VIAJE A LA NADA. ELSA LÓPEZ

M e viene a la memoria, inducido por la lectura de otro libro, el poema “Vida”, epílogo al libro “Cuaderno de Nueva York”, del poeta José Hierro, que comienza con los siguientes versos: «Después de todo, todo ha sido nada, a pesar de que un día lo fue todo. Después de la nada, o después de todo supe que todo no era más que nada», y concluye el poeta, presa del desaliento o la desesperanza, con estos otros: «Que más da que la nada fuera nada si más nada será, después de todo, después de tanto todo para nada». Aparente juego de palabras, pero hay más que palabras, existe en ellas una forma de “ser” y “estar” en la vida, una particular concepción del mundo, una experiencia vital totalizadora. Algo similar podemos encontrar en la lectura de “Viaje a la nada”, de la poeta Elsa López (Fernando Poo, 1943) e ilustraciones de Irma Álvarez-Laviada. Esta nueva propuesta poética de Elsa López nos aventura en una experiencia vivida, en las percepciones y sentires que se producen en un viaj