Carta, Patricia Marí de Diego

CARTA

Te escribo desde mi tierra,
olor a agua, melocotón y roble,
el único lugar donde mirarnos
y reírnos juntos, cogidos de la mano.
Te echo de menos
como echo de menos mi hogar,
mi dulce tierra tranquila;

y así llegará un día
en el que te confunda con mi casa,
y sueñe andar por tus caminos,
y busque bañarme en tu agua.

Hoy sigo trazando la senda
que ha de llevarme a tu lado;
y así llegará un día
en que me pierda en tu esencia
y me sienta feliz.


(5/1/03)



DIA PRIMERO
¿Sabes?
Se me va el tiempo pensando en lunas,
templos,
en el crepúsculo  y el aire de aquel marzo,
en su pálido calor,
en su promesa.

¿Sabes?
Se me acaba la canción que te cantaba
porque acaba en el vacío mi paleta
de colores y luceros para el tiempo,
ese tiempo tan lejano y que fue nuestro,
ese tiempo tan perfecto
del que hablaba.

Y me duele esta canción.
Me duele confesar que voy perdiendo
las manos que tendiste hacia mis pasos.
Me duele respirar, y a cada intento
me duele percibir que te has marchado.

¿Sabes?
No cuelgo las estrellas por rutina
ni espero desganada tu llamada,
porque oírte
sería devolverle la sonrisa
a esta triste Colombina esperanzada.

Y aún te espero hoy.
Te espero tras la oscuridad, atenta,
te espero en los susurros, en las miradas,
en tantas noches en vela,
noches que quedaron mutiladas.
Te espero, aunque ya sé
que no debo esperar nada.


(16/1/03)


DÍA SEGUNDO

Y se han quedado mudas las sirenas
temerosas de que mueras, combatiente,
latente la ansiedad en torno al pecho
dejan rotos sus cantares a poniente.

Llegando la marea a mi garganta
no hay forma de esconder a quien se esconde,
por eso ya da igual que salga el llanto,
ahora qué más da decir su nombre.

Aún quiero recordarte como mío,
te guardo en las pupilas de mi mente,
aún canto estos amores, amor mío,
aún lloro por tu ausencia, combatiente.


 (17/01/03)
        
Por Patricia en 17-05-2003 01:27  




Necesito respuestas
¿Quién sabe sentir sin errores?
Yo soy este error continuo
que te asfixia y deja inerte,
sin sentir,
menos aún de lo que siento.
No puedo mirar al frente.
No hay caminar que no derrumbe
mi fe escasa y, temblando,
en todo lo que creí presente
aquella fe se desgasta,
poco a poco,
como una montaña que un día
se vino a menos por el agua.
Necesito respuestas.
Tengo que seguir levantando miradas
y hoy no consigo ver la luz
que era,
que vino y
¿dónde fue?
Necesito ademanes de sonrisa
y de silencio,
de risas crispadas y sinceras,
necesito claveles juveniles,
necesito aire,
veredas que se tornen verdes
rojas, lilas,
amapolas y plata.
Hoy necesito verme,
y verte a ti, que pareces tan extraño,
lejos de esta penitencia triste
que me impongo en castigo solitario.
No sé querer, si lo que quiero es esto,
si como quiero es tan seco.
Aún hoy espero la alegría,
espero la respuesta
de porqué te quiero
y porqué no me enamoro.




(16/5/2003)


Por Patri en 05-05-2003 01:22.

Ni dos, ni tres,
ni veinte vidas
podrían parecerse a lo que eres:
al calor de una calle de Sevilla,
al incienso,
al comienzo de tu voz,
a tu sonrisa,
al eco de esta tarde,
a la marisma,
al flaco girasol,
a lo que pienso,
a nuestra bendición,
a la galana
muestra de placer con que adornaste
noches juveniles ya lejanas.


(4/5/2003)
-------------------------------------------------


PREMONICIÓN

Yo procuraré seguir con mi vida
mientras tu sombra más se va alejando,
sin su vuelto que planee por mi mente,
y caminaré desnuda en solitario
hasta una nube que tropiece en mi destino
como tú tropezaste en aquel día;
para bien, para mal y para siempre
buscaré encontrar la primavera
y sembrar en ella mi alegría.