Abraham Ferreira Khalil. Y Dios habitará nuestros cipreses

Y DIOS HABITARÁ NUESTROS CIPRESES "Y ahora dime, Señor, dime al oído: tanta hermosura, ¿matará nuestra muerte?" (M. de Unamuno). Ya se ha roto el concierto de los cipreses y el lodo, aquel lodo que nutren los ausentes y los que están por sepultar, abonará las raíces del horizonte embravecido. Su oleaje recorrerá cada nicho aún por desnudar, cada sepulcro, cada recinto habitado por los huesos de la amnesia vencedora; vencedora del sortilegio más abrumador: el morir en vida, el vivir en muerte. Donde quede un aviso de tu impronta se erguirá un santuario cubierto de cipreses. Vives en los cipreses, gimes en los cipreses, te desnudas cada atardecida y el biombo de los cipreses pretende recluir tu intimidad. No eres Dios y, no obstante, te luce Su aureola de hábito santificado. No eres Dios, porque tu padre he sido y de tu silencio tal vez me quise enamorado. Escucha el oleaje de los muertos rasgar los telones de los alientos últimos. Han temblado los cipreses, custodios de la c