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Mostrando entradas de mayo 14, 2013

Calles empedradas. Fernando Rebollo

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CALLES EMPEDRADAS                   Tamboriles y calles empedradas, casas blancas, macetas en las ventanas, en aquel balcón una linda muchacha, pero no era ella.   Tabernas y aguardientes, fandangos y plateando los tejados la luna, Andévalo. Encinares, terrazas y cortas de brillos metálicos y sobre las aguas rojas de las minas la luna no puede verse la cara.   Terminó la noche, ríos arriba hasta la sierra, castillos de Aroche, de   Cortegana y de Aracena y tú no estabas, subió el ave hasta casi el techo azul del cielo y no pudo divisarte, Encinasola y solos en el mundo estaban, el ave y aquel loco.   Vuela, vuela el ave, pequeñas fuentes, Río Ardila, Río Frío, castaños y quejigos, quejido

Calles empedradas. Fernando Rebollo

CALLES EMPEDRADAS                   Tamboriles y calles empedradas, casas blancas, macetas en las ventanas, en aquel balcón una linda muchacha, pero no era ella.   Tabernas y aguardientes, fandangos y plateando los tejados la luna, Andévalo. Encinares, terrazas y cortas de brillos metálicos y sobre las aguas rojas de las minas la luna no puede verse la cara.   Terminó la noche, ríos arriba hasta la sierra, castillos de Aroche, de   Cortegana y de Aracena y tú no estabas, subió el ave hasta casi el techo azul del cielo y no pudo divisarte, Encinasola y solos en el mundo estaban, el ave y aquel loco.   Vuela, vuela el ave, pequeñas fuentes, Río Ardila, Río Frío, castaños y quejigos,

Calles empedradas. Fernando Rebollo

CALLES EMPEDRADAS                   Tamboriles y calles empedradas, casas blancas, macetas en las ventanas, en aquel balcón una linda muchacha, pero no era ella.   Tabernas y aguardientes, fandangos y plateando los tejados la luna, Andévalo. Encinares, terrazas y cortas de brillos metálicos y sobre las aguas rojas de las minas la luna no puede verse la cara.   Terminó la noche, ríos arriba hasta la sierra, castillos de Aroche, de   Cortegana y de Aracena y tú no estabas, subió el ave hasta casi el techo azul del cielo y no pudo divisarte, Encinasola y solos en el mundo estaban, el ave y aquel loco.   Vuela, vuela el ave, pequeñas fuentes, Río Ardila, Río Frío, castaños y quejigos,

¿Cuántos Quijotes somos? Alberto Suárez

¿Cuantos quijotes somos? ¿Y cuantos andaluces? y ante las multinacionales, con lanza y bacina, o turbante y cimitarra, plantemos cara y luchemos. Andaluces, levantaos! de la diáspora o la casa, que no se diga, que como a Boabdil, no supimos defender nuestra unión y nuestra casa y si de rascarse el bolsillo se trata, acordaos cuantos buenos momentos gratis, cuantas palabras regaladas, ACV somos todos y AERED nuestra casa y Andalucía nuestra madre que de eso es lo que se trata.   La noche era clara y la luna llena, y al fondo la Giralda, iluminada, hacia guardia sevillana a los cofrades. Y hasta los naranjos que con el frio se habían retraído, esa noche explotaron, e inundaban la calleja, aromas de azahar. Y en un balcón, que una simple casualidad nos había llevado, entre caña y lomo y media y fino, los tambores se acercaron. Una moza, que al lado, tapeaba también, salió al balcón y con un por favor, se situó en la reja y en esa noche sevillana, la música paró y calló la gente, y en el s

¿Cuántos Quijotes somos? Alberto Suárez

¿Cuantos quijotes somos? ¿Y cuantos andaluces? y ante las multinacionales, con lanza y bacina, o turbante y cimitarra, plantemos cara y luchemos. Andaluces, levantaos! de la diáspora o la casa, que no se diga, que como a Boabdil, no supimos defender nuestra unión y nuestra casa y si de rascarse el bolsillo se trata, acordaos cuantos buenos momentos gratis, cuantas palabras regaladas, ACV somos todos y AERED nuestra casa y Andalucía nuestra madre que de eso es lo que se trata.   La noche era clara y la luna llena, y al fondo la Giralda, iluminada, hacia guardia sevillana a los cofrades. Y hasta los naranjos que con el frio se habían retraído, esa noche explotaron, e inundaban la calleja, aromas de azahar. Y en un balcón, que una simple casualidad nos había llevado, entre caña y lomo y media y fino, los tambores se acercaron. Una moza, que al lado, tapeaba también, salió al balcón y con un por favor, se situó en la reja y en esa noche sevillana, la música paró y calló la gente, y en el s

¿Cuántos Quijotes somos? Alberto Suárez

¿Cuantos quijotes somos? ¿Y cuantos andaluces? y ante las multinacionales, con lanza y bacina, o turbante y cimitarra, plantemos cara y luchemos. Andaluces, levantaos! de la diáspora o la casa, que no se diga, que como a Boabdil, no supimos defender nuestra unión y nuestra casa y si de rascarse el bolsillo se trata, acordaos cuantos buenos momentos gratis, cuantas palabras regaladas, ACV somos todos y AERED nuestra casa y Andalucía nuestra madre que de eso es lo que se trata.   La noche era clara y la luna llena, y al fondo la Giralda, iluminada, hacia guardia sevillana a los cofrades. Y hasta los naranjos que con el frio se habían retraído, esa noche explotaron, e inundaban la calleja, aromas de azahar. Y en un balcón, que una simple casualidad nos había llevado, entre caña y lomo y media y fino, los tambores se acercaron. Una moza, que al lado, tapeaba también, salió al balcón y con un por favor, se situó en la reja y en esa noche sevillana, la música paró y calló la gente, y en el s

El Alazán de Muley Boabdil,

Y mientras el alazán del guarda caracoleaba entre las cuadrillas que varean los olivos, se oye a lo lejos el pitido del tren, que atravesando el mar de olivares, rompe con cuchillas de hierro la ancestral tierra. El veor levanta cansino la cabeza y por un momento se olvida de las cuadrillas y recuerda el viaje que de novios hizo, hace mucho tiempo...demasiado... El tren pasa rugiendo y por un momento, los campos callan, reconociendo tal vez, su sumisión al monstruo de blanco y plata que como una exhalación, corta las suaves ondulaciones del olivar Y el campo quedó en silencio y los pájaros volaron moviendo raudos las alas y las jaras se agitaron y el sol tibio del invierno, pareció que no calentaba Y como visto y no visto, en una de las ventanillas, se apreció la imagen fugaz de dos mujeres que saludaban... Eran Carmelilla y Agustina, que huyendo de la "vará" iban rumbo a Granada En esas estaban, cuando sin apenas darse cuenta y con muchas

El Alazán de Muley Boabdil,

Y mientras el alazán del guarda caracoleaba entre las cuadrillas que varean los olivos, se oye a lo lejos el pitido del tren, que atravesando el mar de olivares, rompe con cuchillas de hierro la ancestral tierra. El veor levanta cansino la cabeza y por un momento se olvida de las cuadrillas y recuerda el viaje que de novios hizo, hace mucho tiempo...demasiado... El tren pasa rugiendo y por un momento, los campos callan, reconociendo tal vez, su sumisión al monstruo de blanco y plata que como una exhalación, corta las suaves ondulaciones del olivar Y el campo quedó en silencio y los pájaros volaron moviendo raudos las alas y las jaras se agitaron y el sol tibio del invierno, pareció que no calentaba Y como visto y no visto, en una de las ventanillas, se apreció la imagen fugaz de dos mujeres que saludaban... Eran Carmelilla y Agustina, que huyendo de la "vará" iban rumbo a Granada En esas estaban, cuando sin apenas darse cuenta y con muchas

El Alazán de Muley Boabdil,

Y mientras el alazán del guarda caracoleaba entre las cuadrillas que varean los olivos, se oye a lo lejos el pitido del tren, que atravesando el mar de olivares, rompe con cuchillas de hierro la ancestral tierra. El veor levanta cansino la cabeza y por un momento se olvida de las cuadrillas y recuerda el viaje que de novios hizo, hace mucho tiempo...demasiado... El tren pasa rugiendo y por un momento, los campos callan, reconociendo tal vez, su sumisión al monstruo de blanco y plata que como una exhalación, corta las suaves ondulaciones del olivar Y el campo quedó en silencio y los pájaros volaron moviendo raudos las alas y las jaras se agitaron y el sol tibio del invierno, pareció que no calentaba Y como visto y no visto, en una de las ventanillas, se apreció la imagen fugaz de dos mujeres que saludaban... Eran Carmelilla y Agustina, que huyendo de la "vará" iban rumbo a Granada En esas estaban, cuando sin apenas darse cuenta y con muchas

Abril. Juanjo Ruiz Plaza

ABRIL en Roquetas (Almería) Ya están aquí; ya han llegado,  eternas viajeras impenitentes, las primeras golondrinas de este año. El Viernes Santo las vi revolotear junto a los aleros,  y sus  nidos  incipientes, proyecto de hogar sin hipotecas - dichosas ellas -,  van salpicando de oscuro las encaladas fachadas de mi placeta. Abril nos ha pillado a todos un poco por sorpresa, cuando aún no hemos terminado de digerir los últimos papajotes cuaresmales, cuando aún queda sobre la mesa una fuente de hojuelas con miel y se mezclan en el respaldo del sillón los jerseys de manga larga que no nos fiamos de guardar y las camisas de manga corta que aún no nos atrevemos a poner. ¡Vaya! Y todavía no le he quitado las manchas de cera a la capa ¡Ay, bendita primavera! Esta mañana he vuelto al trabajo. Un café rápido en el "Bahía", una miradita por encima a los titulares de "La Voz" y las consabidas indirectas por parte del camarero - "¿Qué, ya

Conversaciones con Manuel Lozano.

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CONVERSACIONES CON MANUEL LOZANO: "ESAS TRAVESIAS REVELADORAS COMO FOGATAS EN EL CEREBRO " (Entrevista realizada por Fábio Flora, de la Universidade Estadual de Río de Janeiro) 1) Manuel, o inevitável mas ( ou "porque") sempre interessante como- tudo - começou : ¿o que o levou a descobrir e seguir a carreira de escritor? Conta um pouco do seu caminho , de suas primeiras estórias em relação a este reino das palavras . 1) Manuel, resulta inevitable pero, (porque) siempre interesante como -todo- comienzo: ¿qué lo llevó a descubrir , a seguir la carrera de escritor? Cuenta  un poco de su camino, de sus primeras historias en relación con ese reino de palabras. Las palabras escarbaban proteicas en mí -salvajemente proteicas- desde el lecho amniótico, trazaban desde el inicio, si es que me permites este sustantivo conjetural, sus feroces o deslumbrantes caligrafías. He podido aventurarme (sobre todo con la

Nacimiento de las leves criaturas. Manuel Lozano

  Nevertheless, I dislike The way the ants crawl In and out of my shadow Wallace Stevens, Six significant landcapes PRELUDIO I Presérvate de la peste, son antiguas sus destilaciones alrededor de las mágicas raíces, y acaso nadie la contenga después. ¿ Ya escupiste sobre sus ojos? El resplandor corrompe el luto de estas dinastías hasta donde no llegan infancia ni memoria. El astrolabio calla su tela de diamantes. ¿ Pusiste las manos en otra cara llena de moscas? ¿ Estabas dormido? Has convocado el hervor yacente de un foso al filo de la certidumbre con trapos diminutos de la fiesta. ¿ Le preguntaste si veía el infierno? Cuando los dueños se reclinan como lluvias, abres la jaula que habitó la criatura, objeto letárgico arrancado de golpe a la leche incrustada desde lo alto. Anuncio un inmigrante en la genealogía de los reyes antiguos. Un inmigrante es una esfinge. ¿ Qué gusano extiende el gozo, se prepara al letargo de los cartílagos de