Luli
en su último día
Fue
amor como siempre
y
el Paraíso esperaba.
Yo
le tuve en mis brazos
y
ahí le sentiré siempre.
Siempre
te querré.
Libro de poemas de Maribel Cerezuela, Aforismos, Palabras, Poesía, Imágenes, Entrevistas, Literatura, Arte, Libros, Revistas,
Luli
en su último día
Fue
amor como siempre
y
el Paraíso esperaba.
Yo
le tuve en mis brazos
y
ahí le sentiré siempre.
Siempre
te querré.
DÉJAME
No puedas más.
Resiste, lucha, y déjame.
Déjame ser feliz, déjame seguir el camino.
Mi camino.
Poder avanzar, descubrir, llorar, querer, volar, disfrutar, reir, escuchar.
Déjame tiempo.
Déjame comprender despacio y sin atragantamiento.
Déjame respirar un aire fresco.
Déjame llorar con mis tiempos.
Y sobre todo si me quieres déjame libre.
No me ahogues contigo, y yo te seguiré queriendo.
Quiéreme de lejos, te echaré de menos, pero me dueles cerca.
Quiero descubrir mi mundo sin ti, quiero luchar por la felicidad, quiero soñar con libertad.
Quiero sentir la paz en la soledad.
Pero sobre todo, déjame.
Y así los dos dejaremos de no poder más.
Olsenabi.
Irse del mundo
Nunca fui culpable
La radio escuché, no
encontré el silencio, la radio escuché, su sonido me enamoró, soy yo, soy yo,
el yoyo, el sonido gusta, y yo, sigo escribiendo tonterías de las que me
arrepentiré, música memorizando y deseando acabar ya con esta melancolía, otros
la olvidarán y para ellos serán palabras pasajeras, verbo a verbo, angustia
milagrosa y querer sobrevivir. ¿Cómo sería él?, ¿qué vicios tendría?, ¿qué
drogas tomaría?... ¿Cuál el color de su pelo?, ¿qué ropa usaría?, ¿qué virtudes
tendría y qué platos comería?, ¿con qué novias andaría?, ¿cuánto tabaco, cuánta
droga?... Irse del mundo, ¿a dónde?, donde no haya sombras ni lamentos, donde
no locuras ni digan que soy culpable, vivir en paz donde nadie me vea, descansar
y dormir por las noches, recuperar el bienestar. Irse de Europa, volar,
desaparecer, avión de papel, crucero de melancolía, en avioneta, globo,
bicicleta, en todo y en la imaginación… también. Emprender un largo recorrido
al Paraíso, que no es donde estoy ahora. Lo han hecho todo de pena, mortal,
guerra horrible, nefasto, de vergüenza pura, fatal, gravemente y sin piedad,
desastroso. Dios, ayúdame a salir, a dar el paso y perderme en la luz, tu luz,
tu amor, tu protección que no me falte nunca.
Irse del mundo
Nunca fui culpable
La radio escuché, no
encontré el silencio, la radio escuché, su sonido me enamoró, soy yo, soy yo,
el yoyo, el sonido gusta, y yo, sigo escribiendo tonterías de las que me
arrepentiré, música memorizando y deseando acabar ya con esta melancolía, otros
la olvidarán y para ellos serán palabras pasajeras, verbo a verbo, angustia
milagrosa y querer sobrevivir. ¿Cómo sería él?, ¿qué vicios tendría?, ¿qué
drogas tomaría?... ¿Cuál el color de su pelo?, ¿qué ropa usaría?, ¿qué virtudes
tendría y qué platos comería?, ¿con qué novias andaría?, ¿cuánto tabaco, cuánta
droga?... Irse del mundo, ¿a dónde?, donde no haya sombras ni lamentos, donde
no locuras ni digan que soy culpable, vivir en paz donde nadie me vea, descansar
y dormir por las noches, recuperar el bienestar. Irse de Europa, volar,
desaparecer, avión de papel, crucero de melancolía, en avioneta, globo,
bicicleta, en todo y en la imaginación… también. Emprender un largo recorrido
al Paraíso, que no es donde estoy ahora. Lo han hecho todo de pena, mortal,
guerra horrible, nefasto, de vergüenza pura, fatal, gravemente y sin piedad,
desastroso. Dios, ayúdame a salir, a dar el paso y perderme en la luz, tu luz,
tu amor, tu protección que no me falte nunca.
TODO ES GRIS
Quedan cenizas dónde antes estabas tú,
quedan recuerdos de lo que fuimos.
Volviste para hacerme desaparecer y todavía te quiero.
Queda esperanza en mi corazón que aún cree.
Fuiste todo para mí,
y yo para ti la nada.
El dolor me persigue,
y todo es gris.
Los recuerdos aparecen,
derribando todo.
Sentimientos en bucle, lágrimas caen.
Mejillas empapadas, lágrimas caen.
Con sabor salado, lágrimas caen.
El sentimiento de lo que fue y no podrá ser, me inunda por
dentro,
me siento en una nube donde todo se oscurece.
Los recuerdos se pintan de gris y solo veo cenizas.
Olsenabi.
TODO ES GRIS
Quedan cenizas dónde antes estabas tú,
quedan recuerdos de lo que fuimos.
Volviste para hacerme desaparecer y todavía te quiero.
Queda esperanza en mi corazón que aún cree.
Fuiste todo para mí,
y yo para ti la nada.
El dolor me persigue,
y todo es gris.
Los recuerdos aparecen,
derribando todo.
Sentimientos en bucle, lágrimas caen.
Mejillas empapadas, lágrimas caen.
Con sabor salado, lágrimas caen.
El sentimiento de lo que fue y no podrá ser, me inunda por
dentro,
me siento en una nube donde todo se oscurece.
Los recuerdos se pintan de gris y solo veo cenizas.
Olsenabi.
TU RESPUESTA
La desesperación me come,
esperando tu respuesta.
Cuánto tiempo más para saber,
lo que obvio es.
Días perdidos,
pensando con las lágrimas.
Tiempos nublados,
que necesitan tu respuesta.
Ojos hinchados,
cansados de esperar.
Y cuánto más tiempo espero, menos
esperanza me queda, los días cada vez son más pesados, y tu imagen cada vez es
más negra.
Esperó que estés bien, y que algún
día vuelvas, antes de que desaparezca, en esta gran oscura nube que me persigue
desde que esperó tu respuesta.
olsenabi.
NADA
Esperándote,
recuerdo lo vivido a tu lado.
Cada día,
todo se hace más nublado.
Cada noche,
me cuesta más seguir soñando.
Cada año,
me duele más que tu presencia no
esté a mi lado.
Todo es diferente desde que te
fuiste, dejaste un espacio en blanco, te has convertido en nada, y la nada es
lo que más duele.
Cada vez quedan menos recuerdos, es
difícil salvarlos y eso me rompe.
Seguirás en mis recuerdos hasta el
día que me convierta en nada.
olsenabi.
¿Quién eres?
Creo que todos nos buscamos, nos desconocemos, nos ignoramos, nos enmascaramos, podemos llegar a jugar a este juego hasta la extenuación de la más vil ludopatía.Hay días que te apetece releer a autores a los que le dedicaste mucho tiempo porque amabas su palabra escrita. Recordar buenos momentos y agradecer una vez más lo mucho que hicieron con su trabajo para llegar a muchas personas que se abrían camino en el mundo de la poesía o, simplemente, que habían vuelto a editar un libro. Siempre tenía tiempo para ir a presentaciones, nunca defraudaba a nadie. Me estoy acordando de las veces que colaboró con la Revista Transparencias y sus exposiciones en Caja Granada. En concreto he copiado el poema "NAVEGACIONES" que se publicó en la revista nº 18.
Pilar Quirosa, Miguel Naveros, Julio Alfredo Egea y María Ángeles Lonardi |
NAVEGACIONES
I.- HACIA EL MAR
Llegas, amarrado al instinto.
Aquel lugar aparente,
asidero invisible de vida y de contornos,
viviendo al límite,
añorando posesiones,
al servicio de la aridez.
Leo la tablilla, que por azar anida
entre mis manos; y rompo
una lanza, y de oeste a este, navego
a través del espejismo.
Un mundo antiguo, de estructura decadente,
acorazado el corazón, refugiado en la mesura
tiempo de reinos, de naufragios y de retamas,
de dioses y de corazas, arena y ceniza del tiempo.
Llueve intensamente, y soy testigo de
una estirpe por llegar,
una leyenda negra de mortandad y de oprobios,
cerca de los pueblos del mar.
Revista Transparencias n. 18 |
II.- EL GUERRERO
Es tiempo derrotado,
destino sofocado por las horas,
aquellas que no regresan,
triste epitafio marino.
Tipografía árida,
transitables fortalezas
que se derrumba,
al menor soplo de viento.
Factura inviable, imagen
escrita en la tragedia.
Bárbaros carros, enlaces,
boras enfundadas de espinas
y un adiós ultimo, y fiel,
enredándose entre tus cabellos,
quizás mi única patria,
Un camino angosto,
inmerso en la imposible espesura,
en el vaivén de los días.
Una esperanza, tardía,
en la escarpada cornisa,
mercenarios entre las sombras.
En esa estrecha miríada de voces,
años de ruinas de vacíos,
de soledades y derrumbe.
III.- LA DERROTA
Luces y sombras, rumor de olas,
mientras los pueblos
sucumben ante su sueños,
y buscamos la protección
entre las hojas no nacidas
del imposible calendario.
Enemigo mío, cruel tiempo,
pesadilla inmensa,
generada por los lustros.
Jabalina letal,
atravesando músculos y arena.
Confiado, tú, nombre mediterráneo,
unido a tu casco y a tu destino,
ante la pesadilla
de una noche nacida, con aristas,
hacia el final de los tiempos,
desde la eternidad de la flameada,
como punta de metal atravesando
horizontes, hielo, mares, sudor y batallas,
por siempre vulnerable.
Enemigo mío, unido, por siglos,
al arquero y al auriga.
IV.- EL REGRESO
Del desfiladero, la piel,
horadada por el llanto.
La página final que todo lo anega,
la fe, la paz, el principio.
Tiempo, tras la oleada de invasiones,
de gritos en silencio.
De voces apagadas
por el peso de la Historia.
Horas atravesadas por las lanzas
de lo inefable: tú, portador de la muerte,
de todas las muertes posibles e inevitables,
travesía falaz e inamovible,
vivida en constante afrenta.
Amante y seductor de las estrellas
que todavía brillan en el horizonte,
cálido regreso a Medina Habu,
posible paraíso iluminado.
Más allá de la última playa,
más allá del Egeo,
la única salida posible: navegación final,
definitivo descanso del guerrero
en el hallazgo atemporal de tu cuerpo
Hay días que te apetece releer a autores a los que le dedicaste mucho tiempo porque amabas su palabra escrita. Recordar buenos momentos y agradecer una vez más lo mucho que hicieron con su trabajo para llegar a muchas personas que se abrían camino en el mundo de la poesía o, simplemente, que habían vuelto a editar un libro. Siempre tenía tiempo para ir a presentaciones, nunca defraudaba a nadie. Me estoy acordando de las veces que colaboró con la Revista Transparencias y sus exposiciones en Caja Granada. En concreto he copiado el poema "NAVEGACIONES" que se publicó en la revista N.º 18.
NAVEGACIONES
I.- HACIA EL MAR
Llegas, amarrado al instinto.
Aquel lugar aparente,
asidero invisible de vida y de contornos,
viviendo al límite,
añorando posesiones,
al servicio de la aridez.
Leo la tablilla, que por azar anida
entre mis manos; y rompo
una lanza, y de oeste a este, navego
a través del espejismo.
Un mundo antiguo, de estructura decadente,
acorazado el corazón, refugiado en la mesura
tiempo de reinos, de naufragios y de retamas,
de dioses y de corazas, arena y ceniza del tiempo.
Llueve intensamente, y soy testigo de
una estirpe por llegar,
una leyenda negra de mortandad y de oprobios,
cerca de los pueblos del mar.
II.- EL GUERRERO
Es tiempo derrotado,
destino sofocado por las horas,
aquellas que no regresan,
triste epitafio marino.
Tipografía árida,
transitables fortalezas
que se derrumba,
al menor soplo de viento.
Factura inviable, imagen
escrita en la tragedia.
Bárbaros carros, enlaces,
boras enfundadas de espinas
y un adiós ultimo, y fiel,
enredándose entre tus cabellos,
quizás mi única patria,
Un camino angosto,
inmerso en la imposible espesura,
en el vaivén de los días.
Una esperanza, tardía,
en la escarpada cornisa,
mercenarios entre las sombras.
En esa estrecha miríada de voces,
años de ruinas de vacíos,
de soledades y derrumbe.
III.- LA DERROTA
Luces y sombras, rumor de olas,
mientras los pueblos
sucumben ante su sueños,
y buscamos la protección
entre las hojas no nacidas
del imposible calendario.
Enemigo mío, cruel tiempo,
pesadilla inmensa,
generada por los lustros.
Jabalina letal,
atravesando músculos y arena.
Confiado, tú, nombre mediterráneo,
unido a tu casco y a tu destino,
ante la pesadilla
de una noche nacida, con aristas,
hacia el final de los tiempos,
desde la eternidad de la flameada,
como punta de metal atravesando
horizontes, hielo, mares, sudor y batallas,
por siempre vulnerable.
Enemigo mío, unido, por siglos,
al arquero y al auriga.
IV.- EL REGRESO
Del desfiladero, la piel,
horadada por el llanto.
La página final que todo lo anega,
la fe, la paz, el principio.
Tiempo, tras la oleada de invasiones,
de gritos en silencio.
De voces apagadas
por el peso de la Historia.
Horas atravesadas por las lanzas
de lo inefable: tú, portador de la muerte,
de todas las muertes posibles e inevitables,
travesía falaz e inamovible,
vivida en constante afrenta.
Amante y seductor de las estrellas
que todavía brillan en el horizonte,
cálido regreso a Medina Habu,
posible paraíso iluminado.
Más allá de la última playa,
más allá del Egeo,
la única salida posible: navegación final,
definitivo descanso del guerrero
en el hallazgo atemporal de tu cuerpo
Gatos que son Santos
Gato verde y color mostaza, perico amarillo, bueno ya, gato de color verde en un rincón del mundo, que luce y aleja a los demonios. Gato maravillosamente del color del campo y de las verduras de la huerta… gato humano, con alma de santo y gran amigo. También hay gatos así en nuestro planeta Tierra.
Corazón
de huevo frito
Dar
brincos de alegría
Quiero
el corazón alegre y dar brincos de mujer contenta y mantener mi talento en el corazón
de huevo frito, inquieto, brincador, con lazos eternos y bulliciosamente. Quiero
un latir duradero, bate que bate, tac tac tic tac, que mi vida se acaba sin tu mirar.
¿Saber?... conocer que es, ¿cómo se hace?, ¿qué dirá Dios?, probar a fumar y beber...
¿será pecado?, mejor no hacerlo ni conocerlo, no probar más el anís el mono, está
rico... No perder el alma que se tambalea ante todo lo nuevo, lo que puede ser arma
de destrucción masiva. Ice, precursor de efectos trágicos que envejece, prueba,
Ice, ayayayyyyyy, bueno, Ice y a mí que me dejen seguir en paz, con la armonía y
lo bello, sin el Crepúsculo o con el, pero lejos de Ice y cambiando el corazón de
huevo por uno de manzana.
Salón de Lectura
Por José Antonio Santano
EL ARROJO DE VIVIR ANTOLOGÍA DE POEMAS DE AMOR |
Es este un tiempo de incertidumbres y miedos, de oscuridad y tristeza. El odio se ha instalado de tal forma en el seno de nuestra sociedad que es rara avis hallar mención al amor. Sin embargo, el amor se abre paso incluso después de la muerte, con esta entrega del libro El arrojo de vivir (Antología de poesía de amor). Poeta de la muerte se le ha llamado en muchas ocasiones a Ángel Guinda (Zaragoza, 1948-Madrid, 2022) que fuera Premio de las Letras Aragonesas, y así lo expresa Raquel Arroyo en su nota final al citado libro: «Ángel Guinda, poeta al que se asocia inmediata y fundamentalmente con la temática de la muerte y por una mirada amargo-realista…». En realidad, Guinda fue algo más y antes que poeta, hombre cabal, y supo así, combinar experiencia vital y emoción para construir un universo poético que quedará como un tesoro de incalculable valor. La cuestión no es otra para Ángel Guinda que trascender la existencia a las más altas cotas de la poesía, vivir en los demás, compartir y explorar la condición humana para ser él mismo: poeta y hombre, de ahí su introspección a textos que versan sobre la soledad, el tiempo, la vejez, el olvido, la enfermedad, o, como no podía ser de otra forma, el Amor. En el libro que nos ocupa, El arrojo de vivir, precisamente, es el amor quien ocupa sus páginas tras la selección de sus poemas por Raquel Arroyo.
ÁNGEL GUINDA. ANTOLOGÍA DE POEMAS DE AMOR |
Editado con esa elegancia y saber propio de Trinidad Ruiz Marcellán, directora de Olifante, en una de sus colecciones, Papeles de Trasmoz, el libro viene a ser un objeto de arte. Mas no cabe duda alguna que su verdadero valor no es otro que su contenido. Poemas que nos predisponen a mirar a lontananza con la esperanza de que, después de un tiempo vivido tan opaco, no solo por la pandemia sino también por la deriva del pensamiento humano de los últimos años, sea el amor el que nos haga avanzar hacia un mundo mejor, y es, en este sentido, como se inicia el poemario: «Yo te he dado las claves del mañana, / lo poco que sabía para que tú lo olvides. // Te he dado compañía hasta quedarme solo / y calor hasta quedarme frío. // Tú me has dado el arrojo de vivir». Cada poema contenido en el libro nos acerca al amor con múltiples matizaciones, aportando al lector una riqueza extraordinaria tanto por su estructura como por su lenguaje, sencillo pero hondo, reflexivo, conjugando experiencia, conocimiento y emoción. El amor como fruto del desentrañamiento del yo para convertirse en el otro, en el tú, en el nosotros, como podemos comprobar en este par de ejemplos: último terceto del “Soneto de amor”: «Si ere tú lo mejor que me ha pasado, / si arderán los demás de nuestras llamas. / Si tú me faltas ya me sobra todo», o, en este cuarteto de “Somos pareja”: «Somos pareja pero somos grupo, / como grano es el trigo y es granero, / como luz es el sol pero es el día, / como río es la lluvia y se hace mar». Variada es la extensión de los poemas, incluso llega a la mínima expresión, el aforismo o sentencia, creando así una amorosa sensación de desnudez al escribir: «Abre los ojos para que amanezca», «Toda la luz del mundo pasa por tu mirada», «Tu piel es la profundidad de mi deseo», o, «Voy por la casa apartando sombras porque / falta tu luz». La excelencia poética de Ángel Guinda queda más que demostrada y es ésta una gran oportunidad para acercarse a su poesía amorosa en una primera instancia, porque el lector quedará muy satisfecho y con ganas de continuar buceando en el resto de su grandiosa obra. Concluyo este comentario con el poema “Punto muerto”, por definitivo y por acoger la sabiduría y el más intenso sentimiento humano del enorme poeta que es Ángel Guinda, vivo por siempre en su lumínica obra poética:
«Antes de ti / vivir era un viaje a ninguna parte. // Ahora sé que la muerte / debe de ser lo que es sin ti la vida».
Título: El arrojo de vivir (Antología de poemas de amor)
Autor: Ángel Guinda
Editorial: Olifante. Papeles de Trasmoz (2022)