M. Rosa Espinosa. Aimé. En la vida no hay nada provisional.

https://youtu.be/ffnRCnfuRgU

PRESENTACIÓN  27 Noviembre 19:30h
en el GRAN FAMA HOTEL
Av. Mediterráneo, nº 311 Almería

Sinopsis

Aimé es una chica nacida en los años sesenta en Almería. En los ochenta, en plena transición política en España, esta chica trata de ser una mujer independiente, dueña de su vida y de sus decisiones. Para conseguir esta independencia se enfrenta en un principio a su padre y luego al resto del mundo.
A ella le da miedo enamorarse y más aún un compromiso que, de alguna forma, pueda coartar su independencia recientemente conseguida.
Alasdair, un amigo del hermano mayor de Aimé, queda hechizado, desde el primer momento, por ella, pero no quiere que Aimé se involucre, de ninguna manera, en los problemas que viene acarreando su familia desde hace años. Problemas que les llevaron a la muerte de su padre, a la prisión de su hermano mayor, Payton, a la pérdida de todo su patrimonio y al auto destierro a Madrid de su madre, su hermana y de él.
La lucha que mantiene con él mismo, entre ceder al amor que siente por Aimé y evitarle a ella cualquier posible sufrimiento, derivado de sus problemas, hace peligrar un futuro en común.
La ajetreada vida de Aimé y Alasdair se vuelve peligrosa y más cuando intentan asesinar a Aimé y no saben a quién deben enfrentarse para acabar con ese peligro.
La novela trata de contar en primera persona la vida de una chica normal de aquella época, tratando temas tan tabú, como la sexualidad, la homosexualidad, la vida en pareja fuera del matrimonio, la lucha con las tradiciones tan arraigadas en España y representadas en todo su esplendor por su padre.
Aimé cuenta su historia, unas veces con humor, otras con dureza y sobre todo con mucho amor, pasión y erotismo.
Los dos personajes centrales de la obra son Aimé y Alasdair, que se sirven de una serie de personajes secundarios que les ayudan a contar su historia, tales como:
Gabi. Gabriel es hermano y confidente de Aimé. Gabi es una persona alegre y sencilla que aporta a la obra numerosas situaciones de humor. Es gay y la relación existente entre ellos es tan fuerte, sincera y especial, que es el hermano/a que todos quisiéramos tener.
Jaime. Jaime es el típico niño guapo y calavera del que toda adolescente se enamora en el instituto o en la carrera. Éste no siente ningún tipo de empatía hacia nadie y la única persona importante en su vida es él mismo.
Mario. El amigo íntimo de Alasdair que pasa a ser también amigo de Aimé, pero cuya fidelidad pertenece de forma inquebrantable a Alasdair.
Amalia. Amiga íntima de Aimé durante los años de estudios en su ciudad natal. Ella está locamente enamorada de Nicolás, hermano de Aimé.
María. Madre de Aimé. Una mujer que ha vivido su vida dejándose llevar por los acontecimientos que la rodeaban y que ve en su hija a esa heroína que a ella, en secreto, le hubiera gustado ser.
Miguel. Padre de Aimé, un hombre que si hubiera tenido que describirle mi propio padre, habría dicho que Miguel Guerrero era un hombre de los de palabra de honor sin necesidad de contrato escrito. Miguel fue criado bajo estrictas normas de comportamiento, donde el padre es la cabeza visible de una familia y como tal, se deben acatar sus órdenes sin rechistar. El amor a su familia, finalmente, le hace plantearse sus convicciones.
Payton. Es un personaje con mucha fuerza en la novela. Y aunque aparece prácticamente al final, está latente durante toda la obra. Payton es un personaje que tiene vida propia y que se contará en otra novela.
Davena, hermana de Alasdair y al igual que Nicolás y Miguel, que son hermanos de Aimé, aparecen con brevedad y no tienen la misma fuerza que Payton.
Por supuesto en la novela también aparecen personajes “malos” como pueden ser Hugo y Adriana, estos son los “malos conocidos”. Aparecen otros “malos anónimos” que en esta novela solo aparecen fugazmente y que adquirirán mayor protagonismo en la novela de Payton.
A lo largo de la novela, van apareciendo más personajes, pero sin el peso de los anteriores, que realmente son los que viven y comparten la historia de Aimé.
http://editorialseleer.com/

Mª Rosa Espinosa Belmonte

M. Rosa Espinosa. Aimé. En la vida no hay nada provisional.

https://youtu.be/ffnRCnfuRgU

PRESENTACIÓN  27 Noviembre 19:30h
en el GRAN FAMA HOTEL
Av. Mediterráneo, nº 311 Almería

Sinopsis

Aimé es una chica nacida en los años sesenta en Almería. En los ochenta, en plena transición política en España, esta chica trata de ser una mujer independiente, dueña de su vida y de sus decisiones. Para conseguir esta independencia se enfrenta en un principio a su padre y luego al resto del mundo.
A ella le da miedo enamorarse y más aún un compromiso que, de alguna forma, pueda coartar su independencia recientemente conseguida.
Alasdair, un amigo del hermano mayor de Aimé, queda hechizado, desde el primer momento, por ella, pero no quiere que Aimé se involucre, de ninguna manera, en los problemas que viene acarreando su familia desde hace años. Problemas que les llevaron a la muerte de su padre, a la prisión de su hermano mayor, Payton, a la pérdida de todo su patrimonio y al auto destierro a Madrid de su madre, su hermana y de él.
La lucha que mantiene con él mismo, entre ceder al amor que siente por Aimé y evitarle a ella cualquier posible sufrimiento, derivado de sus problemas, hace peligrar un futuro en común.
La ajetreada vida de Aimé y Alasdair se vuelve peligrosa y más cuando intentan asesinar a Aimé y no saben a quién deben enfrentarse para acabar con ese peligro.
La novela trata de contar en primera persona la vida de una chica normal de aquella época, tratando temas tan tabú, como la sexualidad, la homosexualidad, la vida en pareja fuera del matrimonio, la lucha con las tradiciones tan arraigadas en España y representadas en todo su esplendor por su padre.
Aimé cuenta su historia, unas veces con humor, otras con dureza y sobre todo con mucho amor, pasión y erotismo.
Los dos personajes centrales de la obra son Aimé y Alasdair, que se sirven de una serie de personajes secundarios que les ayudan a contar su historia, tales como:
Gabi. Gabriel es hermano y confidente de Aimé. Gabi es una persona alegre y sencilla que aporta a la obra numerosas situaciones de humor. Es gay y la relación existente entre ellos es tan fuerte, sincera y especial, que es el hermano/a que todos quisiéramos tener.
Jaime. Jaime es el típico niño guapo y calavera del que toda adolescente se enamora en el instituto o en la carrera. Éste no siente ningún tipo de empatía hacia nadie y la única persona importante en su vida es él mismo.
Mario. El amigo íntimo de Alasdair que pasa a ser también amigo de Aimé, pero cuya fidelidad pertenece de forma inquebrantable a Alasdair.
Amalia. Amiga íntima de Aimé durante los años de estudios en su ciudad natal. Ella está locamente enamorada de Nicolás, hermano de Aimé.
María. Madre de Aimé. Una mujer que ha vivido su vida dejándose llevar por los acontecimientos que la rodeaban y que ve en su hija a esa heroína que a ella, en secreto, le hubiera gustado ser.
Miguel. Padre de Aimé, un hombre que si hubiera tenido que describirle mi propio padre, habría dicho que Miguel Guerrero era un hombre de los de palabra de honor sin necesidad de contrato escrito. Miguel fue criado bajo estrictas normas de comportamiento, donde el padre es la cabeza visible de una familia y como tal, se deben acatar sus órdenes sin rechistar. El amor a su familia, finalmente, le hace plantearse sus convicciones.
Payton. Es un personaje con mucha fuerza en la novela. Y aunque aparece prácticamente al final, está latente durante toda la obra. Payton es un personaje que tiene vida propia y que se contará en otra novela.
Davena, hermana de Alasdair y al igual que Nicolás y Miguel, que son hermanos de Aimé, aparecen con brevedad y no tienen la misma fuerza que Payton.
Por supuesto en la novela también aparecen personajes “malos” como pueden ser Hugo y Adriana, estos son los “malos conocidos”. Aparecen otros “malos anónimos” que en esta novela solo aparecen fugazmente y que adquirirán mayor protagonismo en la novela de Payton.
A lo largo de la novela, van apareciendo más personajes, pero sin el peso de los anteriores, que realmente son los que viven y comparten la historia de Aimé.
http://editorialseleer.com/

Mª Rosa Espinosa Belmonte

Andrés Rubia. La banda sonora original de un político Tal.

(Metáfora fotográfica de Andrés Rubia )
LA BANDA SONORA ORIGINAL DE UN 
POLÍTICO TAL

(Por Andrés Rubia)



Pongamos que se llama Fernando…
Fernando Gurtrín Pascual es licenciado en derecho con postgrado en administración pública y un master en relaciones internacionales. Está esperando tumbado a que seque el suelo recién fregado, con los pies apoyados en el brazo del sofá. Hace poco menos de dos minutos, la señora de la limpieza ha pasado por allí para hacerle la vida más aséptica.
Las notas musicales de una canción del Sabina se filtran desde la casa de su vecina cincuentona, quien también debe estar en tareas domésticas: El blues de lo que pasa en mi escalera:
El más capullo de mi clase (¡que elemento!)
Llegó hasta el parlamento
Y a sus cuarenta y tantos años,
un escaño
decora con su terno
azul de diputado del gobierno.
Da fe de que ha triunfado
su tripa, que ha engordado
desde el día
que un ujier le llamó su señoría
ycambió a su mujer por una arpía
de pechos operados.
Y sin dejar de ser el mismo bruto
aquel que no sabía
ni dibujar la o con un canuto (…)
Se ha levantado del diván como un resorte. Lo tiene claro. Debe cambiar el mundo pero primero, ha de comenzar por su país.
La canción continúa filtrándose desde la radio de la vecina:
El superclase de mi clase (¡que pardillo!)
se pudre en el banquillo
Y, a sus cuarenta y cinco abriles,
Matarile,
y a la cola del paro
por no haber pasado por el aro.
Vencido, calvo y tieso
se quedó en los huesos
aquel día
que pilló a su mujer en plena orgía
con el miembro del miembro (¡qué ironía!)
más tonto del congreso.
Y sin dejar de ser el mismo sabio
que para hacer poesía,
sólo tenía que mover los labios (…)
Se acerca a la mesa de su despacho, se sienta. Click, on, oummmmmm… Impaciente escucha el zumbido sordo del ordenador mientras arranca. Espera. En apenas un minuto, en la pantalla obtiene el Word con el cursor parpadeándole. No debe escapársele la idea. Se pone a escribir como si fuera una cuestión de ahora o nunca, como si la inspiración no fuera a durarle mucho más de lo que ese orgasmo mental:
El problema no es la ambición, el problema es dónde ensordecer, cercanos a esa frontera entre la honradez y la inmoralidad humana donde la codicia grita tentando al individuo.
El problema no es la tentación del poder patrañero, de su propósito acabado en éxito o en ladronicio. La cuestión, la perniciosa enfermedad es que, impiadosa como una pandemia, la sociedad es capaz de lo más rapaz y fagocita a profesiones y profesionales honestos; entonces, las leyes voraces de los poderosos y corruptos, delimitan el número de románticos llamándoles revolucionarios.
Son pocos los poetas de verdad sublimando verdades con modales ancestrales, loables, adolecidos. Son muchos los políticos, por contra, promulgando mentiras con maneras eficaces. Luego está el dinero, pero ya se sabe, ahí está la historia del mundo que regresa una y otra vez a contarnos que… (Vuelta a empezar)…
El problema no es la ambición, el problema es dónde quedarse sin audición, en ese límite entre la honradez y la inmoralidad humana donde la codicia grita tentando (…)


Fernando Gurtrín funda una plataforma política de talante liberal progresista. Tras cinco años, logra ser líder de la oposición con ese partido. Veintisiete meses después gana las elecciones generales y sube a la presidencia del gobierno.
Hoy es el día. Sorprendentemente no vendió su despacho en el barrio Salamanca pese a sus periplos por Moncloa. Mi opinión es que disfrutaba con la música que ponía su vecina choni. Sí, hoy es el día. Aquí aguarda a que venga a recogerle el coche oficial. Entretanto, sobre el brazo del sofá, posa los pies respirando el olor a lejía perfumada. El fregasuelos huele bien, a lavanda. Escucha cantar al chico gay de la limpieza que dos semanas antes contrató para compensar un favor de silencio que debía a su padre, el tesorero del partido:
Ná te debo, ná te pido
me voy de tu vera
olvídame ya,
que he pagado con oro
tus carnes morenas
¡no maldigas, paya!
Que estamos en paz.
No te quiero, no me quieras,
si tó me lo diste
yo ná te pedí.
No me eches en cara
que tó lo perdiste,
también a tu vera
yo tó lo perdí (…)
Será llamado a declarar por varios delitos de malversación de fondos y prevaricación, tráfico de influencias, filtración de documentos, financiación irregular y apropiación indebida. Está tranquilo. Dos jueces entraron en el supremo gracias a él y a poco de Gurtrín sentarse en la presidencia de estado.
Yo ya he cumplido. He contado la historia de Fernando Gurtrín Pascual. ¡La leche! ¡Un tío que es la leche!.
No me esperéis en ningún mitin en estos próximos meses aplaudiendo a nadie, insisto, a nadie, a ningún político bien entrenado para timar en el nombre o no del capitalismo. Han esquilmado por completo mi confianza. La biblia de la nueva democracia ya me la leí y no soy creyente, gracias a dios. En su lugar supongo que tomaré mi coche, pondré a mi amigo Fumangie en el cedé y escucharé esa canción, manual de buena fe, aquella que dice:
Marcar la equidistancia
entre dos puntos sin nada en común.
Descubrir las veredas
que a un lado, no se dejan ver.
Deletrear las palabras
letra a letra, suelen doler más.
Piedad, una de ellas,
y estar atentos por si hay que correr.
Seguimos aferrados al manual de buena fe.
Seguimos aferrados al manual de buena fe (…)


Entonces llegará el momento de seguir siendo estafado por el ayuntamiento y la O.R.A. Aparcaré. Monedas al cajón. Cooperaré con los sueldos y nóminas de alcalde, concejales y gualdrapas varios… demasiados. Me dirigiré al karaoke. Una vez allí, cuando me dejen, “tó” castizo y muy digno, pediré cantar esa coplilla de Quintero-León y Quiroga:
¡Ay, pena, penita, pena -pena-,
pena de mi corazón,
que me corre por las venas -pena-
con la fuerza de un ciclón!
Es lo mismo que un nublado
de tiniebla y pedernal.
Es un potro desbocado
que no sabe dónde va.
Es un desierto de arena -pena-,
es mi gloria en un penal.
¡Ay, penal! ¡Ay, penal!
¡Ay, pena, penita, pena!
Cuando salga, ya habrá oscurecido y será hora de volver al lugar donde hago culto a mi bohemia desapercibida. Permaneceré un minuto reflexivo en la puerta y regresará a mi mente esa frase:
El problema no es la ambición, el problema es dónde ensordecer, cercanos a esa frontera entre la honradez y la inmoralidad humana donde la codicia grita tentando al individuo.
¡Bah! ¡Que les den! –
Y me marcharé a casa en silencio, queriendo ser un ignorante, un niño de cinco años, sin música, quizá algo abatido, escuchando el ruido del motor, el cliqueo de la intermitencia bajo el salpicadero, el rumor de las calles mientras los semáforos en rojo, el murmullo frío de la ciudad disipándose con la noche mientras arruga sus pulsaciones por minuto. Siempre pensaré que la vida puede devolvernos la ilusión con el siguiente día, a menos que sea la última vez, el último día que la existencia te permita pensar.

Andrés Rubia. La banda sonora original de un político Tal.

(Metáfora fotográfica de Andrés Rubia )
LA BANDA SONORA ORIGINAL DE UN 
POLÍTICO TAL

(Por Andrés Rubia)



Pongamos que se llama Fernando…
Fernando Gurtrín Pascual es licenciado en derecho con postgrado en administración pública y un master en relaciones internacionales. Está esperando tumbado a que seque el suelo recién fregado, con los pies apoyados en el brazo del sofá. Hace poco menos de dos minutos, la señora de la limpieza ha pasado por allí para hacerle la vida más aséptica.
Las notas musicales de una canción del Sabina se filtran desde la casa de su vecina cincuentona, quien también debe estar en tareas domésticas: El blues de lo que pasa en mi escalera:
El más capullo de mi clase (¡que elemento!)
Llegó hasta el parlamento
Y a sus cuarenta y tantos años,
un escaño
decora con su terno
azul de diputado del gobierno.
Da fe de que ha triunfado
su tripa, que ha engordado
desde el día
que un ujier le llamó su señoría
ycambió a su mujer por una arpía
de pechos operados.
Y sin dejar de ser el mismo bruto
aquel que no sabía
ni dibujar la o con un canuto (…)
Se ha levantado del diván como un resorte. Lo tiene claro. Debe cambiar el mundo pero primero, ha de comenzar por su país.
La canción continúa filtrándose desde la radio de la vecina:
El superclase de mi clase (¡que pardillo!)
se pudre en el banquillo
Y, a sus cuarenta y cinco abriles,
Matarile,
y a la cola del paro
por no haber pasado por el aro.
Vencido, calvo y tieso
se quedó en los huesos
aquel día
que pilló a su mujer en plena orgía
con el miembro del miembro (¡qué ironía!)
más tonto del congreso.
Y sin dejar de ser el mismo sabio
que para hacer poesía,
sólo tenía que mover los labios (…)
Se acerca a la mesa de su despacho, se sienta. Click, on, oummmmmm… Impaciente escucha el zumbido sordo del ordenador mientras arranca. Espera. En apenas un minuto, en la pantalla obtiene el Word con el cursor parpadeándole. No debe escapársele la idea. Se pone a escribir como si fuera una cuestión de ahora o nunca, como si la inspiración no fuera a durarle mucho más de lo que ese orgasmo mental:
El problema no es la ambición, el problema es dónde ensordecer, cercanos a esa frontera entre la honradez y la inmoralidad humana donde la codicia grita tentando al individuo.
El problema no es la tentación del poder patrañero, de su propósito acabado en éxito o en ladronicio. La cuestión, la perniciosa enfermedad es que, impiadosa como una pandemia, la sociedad es capaz de lo más rapaz y fagocita a profesiones y profesionales honestos; entonces, las leyes voraces de los poderosos y corruptos, delimitan el número de románticos llamándoles revolucionarios.
Son pocos los poetas de verdad sublimando verdades con modales ancestrales, loables, adolecidos. Son muchos los políticos, por contra, promulgando mentiras con maneras eficaces. Luego está el dinero, pero ya se sabe, ahí está la historia del mundo que regresa una y otra vez a contarnos que… (Vuelta a empezar)…
El problema no es la ambición, el problema es dónde quedarse sin audición, en ese límite entre la honradez y la inmoralidad humana donde la codicia grita tentando (…)


Fernando Gurtrín funda una plataforma política de talante liberal progresista. Tras cinco años, logra ser líder de la oposición con ese partido. Veintisiete meses después gana las elecciones generales y sube a la presidencia del gobierno.
Hoy es el día. Sorprendentemente no vendió su despacho en el barrio Salamanca pese a sus periplos por Moncloa. Mi opinión es que disfrutaba con la música que ponía su vecina choni. Sí, hoy es el día. Aquí aguarda a que venga a recogerle el coche oficial. Entretanto, sobre el brazo del sofá, posa los pies respirando el olor a lejía perfumada. El fregasuelos huele bien, a lavanda. Escucha cantar al chico gay de la limpieza que dos semanas antes contrató para compensar un favor de silencio que debía a su padre, el tesorero del partido:
Ná te debo, ná te pido
me voy de tu vera
olvídame ya,
que he pagado con oro
tus carnes morenas
¡no maldigas, paya!
Que estamos en paz.
No te quiero, no me quieras,
si tó me lo diste
yo ná te pedí.
No me eches en cara
que tó lo perdiste,
también a tu vera
yo tó lo perdí (…)
Será llamado a declarar por varios delitos de malversación de fondos y prevaricación, tráfico de influencias, filtración de documentos, financiación irregular y apropiación indebida. Está tranquilo. Dos jueces entraron en el supremo gracias a él y a poco de Gurtrín sentarse en la presidencia de estado.
Yo ya he cumplido. He contado la historia de Fernando Gurtrín Pascual. ¡La leche! ¡Un tío que es la leche!.
No me esperéis en ningún mitin en estos próximos meses aplaudiendo a nadie, insisto, a nadie, a ningún político bien entrenado para timar en el nombre o no del capitalismo. Han esquilmado por completo mi confianza. La biblia de la nueva democracia ya me la leí y no soy creyente, gracias a dios. En su lugar supongo que tomaré mi coche, pondré a mi amigo Fumangie en el cedé y escucharé esa canción, manual de buena fe, aquella que dice:
Marcar la equidistancia
entre dos puntos sin nada en común.
Descubrir las veredas
que a un lado, no se dejan ver.
Deletrear las palabras
letra a letra, suelen doler más.
Piedad, una de ellas,
y estar atentos por si hay que correr.
Seguimos aferrados al manual de buena fe.
Seguimos aferrados al manual de buena fe (…)


Entonces llegará el momento de seguir siendo estafado por el ayuntamiento y la O.R.A. Aparcaré. Monedas al cajón. Cooperaré con los sueldos y nóminas de alcalde, concejales y gualdrapas varios… demasiados. Me dirigiré al karaoke. Una vez allí, cuando me dejen, “tó” castizo y muy digno, pediré cantar esa coplilla de Quintero-León y Quiroga:
¡Ay, pena, penita, pena -pena-,
pena de mi corazón,
que me corre por las venas -pena-
con la fuerza de un ciclón!
Es lo mismo que un nublado
de tiniebla y pedernal.
Es un potro desbocado
que no sabe dónde va.
Es un desierto de arena -pena-,
es mi gloria en un penal.
¡Ay, penal! ¡Ay, penal!
¡Ay, pena, penita, pena!
Cuando salga, ya habrá oscurecido y será hora de volver al lugar donde hago culto a mi bohemia desapercibida. Permaneceré un minuto reflexivo en la puerta y regresará a mi mente esa frase:
El problema no es la ambición, el problema es dónde ensordecer, cercanos a esa frontera entre la honradez y la inmoralidad humana donde la codicia grita tentando al individuo.
¡Bah! ¡Que les den! –
Y me marcharé a casa en silencio, queriendo ser un ignorante, un niño de cinco años, sin música, quizá algo abatido, escuchando el ruido del motor, el cliqueo de la intermitencia bajo el salpicadero, el rumor de las calles mientras los semáforos en rojo, el murmullo frío de la ciudad disipándose con la noche mientras arruga sus pulsaciones por minuto. Siempre pensaré que la vida puede devolvernos la ilusión con el siguiente día, a menos que sea la última vez, el último día que la existencia te permita pensar.

Andrés Rubia. La banda sonora original de un político Tal.

(Metáfora fotográfica de Andrés Rubia )
LA BANDA SONORA ORIGINAL DE UN 
POLÍTICO TAL

(Por Andrés Rubia)



Pongamos que se llama Fernando…
Fernando Gurtrín Pascual es licenciado en derecho con postgrado en administración pública y un master en relaciones internacionales. Está esperando tumbado a que seque el suelo recién fregado, con los pies apoyados en el brazo del sofá. Hace poco menos de dos minutos, la señora de la limpieza ha pasado por allí para hacerle la vida más aséptica.
Las notas musicales de una canción del Sabina se filtran desde la casa de su vecina cincuentona, quien también debe estar en tareas domésticas: El blues de lo que pasa en mi escalera:
El más capullo de mi clase (¡que elemento!)
Llegó hasta el parlamento
Y a sus cuarenta y tantos años,
un escaño
decora con su terno
azul de diputado del gobierno.
Da fe de que ha triunfado
su tripa, que ha engordado
desde el día
que un ujier le llamó su señoría
ycambió a su mujer por una arpía
de pechos operados.
Y sin dejar de ser el mismo bruto
aquel que no sabía
ni dibujar la o con un canuto (…)
Se ha levantado del diván como un resorte. Lo tiene claro. Debe cambiar el mundo pero primero, ha de comenzar por su país.
La canción continúa filtrándose desde la radio de la vecina:
El superclase de mi clase (¡que pardillo!)
se pudre en el banquillo
Y, a sus cuarenta y cinco abriles,
Matarile,
y a la cola del paro
por no haber pasado por el aro.
Vencido, calvo y tieso
se quedó en los huesos
aquel día
que pilló a su mujer en plena orgía
con el miembro del miembro (¡qué ironía!)
más tonto del congreso.
Y sin dejar de ser el mismo sabio
que para hacer poesía,
sólo tenía que mover los labios (…)
Se acerca a la mesa de su despacho, se sienta. Click, on, oummmmmm… Impaciente escucha el zumbido sordo del ordenador mientras arranca. Espera. En apenas un minuto, en la pantalla obtiene el Word con el cursor parpadeándole. No debe escapársele la idea. Se pone a escribir como si fuera una cuestión de ahora o nunca, como si la inspiración no fuera a durarle mucho más de lo que ese orgasmo mental:
El problema no es la ambición, el problema es dónde ensordecer, cercanos a esa frontera entre la honradez y la inmoralidad humana donde la codicia grita tentando al individuo.
El problema no es la tentación del poder patrañero, de su propósito acabado en éxito o en ladronicio. La cuestión, la perniciosa enfermedad es que, impiadosa como una pandemia, la sociedad es capaz de lo más rapaz y fagocita a profesiones y profesionales honestos; entonces, las leyes voraces de los poderosos y corruptos, delimitan el número de románticos llamándoles revolucionarios.
Son pocos los poetas de verdad sublimando verdades con modales ancestrales, loables, adolecidos. Son muchos los políticos, por contra, promulgando mentiras con maneras eficaces. Luego está el dinero, pero ya se sabe, ahí está la historia del mundo que regresa una y otra vez a contarnos que… (Vuelta a empezar)…
El problema no es la ambición, el problema es dónde quedarse sin audición, en ese límite entre la honradez y la inmoralidad humana donde la codicia grita tentando (…)


Fernando Gurtrín funda una plataforma política de talante liberal progresista. Tras cinco años, logra ser líder de la oposición con ese partido. Veintisiete meses después gana las elecciones generales y sube a la presidencia del gobierno.
Hoy es el día. Sorprendentemente no vendió su despacho en el barrio Salamanca pese a sus periplos por Moncloa. Mi opinión es que disfrutaba con la música que ponía su vecina choni. Sí, hoy es el día. Aquí aguarda a que venga a recogerle el coche oficial. Entretanto, sobre el brazo del sofá, posa los pies respirando el olor a lejía perfumada. El fregasuelos huele bien, a lavanda. Escucha cantar al chico gay de la limpieza que dos semanas antes contrató para compensar un favor de silencio que debía a su padre, el tesorero del partido:
Ná te debo, ná te pido
me voy de tu vera
olvídame ya,
que he pagado con oro
tus carnes morenas
¡no maldigas, paya!
Que estamos en paz.
No te quiero, no me quieras,
si tó me lo diste
yo ná te pedí.
No me eches en cara
que tó lo perdiste,
también a tu vera
yo tó lo perdí (…)
Será llamado a declarar por varios delitos de malversación de fondos y prevaricación, tráfico de influencias, filtración de documentos, financiación irregular y apropiación indebida. Está tranquilo. Dos jueces entraron en el supremo gracias a él y a poco de Gurtrín sentarse en la presidencia de estado.
Yo ya he cumplido. He contado la historia de Fernando Gurtrín Pascual. ¡La leche! ¡Un tío que es la leche!.
No me esperéis en ningún mitin en estos próximos meses aplaudiendo a nadie, insisto, a nadie, a ningún político bien entrenado para timar en el nombre o no del capitalismo. Han esquilmado por completo mi confianza. La biblia de la nueva democracia ya me la leí y no soy creyente, gracias a dios. En su lugar supongo que tomaré mi coche, pondré a mi amigo Fumangie en el cedé y escucharé esa canción, manual de buena fe, aquella que dice:
Marcar la equidistancia
entre dos puntos sin nada en común.
Descubrir las veredas
que a un lado, no se dejan ver.
Deletrear las palabras
letra a letra, suelen doler más.
Piedad, una de ellas,
y estar atentos por si hay que correr.
Seguimos aferrados al manual de buena fe.
Seguimos aferrados al manual de buena fe (…)


Entonces llegará el momento de seguir siendo estafado por el ayuntamiento y la O.R.A. Aparcaré. Monedas al cajón. Cooperaré con los sueldos y nóminas de alcalde, concejales y gualdrapas varios… demasiados. Me dirigiré al karaoke. Una vez allí, cuando me dejen, “tó” castizo y muy digno, pediré cantar esa coplilla de Quintero-León y Quiroga:
¡Ay, pena, penita, pena -pena-,
pena de mi corazón,
que me corre por las venas -pena-
con la fuerza de un ciclón!
Es lo mismo que un nublado
de tiniebla y pedernal.
Es un potro desbocado
que no sabe dónde va.
Es un desierto de arena -pena-,
es mi gloria en un penal.
¡Ay, penal! ¡Ay, penal!
¡Ay, pena, penita, pena!
Cuando salga, ya habrá oscurecido y será hora de volver al lugar donde hago culto a mi bohemia desapercibida. Permaneceré un minuto reflexivo en la puerta y regresará a mi mente esa frase:
El problema no es la ambición, el problema es dónde ensordecer, cercanos a esa frontera entre la honradez y la inmoralidad humana donde la codicia grita tentando al individuo.
¡Bah! ¡Que les den! –
Y me marcharé a casa en silencio, queriendo ser un ignorante, un niño de cinco años, sin música, quizá algo abatido, escuchando el ruido del motor, el cliqueo de la intermitencia bajo el salpicadero, el rumor de las calles mientras los semáforos en rojo, el murmullo frío de la ciudad disipándose con la noche mientras arruga sus pulsaciones por minuto. Siempre pensaré que la vida puede devolvernos la ilusión con el siguiente día, a menos que sea la última vez, el último día que la existencia te permita pensar.

Si sólo fuera. Maria Ángeles Lonardi

Poema inspirado en la Marcha de la vergüenza que salió en los diarios el 21/10/15. Una columna de refugiados sirios que atraviesan Eslovenia buscando un lugar menos hostil. Evitando el frio invierno inminente y huyendo del horror de la guerra.

                      SI SÓLO FUERA…




Si solo fuera dejar la vida abandonada
a orillas del mar Egeo
o al borde de la última frontera…
Si solo de tratara de reducir de pronto
tu vida a una pequeña mochila
y abrazarte en silencio a tu hijo
estrujarlo contra tu pecho
para que no tenga miedo
para evitarle un trauma feroz
para que no olvide tu latido
tu cariño, tu amor, tu raíz
que es la suya
que es la de tantos
Desplazados
Refugiados
Excluidos
Árboles arrancados de su bosque
que ya no será jamás el mismo.
Si solo bastara con el sacrificio
de tanta niñez inocente.
Si solo fuera cuestión
de religión, de ideología
de guerras absurdas
de muertes evitables
de hipocresía siniestra
o de astucia mal entendida…
Si parece que
es la estupidez humana
la que nos caracteriza
la que nos deja, una vez más,
en evidencia, al desnudo
frente a nuestra idiota manera
de ser, sin ser protagonistas
de ver sin mirar, sin razón
sin escrúpulos, sin justificativos
sin vergüenza, sin humanidad
sin amor…sin saber de la caridad…
Pero eso sí,
hay algo que hemos aprendido
en este tiempo absurdo y de delirio:
sólo es importante aprender
y saber muy bien cómo mirarse
el ombligo.





Maria A. Lonardi 22/10/15





Si sólo fuera. Maria Ángeles Lonardi

Poema inspirado en la Marcha de la vergüenza que salió en los diarios el 21/10/15. Una columna de refugiados sirios que atraviesan Eslovenia buscando un lugar menos hostil. Evitando el frio invierno inminente y huyendo del horror de la guerra.

                      SI SÓLO FUERA…




Si solo fuera dejar la vida abandonada
a orillas del mar Egeo
o al borde de la última frontera…
Si solo de tratara de reducir de pronto
tu vida a una pequeña mochila
y abrazarte en silencio a tu hijo
estrujarlo contra tu pecho
para que no tenga miedo
para evitarle un trauma feroz
para que no olvide tu latido
tu cariño, tu amor, tu raíz
que es la suya
que es la de tantos
Desplazados
Refugiados
Excluidos
Árboles arrancados de su bosque
que ya no será jamás el mismo.
Si solo bastara con el sacrificio
de tanta niñez inocente.
Si solo fuera cuestión
de religión, de ideología
de guerras absurdas
de muertes evitables
de hipocresía siniestra
o de astucia mal entendida…
Si parece que
es la estupidez humana
la que nos caracteriza
la que nos deja, una vez más,
en evidencia, al desnudo
frente a nuestra idiota manera
de ser, sin ser protagonistas
de ver sin mirar, sin razón
sin escrúpulos, sin justificativos
sin vergüenza, sin humanidad
sin amor…sin saber de la caridad…
Pero eso sí,
hay algo que hemos aprendido
en este tiempo absurdo y de delirio:
sólo es importante aprender
y saber muy bien cómo mirarse
el ombligo.





Maria A. Lonardi 22/10/15