Antonio García Vargas. Epífora Metra

EPÍFORA METRA
(a Al-MAriyya)

Quedarán solo doce de los antiguos versos
cual pulsante residuo que prófugo se inmola.
¿Hubo acaso una noche donde escanciar las jarchas?
¡Hubo, sí, una noche, tal no habrá noche alguna!

No vendrán nunca más las sangrantes espadas
a fornicar vigilias ni corpóreos dones,
ni a perforar las puertas o a violar alcazabas.

¿Hubo acaso un después?
¡No preguntes, zagala!

¿Una jarcha, un Bagdad, donde posar desnudos?
¡Cállate ya, mujer!

La playa se hace espejo, el puerto caracola,
el olor de la pólvora una hidra de escamas
que asaetando el aire se zambulle en el alba.

Lloran las axabebas. Sus lúgubres sonidos
entierran las moaxajas en los zocos
de mi arena quemada.

Un cierto olor a piel desollaba la noche, gritándonos:
¡Rompeos ya, malditos!
¡Abrid de par en par las puertas de al-Mariyya!

La runa muta en versos.
Solo doce.
¡Ay!
¡Y apócrifos!