CAER

 Caer  


Y de estas veces que te caes y consigues levantarte, pero te quedas con ese sentimiento de caída. 

Y pasan los días y caes. 

Y caes y sigues cayendo. 

Estoy andando, pero sigo cayendo. 

Estoy corriendo, pero sigo cayendo. 

Estoy soñando, pero sigo cayendo. 

Y llega el día donde dejó de caer, y me siento vacía. 

¿Qué soy sin este sentimiento que forma parte de mi desde que caí? 

Y entonces nada tiene sentido, me convierto en el aire que me rodea y entonces me pierdo. 

Y empiezo a llorar, desaparezco entre mis lágrimas y nadie me encuentra. 

Sin ti, me siento en un laberinto sin salida, en una hoja vacía, en todo, y a la vez en nada. 

Dejo de sentir, pero me sigues doliendo. 

Quiero sentir algo, pero no encuentro nada. 

Quizás estoy vacía de tanto caer. 

Me he acostumbrado a caer y ahora no sé cómo se siente. 

Cómo vuelvo a estar sin caer, si llevo años cayendo. 


DE FILIGRANAS CON EL CALENDARIO



 Haciendo una filigrana con el Tiempo de estos años.



Contabilidad de los daños, que al paso dejaron las tormentas torrenciales, las ausencias esenciales, las malas noticias desde la esperanza, la tan cercana distancia con la alcanzada ambulancia tras los aciagos vuelos sin motor sobre la ciudad de las voces.

A ti también te partieron la boca aquellos labios al dejar de besarte.

Después, ulteriores, los sentimientos te obligaron a firmar un pacto de no agresión con el futuro y las cafeterías cerradas…

Pero hay nuevos cielos rasos por trazar sin miedo a que sean un nuevo error.

Cantar a las mentiras de los versículos escritos en verano, a las huellas dactilares en los pasamanos de las vísperas, con vistas a las vísceras reventadas, esparcidas abajo entre las rocas. 

Demasiadas promesas suicidas sobre los acantilados. 

Quizá fue desde un aeropuerto cuando viste aquellas cometas ahorcadas, estranguladas en aquellas mismas brisas con las que bailaban enamorándose.

Erik Satie suena por el hilo musical mientras la nostalgia también embarca por la puerta tres. 

No te rindas, sigue adelante, haz una nueva filigrana con el Tiempo de estos años.

Contabilizar los instantes, y aunque fraudulentos, benditos aquellos desengaños que hicieron reír al Diablo, procurándote errar el penalti, privándote del juicio final.  

Los calendarios no los inventó la eternidad.

Que no se pierdan los villancicos por Navidad, los Papás Noel ecologistas, los agraciados en el sorteo de la lotería, los “a ver si nos vemos” (por fin conseguidos), los artistas, los poetas obesos de ego como budas, los periodistas redimidos por la verdad, la solidaridad con los desprotegidos. Que no se pierdan los no a la guerra, los mensajes de paz, los besos reinventados post pandemia, el olvido de los ataques por la espalda, los abrazos beodos en versión idiota, los kilos de más, las lentejuelas, las medias negras. Hay políticos en una viñeta, en un ocurrente chiste; contados con velas doradas durante la cena, los chismes de fulanito de tal, las chimeneas prendidas y los mejores deseos para el año que llega, y que llegará porque sí… 

…porque hay que desprecintar una nueva máquina del mundo, un nuevo enero ilusionante, un viva  la vida en la soledad de los tristes.

 Hacer filigranas con el año que se va porque el ser humano…

…No te rindas, sigue adelante…

Los calendarios no los inventó la eternidad…  

Huércal de Almería. 26 de Diciembre de 2022.

Andrés Rubia