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Mostrando entradas de agosto 21, 2012

La lluvia. Maribel Cerezuela

Ansiábamos la lluvia tanto como esperábamos que acampara para irnos a coger caracoles.  Las paredes reflejan la luz, y las sombras parecen hablarte.  El cielo se hace inmenso, al tiempo que te dice lo pequeño que eres. La escalera de hierro verde Andalucía, contrasta con la pared encalada,  y, a lo lejos, le sonríe a la menor, aquella que se quedó para astilla, leña del recuerdo, madera de olivo que ya nadie utiliza. El cuadro en la pared acumula experiencia de tiempos pasados, que se recuerdan como buenos aunque no mejores.  Mientras le alargaba sábana, con una mano temblona,  sentía que su tiempo ya no lo recuperaría.

Costureras adolescentes

Imagen
Raul se dejaba ver en la puerta hasta que ellas le decían que pasara. Luego siempre había alguna que lo invitaba a beber agua con anís de aquel jarro de barro rojo. Y, tras un escarceo tímido por la sala, hata terminaba comiendo, aquí y allá, de las meriendas que ellas traían. Raul se acomodaba bien y se entretenía oyendo los chismes que hablaban entre ellas; atraido por aquella forma de hablar, quisquillosa y burlona, como si viviesen, al relatarlo, otra vez el suceso. Le gustaba oírlas improperiarse, o simplemente, hablar de un novio misterioso que ninguna nombraba. Las voces se mezclaban hata que de repente alguna le hablaba a él en particular, mirándolo como si le pinchara en los ojos. Él sonreía, todo compungido, sin adivinar las instituciones lividinosaas que ocultaba aquella mirada. A hurtardillas todas le buscaban de alguna manera para el juego. Y cuado él se prestaba, entusiasmado, las costureras juntaban las piernas para no dejarse ver y se hundían en los bordados aunque siem