MORIR POR MI DEMANDA. FERNANDO DE VILLENA


No es habitual encontrar en el panorama de las letras españolas un autor tan fecundo como el granadino Fernando de Villena. No hay disfraz ni careta que oculte su poética. De Villena se desnuda en cada libro, hasta alcanzar la cima de la esencialidad y hondura poética que desea, con independencia del tema elegido para expresarse, hecho que lo distancia de mediocridad existente en poesía última. Fernando de Villena (Granada, 1956) alterna, con una fuerza insuperable, la novela y la poesía, incluso de vez en cuando el ensayo o la crítica. Su capacidad creadora es ciclónica. Si el pasado mes de septiembre nacía “Morir por mi demanda”, libro que recomendamos en esta ocasión, a principios de este año 2016 veía la luz “Hiemal” (Ed. Alhulia), el cuarto volumen de sus memorias, y hace unos días se presentaba en Granada su última novela “Los conciertos” (Ed. Nazarí). Aun cuando de Villena sabe moverse en las procelosas aguas de la narración como verdadero pez, evidencio –y es mi opinión- que es el poeta siempre el que me conmueve, porque además del oficio, existe en él lo que llamo temblor, alquimia de conocimiento y emoción, cuestión esta última que algunos poetas actuales silencian o desprecian con exagerado descaro y atrevimiento. Pero esta es harina de otro costal.


 De Villena compagina, armoniza en su exacta medida el verso clásico (endecasílabos, heptasílabos, etc.) con el libre, y de ese mestizaje se nutre hasta componer poemas en los cuales forma y fondo se complementan, sin restar belleza alguna al conjunto. No es habitual, en los tiempos que corren, que la poesía se torne pura religiosidad, y sin embargo, esta circunstancia, unida a la sensibilidad del poeta y su particular concepción del mundo y de sus moradores, basada fundamentalmente en las enseñanzas cristianas, nos hacen reflexionar y pensar con total libertad, sin que en ningún momento sienta el lector atadura o imposición alguna. Como ya dijera Quevedo respecto a la palabra libre: «que es lengua la verdad de Dios severo, / y la lengua de Dios nunca fue muda». El sentimiento religioso del poeta no se circunscribe a la mera descripción, a la complacencia de la fe sin rebeldía alguna, sino todo lo contrario. No hay beatitud en el poeta, sino compromiso, denuncia y reproches, también aseveraciones y creencias cuando tocan. En el uso de su libertad exige libertad, solidaridad y justicia para los desposeídos. El hombre como ser en sí mismo está presente en todo el poemario, le preocupa al poeta las circunstancias en las cuales se desarrolla como tal, y por eso alza la voz y grita al mundo sus tristezas de hombre y poeta. De Villena nos propone un viaje al sentimiento más humano: la fraternidad y la igualdad. El libro que nos ocupa, “Morir por mi demanda”, se estructura en tres bloques o partes. Una primera, “Introito”, en la cual el soneto es el protagonista, como muestra los tercetos del poema “Por tantas cosas”: «por el don de la vida y su dulzura / y el de la libertad, clavel al viento, / y por tener con quien gozarla tanto; / por velar de mis hijos la andadura / y por ser la Razón donde me asiento, / te doy, Señor, las gracias y mi canto»; una segunda parte, “Celebración”, donde la voz del poeta, dolorida, se rebela contra la injusticia o la sinrazón del hombre contra el hombre, también contra la poesía y la duda, como así lo expresa en varias estrofas del poema “Vacilaciones de la fe”: «Me parece todo tan injusto esta noche, / tan injusto como escribir un poema / después de haber cenado, / mientras mueren de hambre, / mientras mueren de balas, / mientras mueren sin una sola oportunidad / miles de seres, de hombres como yo, / de niños, de ancianos, de mujeres…// No sé si de verdad existes, Señor, / pero a veces considero / que fue inútil enviar a tu Hijo, / pues nada, nada hemos aprendido / de sus limpias palabras / y sus hechos y su final terrible / que a la vez fue principio. / No sé si de verdad existes, / pero ahora quisiera / que de verdad existieses / para sanar tanta pena, / para colmar tanta esperanza»; por último, una tercera parte, “Acción de gracias”, compuesta por un solo poema, en la cual el poeta, ante el temor por la pérdida de la esposa, escribe un largo poema en liras, “Poema de un día”, del que reproducimos los versos finales: «Aquí, Teresa mía, / gracias demos a Dios por mar y cielo, / por la tierra bravía, / por descubrir su velo / y también por mirarnos con desvelo. // A este paisaje donde / tanto son nuestras huellas conocidas / y la dicha se esconde, / con las almas unidas, / hemos de retornar en nuevas vidas». Un hondo y acertado libro de quien es, sin duda alguna, uno de los autores más destacados de la poesía española actual: Fernando de Villena.


Título:Morir por mi demanda
Autor/a: Fernando de Villena
Edita:Port Royal (Granada, 2015)