Obra de Antonio García Vargas.


ENEAS CON ANQUISES SOBRE SUS HOMBROS
Todos los hombres nacemos, morimos, crecemos y amamos.
¿Somos esclavos del viejo big bang que impulsara el demiurgo?
¿No te rebela pensar que eres página en blanco de un libro
desconocido, que escribe en tu vida con letras ya impresas?

¡Ah, mi albedrío!
Doquiera que estés. ¡Necesito respuestas!
Quiero sembrar mi palabra. Escribir con mis letras.
¡Saberme! Ser algo más que una prosa.
¡Ser verso de luz! ¡Ser poema!
Mas no es posible escapar del estrecho confín de la Nada.
Sobre los hombros llevamos la carga heredada de un padre,
peso que impide la marcha normal en el cuerpo cansado.
Pero después se constata que el peso se vuelve liviano
hasta que apenas notamos al hombro presencia latente
y comprendemos, con harto pesar, que cargamos un muerto.
Nos despojamos del cuerpo, tiramos los restos inermes,
fardo pesado, dejamos sus huesos pudriéndose al sol
para trepar de inmediato a los hombros de nuestro retoño.
¿Pudo el hexámetro ser confluencia entre Homero y el mito?
¡Vengan a mí los anfíbracos, dáctilos, ven anapesto!
¡Dadme en los metros divinos respuesta! ¡Versadme con tiento!
Sobre los hombros llevamos, Eneas, la cruz y el flagelo
para después, en los hijos, posar la corona de espinas
en un intento fallido de hallar la imposible respuesta.
Siento que giro
en la noria de un tiempo que ignora que existo.
¡Ah, existencia fallida!
¡Esclerosis de un alma inventada!
¿Soy consecuencia
de un bucle carente de fin?
¿Sin principio?
¿Simple ecuación metafórica?
¿Una jovial pedorreta?

(Reflexión en hexámetros dactílicos puros españoles de cintura quebrada.
Representa un soliloquio imaginado de Eneas, huyendo de Troya
con su anciano padre, Anquises, sobre sus hombros)

Antonio García Vargas

DE ÍCAROS Y POETÍES

Cuando la letra se os caiga y en el tumulto aparezca
el avatar maloliente de vuestra insignificancia,
se revelará el Verbo.
Recitaréis, malditos, el poema de la vida
en los griegos moldes clásicos; mas sin usar impurezas.
¡Qué más da si en versos blancos de dulces pies anapésticos!
Podéis usar la fuerza salvaje de los dáctilos. Mas...
¿por qué no el hermoso anfíbraco?
¿Quién no osó alguna vez simular en la penumbra
la insensata filigrana de la que nacen los pájaros?
Podréis morir, poetas. Fornicar y fenecer
atados al suave cuerpo de las mozas. Una a una.
A solas o en manada podréis medir los sables.
Encontrar incluso el éxtasis en el virgo amodorrado
del punto ge de Selene.
Será vuestro santo y seña por los siglos de los siglos.
Y tomaréis las carnes hasta llegar a los huesos
del esqueleto sintáctico sobre el que encarnar los versos.
Lanzaos hacia la luz de cálamo y pergaminos
donde fecundan las Musas las Cantigas del Misterio.
¡Tomad! ¡Tomadlas desnudas!
¡A todas!
… ¡Salvo a la rosa!
*
ORQUÍDEA PASIONATA

¿Qué puede hacer vibrar a una orquídea
sino la sensación de ser tomada,
elegida, cortada?
¿Qué más da si la cortan por el talle,
por la estrecha cintura
o por la pelvis?
Lo que importa es el tacto de esa mano
que al tomar su inocencia cosquillea
la delicada cítara del pubis.
¡Ah, sublime contacto florhumano!
Ya en lo oscuro, el tacto hecho poema.
se inmola entre sus pétalos
cual minúsculo estambre fitoamante
… que en versos se suicida.
AL-MERIYYA
(Ghazel almeriensí)

La alpujarra es apero de jarcha y morería,
huele la serranía a jarapas y a cuero
desde la noche al día.
De tomillo y romero —hermosa tierra mía—
es tu ser, Almería. Y es tu talle costero…
¡ghazel de Andalucía!

PRIMERA LETRA
Hice una pequeñísima,
leve, presión letráctil sobre tu dúctil seno
y brotaron mil versos en tu desnuda piel.
El rosado pezón, enhiesto y arrogante,
con singular presteza, se me ofreció inédito,
exaltado, incólume, magnífico el alvéolo,
modelando en el miembro la cuadratura cuántica
de la materia oscura.
El tacto inverosímil de la mano, la palma, uñas, dedos,
con que abarcabas toda mi galaxia
cedió a la pasajera confluencia de las sangres. Y al fin,
—pronunciado el big bang originario de las carnes—
se completó el orgasmo en un espacio repleto de moradas
donde albergar el semen literocavernario
de nuestra desmesura.


Obra de Antonio García Vargas.


ENEAS CON ANQUISES SOBRE SUS HOMBROS
Todos los hombres nacemos, morimos, crecemos y amamos.
¿Somos esclavos del viejo big bang que impulsara el demiurgo?
¿No te rebela pensar que eres página en blanco de un libro
desconocido, que escribe en tu vida con letras ya impresas?

¡Ah, mi albedrío!
Doquiera que estés. ¡Necesito respuestas!
Quiero sembrar mi palabra. Escribir con mis letras.
¡Saberme! Ser algo más que una prosa.
¡Ser verso de luz! ¡Ser poema!
Mas no es posible escapar del estrecho confín de la Nada.
Sobre los hombros llevamos la carga heredada de un padre,
peso que impide la marcha normal en el cuerpo cansado.
Pero después se constata que el peso se vuelve liviano
hasta que apenas notamos al hombro presencia latente
y comprendemos, con harto pesar, que cargamos un muerto.
Nos despojamos del cuerpo, tiramos los restos inermes,
fardo pesado, dejamos sus huesos pudriéndose al sol
para trepar de inmediato a los hombros de nuestro retoño.
¿Pudo el hexámetro ser confluencia entre Homero y el mito?
¡Vengan a mí los anfíbracos, dáctilos, ven anapesto!
¡Dadme en los metros divinos respuesta! ¡Versadme con tiento!
Sobre los hombros llevamos, Eneas, la cruz y el flagelo
para después, en los hijos, posar la corona de espinas
en un intento fallido de hallar la imposible respuesta.
Siento que giro
en la noria de un tiempo que ignora que existo.
¡Ah, existencia fallida!
¡Esclerosis de un alma inventada!
¿Soy consecuencia
de un bucle carente de fin?
¿Sin principio?
¿Simple ecuación metafórica?
¿Una jovial pedorreta?

(Reflexión en hexámetros dactílicos puros españoles de cintura quebrada.
Representa un soliloquio imaginado de Eneas, huyendo de Troya
con su anciano padre, Anquises, sobre sus hombros)

Antonio García Vargas

DE ÍCAROS Y POETÍES

Cuando la letra se os caiga y en el tumulto aparezca
el avatar maloliente de vuestra insignificancia,
se revelará el Verbo.
Recitaréis, malditos, el poema de la vida
en los griegos moldes clásicos; mas sin usar impurezas.
¡Qué más da si en versos blancos de dulces pies anapésticos!
Podéis usar la fuerza salvaje de los dáctilos. Mas...
¿por qué no el hermoso anfíbraco?
¿Quién no osó alguna vez simular en la penumbra
la insensata filigrana de la que nacen los pájaros?
Podréis morir, poetas. Fornicar y fenecer
atados al suave cuerpo de las mozas. Una a una.
A solas o en manada podréis medir los sables.
Encontrar incluso el éxtasis en el virgo amodorrado
del punto ge de Selene.
Será vuestro santo y seña por los siglos de los siglos.
Y tomaréis las carnes hasta llegar a los huesos
del esqueleto sintáctico sobre el que encarnar los versos.
Lanzaos hacia la luz de cálamo y pergaminos
donde fecundan las Musas las Cantigas del Misterio.
¡Tomad! ¡Tomadlas desnudas!
¡A todas!
… ¡Salvo a la rosa!
*
ORQUÍDEA PASIONATA

¿Qué puede hacer vibrar a una orquídea
sino la sensación de ser tomada,
elegida, cortada?
¿Qué más da si la cortan por el talle,
por la estrecha cintura
o por la pelvis?
Lo que importa es el tacto de esa mano
que al tomar su inocencia cosquillea
la delicada cítara del pubis.
¡Ah, sublime contacto florhumano!
Ya en lo oscuro, el tacto hecho poema.
se inmola entre sus pétalos
cual minúsculo estambre fitoamante
… que en versos se suicida.
AL-MERIYYA
(Ghazel almeriensí)

La alpujarra es apero de jarcha y morería,
huele la serranía a jarapas y a cuero
desde la noche al día.
De tomillo y romero —hermosa tierra mía—
es tu ser, Almería. Y es tu talle costero…
¡ghazel de Andalucía!

PRIMERA LETRA
Hice una pequeñísima,
leve, presión letráctil sobre tu dúctil seno
y brotaron mil versos en tu desnuda piel.
El rosado pezón, enhiesto y arrogante,
con singular presteza, se me ofreció inédito,
exaltado, incólume, magnífico el alvéolo,
modelando en el miembro la cuadratura cuántica
de la materia oscura.
El tacto inverosímil de la mano, la palma, uñas, dedos,
con que abarcabas toda mi galaxia
cedió a la pasajera confluencia de las sangres. Y al fin,
—pronunciado el big bang originario de las carnes—
se completó el orgasmo en un espacio repleto de moradas
donde albergar el semen literocavernario
de nuestra desmesura.


Obra de Antonio García Vargas.


ENEAS CON ANQUISES SOBRE SUS HOMBROS
Todos los hombres nacemos, morimos, crecemos y amamos.
¿Somos esclavos del viejo big bang que impulsara el demiurgo?
¿No te rebela pensar que eres página en blanco de un libro
desconocido, que escribe en tu vida con letras ya impresas?

¡Ah, mi albedrío!
Doquiera que estés. ¡Necesito respuestas!
Quiero sembrar mi palabra. Escribir con mis letras.
¡Saberme! Ser algo más que una prosa.
¡Ser verso de luz! ¡Ser poema!
Mas no es posible escapar del estrecho confín de la Nada.
Sobre los hombros llevamos la carga heredada de un padre,
peso que impide la marcha normal en el cuerpo cansado.
Pero después se constata que el peso se vuelve liviano
hasta que apenas notamos al hombro presencia latente
y comprendemos, con harto pesar, que cargamos un muerto.
Nos despojamos del cuerpo, tiramos los restos inermes,
fardo pesado, dejamos sus huesos pudriéndose al sol
para trepar de inmediato a los hombros de nuestro retoño.
¿Pudo el hexámetro ser confluencia entre Homero y el mito?
¡Vengan a mí los anfíbracos, dáctilos, ven anapesto!
¡Dadme en los metros divinos respuesta! ¡Versadme con tiento!
Sobre los hombros llevamos, Eneas, la cruz y el flagelo
para después, en los hijos, posar la corona de espinas
en un intento fallido de hallar la imposible respuesta.
Siento que giro
en la noria de un tiempo que ignora que existo.
¡Ah, existencia fallida!
¡Esclerosis de un alma inventada!
¿Soy consecuencia
de un bucle carente de fin?
¿Sin principio?
¿Simple ecuación metafórica?
¿Una jovial pedorreta?

(Reflexión en hexámetros dactílicos puros españoles de cintura quebrada.
Representa un soliloquio imaginado de Eneas, huyendo de Troya
con su anciano padre, Anquises, sobre sus hombros)

Antonio García Vargas

DE ÍCAROS Y POETÍES

Cuando la letra se os caiga y en el tumulto aparezca
el avatar maloliente de vuestra insignificancia,
se revelará el Verbo.
Recitaréis, malditos, el poema de la vida
en los griegos moldes clásicos; mas sin usar impurezas.
¡Qué más da si en versos blancos de dulces pies anapésticos!
Podéis usar la fuerza salvaje de los dáctilos. Mas...
¿por qué no el hermoso anfíbraco?
¿Quién no osó alguna vez simular en la penumbra
la insensata filigrana de la que nacen los pájaros?
Podréis morir, poetas. Fornicar y fenecer
atados al suave cuerpo de las mozas. Una a una.
A solas o en manada podréis medir los sables.
Encontrar incluso el éxtasis en el virgo amodorrado
del punto ge de Selene.
Será vuestro santo y seña por los siglos de los siglos.
Y tomaréis las carnes hasta llegar a los huesos
del esqueleto sintáctico sobre el que encarnar los versos.
Lanzaos hacia la luz de cálamo y pergaminos
donde fecundan las Musas las Cantigas del Misterio.
¡Tomad! ¡Tomadlas desnudas!
¡A todas!
… ¡Salvo a la rosa!
*
ORQUÍDEA PASIONATA

¿Qué puede hacer vibrar a una orquídea
sino la sensación de ser tomada,
elegida, cortada?
¿Qué más da si la cortan por el talle,
por la estrecha cintura
o por la pelvis?
Lo que importa es el tacto de esa mano
que al tomar su inocencia cosquillea
la delicada cítara del pubis.
¡Ah, sublime contacto florhumano!
Ya en lo oscuro, el tacto hecho poema.
se inmola entre sus pétalos
cual minúsculo estambre fitoamante
… que en versos se suicida.
AL-MERIYYA
(Ghazel almeriensí)

La alpujarra es apero de jarcha y morería,
huele la serranía a jarapas y a cuero
desde la noche al día.
De tomillo y romero —hermosa tierra mía—
es tu ser, Almería. Y es tu talle costero…
¡ghazel de Andalucía!

PRIMERA LETRA
Hice una pequeñísima,
leve, presión letráctil sobre tu dúctil seno
y brotaron mil versos en tu desnuda piel.
El rosado pezón, enhiesto y arrogante,
con singular presteza, se me ofreció inédito,
exaltado, incólume, magnífico el alvéolo,
modelando en el miembro la cuadratura cuántica
de la materia oscura.
El tacto inverosímil de la mano, la palma, uñas, dedos,
con que abarcabas toda mi galaxia
cedió a la pasajera confluencia de las sangres. Y al fin,
—pronunciado el big bang originario de las carnes—
se completó el orgasmo en un espacio repleto de moradas
donde albergar el semen literocavernario
de nuestra desmesura.


Perseverancia. María Ángeles Lonardi

María Ángeles Lonardi




Perseverancia


Hay un abismo entre el paraíso prometido y el mundo que nos rodea y aniquila.
Los hombres caminan asqueados y se hace eco el discurso repetido.
 Voces huecas que resuenan y no dicen nada.
Reina la injusticia y el caos en la nueva Babel
 y nos sentimos perdidos...
Un niño hambriento sin futuro, se refugia en los ojos de su madre
que, a pesar de la impotencia, le infunden esperanza.
 Y vuelve a soñar con un feliz mañana cuando se pone el sol.
Nos movemos entre lo cierto y lo desconocido.
Entre lo que tomamos prestado y lo que tomamos sin permiso.
Nos creemos dueños de todo y todo será nuestro por un ratito.
Si lo único que queda son los huesos
de qué sirven el Poder o el Nihilismo?
¿Es que nadie piensa en el dolor de una madre cuando pierde un hijo?
¿Es que nadie sabe dónde van los pájaros cuando se tala un árbol o se seca un río?
Y entonces me pregunto:
¿En qué piensa el condenado en el “corredor de la muerte”?
¿En quién tiene puesto su último recuerdo?
¿Qué hay de cierto en eso de que los niños piden a la puerta
de una iglesia envuelta en oro, que no abandona los despachos
y vuelve la mirada ante el compromiso?
¿Importan esas almas que se desviven por salvar al moribundo
y desde el anonimato luchan, sin medios ni medida?
Nada cabe en un puño y todo cabe en una sonrisa.
Va de prisa la vida y no perdona el vil descuido.
¿Por qué no todos pueden vivir en la tierra donde han nacido,
donde están los olores conocidos?
¿Por qué es tan cruel el desarraigo cuando se vuela lejos del nido?
¿Por qué el cobarde, temeroso de saberse poca cosa,
pretende imponerse a golpes,
cuando impotente siente que los demás lo aplastan?
Por no enfrentar su propia decadencia se hunde en su miseria de asesino.
¿Qué hay de cierto en eso de que el cigarrillo mata
si suele convertirse en la mejor compañía en la espera?
Hay tanta porquería en el mundo...
¿no es acaso más terrible el virus de la impunidad y la hipocresía
que corroen los valores que alguna vez nos hicieron dignos?
Nos han hecho más daño los falsos remedios de los necios
que por dinero venden hasta su propia identidad.
¿Por qué se matan tantos inocentes en una guerra insensata
producto del nefasto amiguismo?
...Esa devastadora individualidad del juego globalista que resquebraja...
Y se tiran las migajas del gran banquete:
las sobras para alimentar al mendigo.
El Nazareno se lleva las manos a la cabeza
y enjuga sus ojos empapados a la derecha del Olvido.
¿Dónde está la libertad, el amor y la moral bien entendida?
¿el tesoro que heredamos?¿O sólo existe el día a día que nos inventamos?
Y seguimos tirando del carro maltrecho sin mirar lo que hay que ver,
sin arremangarnos, para cortar el mal de cuajo.
Yo quise cambiar el mundo,
y el niño hambriento y el pobre sin tierra y el exiliado,
el que escapa en pateras, la mujer golpeada y el inocente de la guerra,
el enfermo de sida, el desvalido, el marginado y la puta violada,
el que no tiene trabajo, el postergado, el arrepentido y el otro...
Y querer es poder...
Entonces me levanto, me sacudo el polvo,
y como todos ellos miro al cielo y pido otra oportunidad.
Temo quedarme sola.
Temo que el barco se hunda en el mar de la incomprensión.
Temo el infierno que nos espera, el final del cuento,
de final abierto que escogimos...
Mientras tanto,
Mis pies arrastran el peso de las mentiras,
sobre mis hombros, el cansancio de quienes guardan silencio sin salida,
la mirada puesta en un horizonte feliz que no llega,
los dientes apretados conteniendo el grito,
el corazón aletargado repitiendo de memoria el latido,
los brazos quietos ya, faltos de heroísmo
y en la palma de la mano,
un crucifijo.


Maria Angeles Lonardi del libro “Entre calamidades y milagros”

Perseverancia. María Ángeles Lonardi

Perseverancia


Hay un abismo entre el paraíso prometido y el mundo que nos rodea y aniquila.
Los hombres caminan asqueados y se hace eco el discurso repetido.
 Voces huecas que resuenan y no dicen nada.
Reina la injusticia y el caos en la nueva Babel
 y nos sentimos perdidos...
Un niño hambriento sin futuro, se refugia en los ojos de su madre
que, a pesar de la impotencia, le infunden esperanza.
 Y vuelve a soñar con un feliz mañana cuando se pone el sol.
Nos movemos entre lo cierto y lo desconocido.
Entre lo que tomamos prestado y lo que tomamos sin permiso.
Nos creemos dueños de todo y todo será nuestro por un ratito.
Si lo único que queda son los huesos
de qué sirven el Poder o el Nihilismo?
¿Es que nadie piensa en el dolor de una madre cuando pierde un hijo?
¿Es que nadie sabe dónde van los pájaros cuando se tala un árbol o se seca un río?
Y entonces me pregunto:
¿En qué piensa el condenado en el “corredor de la muerte”?
¿En quién tiene puesto su último recuerdo?
¿Qué hay de cierto en eso de que los niños piden a la puerta
de una iglesia envuelta en oro, que no abandona los despachos
y vuelve la mirada ante el compromiso?
¿Importan esas almas que se desviven por salvar al moribundo
y desde el anonimato luchan, sin medios ni medida?
Nada cabe en un puño y todo cabe en una sonrisa.
Va de prisa la vida y no perdona el vil descuido.
¿Por qué no todos pueden vivir en la tierra donde han nacido,
donde están los olores conocidos?
¿Por qué es tan cruel el desarraigo cuando se vuela lejos del nido?
¿Por qué el cobarde, temeroso de saberse poca cosa,
pretende imponerse a golpes,
cuando impotente siente que los demás lo aplastan?
Por no enfrentar su propia decadencia se hunde en su miseria de asesino.
¿Qué hay de cierto en eso de que el cigarrillo mata
si suele convertirse en la mejor compañía en la espera?
Hay tanta porquería en el mundo...
¿no es acaso más terrible el virus de la impunidad y la hipocresía
que corroen los valores que alguna vez nos hicieron dignos?
Nos han hecho más daño los falsos remedios de los necios
que por dinero venden hasta su propia identidad.
¿Por qué se matan tantos inocentes en una guerra insensata
producto del nefasto amiguismo?
...Esa devastadora individualidad del juego globalista que resquebraja...
Y se tiran las migajas del gran banquete:
las sobras para alimentar al mendigo.
El Nazareno se lleva las manos a la cabeza
y enjuga sus ojos empapados a la derecha del Olvido.
¿Dónde está la libertad, el amor y la moral bien entendida?
¿el tesoro que heredamos?¿O sólo existe el día a día que nos inventamos?
Y seguimos tirando del carro maltrecho sin mirar lo que hay que ver,
sin arremangarnos, para cortar el mal de cuajo.
Yo quise cambiar el mundo,
y el niño hambriento y el pobre sin tierra y el exiliado,
el que escapa en pateras, la mujer golpeada y el inocente de la guerra,
el enfermo de sida, el desvalido, el marginado y la puta violada,
el que no tiene trabajo, el postergado, el arrepentido y el otro...
Y querer es poder...
Entonces me levanto, me sacudo el polvo,
y como todos ellos miro al cielo y pido otra oportunidad.
Temo quedarme sola.
Temo que el barco se hunda en el mar de la incomprensión.
Temo el infierno que nos espera, el final del cuento,
de final abierto que escogimos...
Mientras tanto,
Mis pies arrastran el peso de las mentiras,
sobre mis hombros, el cansancio de quienes guardan silencio sin salida,
la mirada puesta en un horizonte feliz que no llega,
los dientes apretados conteniendo el grito,
el corazón aletargado repitiendo de memoria el latido,
los brazos quietos ya, faltos de heroísmo
y en la palma de la mano,
un crucifijo.


Maria Angeles Lonardi del libro “Entre calamidades y milagros”