No importa el tiempo. Patricia Marí de Diego

MORDER AL SOL  


Es como morder al sol
tocar la palma de tu mano
con la lengua.
Tras posarse, ingrávidos, los labios
en las cimas de tus dedos
descienden
como una cascada de flamencos
deslizándose,
falange por falange,
hasta caer en la palma de tu mano.
Es como morder al sol.
Así es besarte.
(13/9/2000)


TORMENTA


  Se distancian las nubes.
Lejanas,
rasgan su velo blanco en el llanto de horas
infelices,
infalibles,
en una sátira de tules inflamados,
insondables,
incansables,
tan grises como muertos,
delirantes
y pasivos.
Inalcanzables.
Se deslizan las nubes,
quietas, allá en el fondo.
Los dos pájaros se vuelan las alas
para explotar en el llanto.
Miradas de semilla negra contra el fondo gris de un árbol
solo.
La primavera está más muerta que nunca.
¡Qué hermosa vuela en su podredumbre infinita!
Y llega estéril a acariciar
la mano de la escriba.
Los ojos inflamados no miran más de cerca;
no pueden;
rojos,
sin llanto.
Los ojos rojos de una primavera en celo
que vive arrancando los despojos de la vida
ya pasada.
Siempre igual.
Siempre lejos.
Cabalga el espectro de una nube sangrante,
como único superviviente de la mañana gloriosa,
derrochando gota a gota su plenitud efímera,
flotando por momentos.
(Como único superviviente de una mañana gloriosa)
Vuelven a respirar las torres y los álamos.
Ya cesó la tormenta
y seguimos escribiendo.
(8/5/2000)


NO IMPORTA EL TIEMPO  

Hoy vuelan las olas
frente a un loco perdido en la playa.
Hoy se cierran las horas
y estrellan su espuma de segundos luminosos
en mi frente.
Hoy no importa el tiempo.
Hoy, naufragan las calles vacías
hacia el abismo de unos ojos implacables,
llenos de soledad entre niebla.
Hoy,
            naufragan
                        abismos
                                    en niebla.
 
Hoy se quebró el momento
de escuchar el miedo de las rocas.
  Hoy, vuelan las olas,
se cierran las horas,
no importa el tiempo.
 (23/8/2002)