DESDE UNA VENTANA Acecha el horizonte y los bramidos del viento me sorprenden. Huele a tierra y esta asechanza sin descanso cierra la clave que empantana mis sentidos. Ciénaga soy. De viajes detenidos avisté el humo en la remota guerra. No es el morir lo que al amor entierra, es el amor panteón de fallecidos en cuya cripta, oscuras y apiladas, las calaveras, cálices perennes, rediviven eróticos hedores. Hedores del amor. Encrucijadas hundidas bajo lápidas solemnes en el pantano infiel de tus amores. © Abraham Ferreira Khalil