Poema al amor que se marchó. Miguel Álvarez- Maribel Cerezuela

LOS GATOS EN LA POESÍA Nuestro amigo Miguel canta al amor que "temporalmente" no está presente,  y yo me atrevo a decirle otra manera de expresarle su amor.



MIGUEL ÁLVAREZMARIBEL CEREZUELA

I                En esta fría tarde

donde fuerte brilla sol,
siento helarse mis entrañas,
escarcharse mi razón.
Escarchada tengo el alma,
congelado el corazón.

II           En esta árida tarde
donde el miedo me congeló,
Exaltado me alcé, a tu sombra
vigía, cuando iluminaste mi vida.
Hendiste, con tu presencia los témpanos,
que reinaban a la sombre de tu ida.

III        En esta tarde de presagios
donde el oscuro se encaramaba,
iluminó la luz de tus ojos,
de este verano su sino.
Abiertas las puertas del hado,
pasado el miedo,
tan solo nos queda,
 emprender el camino.

  
Emerge de mí tu sombra,
tu lengua en mi piel,
reptil azul sin pronunciar nombre.

Tumbado me hiciste prisionero
de rejas que no quiero ver.

Arde tu silueta en cada esquina,
recodo, atisbo, donde mi sangre,
sin ti se convierte hielo.


Contigo ardo, busco
la huella de tu cuerpo en mi cuerpo

Estrella de la noche, te has ido.
Con mis manos te construyo
el camino de vuelta.

Te espero


Poema al amor que se marchó. Miguel Álvarez- Maribel Cerezuela

LOS GATOS EN LA POESÍA Nuestro amigo Miguel canta al amor que "temporalmente" no está presente,  y yo me atrevo a decirle otra manera de expresarle su amor.



MIGUEL ÁLVAREZMARIBEL CEREZUELA

I                En esta fría tarde

donde fuerte brilla sol,
siento helarse mis entrañas,
escarcharse mi razón.
Escarchada tengo el alma,
congelado el corazón.

II           En esta árida tarde
donde el miedo me congeló,
Exaltado me alcé, a tu sombra
vigía, cuando iluminaste mi vida.
Hendiste, con tu presencia los témpanos,
que reinaban a la sombre de tu ida.

III        En esta tarde de presagios
donde el oscuro se encaramaba,
iluminó la luz de tus ojos,
de este verano su sino.
Abiertas las puertas del hado,
pasado el miedo,
tan solo nos queda,
 emprender el camino.

  
Emerge de mí tu sombra,
tu lengua en mi piel,
reptil azul sin pronunciar nombre.

Tumbado me hiciste prisionero
de rejas que no quiero ver.

Arde tu silueta en cada esquina,
recodo, atisbo, donde mi sangre,
sin ti se convierte hielo.


Contigo ardo, busco
la huella de tu cuerpo en mi cuerpo

Estrella de la noche, te has ido.
Con mis manos te construyo
el camino de vuelta.

Te espero


Poema al amor que se marchó.

LOS GATOS EN LA POESÍA

Maribel Cerezuela,



Nuestro amigo Miguel canta al amor que "temporalmente" no está presente,  y yo me atrevo a decirle otra manera de expresarle su amor.




MIGUEL ÁLVAREZMARIBEL CEREZUELA

I                En esta fría tarde

donde fuerte brilla sol,
siento helarse mis entrañas,
escarcharse mi razón.
Escarchada tengo el alma,
congelado el corazón.

II           En esta árida tarde
donde el miedo me congeló,
Exaltado me alcé, a tu sombra
vigía, cuando iluminaste mi vida.
Hendiste, con tu presencia los témpanos,
que reinaban a la sombre de tu ida.

III        En esta tarde de presagios
donde el oscuro se encaramaba,
iluminó la luz de tus ojos,
de este verano su sino.
Abiertas las puertas del hado,
pasado el miedo,
tan solo nos queda,
 emprender el camino.

  
Emerge de mí tu sombra,
tu lengua en mi piel,
reptil azul sin pronunciar nombre.

Tumbado me hiciste prisionero
de rejas que no quiero ver.

Arde tu silueta en cada esquina,
recodo, atisbo, donde mi sangre,
sin ti se convierte hielo.


Contigo ardo, busco
la huella de tu cuerpo en mi cuerpo

Estrella de la noche, te has ido.
Con mis manos te construyo
el camino de vuelta.

Te espero


Poema al amor que se marchó. Miguel Álvarez- Maribel Cerezuela

LOS GATOS EN LA POESÍA Nuestro amigo Miguel canta al amor que "temporalmente" no está presente,  y yo me atrevo a decirle otra manera de expresarle su amor.



MIGUEL ÁLVAREZMARIBEL CEREZUELA

I                En esta fría tarde

donde fuerte brilla sol,
siento helarse mis entrañas,
escarcharse mi razón.
Escarchada tengo el alma,
congelado el corazón.

II           En esta árida tarde
donde el miedo me congeló,
Exaltado me alcé, a tu sombra
vigía, cuando iluminaste mi vida.
Hendiste, con tu presencia los témpanos,
que reinaban a la sombre de tu ida.

III        En esta tarde de presagios
donde el oscuro se encaramaba,
iluminó la luz de tus ojos,
de este verano su sino.
Abiertas las puertas del hado,
pasado el miedo,
tan solo nos queda,
 emprender el camino.

  
Emerge de mí tu sombra,
tu lengua en mi piel,
reptil azul sin pronunciar nombre.

Tumbado me hiciste prisionero
de rejas que no quiero ver.

Arde tu silueta en cada esquina,
recodo, atisbo, donde mi sangre,
sin ti se convierte hielo.


Contigo ardo, busco
la huella de tu cuerpo en mi cuerpo

Estrella de la noche, te has ido.
Con mis manos te construyo
el camino de vuelta.

Te espero


Ciudad de Viento y Sol. Emilio Barón Palma

MARIBEL CEREZUELA


Mírala. Es la tierra que te vio crecer. Recatada y aparte. Al norte, campos verdes y montes de los Vélez, con el castillo aquel empinado entre riscos, fantasmal y soberbio. Las playas arenosas de Levante, Rodalquilar, El Plomo, Aguamarga, Las Negras, ... En su mitad más honda, el río Almanzora, canteras de mármol, agua y frutales. La herida blanca luego, abierta al sol, de Sierra Nevada. Y las Alpujarras altas, que bajan para morir entre parrales y plásticos.



Mírala. En su centro, bien arriba, la Sierra, los Filabres, el valle rumoroso de la infancia, adelfas y retamas, almendros y olivos. Olula, Castro, Senés, Velefique... nombres árabes y romanos de sus pueblos. Bajando luego, campos y desiertos de Tabernas, naranjales del río - Andarax exhausto- con frutos dorados como en sueños. Y la ciudad por fin (ciudad de viento y sol, sustancia de tus días), entre el azul del mar y el ocre restallante y desnudo de las peñas.




Mírala. Como entonces, de niño; como luego, por dentro, viviendo en tierra ajena, más viva en el recuerdo. Y piénsala ahora, aquí junto al mar, en este rincón del Cabo, donde Torregarcía eleva su figura de piedra, antigua y solitaria, entre las dunas. Mientras contemplas esa ciudad desvanecerse.



EMILIO BARÓN PALMA LOS DÍAS (1978-1999 POESÍA).
DEPÓSITO LEGAL. AL-319-99
ISBN: 84-8240-230-7
PUBLICADO POR LA UNIVERSIDAD DE ALMERÍA.
CIUDAD DE VIENTO Y SOL- ALMERÍA

Entrevista a Rafael Guillén por Guillermo de Jorge

             
RAFAEL GUILLÉN

 
 "Yo vengo de una época de posguerra en la que era difícil el acceso a la Universidad, y la censura de la dictadura nos impedía tener acceso a gran parte de los libros."    
 Rafael Guillén



En el V Encuentro Nacional Poético Islas Canarias, celebrado en la isla de La Gomera, fue presentada la Revista Literaria "Transparencias" , que contó con la presencia de Rafael Guillén, Premio Nacional de Literatura, quien apoyó y apadrinó la nueva andadura de nuestra revista.          


El encuentro Nacional Poético islas Canarias se organizó, por quinto año consecutivo, en la isla de La Gomera, último reducto del territorio pan-hispánico donde sigue existiendo el romance como un medio de transmisión  cultural. Entre las actividades que se desarrollaron, destaca por su importancia, la presentación de la Revista Literaria almeriense Transparencias, que contó con la presencia de Rafael Guillén, Premio Nacional de Literatura, quien apoyó y apadrinó la nueva andadura de nuestra revista. La Voz de Almería estuvo allí; y sabiendo las raíces del insigne poeta con Almería, era inevitable caer en la tentación de hacerle una entrevista, pero esta vez sin rodeos, intentando rescatar una anécdota, un recuerdo, un confidencial... con el que cerrar esta inolvidable experiencia.

Guillermo de Jorge: ¿Cómo cree que está la literatura hoy en día?

Rafael Guillén:  Yo vengo de una época de posguerra en la que era difícil el acceso a la Universidad, y la censura de la dictadura nos impedía tener acceso a gran parte de los libros; de ahí que en comparación y como consecuencia de la libertad, para mí, el momento actual sea excelente.

G.J.: ¿Qué cree usted sobre la poesía actual?

R.G.: Está bién, porque hay mucho donde elegir, ya que las instituciones propiacian la publicación. Naturalmente, esta facilidad obliga más, que en otra época a la selección.

G.J.:Termómetro de la Literatura Almeriense

R.G.: Actualmente hay magníficos poetas en Almería.

G.J.:De los recuerdos que tienes junto a Julio Alfredo Egea.. ¿Cuál destacarías?

R.G.: Se trata de un recuerdo continuado que dura más de cincuenta años.

G.J.:¿Alguna anécdota confidencial junto a Julio Alfredo Egea?

R.G.: Sí... el frío que pasé un día que me llevó a cazar jabalíes de madrugada.

G.J.:¿Qué supone, desde su punto de vista, el grupo poético almeriense de los ochenta: Domingo Nicolás, Pilar Quirosa, Miguel Naveros, Juan José Ceba..?

R.G.: Es el grupo con el que más contacto he tenido. Lamento, de veras, no haber tenido ocasión de conocer poetas más jóvenes.

G.J.: ¿Qué opina de la Revista Transparencias?

R.G.: Me parece una iniciativa digna de elogio: el que se facilite gratuitamente, y que no sólo sea el acceso a la literatura actual, sino también la posibilidad de incorporarse.

G.J.: ¿Cuál es el recuerdo que tiene de  Almería con más cariño?

R.G.: El homenaje que me rindió el pueblo de Uleila del Campo, junto con Ángel García López, porque tanto su madre como la mía, son oriundas de este bello pueblo almeriense.

G.J.: Formó en la dictadura una colección de cuadernos poéticos.. ¿Cómo fue esa andadura?

R.G.: Con dicha colección de libros de poesía, ya que las instituciones no se preocupaban lo más mínimo de ello, quisimos que, tanto para nosotros, como para otros jóvenes poetas andaluces, tuviesen un cauce de expresión y una posibilidad de ver publicados sus primeros libros.  El grupo que dirigió la colección fue el primer grupo literario de Granada, que rompió el silencio tras la muerte de Federico García Lorca, donde Julio Alfredo Egea fue uno de sus miembros. Un silencio que duró veinte años.
La colección de libros se tituló: "Veleta al Sur". Porque pretendía realizar un giro hacia el Sur, y tomar el relevo de la poesía social de Blas de Otero, Gabriel Celaya..

G.J.: ¿Siente que la Literatura actual está sometida bajo criterios comerciales o presiones similares?

R.G.: Creo que sí, que tiene numerosos condicionamientos.

G.J.:  ¿Qué destacaría, en general, de la Literatura Almeriense?

R.G.: Creo que es una poesía, que sin abandonar su condición lírica, no ha perdido contacto con la tierra y con el hombre.

G.J.: ¿Celia Viñas o Villaespesa?

R.G.: Compartí mi primer premio literario con Celia Viñas, y he participado en muchos de sus homenajes. Naturalmente, mi afecto se inclina por ella, por su obra y por sus ideas, sin que esto suponga desmérito alguno para Villaespesa.

G.J.:   ¿Lo mejor de Almería?

R.G.: Mis amigos

G.J.: ¿Lo peor de Almería?

R.G.: El viento.. (entre risas)

G.J.: ¿La poesía como salvación del hombre o el hombre como salvación de la poesía?

R.G.: Sin el hombre no existiría la poesía. En cuanto al salvamiento... creo que cada hombre debe buscar su propia manera de salir a flote.

G.J.: ¿Publicaría en una Revista como Transparencias?

R.G.: Sí. Por supuesto.

G.J.: ¿Qué opina sobre una Revista que como Transparencias decide publicar más allá de sus fronteras?

R.G.: Una revista no debe tener fronteras.

G.J.: ¿Están los premios literarios dados?

R.G.: Muchos de los importantes, sí o casi. Pero no todos, por fortuna.

G.J.: ¿Propondría a Julio Alfredo Egea a la Medalla de Oro de Andalucía?

R.G.: Por supuesto que sí ¿Dónde hay que firmar?

G.J.: ¿Se queda con los poetas de las Aulas o con los poetas de fuera de ellas?

 R.G.: El poeta debe estar en contacto con el pueblo, no hay mejor aula.

G.J.: Si uno navega por Internet e intenta enlazar a través de sus páginas web con usted.. se puede encontrar con dos páginas que llevan su mismo nombre. Una de ellas es: Rafael Guillén, el Comandante Marcos; y la otra es: Rafael Guillén, obispo. ¿Se siente, de alguna manera u otra, relacionado con estas páginas web?

R.G.: En edad, sin duda, al obispo; en espíritu y en ganas de vivir, al Comandante Marcos.


revista Transparencias. nº. 17

                                                                                                            

Armisticio de Alquimia. Guillermo de Jorge

GUILLERMO DE JORGE




Pido un minuto al silencio

                                                            treinta segundos



Quiero contarte al oído
mi estancia en este mundo
Quiero ponerte en el alma
                                     una bala 
                                                   y disparar;
Quiero ponerte en el alma
                                     un poema
                                                   y apretar el gatillo;
Abatir tu piel a besos
mientras que amar
sea 
el único verbo letal
que ingieras.


                                                              Treinta segundos





Fiero,
ante la enlazada arquitectura de tu cuerpo,
pacto el armisticio,
fraguo en bronce nuestra tregua
nuestras manos,
las derrotas de las noches
sobre la piel.




Poema final



ser
en el tiempo:
página blanca
desde la voz quebrada;
vuelo enlazando signos,
la búsqueda;
movimiento curvo del aire
que acaba en el mismo instante
en el que empezamos.




Publicado en la Revista Transparencias n. 17
Depósito Legal:  AL-285/2004
ISSN: 1699-3322
ISSN: 1699-3772 (INTERNET)

Armisticio de Alquimia. Guillermo de Jorge


Pido un minuto al silencio

                                                            treinta segundos



Quiero contarte al oído
mi estancia en este mundo
Quiero ponerte en el alma
                                     una bala 
                                                   y disparar;
Quiero ponerte en el alma
                                     un poema
                                                   y apretar el gatillo;
Abatir tu piel a besos
mientras que amar
sea 
el único verbo letal
que ingieras.


                                                              Treinta segundos





Fiero,
ante la enlazada arquitectura de tu cuerpo,
pacto el armisticio,
fraguo en bronce nuestra tregua
nuestras manos,
las derrotas de las noches
sobre la piel.




Poema final


ser
en el tiempo:
página blanca
desde la voz quebrada;
vuelo enlazando signos,
la búsqueda;
movimiento curvo del aire
que acaba en el mismo instante
en el que empezamos.




Publicado en la Revista Transparencias n. 17
Depósito Legal:  AL-285/2004
ISSN: 1699-3322
ISSN: 1699-3772 (INTERNET)

Armisticio de Alquimia. Guillermo de Jorge


Pido un minuto al silencio

                                                            treinta segundos



Quiero contarte al oído
mi estancia en este mundo
Quiero ponerte en el alma
                                     una bala 
                                                   y disparar;
Quiero ponerte en el alma
                                     un poema
                                                   y apretar el gatillo;
Abatir tu piel a besos
mientras que amar
sea 
el único verbo letal
que ingieras.


                                                              Treinta segundos





Fiero,
ante la enlazada arquitectura de tu cuerpo,
pacto el armisticio,
fraguo en bronce nuestra tregua
nuestras manos,
las derrotas de las noches
sobre la piel.




Poema final


ser
en el tiempo:
página blanca
desde la voz quebrada;
vuelo enlazando signos,
la búsqueda;
movimiento curvo del aire
que acaba en el mismo instante
en el que empezamos.




Publicado en la Revista Transparencias n. 17
Depósito Legal:  AL-285/2004
ISSN: 1699-3322
ISSN: 1699-3772 (INTERNET)

Armisticio de Alquimia. Guillermo de Jorge


Pido un minuto al silencio

                                                            treinta segundos



Quiero contarte al oído
mi estancia en este mundo
Quiero ponerte en el alma
                                     una bala 
                                                   y disparar;
Quiero ponerte en el alma
                                     un poema
                                                   y apretar el gatillo;
Abatir tu piel a besos
mientras que amar
sea 
el único verbo letal
que ingieras.


                                                              Treinta segundos





Fiero,
ante la enlazada arquitectura de tu cuerpo,
pacto el armisticio,
fraguo en bronce nuestra tregua
nuestras manos,
las derrotas de las noches
sobre la piel.




Poema final


ser
en el tiempo:
página blanca
desde la voz quebrada;
vuelo enlazando signos,
la búsqueda;
movimiento curvo del aire
que acaba en el mismo instante
en el que empezamos.




Publicado en la Revista Transparencias n. 17
Depósito Legal:  AL-285/2004
ISSN: 1699-3322
ISSN: 1699-3772 (INTERNET)

En la arena. Maribel Cerezuela

Ha venido hasta la playa
busca un sitio donde aparcar
la mirada de antaño,
el recuerdo de lo que otrora
le apasionaba

La tiene, la ha visto.
Su mano contonea
del hombro a la cintura
de la mujer quieta, callada.

Perfila su pecho,
dibuja su prominencia
Juega un rato. Sigue.

Siente en su ropa el agua,
del cielo gris que choca
contra la arena de la playa

Moja el agua.
Del espigón la piedra callada
a golpe de mar acompaña

La pone más dura, dibuja.
El agua borra toda huella
Aprieta. Toca. Palpa.
La lluvia moldea.

Ha pasado una hora
un año desde aquella en la arena

Mira su figura
satisfecho la abraza, la besa

Le dice muy quedo.. ¡guapa!
El año que viene
de madera.

En la arena. Maribel Cerezuela

Ha venido hasta la playa
busca un sitio donde aparcar
la mirada de antaño,
el recuerdo de lo que otrora
le apasionaba

La tiene, la ha visto.
Su mano contonea
del hombro a la cintura
de la mujer quieta, callada.

Perfila su pecho,
dibuja su prominencia
Juega un rato. Sigue.

Siente en su ropa el agua,
del cielo gris que choca
contra la arena de la playa

Moja el agua.
Del espigón la piedra callada
a golpe de mar acompaña

La pone más dura, dibuja.
El agua borra toda huella
Aprieta. Toca. Palpa.
La lluvia moldea.

Ha pasado una hora
un año desde aquella en la arena

Mira su figura
satisfecho la abraza, la besa

Le dice muy quedo.. ¡guapa!
El año que viene
de madera.

En la arena. Maribel Cerezuela


Maribel Cerezuela




En la arena


Ha venido hasta la playa

busca un sitio donde aparcar
la mirada de antaño,
el recuerdo de lo que otrora
le apasionaba

La tiene, la ha visto.
Su mano contonea
del hombro a la cintura
de la mujer quieta, callada.

Perfila su pecho,
dibuja su prominencia
Juega un rato. Sigue.

Siente en su ropa el agua,
del cielo gris que choca
contra la arena de la playa

Moja el agua.
Del espigón la piedra callada
a golpe de mar acompaña

La pone más dura, dibuja.
El agua borra toda huella
Aprieta. Toca. Palpa.
La lluvia moldea.

Ha pasado una hora
un año desde aquella en la arena

Mira su figura
satisfecho la abraza, la besa

Le dice muy quedo.. ¡guapa!
El año que viene
de madera.

En la arena. Maribel Cerezuela

Ha venido hasta la playa
busca un sitio donde aparcar
la mirada de antaño,
el recuerdo de lo que otrora
le apasionaba

La tiene, la ha visto.
Su mano contonea
del hombro a la cintura
de la mujer quieta, callada.

Perfila su pecho,
dibuja su prominencia
Juega un rato. Sigue.

Siente en su ropa el agua,
del cielo gris que choca
contra la arena de la playa

Moja el agua.
Del espigón la piedra callada
a golpe de mar acompaña

La pone más dura, dibuja.
El agua borra toda huella
Aprieta. Toca. Palpa.
La lluvia moldea.

Ha pasado una hora
un año desde aquella en la arena

Mira su figura
satisfecho la abraza, la besa

Le dice muy quedo.. ¡guapa!
El año que viene
de madera.

El lastimero canto del gallo en mi aldea no global. Josefina Escobar Niebla


El lastimero canto del gallo en mi aldea no global


*

        Cuando yo era pequeña, tuve compañeras de colegio que vivían internas, ya que sus padres (papá y mamá), habían emigrado a Alemania, a trabajar…aquellas niñas eran unas privilegiadas a ojos del resto de las compañeras, ya que solían tener la caja de veinticuatro rotuladores carioca, y minifaldas un poco más mini de la cuenta, además de que todas las tardes merendaban pan con chocolate, que conseguían tras una larga cola, que hacían a la salida de clase, justo cuando las otras niñas, externas, se marchaban a sus casas.
No era una época mejor, ni peor…solo distinta; ahora se repiten patrones tan comprometidos y difíciles como la emigración.
Aquella emigración, se dibujaba en un tren abarrotado de familias cuyo único equipaje era una maleta de cuadros roída y un bocadillo de chorizo envuelto en un papel del periódico “El Caso”; de esa guisa llegaban a Alemania, gentes cuya única vida había sido el campo, los olivos, el jornal, y unos marranos.
Han pasado muchos años, desde aquella emigración que azotó buena parte del mundo rural español, ahora corren vientos muy distintos, en las últimas décadas nos volvimos engreídos, políglotas, cosmopolitas, inquietos, apátridas en nuestra tierra madre y ciudadanos de un pueblo nuevo, grande, muy  grande, que llaman “aldea global”,  ahora hacemos Máster, vamos de Erasmus, aprendemos inglés, chino, alemán…,comemos pizza, comida turca, celebramos Halloween, y estudiamos carreras del plan Bolonia, ya no somos de aquí o de allá, somos de allá y de aquí…vamos, que no nos sentimos de ningún sitio, pero somos un poco de todos los lugares.
Ser de este pueblo tan grande, pintoresco y variopinto, llamado “aldea global” puede llegar a ser muy importante, y por ello nos hemos esforzado sobremanera para que nuestros hijos, e incluso nosotros mismos, chapurreemos algo de ese inglés, poco de ese chino, y menos del susodicho alemán …, nos hemos devanado los sesos interactuando en las redes sociales y mundiales de todo el mundo mundial, hemos enviado a nuestros hijos a universidades extranjeras, de colonias de verano a sitios muy recónditos de Gran Bretaña, o de intercambio a pueblos perdidos en el norte más frio y más insólito de sitios como  Canadá….pero quizás nos hemos olvidado de algunas cosas relevantes, de algunos detalles simples, pero no por ello insoslayables, nos hemos olvidado que el sol sigue saliendo cada mañana en la ladera de nuestro pueblo, de toda la vida (si, ese cuyo nombre suena a castizo, a antiguo, pero que vio nacer a toda nuestra estirpe de antecesores), que el gallo canta al  amanecer su acostumbrado  canto, bien es cierto, que  ahora su canto  suena  lastimero y perdido, pero es  canto, al fin y al cabo, que cada mañana en ese apartado pueblo, se sigue cociendo pan recién hecho, que sabe a gloria, que cada noche las calles de ese pueblo son iluminadas con nuestra luna de toda la vida.



       No quiero pecar de nostálgica, pero sí de vocinglera, y dar un grito en imperativo puro y duro, diciendo:¡¡¡ Basta!!!, ya es suficiente, paremos un segundo, miremos a nuestro alrededor, todo, todo lo que vemos, sigue siendo nuestro, sigue mereciendo la pena, sigue necesitándonos, aquí hay agua, hay ríos, hay mares, hay mucho, mucho sol, hay tierra, tierra roja, tierra sana, hay lluvia, hay montañas, hay praderas, hay lagunas, hay pantanos, hay flores, hay gente, hay pueblos, hay aldeas, hay escuelas, hay bibliotecas, hay hospitales, hay riqueza…si, riqueza, hay intelecto, hay cultura, hay imaginación, hay creación, hay poesía, hay música,¡¡¡ Hay de todo…por dios!!!...entonces… ¿por qué no me apeo en esta parada?, ¿por qué no me quedo en esta aldea, en este pueblo, en esta ciudad?
Josefina Escobar Niebla


El lastimero canto del gallo en mi aldea no global. Josefina Escobar Niebla


El lastimero canto del gallo en mi aldea no global


*

        Cuando yo era pequeña, tuve compañeras de colegio que vivían internas, ya que sus padres (papá y mamá), habían emigrado a Alemania, a trabajar…aquellas niñas eran unas privilegiadas a ojos del resto de las compañeras, ya que solían tener la caja de veinticuatro rotuladores carioca, y minifaldas un poco más mini de la cuenta, además de que todas las tardes merendaban pan con chocolate, que conseguían tras una larga cola, que hacían a la salida de clase, justo cuando las otras niñas, externas, se marchaban a sus casas.
No era una época mejor, ni peor…solo distinta; ahora se repiten patrones tan comprometidos y difíciles como la emigración.
Aquella emigración, se dibujaba en un tren abarrotado de familias cuyo único equipaje era una maleta de cuadros roída y un bocadillo de chorizo envuelto en un papel del periódico “El Caso”; de esa guisa llegaban a Alemania, gentes cuya única vida había sido el campo, los olivos, el jornal, y unos marranos.
Han pasado muchos años, desde aquella emigración que azotó buena parte del mundo rural español, ahora corren vientos muy distintos, en las últimas décadas nos volvimos engreídos, políglotas, cosmopolitas, inquietos, apátridas en nuestra tierra madre y ciudadanos de un pueblo nuevo, grande, muy  grande, que llaman “aldea global”,  ahora hacemos Máster, vamos de Erasmus, aprendemos inglés, chino, alemán…,comemos pizza, comida turca, celebramos Halloween, y estudiamos carreras del plan Bolonia, ya no somos de aquí o de allá, somos de allá y de aquí…vamos, que no nos sentimos de ningún sitio, pero somos un poco de todos los lugares.
Ser de este pueblo tan grande, pintoresco y variopinto, llamado “aldea global” puede llegar a ser muy importante, y por ello nos hemos esforzado sobremanera para que nuestros hijos, e incluso nosotros mismos, chapurreemos algo de ese inglés, poco de ese chino, y menos del susodicho alemán …, nos hemos devanado los sesos interactuando en las redes sociales y mundiales de todo el mundo mundial, hemos enviado a nuestros hijos a universidades extranjeras, de colonias de verano a sitios muy recónditos de Gran Bretaña, o de intercambio a pueblos perdidos en el norte más frio y más insólito de sitios como  Canadá….pero quizás nos hemos olvidado de algunas cosas relevantes, de algunos detalles simples, pero no por ello insoslayables, nos hemos olvidado que el sol sigue saliendo cada mañana en la ladera de nuestro pueblo, de toda la vida (si, ese cuyo nombre suena a castizo, a antiguo, pero que vio nacer a toda nuestra estirpe de antecesores), que el gallo canta al  amanecer su acostumbrado  canto, bien es cierto, que  ahora su canto  suena  lastimero y perdido, pero es  canto, al fin y al cabo, que cada mañana en ese apartado pueblo, se sigue cociendo pan recién hecho, que sabe a gloria, que cada noche las calles de ese pueblo son iluminadas con nuestra luna de toda la vida.



       No quiero pecar de nostálgica, pero sí de vocinglera, y dar un grito en imperativo puro y duro, diciendo:¡¡¡ Basta!!!, ya es suficiente, paremos un segundo, miremos a nuestro alrededor, todo, todo lo que vemos, sigue siendo nuestro, sigue mereciendo la pena, sigue necesitándonos, aquí hay agua, hay ríos, hay mares, hay mucho, mucho sol, hay tierra, tierra roja, tierra sana, hay lluvia, hay montañas, hay praderas, hay lagunas, hay pantanos, hay flores, hay gente, hay pueblos, hay aldeas, hay escuelas, hay bibliotecas, hay hospitales, hay riqueza…si, riqueza, hay intelecto, hay cultura, hay imaginación, hay creación, hay poesía, hay música,¡¡¡ Hay de todo…por dios!!!...entonces… ¿por qué no me apeo en esta parada?, ¿por qué no me quedo en esta aldea, en este pueblo, en esta ciudad?
Josefina Escobar Niebla