UNA HOJA
Cesó la hoja su esencial jornada
y su silencio es surco sin cultivo.
El péndulo, que oscila vengativo,
apenas toleró una bocanada.
En el discurso fiel de una mirada
llovió la muerte y destruyó el estribo
que encadenaba su alma al tronco vivo
como a un barco la oscura marejada.
Un hilo fuiste, hoja tenebrosa,
cortado por las alas del misterio
como el atuendo de la mariposa.
Tu libertad pendió de un cautiverio.
Fuiste y ya no eres, vida silenciosa,
símbolo y huésped del callado imperio.
© Abraham Ferreira Khalil
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