ADÁN PERCEVAL. A mi tío-abuelo Miguel
A MI TIO-ABUELO MIGUEL (Por muchos años de aliento y buen corazón) Andaba yo en la infancia: de la esperanza, de la bondad de cuantos me rodeaban y de ningún mal que me pudiera sobrevenir. Alegre en mi libertad, ufano en el abrigo del Corazón de mis Abuelos. Mi hogar rezumaba bellos cuadros, mi abuelo algo revoltoso, mi abuela imperiosa y fuerte. Primos que comenzaban la andadura de sus egos y sus inteligencias, haciendo apaños para conseguir ventajas o cobrar con ingenio por los encargos que se nos encomendaba cumplir cuando nos mandaban a hacer algún recado. Con un jardín para nuestro pequeño zoo de cachorros de perro, de gato, algunas tortugas, hasta un chivo habitó como especie en pruebas de mi primo Brigidín. En ese jardín que era amplitud, naturaleza y escenario de improvisados teatros que el abuelo atesoraba cámara en mano. Y más al Sur… más cerca aun del sol y el mar, en nuestro desfilar ligeramente desordenados hacia la playa de Las Conchas, más adentro, en el Corazón de “Ci