A las siguientes generaciones. (Manifiesto).

A las siguientes generaciones (Manifiesto):  David Meza

voz y vídeo:  Pliyo Senpai







Libro: El sueño de Visnu  El Gaviero Ediciones, 2012

Quiero que la muerte de México sea hermosa
Quiero que su muerte sea un acto bello e inexplicable como los pájaros
Quiero que el pasado sea un hecho maravilloso que se forja en el futuro
Quiero que mi nombre sea la vida
Quiero que América se desdoble y se muestre como un acantilado de ovnis
Quiero que mi sexo sea la vida
Quiero que la tradición literaria de las personas sea el movimiento de las cometas
Quiero que mi patria sea la vida
Quiero que los literatos suban de nuevo a los árboles y renombren cada noche las constelaciones del abecedario
Quiero que los poetas dejen de llamarse poetas y comiencen a llamarse sueños y que los sueños comiencen a llamarse estrellas o luciérnagas o arroyos o triciclos
Quiero que la juventud sea una postura frente al mundo y no una postura frente a los años
Quiero que la poesía se confunda con la narrativa y la narrativa con un tratado científico y este con un nuevo sistema planetario
Quiero que mi clase social sea la vida
Quiero que los poetas tengan miedo a la inmortalidad y a la permanencia
Quiero ser llamado universitario no por estar en la universidad sino por estar en el uni-verso
Quiero que el poema se confunda con un tratado filosófico o un tratado político o un venado herido en la mitad del bosque
Quiero que mi nacionalidad sea la vida
Quiero que cuanta persona lea este manifiesto lo destruya y construya otro más auténtico y hermoso
Quiero que los grupos literarios de esta época contemplen entre sus integrantes a las rocas y a los ríos y a los superhéroes del espacio
Quiero que los artistas arrojen sus obras a los mares y comiencen a escribir sobre sus cuerpos
Quiero que mi edad sea la vida
Quiero que la literatura universal sea llamada en el futuro la historia de la preliteratura
Y quiero que los poemas más hermosos de mi generación sean escritos en las paredes del metro
***
David Meza

Viajes por Andalucía. Pilar Vinyet

PILAR VINYET BARNOLAS
7dimension



TARDE LARGA

Descansa en la tarde larga
ya se cumplió tu andadura
el crujir de tu espinazo
el jadear de tu pecho
el adiós de tus ansias.

Poeta deseado tu vivirás
tus poesías me abrazan
alimentan mi pensamiento
 moviendo mis labios
en cada tarde larga.

Hace ya un largo invierno
se perdió mi tímida pisada
en el Puerto dejé en la arena
laberinto, cañas, versos y
entre marismas mi huella marcada.

Sólo el viento ahora suena
riego los geranios del silencio
amarro barcas estropeadas
perfumo lejanías soñadas
en la certeza que te tengo.

...en esta tarde larga...
...en esta larga tarde...

Viajes por Andalucía. Pilar Vinyet

PILAR VINYET BARNOLAS
TARDE LARGA

Descansa en la tarde larga
ya se cumplió tu andadura
el crujir de tu espinazo
el jadear de tu pecho
el adiós de tus ansias.

Poeta deseado tu vivirás
tus poesías me abrazan
alimentan mi pensamiento
 moviendo mis labios
en cada tarde larga.

Hace ya un largo invierno
se perdió mi tímida pisada
en el Puerto dejé en la arena
laberinto, cañas, versos y
entre marismas mi huella marcada.

Sólo el viento ahora suena
riego los geranios del silencio
amarro barcas estropeadas
perfumo lejanías soñadas
en la certeza que te tengo.

...en esta tarde larga...
...en esta larga tarde...

Viajes por Andalucía. Pilar Vinyet

PILAR VINYET BARNOLAS
TARDE LARGA

Descansa en la tarde larga
ya se cumplió tu andadura
el crujir de tu espinazo
el jadear de tu pecho
el adiós de tus ansias.

Poeta deseado tu vivirás
tus poesías me abrazan
alimentan mi pensamiento
 moviendo mis labios
en cada tarde larga.

Hace ya un largo invierno
se perdió mi tímida pisada
en el Puerto dejé en la arena
laberinto, cañas, versos y
entre marismas mi huella marcada.

Sólo el viento ahora suena
riego los geranios del silencio
amarro barcas estropeadas
perfumo lejanías soñadas
en la certeza que te tengo.

...en esta tarde larga...
...en esta larga tarde...

Viajes por Andalucía. Pilar Vinyet

PILAR VINYET BARNOLAS
TARDE LARGA

Descansa en la tarde larga
ya se cumplió tu andadura
el crujir de tu espinazo
el jadear de tu pecho
el adiós de tus ansias.

Poeta deseado tu vivirás
tus poesías me abrazan
alimentan mi pensamiento
 moviendo mis labios
en cada tarde larga.

Hace ya un largo invierno
se perdió mi tímida pisada
en el Puerto dejé en la arena
laberinto, cañas, versos y
entre marismas mi huella marcada.

Sólo el viento ahora suena
riego los geranios del silencio
amarro barcas estropeadas
perfumo lejanías soñadas
en la certeza que te tengo.

...en esta tarde larga...
...en esta larga tarde...

Viajes por Andalucía. Pilar Vinyet

PILAR VINYET BARNOLAS
TARDE LARGA

Descansa en la tarde larga
ya se cumplió tu andadura
el crujir de tu espinazo
el jadear de tu pecho
el adiós de tus ansias.

Poeta deseado tu vivirás
tus poesías me abrazan
alimentan mi pensamiento
 moviendo mis labios
en cada tarde larga.

Hace ya un largo invierno
se perdió mi tímida pisada
en el Puerto dejé en la arena
laberinto, cañas, versos y
entre marismas mi huella marcada.

Sólo el viento ahora suena
riego los geranios del silencio
amarro barcas estropeadas
perfumo lejanías soñadas
en la certeza que te tengo.

...en esta tarde larga...
...en esta larga tarde...

Viajes por Andalucía. Pilar Vinyet

PILAR VINYET BARNOLAS
TARDE LARGA

Descansa en la tarde larga
ya se cumplió tu andadura
el crujir de tu espinazo
el jadear de tu pecho
el adiós de tus ansias.

Poeta deseado tu vivirás
tus poesías me abrazan
alimentan mi pensamiento
 moviendo mis labios
en cada tarde larga.

Hace ya un largo invierno
se perdió mi tímida pisada
en el Puerto dejé en la arena
laberinto, cañas, versos y
entre marismas mi huella marcada.

Sólo el viento ahora suena
riego los geranios del silencio
amarro barcas estropeadas
perfumo lejanías soñadas
en la certeza que te tengo.

...en esta tarde larga...
...en esta larga tarde...

El domingo pasado. Userix

       El domingo pasado quedé conmigo y discutimos.

      A los dos nos gusta pasear, y aprovechamos la gran extensión del mayor parque de la ciudad, para perdernos por ese gran pulmón verde de naturaleza que oxigena a la urbe y descontamina a sus habitantes desde las afueras.

     Ahora recuerdo que al principio de nuestra afición pedestre, ésta sí tenía una función curativa y de desintoxicación del estrés cotidiano. Pero después de los años, ni uno ni otro pensamos en nuestra caminata dominical como en un descanso, ni en un evadirse de los problemas. Ni siquiera en una forma de afrontar las preocupaciones debajo de un árbol, ver mejor un eclipse, o respirar aire puro.

     Salías, pensabas en nuestras cosas y en las de los demás, (o mejor aún, no pensabas en nada sin querer) y el cansancio físico de moverte durante más de dos horas, te producía un agotamiento muy relajante para el resto del día. 

     Comentamos, pero sin hablarnos, claro, cómo el aire va inclinando los árboles que están más arriba en la montaña, cómo vamos perdiendo, él y yo, la capacidad de amar con el paso del tiempo, y lo rápido que pasan las bicicletas de montaña a nuestro lado, sin poder molestarnos.

     Qué bonito atravesar los dos solos las interminables coníferas del Parque Nacional J. F. Kennedy al sur de Irlanda, o bordear las más de 9 millas del lago Neagh, a veces, bajo la lluvia. O no tan atrás en el tiempo, qué maravilloso conducir el verano pasado a través de las Montañas Blancas del estado de New Hamshire, aunque en aquella ocasión no estábamos solos.

     No sabría decir por qué nos enfadamos el domingo, pero ya hace tiempo que me conozco bien y seguro que se nos ha pasado. Somos Piscis y a los dos nos gusta pasear. 
userix

El domingo pasado. Userix

       El domingo pasado quedé conmigo y discutimos.

      A los dos nos gusta pasear, y aprovechamos la gran extensión del mayor parque de la ciudad, para perdernos por ese gran pulmón verde de naturaleza que oxigena a la urbe y descontamina a sus habitantes desde las afueras.

     Ahora recuerdo que al principio de nuestra afición pedestre, ésta sí tenía una función curativa y de desintoxicación del estrés cotidiano. Pero después de los años, ni uno ni otro pensamos en nuestra caminata dominical como en un descanso, ni en un evadirse de los problemas. Ni siquiera en una forma de afrontar las preocupaciones debajo de un árbol, ver mejor un eclipse, o respirar aire puro.

     Salías, pensabas en nuestras cosas y en las de los demás, (o mejor aún, no pensabas en nada sin querer) y el cansancio físico de moverte durante más de dos horas, te producía un agotamiento muy relajante para el resto del día. 

     Comentamos, pero sin hablarnos, claro, cómo el aire va inclinando los árboles que están más arriba en la montaña, cómo vamos perdiendo, él y yo, la capacidad de amar con el paso del tiempo, y lo rápido que pasan las bicicletas de montaña a nuestro lado, sin poder molestarnos.

     Qué bonito atravesar los dos solos las interminables coníferas del Parque Nacional J. F. Kennedy al sur de Irlanda, o bordear las más de 9 millas del lago Neagh, a veces, bajo la lluvia. O no tan atrás en el tiempo, qué maravilloso conducir el verano pasado a través de las Montañas Blancas del estado de New Hamshire, aunque en aquella ocasión no estábamos solos.

     No sabría decir por qué nos enfadamos el domingo, pero ya hace tiempo que me conozco bien y seguro que se nos ha pasado. Somos Piscis y a los dos nos gusta pasear. 
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El domingo pasado. Userix

      
Diariovoz




El domingo pasado quedé conmigo y discutimos.


      A los dos nos gusta pasear, y aprovechamos la gran extensión del mayor parque de la ciudad, para perdernos por ese gran pulmón verde de naturaleza que oxigena a la urbe y descontamina a sus habitantes desde las afueras.
     Ahora recuerdo que al principio de nuestra afición pedestre, ésta sí tenía una función curativa y de desintoxicación del estrés cotidiano. Pero después de los años, ni uno ni otro pensamos en nuestra caminata dominical como en un descanso, ni en un evadirse de los problemas. Ni siquiera en una forma de afrontar las preocupaciones debajo de un árbol, ver mejor un eclipse, o respirar aire puro.
     Salías, pensabas en nuestras cosas y en las de los demás, (o mejor aún, no pensabas en nada sin querer) y el cansancio físico de moverte durante más de dos horas, te producía un agotamiento muy relajante para el resto del día. 

     Comentamos, pero sin hablarnos, claro, cómo el aire va inclinando los árboles que están más arriba en la montaña, cómo vamos perdiendo, él y yo, la capacidad de amar con el paso del tiempo, y lo rápido que pasan las bicicletas de montaña a nuestro lado, sin poder molestarnos.

     Qué bonito atravesar los dos solos las interminables coníferas del Parque Nacional J. F. Kennedy al sur de Irlanda, o bordear las más de 9 millas del lago Neagh, a veces, bajo la lluvia. O no tan atrás en el tiempo, qué maravilloso conducir el verano pasado a través de las Montañas Blancas del estado de New Hamshire, aunque en aquella ocasión no estábamos solos.

     No sabría decir por qué nos enfadamos el domingo, pero ya hace tiempo que me conozco bien y seguro que se nos ha pasado. Somos Piscis y a los dos nos gusta pasear. 

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El domingo pasado. Userix

       El domingo pasado quedé conmigo y discutimos.

      A los dos nos gusta pasear, y aprovechamos la gran extensión del mayor parque de la ciudad, para perdernos por ese gran pulmón verde de naturaleza que oxigena a la urbe y descontamina a sus habitantes desde las afueras.

     Ahora recuerdo que al principio de nuestra afición pedestre, ésta sí tenía una función curativa y de desintoxicación del estrés cotidiano. Pero después de los años, ni uno ni otro pensamos en nuestra caminata dominical como en un descanso, ni en un evadirse de los problemas. Ni siquiera en una forma de afrontar las preocupaciones debajo de un árbol, ver mejor un eclipse, o respirar aire puro.

     Salías, pensabas en nuestras cosas y en las de los demás, (o mejor aún, no pensabas en nada sin querer) y el cansancio físico de moverte durante más de dos horas, te producía un agotamiento muy relajante para el resto del día. 

     Comentamos, pero sin hablarnos, claro, cómo el aire va inclinando los árboles que están más arriba en la montaña, cómo vamos perdiendo, él y yo, la capacidad de amar con el paso del tiempo, y lo rápido que pasan las bicicletas de montaña a nuestro lado, sin poder molestarnos.

     Qué bonito atravesar los dos solos las interminables coníferas del Parque Nacional J. F. Kennedy al sur de Irlanda, o bordear las más de 9 millas del lago Neagh, a veces, bajo la lluvia. O no tan atrás en el tiempo, qué maravilloso conducir el verano pasado a través de las Montañas Blancas del estado de New Hamshire, aunque en aquella ocasión no estábamos solos.

     No sabría decir por qué nos enfadamos el domingo, pero ya hace tiempo que me conozco bien y seguro que se nos ha pasado. Somos Piscis y a los dos nos gusta pasear. 
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