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Mostrando entradas de julio 15, 2017

LA LUZ. Maribel Cerezuela

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La luz resplandece en los geranios donde los recuerdos de una infancia feliz emergen del ánimo de aquél huerto donde ella vive y ríe al tiempo que unas tijeras le cortan como a un chaval su pelo largo y ondulado     The light shines on the geraniums Where the memories of a happy childhood Emerge from the mood of that orchard Where she lives and laughs While scissors They cut like a lad Her long, wavy hair  

CUADERNOS DE POESÍA 1, 2 y 3 de ANTONIO OYOLA MORENO

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El Silencio Despertó del sueño, una mañana cualquiera, un día como otro cualquiera. Todo parecía lo mismo, la misma cama, el mismo baño, la misma cocina. La vida parecía la misma. Solo una cosa había cambiado. El Silencio. El Silencio en letras grandes. El Silencio. No sonaban voces en el aire, no había gritos, ni alaridos, ni quejidos, solo calma, calma y silencio. El monstruo ya no estaba, el miedo seguía allí, agazapado en las esquinas, cada sombra lo escondía. Ella sabía que siempre estaría, que el monstruo siempre estaría entre las sombras. Acechando, socavando la esperanza, esperando algún momento de descuido. Pero siempre estaría allí. El monstruo no perdonaba, siempre estaría detrás a su espalda. Tantas noches de llanto, tanto dolor aguantado, tanta maldad en tan poco espacio. La calma nunca sería calma, siempre estaría la espera, la espera de la tormenta, la calma que antecede al trueno. El silencio, solo el silencio prolongado, antesala de los gritos. Ese silencio siempre a l

CUADERNOS DE POESÍA 1, 2 y 3 de ANTONIO OYOLA MORENO

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El Silencio Despertó del sueño, una mañana cualquiera, un día como otro cualquiera. Todo parecía lo mismo, la misma cama, el mismo baño, la misma cocina. La vida parecía la misma. Solo una cosa había cambiado. El Silencio. El Silencio en letras grandes. El Silencio. No sonaban voces en el aire, no había gritos, ni alaridos, ni quejidos, solo calma, calma y silencio. El monstruo ya no estaba, el miedo seguía allí, agazapado en las esquinas, cada sombra lo escondía. Ella sabía que siempre estaría, que el monstruo siempre estaría entre las sombras. Acechando, socavando la esperanza, esperando algún momento de descuido. Pero siempre estaría allí. El monstruo no perdonaba, siempre estaría detrás a su espalda. Tantas noches de llanto, tanto dolor aguantado, tanta maldad en tan poco espacio. La calma nunca sería calma, siempre estaría la espera, la espera de la tormenta, la calma que antecede al trueno. El silencio, solo el silencio prolongado, antesala de los gritos. Ese silencio siempre a l