La sangre. Maribel Cerezuela




La sangre ya no es roja
como el limón se ha sentido.
Paradas, alturas,
bajadas de temperatura.
Negro parece.
A borbotones ha fluído



La sangre. Maribel Cerezuela




La sangre ya no es roja
como el limón se ha sentido.
Paradas, alturas,
bajadas de temperatura.
Negro parece.
A borbotones ha fluído



Espacios. Maribel Cerezuela




Espacios infinitos
de negro abismo.
Ondas resplandecientess 
que tú no ves.
Triste espacio
donde la ausencia 
es tu paz.

¿Me ves?


Espacios. Maribel Cerezuela




Espacios infinitos
de negro abismo.
Ondas resplandecientess 
que tú no ves.
Triste espacio
donde la ausencia 
es tu paz.

¿Me ves?


Tú mi amor. Maribel Cerezuela



A ver, Ángel Simón Collado y Miguel Alvarez Morales, estoy esperando las versiones que tú mismo propusiste. Y como Miguel Alvarez Morales se levantó enamorado el día 14, quiero emularlo con este "merdipoema".


No me mueve, mi alma, 
para recordarte,
la vida que me tienes
no es compatible con mi destino,

ni me mueve el dinero tan querido
para añorar sin sentido
Tú me mueves, amor,
para desearte y amarte,
pisando la tierra que nos diera
tu vida y la mía.
Muéveme, cómo no,
 tú mi amor
y en tal forma, 
que aunque no te rindas
a mis pretensiones, 
yo a tí te tenga y poseyera. 
No me tienes que explicar
los porqués de tu renuncia
a compartir este amorque yo a tí te diera.

Tú mi amor. Maribel Cerezuela

Tú mi amor

Ángel Simón Collado y Miguel Álvarez Morales, estoy esperando las versiones de esta temática. Y como Miguel Álvarez Morales se levantó enamorado el día 14, quiero emularlo con este "merdipoema".


No me mueve, mi alma, 
para recordarte,
la vida que me tienes
no es compatible con mi destino,

ni me mueve el dinero tan querido
para añorar sin sentido
Tú me mueves, amor,
para desearte y amarte,
pisando la tierra que nos diera
tu vida y la mía.
Muéveme, cómo no,
 tú mi amor
y en tal forma, 
que aunque no te rindas
a mis pretensiones, 
yo a tí te tenga y poseyera. 
No me tienes que explicar
los porqués de tu renuncia
a compartir este amorque yo a tí te diera.

La vejez. Maribel Cerezuela

 Dedicado a  Ángel Simón Collado
como parte de un reto poético 

LA VEJEZ

Hace tiempo que el amigo es marengo,
opaca la luz que dejo entrar por la ventana
pensamientos que bailan recuerdos de infancia
colores, notas, tumbado en mi cama
palabras que pentran en el azul cielo de mi alma
composiciones de arco iris con bellezas de formas
sin apenas definir un perfil que no vemos.

La vejez. Maribel Cerezuela

La vejez

 Dedicado a  Ángel Simón Collado
como parte de un reto poético 



LA VEJEZ






Hace tiempo que el amigo es marengo,
opaca la luz que dejo entrar por la ventana
pensamientos que bailan recuerdos de infancia
colores, notas, tumbado en mi cama
palabras que penetran en el azul cielo de mi alma
composiciones de arco iris con bellezas de formas
sin apenas definir un perfil que no vemos.

Rufo. Pablo Claro

"RUFO"

Hola, mi nombre es Rufo, y soy un perro de la calle. No sé cuantos años tengo porque no sé como preguntar mi edad, pero no importa, lo importante es que estoy vivo. Mucha gente se apiada de mí y me hecha un trozo de pan, lo que sobra de algún bocadillo o lo que sea. Otros pasan tan rápido que no sé si se darán cuenta que existo, o no quieren verme. Eso sí, todos pasan muy cerca.

Yo soy un perro que no necesita una casa, ni un coche, ni mucho dinero. Sólo necesito amor. ¡Ahí viene una señora con una bolsa en su mano derecha, voy a mover el rabo para ver si me da una caricia!.. Pasó de largo. Ahora se acerca un joven comiendo algo. Me acaba de tirar no sé que cosa. Lo miré como diciendo... “yo no quería eso”, pero ni se detuvo. ¿Cómo hace un perro para pedir amor?. 

Vengo de una familia numerosa. Mi mamá nos tuvo en una casa muy bonita y lo único que recuerdo de esa casa es que éramos como diez hermanos, hasta que nos separaron a todos. Una vez vi a uno de mis hermanos que lo llevaban a una plaza para hacer pis, pero él no quiso mirarme de la vergüenza; después me enteré que murió atropellado por un coche al querer ser libre. Ahí comprendí que la libertad a veces te cuesta la vida. Otro de mis hermanos es un perro policía. La rabia y la furia se le notan en sus dientes, sus pezuñas, su cuerpo, pero en sus ojos la tristeza de no haber sido querido o tratado con amor. De los demás sé poco y nada. 


Ahí viene otra persona, voy a levantar una pata para que sonría, ¡Ay!. ¡Casi me pisa!. La gente no se da cuenta cuando alguien necesita cariño, pero los perdono porque ellos tampoco se darán cuenta que también necesitan cariño. Se acercan dos hombres, me voy a hacer el muertito para alegrarles la mañana. ¡Me agarran y me llevan, que bueno!. ¡Al fin voy a encontrar un hogar donde reciba mimos, no importa de quien, me conformo con recibirlos!. Ahora estoy en un camión con otros perros. Observo miedo en sus miradas. Yo les explicaba que se acabó eso de andar por la calle, ahora vamos a compartir todos juntos un lugar donde podamos ser libres, como quiso serlo mi hermano. 


Llegamos y nos meten a todos en lugar cerrado. Seguro que nos van duchar porque algunos llevamos mal olor, ¡como odio las duchas!, pero todo sea por estar bien. Acaban de cerrar la puerta y está oscuro. Es la primera vez que tengo miedo. Que tonto, miedo al agua ¡ja!. No veo la hora que abran esa puerta para comenzar a correr libremente por algún parque, porque seguro debe haber alguno por aquí. 


Que olor tan raro estoy sintiendo, me está entrando un poco de sueño. ¡Que bueno, ya no voy a volver a dormir en la calle, ahora sí estoy protegido!. ¡Soy un perro con suerte y tengo que agradecerle a la vida!. Cada vez tengo más sueño, no aguanto más, voy a dormir. Jamás tuve esta paz, esta tranquilidad. En cuanto despierte todo va a ser diferente, todo va a cambiar en mi vida, para bien o para mal. Seguro que para mal no va a ser, pero no importa, lo importante... es que... estoy vivo.

Pablo Claro. (13/05/2013)

Rufo. Pablo Claro

"RUFO"

Hola, mi nombre es Rufo, y soy un perro de la calle. No sé cuantos años tengo porque no sé como preguntar mi edad, pero no importa, lo importante es que estoy vivo. Mucha gente se apiada de mí y me hecha un trozo de pan, lo que sobra de algún bocadillo o lo que sea. Otros pasan tan rápido que no sé si se darán cuenta que existo, o no quieren verme. Eso sí, todos pasan muy cerca.

Yo soy un perro que no necesita una casa, ni un coche, ni mucho dinero. Sólo necesito amor. ¡Ahí viene una señora con una bolsa en su mano derecha, voy a mover el rabo para ver si me da una caricia!.. Pasó de largo. Ahora se acerca un joven comiendo algo. Me acaba de tirar no sé que cosa. Lo miré como diciendo... “yo no quería eso”, pero ni se detuvo. ¿Cómo hace un perro para pedir amor?. 

Vengo de una familia numerosa. Mi mamá nos tuvo en una casa muy bonita y lo único que recuerdo de esa casa es que éramos como diez hermanos, hasta que nos separaron a todos. Una vez vi a uno de mis hermanos que lo llevaban a una plaza para hacer pis, pero él no quiso mirarme de la vergüenza; después me enteré que murió atropellado por un coche al querer ser libre. Ahí comprendí que la libertad a veces te cuesta la vida. Otro de mis hermanos es un perro policía. La rabia y la furia se le notan en sus dientes, sus pezuñas, su cuerpo, pero en sus ojos la tristeza de no haber sido querido o tratado con amor. De los demás sé poco y nada. 


Ahí viene otra persona, voy a levantar una pata para que sonría, ¡Ay!. ¡Casi me pisa!. La gente no se da cuenta cuando alguien necesita cariño, pero los perdono porque ellos tampoco se darán cuenta que también necesitan cariño. Se acercan dos hombres, me voy a hacer el muertito para alegrarles la mañana. ¡Me agarran y me llevan, que bueno!. ¡Al fin voy a encontrar un hogar donde reciba mimos, no importa de quien, me conformo con recibirlos!. Ahora estoy en un camión con otros perros. Observo miedo en sus miradas. Yo les explicaba que se acabó eso de andar por la calle, ahora vamos a compartir todos juntos un lugar donde podamos ser libres, como quiso serlo mi hermano. 


Llegamos y nos meten a todos en lugar cerrado. Seguro que nos van duchar porque algunos llevamos mal olor, ¡como odio las duchas!, pero todo sea por estar bien. Acaban de cerrar la puerta y está oscuro. Es la primera vez que tengo miedo. Que tonto, miedo al agua ¡ja!. No veo la hora que abran esa puerta para comenzar a correr libremente por algún parque, porque seguro debe haber alguno por aquí. 


Que olor tan raro estoy sintiendo, me está entrando un poco de sueño. ¡Que bueno, ya no voy a volver a dormir en la calle, ahora sí estoy protegido!. ¡Soy un perro con suerte y tengo que agradecerle a la vida!. Cada vez tengo más sueño, no aguanto más, voy a dormir. Jamás tuve esta paz, esta tranquilidad. En cuanto despierte todo va a ser diferente, todo va a cambiar en mi vida, para bien o para mal. Seguro que para mal no va a ser, pero no importa, lo importante... es que... estoy vivo.

Pablo Claro. (13/05/2013)

Rufo. Pablo Claro

"RUFO"

Hola, mi nombre es Rufo, y soy un perro de la calle. No sé cuantos años tengo porque no sé como preguntar mi edad, pero no importa, lo importante es que estoy vivo. Mucha gente se apiada de mí y me hecha un trozo de pan, lo que sobra de algún bocadillo o lo que sea. Otros pasan tan rápido que no sé si se darán cuenta que existo, o no quieren verme. Eso sí, todos pasan muy cerca.

Yo soy un perro que no necesita una casa, ni un coche, ni mucho dinero. Sólo necesito amor. ¡Ahí viene una señora con una bolsa en su mano derecha, voy a mover el rabo para ver si me da una caricia!.. Pasó de largo. Ahora se acerca un joven comiendo algo. Me acaba de tirar no sé que cosa. Lo miré como diciendo... “yo no quería eso”, pero ni se detuvo. ¿Cómo hace un perro para pedir amor?. 

Vengo de una familia numerosa. Mi mamá nos tuvo en una casa muy bonita y lo único que recuerdo de esa casa es que éramos como diez hermanos, hasta que nos separaron a todos. Una vez vi a uno de mis hermanos que lo llevaban a una plaza para hacer pis, pero él no quiso mirarme de la vergüenza; después me enteré que murió atropellado por un coche al querer ser libre. Ahí comprendí que la libertad a veces te cuesta la vida. Otro de mis hermanos es un perro policía. La rabia y la furia se le notan en sus dientes, sus pezuñas, su cuerpo, pero en sus ojos la tristeza de no haber sido querido o tratado con amor. De los demás sé poco y nada. 


Ahí viene otra persona, voy a levantar una pata para que sonría, ¡Ay!. ¡Casi me pisa!. La gente no se da cuenta cuando alguien necesita cariño, pero los perdono porque ellos tampoco se darán cuenta que también necesitan cariño. Se acercan dos hombres, me voy a hacer el muertito para alegrarles la mañana. ¡Me agarran y me llevan, que bueno!. ¡Al fin voy a encontrar un hogar donde reciba mimos, no importa de quien, me conformo con recibirlos!. Ahora estoy en un camión con otros perros. Observo miedo en sus miradas. Yo les explicaba que se acabó eso de andar por la calle, ahora vamos a compartir todos juntos un lugar donde podamos ser libres, como quiso serlo mi hermano. 


Llegamos y nos meten a todos en lugar cerrado. Seguro que nos van duchar porque algunos llevamos mal olor, ¡como odio las duchas!, pero todo sea por estar bien. Acaban de cerrar la puerta y está oscuro. Es la primera vez que tengo miedo. Que tonto, miedo al agua ¡ja!. No veo la hora que abran esa puerta para comenzar a correr libremente por algún parque, porque seguro debe haber alguno por aquí. 


Que olor tan raro estoy sintiendo, me está entrando un poco de sueño. ¡Que bueno, ya no voy a volver a dormir en la calle, ahora sí estoy protegido!. ¡Soy un perro con suerte y tengo que agradecerle a la vida!. Cada vez tengo más sueño, no aguanto más, voy a dormir. Jamás tuve esta paz, esta tranquilidad. En cuanto despierte todo va a ser diferente, todo va a cambiar en mi vida, para bien o para mal. Seguro que para mal no va a ser, pero no importa, lo importante... es que... estoy vivo.

Pablo Claro. (13/05/2013)