Sauvage

 Dejó que rodara suavemente por encima de la mesa. Apenas si se oyó un leve ruido que le hizo girar la cabeza mientras jugaba una y otra vez al ajedrez. Leyó la marca Mure "sauvage"... y no pudo más que sonreír. ¿Cuánto tiempo hacía que no se portaba como una gatita salvaje?. Tenía que hacer grandes esfuerzos. O no tantos, porque le vino a la memoria un olor. Sí, sintió que olía. A su mente le vino ese perfume como cercano, y se puso tensa.  Recordó que aquella noche había muchas estrellas en el cielo. Brillaban con tanta fuerza que casi no hacía falta luz artificial.

El mar brillaba como una ola gigante de plata, y la luna, no muy lejos, saludaba sonriente. Los vigilaba. Más bien no dejó de mirarlos mientras ella, con mucha decisión, como si quisiera vencer los miedos que sólo la juventud permite no tener, se quitó aquél vestido a juego con la luna. ¡Estará el agua muy fría.! Oyó decir, no muy lejos de su pensamiento. ¡No importa!. El agua estaba templada. Un poco de escalofrío, más por el sentimiento ajeno de duda cuando quiso abrir los ojos en aquella oscuridad, que por la temperatura que cubrió su cuerpo. ¡Ven!. No está fría.

Le vió deslizar la ropa sobre la playa. Mirar hacia otro lado. Como si en la noche se le pudiera ver el rubor que cubría sus mejillas... Al volverse, seguro que sin proponérselo, pudo ver su silueta y se sonrojó. ¡Vaya!. Una sensación de calor corrió por entre sus piernas que le obligó a cruzarlas en un acto reflejo que le produjo una leve sensación de placer.

"Mejor nado un poco". Pensó en voz alta. Giró sobre su cuerpo y nadó dos brazas cuando sintió agua sobre su cara y risas.. Ahh. Me vas a ahogar.. deja de jugar a echarme agua. ¡ Ya lo tenía a su lado. Movía los brazos para salpicarle haciéndola rabiar porque no la dejaba ver nada. No quiero pensar. Vaya una tonta. Siento temor si miro hacia abajo. No quiero ni me atrevo a poner los pies en el suelo.


29/12/2001