corazón,
en una noche sin estrellas.

Viento que me lleva
a tu pensamiento
sin ningún esfuerzo.

Viento que atrae
viejos recuerdos
y tú no ya no estás.

¿Cómo poder olvidar,
las sensaciones que embriagan,
sin remedio,
el pensamiento,
si no quiero hacerlo?

Nubes que atraen la lluvia
que acaricia el cristal.
Transparencias de arco iris
que escribían novelas.


Recuerdos que sembraron
deseos que no se olvidan
y el tiempo,
no consigue estropear.

Paredes frías, encaladas,
musgo verde,
que en otra época
sirvió para sembrar,
aquel camino que señalaba
el lugar exacto
donde la cita acordada
se nos daba año tras año.


Te esperaré siempre.
Sin remedio.
Escribiré la vida en un papel.


Lo guardaré...
y pasados muchos años
te leeré... Aroma otoñal




(TREINTA Y UNO) GOLPES SECOS



Golpes secos en la tierra dura,
vas cavando una zanja.
Llega el agua.


Habrá suficiente para esos olivos.
“Hasta los topes, dice el dicho”.
La suerte está echada.


Llevamos dos años de sequías
de humores y resabios
de gente malhumorada.


Paro no. Trabajo no falta.
Más los euros no dan para las jornadas.


Veinte minutos han pasado
y sólo diez hacen falta.
La tierra se traga toda tu agua.
A lo lejos, tocan las campanas.




(TREINTA Y DOS) PROYECTOS


Los proyectos siguen intactos.
El bote de pintura verde almendra
aguarda su turno detrás del aglomerado gris que un día,
bastante lejano ya, fue una puerta de entrada hacia el sosiego.


Pedir presupuestos. Alzar la voz,
y acallar el orgullo de quien no puede pagarse las ideas.


La paciencia es la virtud del fuerte
pero en esta morada nadie la posee.


Las batallas que enardecen los espíritus
otrora callados… ahora aflojan cinturones
queriendo sobresalir.


Es la vanidad. ¡Dejadle paso!






(TREINTA Y TRES) ANTES TE QUEJABAS, AHORA TAMBIÉN. ¿MAÑANA?


Antes querías progreso,
decían que era bueno para ti.
Luchaste por abrirte paso entre montes,
abriste bocas de túnel,
presumías de barrenar la tierra,
hacia un mejor futuro para los dos.
Bebías cerveza y celebrabas
que la comunicación había llegado a tu puerta.


Antes talabas árboles sin pudor alguno,
construías chalet, pisos,
mausoleos con columnas jónicas.
Embargabas tierras de regadío,
para construir jardines con flores
y parques a granel en las ciudades,
no demasiados, cerca de un museo,
un campo de fútbol.. los mantenía callados.


Antes, sin complejos cogías el metro
y presumías de ello en TV y diarios.
Hoy, ahora, criticas el desorden,
el ruido, el caos, la prisa de la gente.
Te quejas de todo, de la indiferencia
del viajero, del niño, del anciano.

Te quejas del descontrol del tráfico
de un día ebrio de sol.
Te quejas del ruido infernal
de un día de pelota que llaman fútbol.
Te quejas del cine de barrio
del precio de la entrada y de las palomitas.
Te quejas de las colas del metro,
de los hospitales, de las salas de espera.
Te quejas de todo. Te quejas de antes y de ahora.
Te quejas hoy del precio y ayer de que no había.
Te quejas del olor humano y de la peluquería.
Ayer de que no había ninguna en tu barrio.

Hoy quieres bañarte en las cálidas aguas
de un Mediterráneo tranquilo de arenas cálidas.
Ayer te quejabas del viento, la arena
que entraba en tu casa en ese océano
que llaman Atlántico.

Antes te quejabas de la escasa vida social de tu barrio.
Hoy te quejas de gente, su ruido, sus fiestas
Hoy te quejas... y ¿mañana? 



(TREINTA Y CUATRO) MIRADA DE HOMBRE


Mirada de hombre,
cuerpo de mujer,
rompiendo barreras
en noches de desvelo,
para entretenimiento.

La gente, nada agradecida,
le tira objetos…,
pero ella sigue con su show
hasta el amanecer.

Con los pies cansados
sube el montacargas del tiempo,
se sienta delante del televisor
a llorar sin resentimiento.

Una noche diferente,
entre el público estaba él.
Le quería de siempre.
Soñó compartir sin poder.

La encontraron sin aliento.
Sonrisa en la boca,
yacía en el suelo.






(TREINTA Y CINCO) TE ESCUCHO


Te escucho en la sombra de la noche,
trazamos estancias, lustrosos caminos,
corredores, ventanas de luz multicolor.
Espacio que marca el gesto en sonrisas.
Palabras pronunciadas para llegar al alma
unir senderos de eterna sabiduría.
Así quedan sonidos en el aire
que en principio, tibiamente,
como oropeles de fortaleza
son amortiguados por la luna plateada.




(TREINTA Y SEIS) EN EL PATIO DE LA ESCUELA



Quema la cal la sombra de tu cara.
Refleja sin tú quererlo la fuerza de tu espalda,
de hombros caídos, de piernas arqueadas.
Enrojece tu rostro, toma vida de la montaña.
Otras sombras pasan, saludan con la mano,
fruncido el entrecejo y sin palabras.
Se habla, se dice, se ríe, se calla,
es Doña Paca, amaestrando a la masa.
Y tú en el patio con la piel ya quemada,
te ríes, sueñas, navegas... muy lejos
de todas sus garras.





(TREINTA Y SIETE) EL SOMBRERO


Paseaba sin mucho ánimo. Había estado en casa de Joseph. Rambla abajo, iba pensando lo que había pasado hacía apenas una hora. Me toqué el bolso con recelo. No podía perderlo. Y ahora , con cierta desazón, se dijo, menos que nunca.

Tocó a la puerta y le abrió Joseph, como siempre, guitarra en mano, dedos ágiles, certeros, sin dejarle ni hablar, le tocaba una y otra vez, a modo de ensayo, cada nota de sus nuevas creaciones. Al rato de escucharle le interrumpió y le dijo, sin piedad, que el tiempo, también a él, le estaba dejando su impronta particular. No emocionas Joseph. No me emociona oírte. Déjalo un rato anda. No era el Joseph que emocionaba como aquellos días en el apartamento de la playa cuando, después de cada corto improvisaba otro más y le aplaudíamos sin cesar. Era emocionante oírlo. Ahora no hablaba de religión, ya hace tiempo que comprendió que no valía de nada. Ni de política, que le asqueaba ver como la gente no se moviliza por nada, o se mueve a cambio de un bocata de tortilla fría y un viaje en autobús..

Sus notas estaban carentes de fuerza, de esa transmisión que electrizaba con garra por romper esquemas, tabúes, .. Tenía el pelo largo, rubio, ojos azules, parecía un cartel de sport publicitario. Sin barba ni bigote, pero si una mosca tipo Miguel Bosé, que contradecía lo que decía sentir hacia su repertorio de canciones... “Linda”, “Bandido”, “Sevilla”, “Los hombres no lloran”, … él, que decía escuchar a Pink Floyd o Lou Reed, se tenía que aprender todas las canciones, si o sí, de la moda del momento que gustaba a la chiquillería en cada pueblo, en cada fiesta, en cada verbena, incluida la gran Rocío Jurado y su “señora”, que interpretaba con tanto énfasis, que él, que era flacucho y bajito, parecía crecerse ante la vida y le aplaudían... La gente aplaudía sin descanso pidiendo otra, otra, otra...

A media mañana, tocaron a la puerta, era Andrés- No había dormido, estaba claro por cómo hablaba sin sentido. Su olor a tabaco marlboro, no podía ser otro, decía, si no tengo dinero no fumo, pero tiene que ser marlboro, duro, de cajetilla. Es mi preferido insistía. En el mismo rellano discutían. Joseph le increpaba, una vez más, llegaba muy tarde. Habíamos quedado a las 10h. No es mi capricho. Tú lo sabes. Me tienes que llevar con tiempo para montar el escenario, las luces, comprobar el sonido, actuamos a las 17h. Una putada, ya, pero somos teloneros de Loquillo, La Polla Record, Alaska,comprendes lo que eso significa? Prensa, radio, TV, periódicos, publicidad.. No puedo fallar.

No has dormido ¿Cómo vas a conducir así? Cojones Andrés. Maldita sea. Llevamos planeando esto hace meses. Salí al pasillo. Les pedí que bajaran la voz, que no llamaran tanto la atención del vecindario. Calmaros. Abrí la ventana que daba al patio de entrada a la casa. No se veía nada y eran las once y media de la mañana. Esos pisos eran una demostración de que el dinero manda. Los constructores le echaban la culpa a los promotores y ellos a que la mano de obra estaba muy cara. Aquella Colonia de viviendas tenía largos pasillos, sin ascensor, y sin vistas. Pocos, ciertamente, vivían cara al sur. Pocos podían ver el mar a lo lejos. Allí vivían cinco vecinos por planta. De cachondeo, le decían la “Colonia de la sardina”. Daba la sensación de que la gente vivía apelotonada, pero no parecían infelices.

Al girarse lo vio con claridad. Se quedó boquiabierta. Alelá le diría Andrés con sorna ¿No has visto nunca un sombrero? Ah. Ya. Estoy muy guapo, a que sí?- No le oía. Dí un salto y se lo quité. Andrés era alto, muy alto. Delgado, pelo moreno, largo y liso, muy bien cuidado, con una boca perfecta, labios muy carnosos, nariz perfecta. Muy guapo para hombre de su tiempo. Y ágil. No llegué a probármelo. Me lo quitó de las manos, raudo, aunque estaba borracho ¿Dónde lo conseguiste? Te queda muy bien. Me lo compré en el Rastro de Madrid ¿A que es precioso? Chulísimo. Se lo volvió a poner. Protesté. Pero déjame un momento, anda. Mientras pegate una ducha rápida, toma un café bien cargado, que el tiempo apremia. Gritó Joseph con firmeza: Vamos, llegamos muy tarde. Suponiendo que lleguemos.


Me lo dio. Le pasé la mano con calma a todo el contorno. A la altura de la copa, en un lado, noté que había una rugosidad. Un doble tejido. Salí al patio de luces. Lo volví a mirar y tocar con más cuidado. Efectivamente, había en el interior algo, un doble fondo, otra tela. Miré por dentro y vi que a la altura de la costura lateral había una sobrecostura. Anda.. Tiene un secreto, un compartimento escondido. Andrés no me dejará abrirlo. Me matará si le toco su sombrero de copa ¿Qué os falta? Grité. Ya voy. Dame diez minutos. - dijo Andrés, desde la cocina- No lo pensé dos veces. Entré a la habitación de Joseph y cogí el cutex que tiene para cortar las cuerdas de la guitarra. Lo pasé con cuidado por la misma costura y abrí aquel secreto escondido. Era una nota amarillenta por el tiempo, papel pergamino de los principios de los años veinte. No lo leí. La guardé en el bolsillo de mis vaqueros y, con pegamento, le pasé una brochita de punta a punta quedando adosada a la copa otra vez. Salvo para olfatos muy depurados, no se notaba, nada de nada, lo que se había hecho allí.

Andrés y Jospeh bajaron los tramos de escaleras de dos en dos, de tres en tres, os vais a matar, comenté, pero ya no me oían. Llegaban tarde. Llamarme cuando lleguéis que me quede tranquila, vale?. Ni puñetero caso. Habían dado la vuelta a la calle concepción y se metían en la cochera -almacén- sala de ensayo del grupo y, sin decir ni adiós cogieron camino rambla abajo hacia el puerto.

Ella también los siguió, pero andando despacio y con sus pensamientos entrecruzados entre la mezcla de emoción e incertidumbre. Se paró en el rellano de la plazoleta “Miguel de Unamuno”. Antes de cruzar la rambla tenía que saber qué ponía aquella nota. Metió su mano en el bolsillo del pantalón y cogió el papel pergamino. Vaya, se dijo. No entiendo nada de lo que pone. Está escrito con signos que no entiendo, no es latín, ni griego, ni un idioma conocido. Cogió el móvil y sin pensarlo dos veces llamó a su amigo Fernando. En seguida contestó y sin decirle nada más le leyó, o mejor le deletreó la primera construcción o palabra... Fernando, con voz de sorpresa, supongo que la cara se le puso a cuadros, grito: Estás leyéndome en Esperanto. Te has tomado un tripi o qué te pasa? Esperanto? Ni idea. Es un pergamino que he encontrado. Parece que de principios de siglo. Veámonos ¿Dónde estás? Arriba, le dije, en la plazoleta Miguel de Unamuno. Quedemos a mitad de camino. Te espero en la plaza San Miguel. Que me pillas que he bajado a la playa. Estoy en los tritones ¿Te parece bien? Empiezo a andar. Tú haz otro tanto. A ver quién llegue antes que siga andando. No te salgas del cauce de la rambla. Por favor.

Fernando era poeta. Le gustaban los versos endecasílabos. Amaba declamar a su público que embelesado le admiraba sin tapujos. Había estudiado Filología Hispánica en la complutense. Luego sus padres le pagaron un viaje a Italia, París, Londres, para que viera de cerca el hogar de los mejores poetas de cada ciudad... y, como no?, sabía varios idiomas. Se le pegaban los idiomas como a otros los olores. Suerte de haber nacido en una familia rica, por herencia y por beneficios del trabajo diario. Tenía de todo. Cuando los demás no teníamos para ir al cine... o había que elegir entre cine o terraza con cervecitas, él ni se lo planteaba. Cuando los demás estábamos que no sabíamos que hacer con nuestro futuro, él ya estaba matriculado en los mejores colegios de la ciudad capitalina con hogar propio. Nada de colegios privados. Quería libertad para hacer y deshacer, que para algo era rico. Se había codeado con los mejores de cada lugar y nunca acababan las historias que él nos contaba. Y, como un verdadero Indiana Jones, le encantaban las excavaciones, las lenguas muertas, el esperanto.

Estaba muy de moda volver a aquella lengua que fue muy útil, base de conocimiento de una moda capitalina de los obreros de élite. Había estudiado Historia, pero no se acordaba apenas de nada ¿Cómo es posible que con tanto estudiar, tantas noches en vela, y no se acordaba de apenas cuatro cosas, anécdotas, vivencias en días de las Cruces en Granada, y poco más. El esperanto lo había utilizado la clase trabajadora, pero también los anarquistas, la CNT, .. la mente le empezó a dar vueltas.. Pensando, recordando, se encontró con su cara de frente. Fernando. Un par de besos rápidos en las mejillas y le dijo. Sentémonos. Vamos a aquella terraza. Tengo sed. No había andado dos pasos y le sonó el móvil. Dime. Qué alegría. Vale. Ya nos vemos después. Nosotros iremos para las cinco. Suerte con todo. Si. si. No preocuparos. Me lleva Marina. Vamos con la máquina de fotos y hacemos el reportaje del siglo. Hasta luego.

¿Con quién hablabas? Con Joseph y Andrés, han llegado a la plaza de toros donde se celebra el gran macro concierto. Están felices y exhaustos. Apenas les han dejado espacio para poner la mesa de mezclas de sonido y demás parafernalia.. Esto de ser cantante es muy sufrido. La gente se piensa que es llegar y besar el santo. Pero no saben lo que se pasa, se trabaja, se cansa uno de ir de acá para allá.

El sombrero es de Andrés. Te cuento. Esta nota estaba en el sombrero de copa de Andrés. No sabe nada. Ni se ha dado cuenta. Aún. De que le he cortado la tela y robado este papel. Me matará cuando lo sepa todo.. si es que se lo digo alguna vez. Pero dime qué pone de una vez. Me tienes en ascuas. Cómo respuesta Fernando le dijo: Y dices que lo compró en Madrid, en el rastro, qué cosas tiene la vida, diría mi abuelo que nada pasa porque sí o por azar. Este sombrero tenía que pertenecer a algún erudito de la época, tenía dueño. Nombre y apellidos.. y era de clase alta.

Como dice un amigo común: "anda, traduce, que es desesperante la ignorancia", Fernando, como quien sabe que es dueño de lo único y tangible, se hace un poco de rogar pero traduce el texto escrito en esperanto: "Mañana a las doce pasará la comitiva por la plaza del Ayuntamiento. Que no salga de la plaza con vida. Las órdenes son sólo para el objetivo. Nadie más saldrá herido. No queremos quedar mal con el resto de Europa ni mala prensa internacional. Si hay algún problema comunicarlo antes de la madrugada del día señalado"

¿Querían atentar contra la monarquía? ¿Contra Primo de Rivera? - Se quedó pensativo ¿Qué pasaría en aquél atentado? Si algo pasó, nada como un buen periódico para leerlo. - Ahora vengo. Tengo que hacer algo urgente y quedamos en una hora aquí mismo vale?-

No. He quedado con la pandilla. Más bien, quedé hace ya media hora. Me dejarán en tierra sin pensarlo dos veces, como no aparezca, ya, por la plaza de San Pedro. Y son muy capaces de dejarme sin concierto.
- Ok. Ya nos hablamos. Tú vete a la verbena que marcho hacia la biblioteca Villaespesa.

Cada uno a por su objetivo.





(TREINTA Y OCHO) EL LECTOR DE MALDITOS



En todas las épocas gustamos de leer cuentos y entre las narraciones, las que más nos atraen son las que hablan de personajes malditos, malévolos,.., aquellos que, empleando la mejor técnica, logran impresionarnos con un rastro de sangre, o volver medio majaras o ataque frontales de psiquiátrico, en definitiva, cuanto más daño rezumen sus páginas, mejor.




Recordemos cuentos infantiles donde el mal está siempre tan presente que parece lo hemos asumido, interiorizado tanto que no nos inmutamos. Véanse ejemplos como La Cenicienta, Caperucita Roja, Los tres cerditos,... Vas subiendo las escaleras de una casa, toda confort y de pronto te pegan una paliza, te prenden fuego, o te acuchillan por la espalda, te cortan la cabeza o te come el lobo. 




Claro que hay más crueles aún. Esto es poco. Una escena podría ser... 




..... Un padre deja a su hijita con una hermana mayor, que no es tan mayor, porque solo tiene 6 años, confiado en que no le pasará nada. No pasan ni dos horas y Elena, que así se llama la rubita de pelo ondulado, preciosa, con ojos vivos y cara de nunca haber roto un plato, va a la habitación donde la pequeña morenita de muchas pecas duerme. Se acerca para ver si está durmiendo y no ha terminado de agacharse cuando siente en toda la cara un manotazo, con calculada fuerza, de la pequeña de no más de dos años, a lo que su hermana responde clavándole el termómetro en toda la cara.



Y no nos sorprendemos de nada. Cada día se escriben mejores cuentos de terror. Personajes malditos que nos mueven la sangre por las venas y clamamos: La hostia santa¡¡¡ que bruta la tía....y a otra cosa... 



(TREINTA Y NUEVE)  Si llego a la jubilación

         Si consigo disfrutar de ese tiempo llamado Jubilación. Sin tener que ir a trabajar. Con plenas facultades mentales y físicas  para decidir sobre mi propia vida. Si llego al tiempo muerto en que no exista el reloj despertador..,  sólo el reloj biológico que marca la propia existencia. Si llego... digo, tengo planes.

         Grandes planes que a veces siento que nunca se cumplirán porque puedo morir como tantos otros de un ataque al corazón.., porque puedo morir de accidente de circulación,  porque puedo morir y muero cada día un poco más. Porque muriendo soy un poco niña cada día, porque aún no he crecido del todo.

        Si llego a la jubilación sin edad y sin tiempo, si llego podré disfrutar de la visión que me pertenezca para captar una fotografía y podré pintar de lejos el color verde intenso del mar. Podré caminar oliendo miles de aromas cada mañana al despertar.

         Si me jubilo, si no me muero, naceré otro día más, y podré realizar mi sueño y podré disfrutar de ese tiempo. Claro que, para entonces, puede que no tenga dinero suficiente ni ganas ni ánimos para vivir mi sueño;  ese que me empuja a ahorrar para ir de viaje este verano.., ese dinero que me cuesta un trozo de lienzo o un pincel nuevo de cerdas de jabalí…
Si me jubilo tal vez...

         Por eso, a veces, no quiero que llegue la jubilación. Por eso quiero seguir viviendo en la inconsciencia del ignorante, del inocente. Por eso no quiero pensar… ni ahorrar, ni tener miedo. Tal vez. Si me jubilo. ......





(CUARENTA) UNA RECETA

Hacía casi una hora,
como había previsto la cocinera,
que terminó de prepararlos.
Pagarás por todo.
Los macarrones en espagueti,
la sal yodada,
un poco de pimienta en grano,
negra, muy negra.
A la hora justa
se sentarán a la mesa.
Nadie notará
las medusas de la cazuela.
La salvación llega a tiempo.
A la hora de la tranquilidad,
se lanzarán a comerlos,
sin valor al paladar.
Pagaran con las especies,
el agua buena,
su justo hervor

Pd.- en honor a “Arguiñano”, todo sea por la buena mesa.



(CUARENTA Y UNO) UNA CERVEZA. POR FAVOR

Página 258. Se acaba el libro. Son las 11 de la mañana y siento una imperiosa necesidad de un "chupito", un "cuarto" de cerveza, un "mojito"... hummm, un dulce licor. La culpa tengo que trasladarla a Rafael que me ha inducido.

Estoy sentada en la terraza de un bar, cerveza en mano, rodeada de "no amigos" que considero míos. Esto es... os imagináis una tertulia cervecera con Almudena Grandes, Rafael Reig, Millás, - resucito a Cortázar porque tiene que participar, es único para hablar de cuento si cuento no-, a Quim Monzó, Fernando Rebollo, Manu Muñoz, Antonio Orejudo,.... sentaría a muchísimos más, tampoco demasiados que se forma gallinero.. Y bla, bla, bla....
Agghhh, impotencia. No tengo más que Intranet, así que no puedo leer nada de ellos en la Web. De pronto los añoro. Releer novelas que te gustaron con todo lo que se publica a diario no debe de ser bueno, ¿verdad?, pero si te gustan está justificado. ¿O no?

Almudena me conquistó con "Atlas de geografía", ni siquiera con "Las edades de Lulú" o "Malena tiene nombre de tango". A partir de aquella experiencia lectora le dejo que me drogue y me domine. Me llega. Es más, quiero recordar que de los libros que he liberado voluntariamente, uno de mis preferidos fue precisamente ésta autora. No se por dónde estará. Desearía que hubiese pasado de mano en mano y no se encuentre en el vertedero de la ciudad. Haría mucho bien.



(CUARENTA Y DOS) TENGO EL SUEÑO DESNUDO


Anoche soñé que soñaba con unas vacaciones estupendas. Se olía a monte, a mañana de rocío, a hierbabuena, y no muy lejos un continúo golpear de agua en piedra. Al llegar vi un pequeño lago y en un extremo una cascada de abundante agua que el paso del tiempo había labrado en la piedra dándole una forma como de boca abierta. No lo pensé dos veces. Me desnudé y con la prisa de quien no quiere perder tiempo en sensaciones profundas me tiré al agua. Nadé bastante rato arriba y abajo, buceando, investigando por entre las cuevas naturales que formaba la piedra en el fondo del lago. Agotada me dejé caer sintiendo como pegaba el sol en mi piel desnuda.

Rin, rin, rin, el sonido molesto de mi despertador suena a mi lado. Me toco, me estiro y desperezo,… la ducha me espera. El sabor a madrugada estaba en mi boca. Es día de trabajo.

LOS HIJOS DE LA CHANCA.

LOS HIJOS DE LA CHANCA: "EL NEGRILLO"
La chanca es un suburbio almeriense encaramado en pictórico desorden en suaves cerros milenarios que van a dormir al mar, mecidos por sus olas, besados por el sol. De lejos, parece un paisaje encantado, recortado de un cuento de hadas. Cientos de caras inmóviles, de bocas y ojos rectangulares, se contemplan silenciosas en el espejo de las tranquilas aguas azules del pueblo pesquero.
De cerca; ¡Qué distinta es de cerca!: chiquillos semidesnudos corretean por doquier; tocadiscos a todo volumen, entonando "quejíos" flamencos, ponen música de miseria a la algarabía de gritos de comadres sentadas en las puertas, al murmullo de compadres bebiendo en las tascas, a calles salteadas de latas y basuras.
Aquí , vive "El Negrillo"; apodado así por el intenso moreno de su piel curtida por el sol y la suciedad. Su cama es cualquier recoveco de una vieja callejuela; su techo, el limpio cielo estrellado; su único pariente, un huesudo perro abandonado de ojos ulcerados.
Día de Nochebuena. Las luces del alumbrado público disiparon la semi penumbra del atardecer. "El Negrillo" deambulaba por las solitarias calles de la ciudad, rebuscando entre basuras un mendrugo de pan para saciar el hambre. Su pequeño cuerpo era taladrado por el húmedo frío que penetraba implacable por los agujeros del harapiento ropaje. Al llegar a una esquina, sonidos de pasos le hicieron volver la cabeza; era un hombre con una gran cesta de "Navidad". Viendo la posibilidad de comer algo, corrió hacia él y, agudizando, aún más, su expresión lastimera, exclamó:
-¡Payico, dame algo!
Este pasó sin dignarse a mirarlo, acelerando el paso como si le persiguieran.
El niño, utilizando el lenguaje propio de su barrio, añadió con odio incontenido:
-¡No reventára de una panzá de comé!
El otro, haciendo caso omiso, continuó alejándose.
Al poco rato, un borracho se acercaba canturrenado con una botella de ginebra en las manos:
-Esta noche es Nochebuena
y mañana Navidad,
saca María la bota
que nos vamos a emborrachar.
"El Negrillo" llegó junto al mismo y volvió a decir:
-¡Payico, dame algo!
-¿Cómo no quieras un trabo?... ¡No, un trago no, eres muy pequeño!
-¡Tengo frío!
-¡Pues caliéntate corriendo!
-Oye, no séa agarrao y dame pa un bocadillo.
-Si te doy para un bocadillo, ¿conqué compro otra botella?
-¡Con la jumera que lléva, no te cabe má!
-¡Que te crees tú eso!
-¡Po lo méno, èchate un cigarro!
-¡Déjame en paz y lárgate!
"El Negrillo" salió corriendo y, a prudente distancia, comenzó a gritar:
-¡Coliiiirio!....¡Vinaaaagre!...¡Folloneeeeras!....;...
El borracho, olvidándose de él, continuó dando tumbos y entonando machaconamente:
-Esta noche es Nochebuena
y mañana Navidad,
saca María la bota
que nos vamos a emborrachar.
....
Cansado y hambriento, acercóse a una puerta, desde la que llegaban a sus oídos canciones y risas, pensando que obtendría el sobrante de la comida. Poniéndose de puntillas, pulsó el timbre. Un sonoro "Tinc-tanc" mezclóse con el jolgorio interior. Ruido de cerraduras y, al momento, la puerta quedó entreabierta hasta donde permitía la cadena de seguridad. A través del hueco, una voz preguntó con sequedad:
-¡Qué quieres?
-¡sólo un cacho de pan!
-¡Vuelve mañana; hoy, ya no queda nada!
La puerta se cerró bruscamente y la fiesta continuó.
"El Negrillo", caminando lentamente, fue perdiéndose en la noche, seguido del único inseparable que le había donado la vida: "el perro".
Los abuelos de la Chanca murieron de hambre.
Los padres de la Chanca murieron de hambre.
Los hijos de la  Chanca siguen muriéndose de hambre.
Y el cante popular repite eternamente esta canción:
Gitanito, gitanito;
gitanito, ¡ay hermano!;
gitanito, gitanito, 
los payicos t'an matao;
y tus cinco churumbeles, 
y tus cincos churumbeles
en la calle s'an quedao.

Los hijos de la Chanca. "El negrillo".  por José Luis Molina García 

Este cuento es una llamada al corazón dormido de los hombres, que ven una mano extendida, la miran, pero olvidan al no extender la suya que también podrían haber nacido "Negrillo"
 
  I Premio del concurso de cuentos "Gabriel Espinar Huercal Overa. 1981- Almería.
recogido del libro de su autor:
 
JOSÉ LUIS MOLINA GARCIA

ISBN-83.300.8844-X
Depósito legal AL-22.1.983
portada de Fernando Barrionuevo.
 

PROPÓSITOS. MARIBEL CEREZUELA

© DIARIOVOZ.ORG  MARIBEL CEREZUELA
Puente de las Almadravillas. Almería.
Por Maribel Cerezuela

Hay demasiado ruido en el patio. Acaban de dar las doce y veinte. Con ésta ya le he dado dos ojeadas a la estantería. No encuentro nada que me apetezca leer. Obligación. Ya hace siete días que planeé un viaje a Túnez y me terminé la trilogía de El Señor de los Anillos



© DIARIOVOZ.ORG  MARIBEL CEREZUELA
Pintura al óleo. Obra incacabada por
Maribel Cerezuela

Tengo que terminar de pintar las sombras en los ojos de Yoka. El cuadro está quedando muy bien. La gente, cuando llega al pasillo, siempre dice lo mismo: "Vaya expresión. Píntale algo de luz a esos ojos, ¡por Dios!” 

Y esa lista interminable que, como cada año y en estas fechas, nunca acaba como planeé. Buenos propósitos para un mes. 


© DIARIOVOZ.ORG  MARIBEL CEREZUELA
Homenaje al hombre desierto.
Por Maribel Cerezuela

Ayer me encontré en la pastelería de Eduardo, poco hablador donde los haya, un vecino que dice estar "todo el día pegado al ordenador". Juanjo me estuvo hablando de un nuevo juego on line que le había atrapado. 


© DIARIOVOZ.ORG  MARIBEL CEREZUELA
Autorretrato sobre pared blanca.
 Por Maribel Cerezuela

¿Qué le encuentras de novedoso? ¿Algo que destacar?

PROPÓSITOS. MARIBEL CEREZUELA

© DIARIOVOZ.ORG  MARIBEL CEREZUELA
Puente de las Almadravillas. Almería.
Por Maribel Cerezuela

Hay demasiado ruido en el patio. Acaban de dar las doce y veinte. Con ésta ya le he dado dos ojeadas a la estantería. No encuentro nada que me apetezca leer. Obligación. Ya hace siete días que planeé un viaje a Túnez y me terminé la trilogía de El Señor de los Anillos



© DIARIOVOZ.ORG  MARIBEL CEREZUELA
Pintura al óleo. Obra incacabada por
Maribel Cerezuela

Tengo que terminar de pintar las sombras en los ojos de Yoka. El cuadro está quedando muy bien. La gente, cuando llega al pasillo, siempre dice lo mismo: "Vaya expresión. Píntale algo de luz a esos ojos, ¡por Dios!” 

Y esa lista interminable que, como cada año y en estas fechas, nunca acaba como planeé. Buenos propósitos para un mes. 


© DIARIOVOZ.ORG  MARIBEL CEREZUELA
Homenaje al hombre desierto.
Por Maribel Cerezuela

Ayer me encontré en la pastelería de Eduardo, poco hablador donde los haya, un vecino que dice estar "todo el día pegado al ordenador". Juanjo me estuvo hablando de un nuevo juego on line que le había atrapado. 


© DIARIOVOZ.ORG  MARIBEL CEREZUELA
Autorretrato sobre pared blanca.
 Por Maribel Cerezuela

¿Qué le encuentras de novedoso? ¿Algo que destacar?

D. TEBEOS Y OTROS


Hace muchos años, cuando era una cría, me leí la obra Jane Eyre, escrita por Charlotte Brontë que ha llegado a ser considerada un clásico de la literatura en lengua inglesa.  Ahora que la estoy viendo en Canal Sur me sorprende. Veo una mujer de una época con un carácter y una pasión que ya lo quisieran para sí todas las mujeres que aspiran a ser una figura política del siglo XXI.

En estos momentos estoy leyendo "La gran estafa" de Manuel García Viñó, y ¿qué quieres que te diga? Cotejar otras opiniones siempre es positivo, nunca negativo, jajaja. Ya que le molestan tanto las frases hechas al autor, las recalco.


A lo que iba, da la puñetera casualidad que se mete de lleno con mis ídolos de esta época de mi vida. En otra, cuando iba a la escuela, allí en Beires, había obras de Emilio Salgari, que era lo que leía y me gustaban, y ¡cómo no! todas las novelas de Marcial Lafuente Estefanía y de Corín Tellado, así que hasta que no llegué a Cabo de Gata no leí a león Tolstói, Fiódor Dostoievski, y, por supuesto, ¿quién se atreve a decir que no quiere conocer París?, sus pintores, su cultura, leer  a sus poetas, ... Era mi zona geográfica preferida junto a Egipto y Australia.... ¡Qué frustración! ¿Iré algún día? Cuando llegué a Adra quise ser misionera o médico cuando fuese mayor. No paraba de leer desde Julio Verne a José Luis Martín Virgil, pasando por Santa Teresa de Jesús, y León Felipe..., claro que, para mi justificación,  sólo tenía nueve o diez años.


Llegué a Almería y el cambio fue total. Por otro lado de lo más normal, empecé a salir con amigos que escuchaban la música de Lou Reed a David Bowie, pasando por Supertrans, Santana, Yes, ACDC, ...así que tocaba la época de García Lorca- para hacerles rabiar-, Kavafis, Cortázar, Pablo Neruda, García Marquez, y un larguísimo etc. que llego a la conclusión de que no me valió de mucho. Total, sólo fue desde los doce años hasta dejar la carrera de magisterio, sin acabar, con unos diecinueve. De esa época recuerdo con un cariño inmenso los poemas de Neruda, a mi profesora le encantaba y con ella llegué a Borges, Onetti, Dámaso Alonso, Torrente Ballester, Max Aub. Sigo el camino y acabo haciendo en lo que entonces era Colegio Universitario, Geografía e Historia, donde me vuelve a tocar la loteria cultural, tuve una suerte inmensa, profesores como Agustín Díaz de Toledo no hay muchos. Persona que te hace ver, mirar, leer, oír, escuchar, y eso que daba Historia Antigua. Imagina si llega a ser literatura o la novela del siglo XIX.


Tengo una memoria selectiva, olvido lo que me da la gana... esto es.. apenas recuerdo los argumentos, a veces incluso tengo que leer un poco y me digo toda avergonzada, ¡ah! sí..., lo he leído..., pero me tengo que esforzar, y, lo que es peor, no me han sido de ayuda a la hora de escribir mejor... Me gustó más el taller que hice con el escritor Antonio Orejudo. Fue mucho más productivo y llegué a conclusiones mejores y más realistas. Nunca seré una buena escritora.


Como te decía, cada época ha tenido sus escritores preferidos. Los devoraba. Leía y veía las versiones de las películas que han hecho sobre sus obras. Comparaba. Algunas bastante decepcionantes la verdad. Y así, poco a poco, llegamos a hace como unos veinte años.... más o menos la edad de mi hijo, (Nunca lo había pensado desde ese paralelismo, pero ha coincidido que es así. Curioso) que leo y soy fiel a autores como Juan José Millás, Manuel Rivas, Almudena Grandes, Elvira Lindo, Rosa Montero, Mendicutti, Rafael Reig y Antonio Orejudo. De ahí no me saques. Les soy fiel. Compro y leo todas sus obras y el que Almudena sea o no una obsesa fetichista de los culos prietos no me molesta en absoluto. Risas.


Por supuesto que también hay otros autores. Si conoces la noticia de que cada minuto se editan tantos libros llegas a la conclusión de que es mejor seleccionar, así que opté por la cultura almeriense. Ahí tienes las obras de Francisco Cañabate Reche, José Antonio Santano (adoptado, pero ya es como nuestro), Pilar Quirosa, Diego Cara Barrionuevo y la editorial D.TEBEOS, genial por cierto, José Antonio Garrido Cárdenas, Alfonso Viciana Martínez - Lage, que me sorprendió muy gratamente. Cayó en mis manos una de sus novelas cortas,  "El engaño del General",  desde ese momento soy su fans número uno. Ángel Pérez y sus casos de Almería sin resolver, me lleva al recuerdo de una obra, la que más me gustó.

Juan Uceda Carreño, hacía siglos que no me había reído tanto cuando calló en mis manos su obra de relatos "El caníbal y otros cuentos" que le editó la Imprenta Úbeda, en Almería en enero del año dos mil.  Aquí transcribo un trocito de uno de sus relatos, Vicio insuperable.
        "Aquel día Juana y yo habíamos discutido una vez más a causa de mi vicio. Por la noche, mientras ella dormía, la inquietud me mantuvo despierto. Sin dejar de comerme las uñas de una mano, con la otra encendí la lamparita. Miré a mi lado. Las bonitas formas de Juana se transparentaban a través del camisón. El bordado del escote me recordó el encaje de papel de las tartas.
          Lamentaba no haberme reconciliado. Los enfrentamientos habían ido aumentando en la medida en que había crecido mi obsesión. Me sabía culpable, pero también incapaz de superarlo.
     
           Ansioso, palpitante, con la mirada fija en ella, el escozor me hizo retirar de la boca los dedos, que sustituí de inmediato por los de la otra mano. Me acerqué a Juana sigilosamente. La necesitaba, pero era impensable su colaboración. Aún no comprendo cómo, en el estado de agitación en que me encontraba conseguí hacérselo sin sacarla de su sueño.
     
         Despertó, eso sí, por la mañana. No quiero acordarme de su reacción al verse las uñas de las manos y de los pies."

Tenemos muchos más autores, autores que me da rabia, una cierta impotencia, que no se les conozca como se merecen, autores que tiene poca proyección por haber nacido o vivir en una provincia como es Almería... hablo de Antonio García, que conocí en profundidad gracias a la editorial Gavieiro, a Juan Muñoz, Juan Manuel Gil, Ángel Simón collado, Luna de Miguel, Toño Jerez, ... aconsejo que se den una vuelta por las librerías y soliciten autores almerienses. Se sorprenderán. 

             En Almería,  a veinticinco de septiembre del año dos mil once.  Jane Eyre y otros autores que me gustan. Maribel Cerezuela

AGUA EN POLVO


ELIAS ANDRINO O LOS INVENTOS MAS HUMANOS por Juan J. Cienfuegos.


VVA. de los Castillejos.  Homenaje a Matías, ni castillejero ni portugués sino todo lo contrario: del mundo.


Cuando conocí a Elías Andrino, su razón ya había imaginado ciertas locuras. Era una de esas personas que apabullan aun más de lo que su presencia física, ingente, les concede, y eso que estaba algo metido en carnes. Sin embargo, iba diciendo, su peso era, sobre todo, especifico. La sombra del águila majestuosa cayendo enorme y lentamente podría ser una manera de figurarlo cuando se acercaba caminando, indefectiblemente, hacia la esquina del bar de Marco, habitual sede de su oráculo. Sin embargo, los adictos a aquel juego no le temían, y eso que dicen que esta clase de seres viven más por el miedo que en secreto se les profesa que por el respeto que en público se les reconoce, quizás precisamente para ocultar aquel temor.

Paseaba las calles colindantes de la Plaza, estrechos empedrados de geométrica simplicidad, en las soleadas mañanas primaverales. El humo de sus ininterrumpidos cigarrillos no lograba sobreponerse al natural aroma de esa época y lugar, porque están tan cerca las jaras que casi se dejan ver por estos días de primavera, allá, al final de la calle Monte, camino que desde antiguo lleva a la cercana Portugal. Con alguna dificultad se distinguen, brumosas por el incipiente calor, las encinas que asedian casi al pueblo y cuya fragancia áspera se mezcla con la más fresca del tomillo, la mejorana, o el aroma del poleo, pero todos respetando aquel lujo del campo pobre del Andévalo, su auténtica reina, la jara en flor.-

Aquél hombretón portugués era un paseante de la fantasía. Cuando yo supe que lo había conocido, es decir, cuando lo vi por primera vez con la memoria que ahora me lo recuerda, estaba en mitad de la calle, parado con toda su humanidad en el trance de componer unos misteriosos signos con sus manos, la mirada vagabundeando por un cielo de fantasmas, familiares sólo para él. Este rito era de ausencia. A ver si no. Mientras Elías aparecía por lo común muy hablador, a aquellas horas del final de la mañana, en cambio, se retiraba a su interior y a su cielo, sin que le importaran nada el auténtico y su meteorología de calores o de lluvias. Nadie sabía el significado de aquella cifra, clave extraña que dibujaba Andrino de vez en cuando con

sus manos, como si hablara con alguien de arriba. Dios no, por supuesto, sino con seres elevados tan sólo unos metros por encima de las cabezas. ¿Espectros infernales?. ¿La pajarería común?. ¿A quién le hablaba Elías?. La respuesta sólo la supe muchos años mas tarde y me la ofreció el azar.-


Sucedió que una de esas veces en que se mira sin ver. Estaban dando en la televisión la noticia diaria de la Bolsa de Valores. Al contemplar a los agentes corriendo de aquí para allá, vociferando y gesticulando en medio de tamaña turbamulta de gritos, súbitamente, a la manera de una visión o de un sueño, se me apareció la imponente figura del portugués, parado, estático, ensimismado y componiendo exactamente los mismos gestos de esos modernos agentes de Bolsa que yo estaba ahora viendo en mi televisor. Este secreto nunca se lo dije a nadie. Demasiados locos hemos tenido en el pueblo como para que, contra mi interés, vengan a añadir otro a la lista. Pero ya desde ese día, continuamente, he ido recordando y restaurando en mi magín la personalidad y el mundo de Elías.

Su voz era ronca, atronadora y retumbante. Sentado en el banco de la Plaza los habituales de Elías lo escuchábamos con devoción cuando, en un portugués de frontera lleno de dulces "misturas", nos iba desvelando sus inventos. Misterios que a nadie debíanse repetir, decía, por mor de que en su ignorancia alguno no fuera a recelar de él; que ya sabíamos de la afición popular a poner motes, o a perseguir. Tocado de un leve sombrerillo, siempre de chaqueta, con chalequillo aun en verano, moreno hasta la negritud, ahuecando la voz, con su eterno Bisonte cuando no tenía tabaco portugués, nos iba regalando su mundo pletórico de fantasías y maravillas. Unas veces eran los viajes, asunto este que salía mucho en nuestras conversaciones porque él era muy viajado, y ahora sin ir mas lejos, nos decía, acababa de llegar de Faro, (o de Mértola, o de Lisboa, o de ...).

Pero más me acuerdo de aquella intermitente lucidez suya que le  permitía el extraordinario lujo de acordarse de todo, portugués Funes borgiano. Esta paradójica simultaneidad de la memoria y la enajenación fue una sorpresa más de su esquiva personalidad, de tal manera que, de que supo que yo estudiaba Letras, no pasaron vacaciones sin que me preguntara si conocía yo algo de turco o tuviera algún diccionario, que él tenía interés en esa lengua, algún libro que otro para escribir con en ella y quería refrescar el conocimiento que antes tuviera.

Su cultura era, como muchas veces se dijo de muchos y pocas con fundamento, más que mediana. Además de los viajes y el mundo, se conoce que algunos libros leyó, los que en la casa de la Alameda mantuvo guardados, incluso después de irse para siempre Elías, su fiel Elvira, el ama de llaves que le sacrificó su mocedad y los primores de su mesa. Estoy seguro de haberle oído a Elías alguna vez que cursó estudios elementales en Huelva, en el antiguo colegio de la avenida de la Rábida, San Casiano por más señas, donde aseguraba haber escuchado recitar sus poesías al mismísimo Juan Ramón, cuando era un muchacho, pero ya entonces raro, añadía socarronamente.

Hay luego una laguna de muchos años hasta los días aquellos de primavera en que nos parábamos a escucharle. Por detalles que no hace referir ahora, es seguro que vivió en Portugal todo ese tiempo, los años decisivos de su vida y de su historia. Allí el encanto del fado lo transmutó en el melancólico y ensoñado Elías que conocí y que me instruyó en el sagrado ministerio de sus inventos.

Uno de los preferidos suyos era el del cruce de especies animales. A veces el insólito matrimonio era el objetivo de una gran empresa que iba a crear enseguida. Ese era el caso del "patoperdiz", una rara avis que iba a dar de comer gratis a medio mundo. El sabor de la carne sería exquisito, nos contaba a la hora del almuerzo, de tal manera que nadie que lo probara distinguiría a la perdiz del pato, sino a los dos fundidos en algo nuevo y maravilloso. A las preguntas del escaso auditorio sobre cómo pensaba conseguir el ayuntamiento de las dos aves, nunca contestaba, una mirada con su punto de desdén y una sonrisa desde la altura eran la respuesta invariable.

Otras veces parecía que su empeño era casar a enemigos irreconciliables. Por esta causa nació el "gatopájaro" y de este nuevo parto, lo recuerdo bien, no hubo cuestión sobre su origen. Siempre le recriminábamos su parquedad para describir los inventos, siendo así que tan sólo supimos del patoperdiz su habilidad natatoria gracias a sus patas membranosas. Naturalmente, para el gatopájaro contaba con el antecedente del mítico Pegaso, así que, sin más, le puso alas.

Pero, sin duda, el mejor invento de Elías Andrino fue el agua en polvo. Este producto resultaba carísimo, por eso aún no lo vendía la correspondiente empresa, decía el buen Elías como para excusarse de no ponérnoslo ahora mismo allí delante. Debió de darle mucho trabajo y cavilación, a juzgar por los efectos que obtenía. Todo nació de una conversación de viajes que en cierta ocasión giró por las entonces colonias portuguesas, concretamente Angola. El cuadro que nos pintaba era de negros en los angoleños cafetales, sofocados por un calor abrasador que se multiplicaba por la escasez de agua, epidemia eterna que padecen estos morenos, decía. Discurrió entonces Elías un proceso que desembocaba en la creación de su obra maestra.

Consistía la cosa en un concentrado de agua de extraordinaria densidad la cual en sucesivas fases iba  aumentando en sentido inversamente proporcional a su tamaño, hasta llegar a una bola (apenas como un puño, nos decía) de agua en polvo. Este era, por fin, el remedio que iba a terminar con la sed y el hambre del mundo, el agua en polvo, que Andrino vendía, para colmo, diciendo que nada era más fácil de hacer. Poca materia prima : agua líquida, y una prensa enorme para comprimirla hasta el infinito. Luego, la aviación se encargaría de lanzarla desde el cielo, y con la velocidad y el porrazo de la caída, aquel puñetazo de agua se convertía en un inmenso lago de agua fresca y transparente.

Este anuncio del agua se cumplió al menos con él, porque la negrura de su piel se refrescó para siempre en el paraíso del Guadiana, donde a bordo de esos barcos que hacen la travesía entre las dos orillas, las que un día fueron del tío Hugo y que plantó del oloroso algarrobo, se fue para siempre el portugués a la Sierra de la Luna para instruir al dios Endovelo en sus inventos.

2.- El agua en polvo, Juan J. Cienfuegos (8)

AGUA EN POLVO


ELIAS ANDRINO O LOS INVENTOS MAS HUMANOS por Juan J. Cienfuegos.


VVA. de los Castillejos.  Homenaje a Matías, ni castillejero ni portugués sino todo lo contrario: del mundo.


Cuando conocí a Elías Andrino, su razón ya había imaginado ciertas locuras. Era una de esas personas que apabullan aun más de lo que su presencia física, ingente, les concede, y eso que estaba algo metido en carnes. Sin embargo, iba diciendo, su peso era, sobre todo, especifico. La sombra del águila majestuosa cayendo enorme y lentamente podría ser una manera de figurarlo cuando se acercaba caminando, indefectiblemente, hacia la esquina del bar de Marco, habitual sede de su oráculo. Sin embargo, los adictos a aquel juego no le temían, y eso que dicen que esta clase de seres viven más por el miedo que en secreto se les profesa que por el respeto que en público se les reconoce, quizás precisamente para ocultar aquel temor.

Paseaba las calles colindantes de la Plaza, estrechos empedrados de geométrica simplicidad, en las soleadas mañanas primaverales. El humo de sus ininterrumpidos cigarrillos no lograba sobreponerse al natural aroma de esa época y lugar, porque están tan cerca las jaras que casi se dejan ver por estos días de primavera, allá, al final de la calle Monte, camino que desde antiguo lleva a la cercana Portugal. Con alguna dificultad se distinguen, brumosas por el incipiente calor, las encinas que asedian casi al pueblo y cuya fragancia áspera se mezcla con la más fresca del tomillo, la mejorana, o el aroma del poleo, pero todos respetando aquel lujo del campo pobre del Andévalo, su auténtica reina, la jara en flor.-

Aquél hombretón portugués era un paseante de la fantasía. Cuando yo supe que lo había conocido, es decir, cuando lo vi por primera vez con la memoria que ahora me lo recuerda, estaba en mitad de la calle, parado con toda su humanidad en el trance de componer unos misteriosos signos con sus manos, la mirada vagabundeando por un cielo de fantasmas, familiares sólo para él. Este rito era de ausencia. A ver si no. Mientras Elías aparecía por lo común muy hablador, a aquellas horas del final de la mañana, en cambio, se retiraba a su interior y a su cielo, sin que le importaran nada el auténtico y su meteorología de calores o de lluvias. Nadie sabía el significado de aquella cifra, clave extraña que dibujaba Andrino de vez en cuando con

sus manos, como si hablara con alguien de arriba. Dios no, por supuesto, sino con seres elevados tan sólo unos metros por encima de las cabezas. ¿Espectros infernales?. ¿La pajarería común?. ¿A quién le hablaba Elías?. La respuesta sólo la supe muchos años mas tarde y me la ofreció el azar.-


Sucedió que una de esas veces en que se mira sin ver. Estaban dando en la televisión la noticia diaria de la Bolsa de Valores. Al contemplar a los agentes corriendo de aquí para allá, vociferando y gesticulando en medio de tamaña turbamulta de gritos, súbitamente, a la manera de una visión o de un sueño, se me apareció la imponente figura del portugués, parado, estático, ensimismado y componiendo exactamente los mismos gestos de esos modernos agentes de Bolsa que yo estaba ahora viendo en mi televisor. Este secreto nunca se lo dije a nadie. Demasiados locos hemos tenido en el pueblo como para que, contra mi interés, vengan a añadir otro a la lista. Pero ya desde ese día, continuamente, he ido recordando y restaurando en mi magín la personalidad y el mundo de Elías.

Su voz era ronca, atronadora y retumbante. Sentado en el banco de la Plaza los habituales de Elías lo escuchábamos con devoción cuando, en un portugués de frontera lleno de dulces "misturas", nos iba desvelando sus inventos. Misterios que a nadie debíanse repetir, decía, por mor de que en su ignorancia alguno no fuera a recelar de él; que ya sabíamos de la afición popular a poner motes, o a perseguir. Tocado de un leve sombrerillo, siempre de chaqueta, con chalequillo aun en verano, moreno hasta la negritud, ahuecando la voz, con su eterno Bisonte cuando no tenía tabaco portugués, nos iba regalando su mundo pletórico de fantasías y maravillas. Unas veces eran los viajes, asunto este que salía mucho en nuestras conversaciones porque él era muy viajado, y ahora sin ir mas lejos, nos decía, acababa de llegar de Faro, (o de Mértola, o de Lisboa, o de ...).

Pero más me acuerdo de aquella intermitente lucidez suya que le  permitía el extraordinario lujo de acordarse de todo, portugués Funes borgiano. Esta paradójica simultaneidad de la memoria y la enajenación fue una sorpresa más de su esquiva personalidad, de tal manera que, de que supo que yo estudiaba Letras, no pasaron vacaciones sin que me preguntara si conocía yo algo de turco o tuviera algún diccionario, que él tenía interés en esa lengua, algún libro que otro para escribir con en ella y quería refrescar el conocimiento que antes tuviera.

Su cultura era, como muchas veces se dijo de muchos y pocas con fundamento, más que mediana. Además de los viajes y el mundo, se conoce que algunos libros leyó, los que en la casa de la Alameda mantuvo guardados, incluso después de irse para siempre Elías, su fiel Elvira, el ama de llaves que le sacrificó su mocedad y los primores de su mesa. Estoy seguro de haberle oído a Elías alguna vez que cursó estudios elementales en Huelva, en el antiguo colegio de la avenida de la Rábida, San Casiano por más señas, donde aseguraba haber escuchado recitar sus poesías al mismísimo Juan Ramón, cuando era un muchacho, pero ya entonces raro, añadía socarronamente.

Hay luego una laguna de muchos años hasta los días aquellos de primavera en que nos parábamos a escucharle. Por detalles que no hace referir ahora, es seguro que vivió en Portugal todo ese tiempo, los años decisivos de su vida y de su historia. Allí el encanto del fado lo transmutó en el melancólico y ensoñado Elías que conocí y que me instruyó en el sagrado ministerio de sus inventos.

Uno de los preferidos suyos era el del cruce de especies animales. A veces el insólito matrimonio era el objetivo de una gran empresa que iba a crear enseguida. Ese era el caso del "patoperdiz", una rara avis que iba a dar de comer gratis a medio mundo. El sabor de la carne sería exquisito, nos contaba a la hora del almuerzo, de tal manera que nadie que lo probara distinguiría a la perdiz del pato, sino a los dos fundidos en algo nuevo y maravilloso. A las preguntas del escaso auditorio sobre cómo pensaba conseguir el ayuntamiento de las dos aves, nunca contestaba, una mirada con su punto de desdén y una sonrisa desde la altura eran la respuesta invariable.

Otras veces parecía que su empeño era casar a enemigos irreconciliables. Por esta causa nació el "gatopájaro" y de este nuevo parto, lo recuerdo bien, no hubo cuestión sobre su origen. Siempre le recriminábamos su parquedad para describir los inventos, siendo así que tan sólo supimos del patoperdiz su habilidad natatoria gracias a sus patas membranosas. Naturalmente, para el gatopájaro contaba con el antecedente del mítico Pegaso, así que, sin más, le puso alas.

Pero, sin duda, el mejor invento de Elías Andrino fue el agua en polvo. Este producto resultaba carísimo, por eso aún no lo vendía la correspondiente empresa, decía el buen Elías como para excusarse de no ponérnoslo ahora mismo allí delante. Debió de darle mucho trabajo y cavilación, a juzgar por los efectos que obtenía. Todo nació de una conversación de viajes que en cierta ocasión giró por las entonces colonias portuguesas, concretamente Angola. El cuadro que nos pintaba era de negros en los angoleños cafetales, sofocados por un calor abrasador que se multiplicaba por la escasez de agua, epidemia eterna que padecen estos morenos, decía. Discurrió entonces Elías un proceso que desembocaba en la creación de su obra maestra.

Consistía la cosa en un concentrado de agua de extraordinaria densidad la cual en sucesivas fases iba  aumentando en sentido inversamente proporcional a su tamaño, hasta llegar a una bola (apenas como un puño, nos decía) de agua en polvo. Este era, por fin, el remedio que iba a terminar con la sed y el hambre del mundo, el agua en polvo, que Andrino vendía, para colmo, diciendo que nada era más fácil de hacer. Poca materia prima : agua líquida, y una prensa enorme para comprimirla hasta el infinito. Luego, la aviación se encargaría de lanzarla desde el cielo, y con la velocidad y el porrazo de la caída, aquel puñetazo de agua se convertía en un inmenso lago de agua fresca y transparente.

Este anuncio del agua se cumplió al menos con él, porque la negrura de su piel se refrescó para siempre en el paraíso del Guadiana, donde a bordo de esos barcos que hacen la travesía entre las dos orillas, las que un día fueron del tío Hugo y que plantó del oloroso algarrobo, se fue para siempre el portugués a la Sierra de la Luna para instruir al dios Endovelo en sus inventos.

2.- El agua en polvo, Juan J. Cienfuegos (8)

UN PARTIDO DE TENIS EN HUELVA.

Un partido de tenis en Huelva



La luz refleja mi sombra alargada hasta el infinito, y con ella mi presagio de que no volverá. El juego de luces, al calor de estos farolillos me dan seguridad en esta noche fría. Intranquila mi alma, desespera con disimulo viendo como las manecillas del reloj van pasando sin que aparezcas. Rezaré, lo poco que recuerdo a San Pedro, imaginando estará gustoso en su altar velando por todos nosotros, los menos favorecidos en el comienzo de la odisea. 

Mi piedra, como la huella que deja la tierra en la mata,  empezó caminando por El Parque Alonso Sánchez. Como mujer, de paso en esta maravillosa ciudad,  aventurera y trabajadora, soñadora y austera,  me iba acercando por la Avenida de Andalucía hasta  ver  la primera escultura, en forma de cobijo- asiento rodeada de muchas ramas de hierro y metal  en forma de hojas de higuera o parra  que me sirvieron de  aposento durante un buen rato. Desde allí divisaba a todo el que pasaba, así como los montes se divisaban  llenos de árboles a lo lejos,  y unas  nubes sobre mi cabeza que parecían querer saludarme.. Un saludo para tí amiga y compañera.

En el club estuve viendo un buen partido de tenis donde disfrutaba de lo lindo toda la gente que allí estaba que no paraba de animar y animar a los participantes. Lo habría reconocido entre un millón con su gorra nike, pelo largo hasta los hombros, camiseta blanca, pantalón corto azul y tenis de bambino deportista. No dejaba de mirarme y yo me preguntaba si tendría alguna mancha en mi vestido largo hasta los pies o si sería la pamela azul con flores lo que le llamaba tanto la atención, porque otra cosa no podía ser...  para nada era su tipo. 

Sentí su presencia como este calor que ahora me acompaña. Mis pies temblaron, casi un grito salió de mi alma, cuando de forma inesperada ví como se me acercaba.. ¿Será posible que le guste precisamente yo, con tanta chica guapa que hay por aquí?... Cada vez más cerca y la misma angustia me asfixiaba. 

- Me llamo Santiago, para los amigos Santi. He visto que estás sola y me he dicho que podías sentarte con nosotros. Tenemos bocadillos y coca-colas.

- ¿Quiénes sois vosotros?.. Sólo te veo a tí.

- Ahora vendrán, somos una buena pandilla.. Vamos .... ¿cómo te llamas?

- Un buen partido. ¿Hasta cuando duran el torneo? No tengo folleto explicativo. Dije yo, mecanismo de defensa de alguien que quiere huir.. ¡tierra trágame!

- Hasta el domingo. ¿No eres de aquí verdad?  Tu acento .. 

- Me llamo Ana, encantada. Le tendí la mano como respuesta, que estrechó con tanta fuerza que casi me hizo daño, a la vez que tiraba de mí. ..- Hay más sombra donde te digo. ¡Vamos!

- Vimos el partido  comentando banalidades, rutas turísticas, los profesionales y sus ganancias... sin dejar de mirar los tres set que duró ... aplaudimos a rabiar. ¡Vaya partidazo! Se levantó y lo seguí hasta la salida. Me invitó a un paseo por el Parque. ¡Te gustará! me dijo. Durante todo el trayecto no dejamos de hablar de la escultura, la fotografía, la madre naturaleza.. Oírlo hablar te transportaba. Vivía en cada poro de su piel todo lo que me contaba. 

Anocheció deprisa y nos cobijamos debajo de un llorón sin causa sobre un asiento de hojas y escarcha. Me rodeó la cintura mientras me indicaba que viera cómo la luna nos cobijaba. Me dejé llevar.

_ Han pasado muchas horas ya. El frío se aloja en mi espalda. No me he traído abrigo. Recordando aquél paseo las horas pasan más deprisa. ¿Vendrá?

- Al despedirse en la puerta del hotel me recordó que su casa era mi casa. Me lo creí. Parecía sincero y me gustaba. Vaya que si me gustaba. Allí estaba yo, como muestra, esperándolo, bajo un cielo raso, algo de viento, fría noche, helada mi cara... viendo en cada sombra, mi sombra, su sombra que se aproximaba. Pero no llegaba.

Son las dos de la madrugada. Me han aconsejado que me vaya, no es buen lugar para una mujer mayor estar aquí tanto tiempo sentada.. Es peligroso, para la salud y el alma. Tomé mi bolsa de cuero, en el móvil ningún número, nada.

Paseando por entre aquellas esculturas mi alma lloraba con el llorón que las cobijaba. Una lágrima se despedía con añoranza de aquellos paisajes, de aquél entorno que me embriagaban. ¿Dónde estás mi moreno? 

Te conformaste con hablar de paisajes, de sueños, de mundos que nos llenaban. Me diste tu cobijo y un sólo abrazo que dejó tu huella en mi espalda... Gorra en mano, moreno, ¿dónde te fuiste? ¿A qué otra morada fuiste a dar tu amor, tu mano, dulce voz que llega al fondo del corazón y aguarda?

Mi autobús abre sus puertas. La gente parece tener prisa para tomar los asientos preferentes. El chofer me indica que o me subo o me quedo en la parada. Aún tengo esperanza. Subo descorazonada. El autobús cierra sus puertas. Se pone en marcha.

Unas manos pegan golpes en la puerta. Retumban con firmeza. Me llaman. Me levanté del asiento queriendo saber qué pasaba. Me encontré con unos ojos azules, pelo largo, mano firme que me abraza.... ¿Te ibas sin despedirte de mi?

Beso profundo, abrazos eternos, las palabras sobraban.. así fuimos hasta la próxima parada.

Mis ojos brillaron por  su ausencia. La música que dejaron sus palabras aún suena en mis oídos... "amor... cada día que pase esperaré en esta tu casa que es mi casa"... "amor, ... cada día.. esperaré en esta casa.... " " amor... tu casa.. es mi casa".

Maribel Cerezuela
un siete de enero de dos mil cuatro.

UN PARTIDO DE TENIS EN HUELVA.

Un partido de tenis en Huelva



La luz refleja mi sombra alargada hasta el infinito, y con ella mi presagio de que no volverá. El juego de luces, al calor de estos farolillos me dan seguridad en esta noche fría. Intranquila mi alma, desespera con disimulo viendo como las manecillas del reloj van pasando sin que aparezcas. Rezaré, lo poco que recuerdo a San Pedro, imaginando estará gustoso en su altar velando por todos nosotros, los menos favorecidos en el comienzo de la odisea. 

Mi piedra, como la huella que deja la tierra en la mata,  empezó caminando por El Parque Alonso Sánchez. Como mujer, de paso en esta maravillosa ciudad,  aventurera y trabajadora, soñadora y austera,  me iba acercando por la Avenida de Andalucía hasta  ver  la primera escultura, en forma de cobijo- asiento rodeada de muchas ramas de hierro y metal  en forma de hojas de higuera o parra  que me sirvieron de  aposento durante un buen rato. Desde allí divisaba a todo el que pasaba, así como los montes se divisaban  llenos de árboles a lo lejos,  y unas  nubes sobre mi cabeza que parecían querer saludarme.. Un saludo para tí amiga y compañera.

En el club estuve viendo un buen partido de tenis donde disfrutaba de lo lindo toda la gente que allí estaba que no paraba de animar y animar a los participantes. Lo habría reconocido entre un millón con su gorra nike, pelo largo hasta los hombros, camiseta blanca, pantalón corto azul y tenis de bambino deportista. No dejaba de mirarme y yo me preguntaba si tendría alguna mancha en mi vestido largo hasta los pies o si sería la pamela azul con flores lo que le llamaba tanto la atención, porque otra cosa no podía ser...  para nada era su tipo. 

Sentí su presencia como este calor que ahora me acompaña. Mis pies temblaron, casi un grito salió de mi alma, cuando de forma inesperada ví como se me acercaba.. ¿Será posible que le guste precisamente yo, con tanta chica guapa que hay por aquí?... Cada vez más cerca y la misma angustia me asfixiaba. 

- Me llamo Santiago, para los amigos Santi. He visto que estás sola y me he dicho que podías sentarte con nosotros. Tenemos bocadillos y coca-colas.

- ¿Quiénes sois vosotros?.. Sólo te veo a tí.

- Ahora vendrán, somos una buena pandilla.. Vamos .... ¿cómo te llamas?

- Un buen partido. ¿Hasta cuando duran el torneo? No tengo folleto explicativo. Dije yo, mecanismo de defensa de alguien que quiere huir.. ¡tierra trágame!

- Hasta el domingo. ¿No eres de aquí verdad?  Tu acento .. 

- Me llamo Ana, encantada. Le tendí la mano como respuesta, que estrechó con tanta fuerza que casi me hizo daño, a la vez que tiraba de mí. ..- Hay más sombra donde te digo. ¡Vamos!

- Vimos el partido  comentando banalidades, rutas turísticas, los profesionales y sus ganancias... sin dejar de mirar los tres set que duró ... aplaudimos a rabiar. ¡Vaya partidazo! Se levantó y lo seguí hasta la salida. Me invitó a un paseo por el Parque. ¡Te gustará! me dijo. Durante todo el trayecto no dejamos de hablar de la escultura, la fotografía, la madre naturaleza.. Oírlo hablar te transportaba. Vivía en cada poro de su piel todo lo que me contaba. 

Anocheció deprisa y nos cobijamos debajo de un llorón sin causa sobre un asiento de hojas y escarcha. Me rodeó la cintura mientras me indicaba que viera cómo la luna nos cobijaba. Me dejé llevar.

_ Han pasado muchas horas ya. El frío se aloja en mi espalda. No me he traído abrigo. Recordando aquél paseo las horas pasan más deprisa. ¿Vendrá?

- Al despedirse en la puerta del hotel me recordó que su casa era mi casa. Me lo creí. Parecía sincero y me gustaba. Vaya que si me gustaba. Allí estaba yo, como muestra, esperándolo, bajo un cielo raso, algo de viento, fría noche, helada mi cara... viendo en cada sombra, mi sombra, su sombra que se aproximaba. Pero no llegaba.

Son las dos de la madrugada. Me han aconsejado que me vaya, no es buen lugar para una mujer mayor estar aquí tanto tiempo sentada.. Es peligroso, para la salud y el alma. Tomé mi bolsa de cuero, en el móvil ningún número, nada.

Paseando por entre aquellas esculturas mi alma lloraba con el llorón que las cobijaba. Una lágrima se despedía con añoranza de aquellos paisajes, de aquél entorno que me embriagaban. ¿Dónde estás mi moreno? 

Te conformaste con hablar de paisajes, de sueños, de mundos que nos llenaban. Me diste tu cobijo y un sólo abrazo que dejó tu huella en mi espalda... Gorra en mano, moreno, ¿dónde te fuiste? ¿A qué otra morada fuiste a dar tu amor, tu mano, dulce voz que llega al fondo del corazón y aguarda?

Mi autobús abre sus puertas. La gente parece tener prisa para tomar los asientos preferentes. El chofer me indica que o me subo o me quedo en la parada. Aún tengo esperanza. Subo descorazonada. El autobús cierra sus puertas. Se pone en marcha.

Unas manos pegan golpes en la puerta. Retumban con firmeza. Me llaman. Me levanté del asiento queriendo saber qué pasaba. Me encontré con unos ojos azules, pelo largo, mano firme que me abraza.... ¿Te ibas sin despedirte de mi?

Beso profundo, abrazos eternos, las palabras sobraban.. así fuimos hasta la próxima parada.

Mis ojos brillaron por  su ausencia. La música que dejaron sus palabras aún suena en mis oídos... "amor... cada día que pase esperaré en esta tu casa que es mi casa"... "amor, ... cada día.. esperaré en esta casa.... " " amor... tu casa.. es mi casa".

Maribel Cerezuela
un siete de enero de dos mil cuatro.

Ángel Simón Collado

Ángel Simón Collado




¡Esta luz ausente, sumida en el tumulto!
¡Esta sombra muda hablando sin descanso! ¡Esta quietud!
¡Sí, esta quietud incesante deambulando los espacios angostos de mi dormitorio sin límites!
Y este olor nocturno a no sé qué espantos, como un sumidero algo lejano,
como una sentina cegada -¡oh, mi sombra de luz!- a la cabecera de la cama.
Y al hablar, entonces: un texto borroso hay, y una página en blanco,
y un silencio tumultuoso, y un amontonamiento sin nombres, y una convulsión inútil,
y un remolino, de ansias derrocadas y de lujurias marchitas.
Sobre mis días, sobre mis horas, una calima innumerable,
un polvo monótono y tenaz de muebles antiguos,
y también, quizás, un aire enmohecido de salones muertos,
de alcobas ya desalojadas por los hombres hace ya tiempo,
me acompaña, y la tierra áspera que estrujo entre mis manos,
¡oh, tiempo!
en mañanas que no quiero despertarme,
en tardes de relojes monótonos y campanas inútiles,
en noches abrumadas ¡ay! sin peso, número y medida,
como una espera solitaria en el centro de la celda,
un presidio, un desierto, abandonado,
cuando ya no hago preguntas
y no espero respuestas.

Pero, de pronto, en verdad: un impulso mortal, un viento impetuoso
me arrebata, y una brisa cierta y un aire celeste y un vuelo de águila;
un derrumbe hay y un olvido sin nombre y una entrega confusa

Ángel Simón Collado

¡Esta luz ausente, sumida en el tumulto!
¡Esta sombra muda hablando sin descanso! ¡Esta quietud!
¡Sí, esta quietud incesante deambulando los espacios angostos de mi dormitorio sin límites!
Y este olor nocturno a no sé qué espantos, como un sumidero algo lejano,
como una sentina cegada -¡oh, mi sombra de luz!- a la cabecera de la cama.
Y al hablar, entonces: un texto borroso hay, y una página en blanco,
y un silencio tumultuoso, y un amontonamiento sin nombres, y una convulsión inútil,
y un remolino, de ansias derrocadas y de lujurias marchitas.
Sobre mis días, sobre mis horas, una calima innumerable,
un polvo monótono y tenaz de muebles antiguos,
y también, quizás, un aire enmohecido de salones muertos,
de alcobas ya desalojadas por los hombres hace ya tiempo,
me acompaña, y la tierra áspera que estrujo entre mis manos,
¡oh, tiempo!
en mañanas que no quiero despertarme,
en tardes de relojes monótonos y campanas inútiles,
en noches abrumadas ¡ay! sin peso, número y medida,
como una espera solitaria en el centro de la celda,
un presidio, un desierto, abandonado,
cuando ya no hago preguntas
y no espero respuestas.

Pero, de pronto, en verdad: un impulso mortal, un viento impetuoso
me arrebata, y una brisa cierta y un aire celeste y un vuelo de águila;
un derrumbe hay y un olvido sin nombre y una entrega confusa