EN EL VÉRTIGO AZUL DE UNA MIRADA
Contraportada Diez miradas le hicieron falta a Huidobro para descubrir la belleza entre un sueño y una catástrofe ; Sabines buscó el rastro de una mirada en la sombra del agua y el eco de un suspiro; Cernuda, una mirada fugaz entre las sombras; Storni la perdió distraídamente sin volverla a encontrar; y Bécquer… Bécquer la intercambió por un mundo. ¿Cuánto vale una mirada en la poesía? María Ángeles Lonardi lo sabe bien. Por eso, los versos que componen En el vértigo azul de una mirada retoman esta imagen en un tiempo como el nuestro que demanda una mirada activa. En estos versos Lonardi nos regala su mirada, generosa y honesta. Al igual que la de los poetas románticos, se dirige hacia adentro, se sumerge en las aguas más profundas, como diría Shelley en su «Endymion», pero también mira punzantemente al exterior, a la realidad social, y la denuncia sin tapujos. En este viaje a través de la mirada, Lonardi mira sin miedo y nos hace mirar con ella. Sin miedo. Mirar es un acto de elecc