El lector de malditos. Maribel Cerezuela


En todas las épocas gustamos de leer cuentos y entre las narraciones, las que más nos atraen son las que hablan de personajes malditos, malévolos,.., aquellos que, empleando la mejor técnica, logran impresionarnos con un rastro de sangre, o volver medio majaras o ataque frontales de psiquiátrico, en definitiva, cuanto más daño rezumen sus páginas, mejor.

Recordemos cuentos infantiles donde el mal está siempre tan presente que parece lo hemos asumido, interiorizado tanto que no nos inmutamos. Véanse ejemplos como La Cenicienta, Caperucita Roja, Los tres cerditos,... Vas subiendo las escaleras de una casa, toda confort y de pronto te pegan una paliza, te prenden fuego, o te acuchillan por la espalda, te cortan la cabeza o te come el lobo.

Claro que hay más crueles aún. Esto es poco. 
Una escena podría ser...


..... Un padre deja a su hijita con una hermana mayor, que no es tan mayor, porque solo tiene 6 años, confiado en que no le pasará nada. No pasan ni dos horas y Elena, que así se llama la rubita de pelo ondulado, preciosa, con ojos vivos y cara de nunca haber roto un plato, va a la habitación donde la pequeña morenita de muchas pecas duerme. Se acerca para ver si está durmiendo y no ha terminado de agacharse cuando siente en toda la cara un manotazo, con calculada fuerza, de la pequeña de no más de dos años, a lo que su hermana responde clavándole el termómetro en toda la cara.

Y no nos sorprendemos de nada. Cada día se escriben mejores cuentos de terror. Personajes malditos que nos mueven la sangre por las venas y clamamos: La hostia santa¡¡¡ que bruta la tía....y a otra cosa...